LO TRIBUTARIO (nº 348)

Nociones de moral fiscal (4)

Cuando quien es conocedor del Derecho Tributario, y de su aplicación, lee algunos textos, esquemas o guiones de acceso general sobre moral fiscal, llega razonablemente a la conclusión de que quien los escribió no conoce la normativa tributaria, la práctica de la gestión y recaudación de los tributos ni las causas frecuentes de inquietud de conciencias y las vías adecuadas para alcanzar la paz en el espíritu.

En esos textos se inicia la exposición con la necesidad de conocer las orientaciones morales de la autoridad religiosa. Sigue una relación no exhaustiva de las quejas fiscales: se considera excesivo el nivel de presión fiscal, se denuncia la mala gestión de los fondos públicos y la corrupción política, se cuestiona el reparto de la carga fiscal por la discriminación entre sueldos controlados y “dinero negro”, se critica la progresividad excesiva en el IRPF, escasa protección de la familia, retraso en las devoluciones, tratamiento en reclamaciones… Y se concluye señalando que, junto a críticas bien fundamentadas, hay otras influenciadas por una “psicología evasiva” que lleva a justificar de defraudaciones injustificables en un intento de acallar la conciencia.

Tras una relación de textos evangélicos, apostólicos, de concilios y del Magisterio de la Iglesia, se llega a los principios generales. Así, el principio de solidaridad (“el hombre debe contribuir con sus semejantes al bien común de la sociedad a todos los niveles”, “Libertatis conscientia” nº 73, Inst. Cong. para la doctrina de la fe); o el principio de subsidiaridad (“no han faltado excesos o abusos que, especialmente en los años más recientes, han provocado duras críticas al Estado del bienestar, calificado como “Estado asistencial”, Enc. “Centessimus annus”, nº 48); o la justicia distributiva (“la exigencia fundamental de todo sistema tributario justo y equitativo es que las cargas se adapten a la capacidad económica de los ciudadanos”, Enc. “Mater et magistra”, nº 132).

Y la conclusión de esas exposiciones genéricas, teóricas y alejadas de la realidad lleva a aspectos particulares como: la protección fiscal de la familia (“las familias tiene derecho a poder contar con una adecuada política familiar por parte de las autoridades públicas en el terreno jurídico, económico, social y fiscal, sin discriminación alguna”, Carta de Derechos de la Familia, Santa Sede, 2 de octubre de 1983); o la desgravación por iniciativas sociales porque “parece que conoce mejor las necesidades y logra satisfacerlas de modo más adecuado quien está próximo a ellas o quien está cerca del necesitado (Enc. “Centessimus annus”, nº 48).

Algunos autores de esos esquemas, de esas guías de moralidad, podrían terminar así, como lo ha hecho uno: “En mi opinión, lo expuesto es suficiente para formarse un criterio moral y afrontar algunos casos más usuales y realizar el correspondiente juicio de conciencia. En caso de duda convendrá consultar con un experto de probada honradez y rectitud”. Pero es posible otra exposición, otro vademécum básico sobre la obligación de tributar, sobre la exigencia de los tributos debidos y sobre la resolución de litigios por discrepancias entre la Administración y los contribuyentes. Conteste cada uno: ¿Cuándo tiempo dedica a estudiar las normas tributarias?, ¿las entiende?, ¿sabe declarar y autoliquidar?, ¿lo hace?, ¿ha redactado alguna reclamación? Funcionarios, jueces: ¿han anulado alguna sentencia, algún acto dictado por usted?

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Asuero reinó desde la India hasta Etiopía. Sucedió que el rey había organizado un banquete de siete días para todo el pueblo de Susa y la reina Vasti había organizado otro para las mujeres. El día séptimo el rey tenía el corazón alegre por el vino y ordenó a los siete eunucos que le servían que condujeran ante él a la reina. Pero Vasti declinó la llamada. Pidió consejo el rey y prohibió a Vasti que pudiera comparecer en su presencia. Los ministros acordaron buscar muchachas vírgenes y hermosas para el rey.

En la ciudadela de Susa se encontraba un hombre judío, llamado Mardoqueo, varón benjaminita que había sido deportado desde Jerusalén. Mardoqueo había criado a Hadasá, que quiere decir “mirto”, es decir Ester, una muchacha guapa y hermosa, hija de un tío suyo a la que había adoptado como se hija al morir sus padres. Ester fue trasladada con las otras doncellas al mejor sitio de la casa de las mujeres. Cada una cuando debía presentarse ante el rey pedía lo que quería que le llevasen de la casa de las mujeres, pero Ester no pidió sino lo que dispusiera Hegué el eunuco del rey. El rey amó a Ester más que a todas las mujeres y le impuso la diadema real y la hizo reinar en vez de Vasti. Y concedió exención de impuestos a las provincias. Mardoqueo permanecía a la puerta de del rey porque Ester no había hablado de su patria ni de su pueblo.

