LO TRIBUTARIO (nº 295)

Comprender el IRPF (5): las ganancias patrimoniales (1)

Antes de la reforma de 1978 la renta ganada tributaba sólo por los rendimientos obtenidos, primero, por cada uno de los impuestos “reales” según su naturaleza (del trabajo, del capital, de actividad…),”proporcionales” (aplicando un porcentaje fijo) y que tenían el carácter de “a cuenta”, y, después, por un impuesto general, “personal”, por la suma de todos los rendimientos obtenidos en el año, “progresivo” (aplicando una escala de porcentajes crecientes) de cuya cuota se restaban las cuotas satisfechas por los impuestos reales. Como un precedente peculiar e indirecto del componente de renta que ahora se denomina “ganancias patrimoniales”, se puede señalar que en la comprobación de las declaraciones se atendía a los “signos externos” (viajes, vehículos, servicio doméstico…) pudiendo ser motivo de regularización la incoherencia así probada.

Con la Ley 44/1978, del IRPF, desaparecieron los impuestos reales en el ámbito estatal (continúa en el municipal impuestos como el IBI o el IAE) y se estableció un impuesto personal (sobre toda la renta obtenida por cada persona cualquiera que fuere su naturaleza), subjetivo (atendiendo a las circunstancias personales y sustituyendo las desgravaciones familiares por deducciones) y progresivo. Podía haber sido también un impuesto de diseño sintético (como desde la Ley 43/1995 es el IS) sin diferenciar componentes, pero se diseñó analítico señalando las distintas partidas que componen la renta (rendimiento del trabajo, del capital inmobiliario, del capital mobiliario, de actividad, ganancias e imputaciones) cada una con un tratamiento peculiar.

Las novedades fueron las ganancias y las imputaciones. Aquéllas al principio se denominaron “incrementos y disminuciones patrimoniales”. Así, por una parte, se facilitaba la comprensión del concepto: se considera renta obtenida el aumento o disminución del patrimonio manifestado (realizado) como consecuencia de una alteración del patrimonio ya sea por entrada de un elemento sin contrapartida (como sería un premio), por salida sin contrapartida (una pérdida; o una donación) o por entrada y salida (cosa por precio en la venta, cosa por cosa en la permuta…). Por otra parte, se optaba por el concepto intermedio de “renta”. Se señala así, algo más que la suma de rendimientos y algo menos que el concepto sintético (que resulta de sumar el consumo en el período impositivo a la diferencia entre el patrimonio final y el inicial).

Las ganancias patrimoniales determinan la tributación “de una vez” (al producirse la alteración patrimonial) en vez de lo que sería tributación anual del mayor o menor valor de cada elemento del patrimonio (mientras permanece en él), que obligaría a un complicado cálculo anual de valores y de compensaciones, en su caso, entre ganancias y pérdidas. Así, con un claro exceso de fiscalidad, cada año se exige el IP (la renta que se ahorra) por el valor que tiene cada elemento patrimonial y el IRPF (la renta que se gana) por el mayor o menor valor que se pone de manifiesto cuando ese elemento sale del patrimonio (o del ISyD exigido al adquirente) y sin perjuicio de la imposición indirecta (ITP, IVA) por la renta que se gasta. De aquel diseño original se puede recordar la tributación de “la plusvalía del muerto” que llevaba a tributar como renta del fallecido el mayor valor de su patrimonio puesto de manifiesto al “salir sin contrapartida”. Se corrigió la ley y hoy sólo permanece la tributación por “la plusvalía del donante”.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En la recuperación de intereses excesivos por “cláusulas suelo” es evidente la discriminación con otras situaciones injustas resueltas. Pero, además, en lo fiscal la legalidad resulta antijurídica: lo que se cobre ya no será “intereses” porque su origen no será una revisión contractual, sino una reclamación indemnizatoria decidida por transacción o por sentencia. Y es entonces cuando nace la obligación tributaria.