Mardoqueo se enteró que dos eunucos querían atentar contra Asuero. Se lo dijo a Ester y ésta al rey, que ordenó investigar: se encontró a los culpables y fueron colgados. Después el rey engrandeció a Amán y lo encumbró por encima de los demás príncipes. Amán vio que Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba ante él. Se llenó de ira y persuadió al rey para exterminar al pueblo judío: “sus disposiciones son distintas a las de todos los pueblos y además no cumplen las disposiciones del rey, por lo que no es justo que el rey los deje tranquilos”. Y se ordenó a los sátrapas y a los gobernadores que se exterminara, matara y eliminara a todos los judíos y que se expoliasen sus posesiones. Clamaron los judíos al Dios de sus padres y Mardoqueo pidió a Ester que intercediera por su pueblo.

Y Ester oró: “Bendito eres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Ven en mi ayuda que em encuentro sola y no tengo auxilio fuera de ti… Ayúdame que soy huérfana y pon en mi boca una palabra apropiada…” Al tercer día, Ester se vistió con sus galas reales y se presentó en el patio privado del palacio real, delante del pabellón del rey. “¿Qué quieres reina Ester? ¿Qué pides? Aunque pidas la mitad de mi reino se te entregará”. Y pidió al rey que él y Aman fueran al banquete que había preparado. El rey lo ordenó así. Mientras Amán, su mujer Zeres y sus amigos acordaban levantar una horca de cincuenta metros para colgar a Mardoqueo, aquella noche el rey tenía insomnio y pidió que le leyeran el libro de los recuerdos. Allí se decía que fue Mardoqueo el que informó del atentado de los eunucos contra el rey. Y preguntó: ¿qué honor o dignidad se ha concedido a Mardoqueo? Le dijeron: No se ha hecho nada con él. Y ordenó a Amán que montara a Mardoqueo en el caballo del rey, que se le impusiera la corona real y que cabalgara por las calles, proclamando delante de él: “Así se hace al hombre a quien el rey ha decidido honrar”. El puesto de Amán lo ocupó Mardoqueo y a él y a Ester les dijo el rey Asuero: que escribieran lo que les pareciera mejor en favor de los judíos y, sellado con el anillo real, sería irrevocable.

Dios, Señor de la historia, también de la de cada uno. Lo mejor, ponerse en sus manos.

LA HOJA SEMANAL
(del 28 de agosto al 2 de septiembre)

Lunes (28)

San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia (21ª TO)
Palabras: “Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren” (Mt 23,13)
Reflexión: Necios y ciegos. Ni queremos saber ni queremos ver
Propósito, durante el día: Domine, ut videam! ¡Señor, que vea lo que quieres!

Martes (29)

Martirio de san Juan Bautista (21ª TO)
Palabras: “Sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo enterraron” (Mc 6,29)
Reflexión: Herodes respetaba a Juan, pero juró dar a la joven lo que le pidiera
Propósito, durante el día: Todo para gloria de Dios

Miércoles (30)

San Pedro, ermitaño (21ª TO)
Palabras: “Por fuera parecéis justos, por dentro estáis repletos de hipocresía (Mt 23,28)
Reflexión: Apariencias. Rectificar la intención
Propósito, durante el día: Seguir de cerca a Jesús: ¿qué harías Tú, Señor?

Jueves (31)

San ramón Nonato, confesor (21ª TO)
Palabras: “Estad en vela porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor” (Mt 24,42)
Reflexión: Dichoso el criado fiel, con el amo, y bondadoso, con los otros criados
Propósito, durante el día: Lleno del amor del Amor, derramando amor a todos

Viernes (1)

San Egidio (Gil), abad (21ª TO)
Palabras: “Os lo aseguro, no os conozco” (Mt 25,12)
Reflexión: Las necias dijeron a las sensatas, dadnos un poco de vuestro aceite…
Propósito, durante el día: Adsum!. Presente, Disponible. Cuando quieras, como quieras

Sábado (2)

San Próspero, obispo (21ª TO)
Palabras: “Como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante” (Mt 25,23)
Reflexión: Al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes
Propósito, durante el día: Madre mía, ayúdame a aprovechar aquí para ganar el cielo