El cristiano es peregrino hacia el cielo. Pero nunca camina sólo. Con él van todos los que viven, todos los que se ocupan en las cosas de cada día. En ese caminar de tantos hay una convivencia anímica inevitable que se manifiesta en conversaciones, en canciones, en llantos y consuelos; es un caminar en convivencia que también se manifiesta en silencios que unas veces expresan la comprensión y otras que llaman a la meditación, a reconsideraciones, a hacer propósitos. El cristiano vive, camina, sin perder de vista los pasos de Jesús que nos acompaña, que nos precede, que nos sigue para levantarnos en las caídas.

En ese caminar está la convivencia familiar, el trabajo de cada día, las relaciones con otros, amigos, conocidos o en encuentros ocasionales quizá irrepetibles. La vida del cristiano no está fuera del mundo, sino en el mundo, en lo ordinario de cada día. Allí está Dios llenando de amor el alma e invitando a derramarlo en los otros y a manifestarlo en nuestro hacer bien el trabajo, en nuestra amabilidad con todos.

El cristiano no camina solo y por ese motivo se encuentra bien cuando se sitúa entre las gentes que siguen a Jesús. “Al salir de Jericó le seguía una gran multitud. En esto dos ciegos sentados al lado del camino, en cuanto oyeron que pasaba Jesús, se pusieron a gritar: - ¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros! La multitud les reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más fuerte diciendo: - ¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!. Jesús se paró, los llamó y les dijo: -¿Qué queréis que os haga? -Señor, que se abran nuestros ojos - le respondieron. Jesús compadecido, les toco los ojos y al instante cobraron la vista” (Mt 20, 29-34). Oír que Jesús está cerca debe ser bastante para que nuestro corazón se acelere en sus latidos porque podemos pedir al Amor que nos ame y que nos haga amar como Él quiere que amemos. Alguno nos dirá que nos callemos, que somos poco para Dios. Pero nada calla a un alma enamorada.

“Trajeron el asna y el borrico, pusieron sobre ellos los mantos y él se montó encima. Una gran multitud extendió sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de árboles y las echaban por el camino. Las multitudes que iban delante de él y las que seguían detrás, gritaban diciendo: “Hosanna al Hijo de David” (Mt 21, 6-9) ¡Vamos!

Todo encuentro con Jesús, un pensamiento, una oración, un ofrecimiento, una mirada a la Cruz, nos cambia la vida. Lo que ocurre lo expresa san Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20). Benedicto XVI reduce las palabras y engrandece el efecto: “Yo, pero no más yo”. Y dice: “La mera indestructibilidad del alma, por sí sola, no podría dar sentido a la vida eterna, no podría hacerla una vida verdadera. La vida nos llega del ser amados por Aquél que es la Vida: nos viene de vivir con él y del amar con él. Yo, pero no más yo: esta es la vía de la cruz, la vía que “cruza” una existencia encerrada solamente en el yo, abriendo precisamente así el camino a la alegría verdadera y duradera.” (homilía en la Vigilia Pascual el día 15 de abril de 2006).

LA HOJA SEMANAL
(30 de enero al 4 de febrero)

Lunes (30)

Santa Jacinta de Mariscotis, abadesa (4ª TO)
Palabras: “Anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo” (Mc 5,19)
Reflexión: El antes endemoniado le pidió ir con Él, pero le dijo que fuera a su casa
Propósito, durante el día: Señor, lo que quieras, como quieras, porque Tú lo quieres

Martes (31)

San Juan Bosco, confesor y fundador (4ª TO)
Palabras: “No temas; basta que tengas fe” (Mc 5,36)
Reflexión: “Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?”
Propósito, durante el día: Mi luz y mi salvación. Contigo, todo. Sin Ti, nada.