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 27, domingo (21º TO; ciclo A; santa Mónica) nos recuerdan la generosidad de Dios y también el afecto y respeto que debemos a los sacerdotes: “lo que él abra nadie lo cerrará” (Is 22); “¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento el de Dios!” (Rm 11); “Te daré las llaves del reino de los cielos” (Mt 16). Dios nos eligió como hijos, nos destinó a ser santos, nos dio cualidades, nos ayuda porque sabe lo que necesitamos, nos ha redimido y perdona nuestros pecados.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Este episodio evangélico nos ayuda a entender que todos tenemos necesidad de crecer en la fe y fortalecer nuestra confianza en Jesús. Él puede ayudarnos a encontrar la vía cuando hemos perdido la brújula de nuestro camino; cuando el camino no parece ya plano, sino áspero y arduo; cuando es fatigoso ser fieles con nuestros compromisos. Es importante alimentar cada día nuestra fe, con la escucha atenta de la Palabra de Dios, con la celebración de los Sacramentos, con la oración personal como “grito” hacia Él —“Señor, ayúdame”—, y con actitudes concretas de caridad hacia el prójimo.

Encomendémonos al Espíritu Santo para que Él nos ayude a perseverar en la fe. El Espíritu infunde audacia en el corazón de los creyentes; da a nuestra vida y a nuestro testimonio cristiano la fuerza del convencimiento y de la persuasión; nos anima a vencer la incredulidad hacia Dios y la indiferencia hacia los hermanos.

La Virgen María nos haga cada vez más conscientes de nuestra necesidad del Señor y de su Espíritu; nos obtenga una fe fuerte, plena de amor, y un amor que sabe hacerse súplica, súplica valiente a Dios.” (Angelus, día 20 de agosto de 2017)

- “El cristiano sabe que el Reino de Dios, su Señoría de amor está creciendo como un gran campo de grano, aunque en medio está la cizaña. Siempre hay problemas, están los chismorreos, están las guerras, están las enfermedades... están los problemas. Pero el grano crece, y al final el mal será eliminado. El futuro no nos pertenece, pero sabemos que Jesucristo es la gracia más grande de la vida: es el abrazo de Dios que nos espera al final, pero que ya desde ahora nos acompaña y nos consuela en el camino. Él nos conduce a la gran “tienda” de Dios con los hombres (cf. Apocalipsis 21, 3), con muchos otros hermanos y hermanas, y llevaremos a Dios el recuerdo de los días vividos aquí abajo. Y será bonito descubrir en ese instante que nada se ha perdido, ninguna sonrisa y ninguna lágrima. Por mucho que nuestra vida haya sido larga, nos parecerá haber vivido en un suspiro. Y que la creación no se ha detenido en el sexto día del Génesis, sino que ha proseguido infatigable, porque Dios siempre se ha preocupado por nosotros. Hasta el día en el que todo se cumplirá, en la mañana en la que se extinguirán las lágrimas, en el mismo instante en el que Dios pronunciará su última palabra de bendición: “¡Mira que hago un mundo nuevo!” (v. 5). Sí, nuestro Padre es el Dios de las novedades y de las sorpresas. Y aquel día nosotros seremos verdaderamente felices, y lloraremos. Sí: pero lloraremos de alegría” (Audiencia general, día 23 de agosto de 2017)

(27.08.17)
LO TRIBUTARIO (nº 347)

Nociones de moral fiscal (3)

El Catecismo de la Iglesia Católica también dedica algunos pasajes a considerar el fraude tributario, es decir, incumplir y maquinar para que no se descubra. Así:

- Nº 1916 CIC. “… El fraude y otros subterfugios mediante los cuales algunos escapan a la obligación de la ley y a las prescripciones del deber social deben ser firmemente condenados por incompatibles con las exigencias de la justicia. Es preciso ocuparse del desarrollo de instituciones que mejoran las condiciones de la vida humana” (cf. Gaudium el spes nº 30)

- Nº 2286 CIC. “… Se hacen culpables de escándalo quienes instituyen leyes o estructuras sociales que llevan a la degradación de las costumbres y a la corrupción de la vida religiosa, o a “condiciones sociales que voluntaria o involuntariamente, hacen ardua y prácticamente imposible una conducta cristiana conforme a los mandamientos del Sumo legislador” (Pío XII, mens. rad., día 1 de junio de 1941). Lo mismo ha de decirse de los empresarios que imponen procedimientos que incitan al fraude…”

- Nº 2409 CIC. “Toda forma de tomar o retener injustamente el bien ajeno, aunque no contradiga las disposiciones de la ley civil, es contraria al séptimo mandamiento. Así, retener deliberadamente bienes prestados u objetos perdidos, defraudar en el ejercicio del comercio, pagar salarios injustos, elevar los precios especulando con la ignorancia o la necesidad ajenas… Son también moralmente ilícitos: … el fraude fiscal, la falsificación de cheques y facturas, los gastos excesivos, el despilfarro… “

- Nº 2534 CIC. “El décimo mandamiento desdobla y completa el noveno que versa sobre la concupiscencia de la carne. Prohíbe la codicia del bien ajeno, raíz del robo, de la rapiña y del fraude, prohibido por el séptimo mandamiento…”
En el Catecismo es difícil encontrar otros pasajes directamente relacionados con el fraude (no todo incumplimiento lo es). En cambio, e inexplicablemente, no hay referencias directas a la exigencia excesiva, ilegal, coactiva, de contribuciones fiscales.