Miércoles (1)

San Severo, obispo (4ª TO)
Palabras: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María?” (Mc 6,3)
Reflexión: Se extrañó de su falta fe
Propósito, durante el día: Dios mío, auméntame la fe

Jueves (2)

La Presentación del Señor (4ª TO) (Purificación de Nª Sª; Candelaria; Candela)
Palabras: “Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén” (Lc 2,22)
Reflexión: El niño iba creciendo y robusteciéndose y se llenaba de sabiduría
Propósito, durante el día: Jesús de mi vida, eres niño como yo. Te doy mi corazón

Viernes (3)

San Blas, obispo (4ª TO)
Palabras: La fama de Jesús se había extendido (Mc 6,14)
Reflexión: Unos decían que era Juan el Bautista, otros que Elías o un profeta
Propósito, durante el día: Dios mío creo que estás aquí, que me ves, que me oyes

Sábado (4)

San Andrés Corsino, obispo (4ª TO)
Palabras: “Vio Jesús una multitud y le dio lástima” (Mc 6,34)
Reflexión: Se puso a enseñarles con calma
Propósito, durante el día: Madre mía, llévame a Jesús, mantenme siempre junto a Él

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo, día 29 (4º TO, ciclo A) nos llaman a la humildad frente a la vanidad, la soberbia, el egoísmo: “Buscad al señor, los humildes” (Sof 2); “el que se gloríe que se gloríe en el Señor” (1 Co 1); “Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien por mi causa” (Mt 5). Que Dios oriente nuestra vida; hay que arrinconar el “yo” que quiere ser nuestro dios. Jesús, María y José son ayuda segura.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “… el Señor se nos revela no de manera extraordinaria o asombrosa, sino en la cotidianidad de nuestra vida. Ahí debemos encontrar al Señor; y ahí Él se revela, hace sentir su amor a nuestro corazón; y ahí —con este diálogo con Él en la cotidianidad de nuestra vida— cambia nuestro corazón. La respuesta de los cuatro pescadores es rápida e inmediata: “al instante, dejando las redes, le siguieron” (v. 20).” (Angelus, día 22 de enero de 2017)

- “Queridos hermanos y hermanas, no pongamos nunca condiciones a Dios y dejemos que la esperanza venza a nuestros temores. Fiarse de Dios quiere decir entrar en sus diseños sin pretender nada, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a nosotros de forma diferente de nuestras expectativas. Nosotros pedimos al Señor vida, salud, afectos, felicidad; y es justo hacerlo, pero en la conciencia de que Dios sabe sacar vida incluso de la muerte, que se puede experimentar la paz también en la enfermedad, y que puede haber serenidad también en la soledad y felicidad también en el llanto. No somos nosotros los que podemos enseñar a Dios lo que debe hacer, es decir lo que necesitamos. Él lo sabe mejor que nosotros, y tenemos que fiarnos, porque sus caminos y sus pensamientos son muy diferentes a los nuestros. El camino que Judit nos indica es el de la confianza, de la espera en la paz, de la oración en la obediencia. Es el camino de la esperanza.” (Audiencia general, día 25 de enero de 2017)

(Noticias fiscales. Se publica la resolución de 19 de enero de 2017, BOE del día 27, de la DG de la AEAT que aprueba el plan anual de control tributario y aduanero, señalando como objetivos: la lucha contra la economía sumergida, en especial las ventas y servicios sin IVA; la investigación de patrimonios de personas físicas, en especial en el extranjero, en paraísos fiscales, con entidades interpuestas; multinacionales y empresas con actividad transfronteriza; economía digital y nuevos modelos de negocio; otros: profesionales, tramas de evasión del IVA, grupos fiscales, compensaciones en el IS, censos, productos objeto de Impuestos Especiales, imposición medioambiental, aduanas, contrabando; fraude en la recaudación. Cooperación con las Comunidades Autónomas.

Se aprueba el Real Decreto-Ley 2/2017, BOE del día 28, de medidas urgentes para paliar los daños de los últimos temporales, contiene normas tributarias)

(29.01.16)

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