Pero ya León XIII advertía que “la distribución justa de la riqueza, el aumento de la productividad y el amor patriótico no podrán obtenerse sino con la condición de que la propiedad privada no sea ve absorbida por la dureza de los tributos y de los impuestos” (Enc. “Rerum novarum”, nº 33)

Y san Juan Pablo II recordaba que “… en el ejercicio del poder es fundamental aquel espíritu de servicio que, unido a la necesaria competencia y eficiencia, es el único capaz de hacer transparente o limpia la actividad de los hombres políticos, como justamente, además, la gente exige. Esto urge la lucha abierta y la decidida superación de algunas tentaciones, como el recurso a la deslealtad y la mentira, el despilfarro de la hacienda pública para que redunde en provecho de unos pocos y con intención de crear una masa de gente dependiente…” (Exh. Ap. “Christifideles laici”, nº 42). Y, avisando de que “la economía de mercado no podía desenvolverse en medio de un vacío institucional, jurídico y político, decía que el Estado debe garantizar seguridad, de manera que quien trabaja y produce pueda gozar de los frutos de su trabajo…” (Enc. “Centessimus annus”, nº 48). Una exigencia ilegal sin consecuencias es un desorden social, un fraude.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

La historia de Judit es apasionante. Es un canto a la esperanza en Dios. En el libro que lleva su nombre, la primera parte narra el asedio a la ciudad judía de Betulia, llevado a cabo por Holofernes, general de Nabucodonosor. Cuando la situación es desesperada, Judit reza confiadamente y pide ayuda a Dios. Judit es hermosa y prudente, dotada de la sabiduría que le da la fe y la confianza en Dios. Podría ser significativa esta selección de textos:

Judit era hija de Merari … Su marido, Manasés, de su misma tribu y de su misma familia, había muerto durante la cosecha de la cebada: mientras vigilaba a los que ataban gavillas en el campo sufrió una insolación… Judit permanecía viuda en su casa desde hacía tres años y cuatro meses. Se había construido una tienda en la azotea de la casa, se había ceñido la cintura de saco y llevaba los vestidos de viuda. Ayunaba todos los días menos las vigilias de los sábados y los sábados, las vigilias de los novilunios y los novilunios, las fiestas y los días de regocijo de la casa de Israel.

Dijo Judit: - Escuchadme, voy a hacer algo que se transmitirá de generación en generación. Vosotros permaneced en la puerta esta noche, yo saldré con mi doncella, no tratéis de averiguar lo que voy a hacer porque no os voy a decir nada. Judit cayó en tierra, derramó ceniza sobre su cabeza y puso al descubierto el saco con el que iba vestida y clamó con gran voz al Señor. Se dirigió al campamento enemigo con su doncella. Fue detenida por una patrulla de vigilancia a la que dijo que quería decir a Holofernes cómo apoderarse de la zona de la montaña sin tener ni una sola baja. Los soldados, vieron su belleza asombrosa, escogieron cien hombres que escoltaron a Judit y a su doncella hasta la tiende de Holofernes. Allí estaba él descansando en su lecho, bajo un baldaquino bordado de púrpura, oro, esmeraldas y piedras preciosas. Salió a recibirla precedido por lámparas de plata. Judit se postró en tierra para adorarlo, los siervos la levantaron. Según había sido autorizada, permaneció en el campamento tres días. Salía de noche hacia el valle y se lavaba en la fuente de agua, luego volvía purificada y permanecía en la tienda hasta que le servían su alimento de la tarde.

El cuarto día, Holofernes organizó un festín y ordenó a Bagoa, el eunuco: -Anda convence a la mujer hebrea que está contigo que venga aquí y como y beba con nosotros. Sería una vergüenza para nuestra reputación; si no la seducimos se burlará de nosotros… Cuando Judit entró, Holofernes quedó fascinado por ella. Ella comió y bebió de lo que había preparado su doncella; él bebió muchísimo vino, tanto como no había bebido nunca en un solo día desde que nació. Cuando todos se fueron y Holofernes estaba saturado de vino, Judit se acercó, descolgó el alfanje y asestó dos golpes en el cuello y le cortó la cabeza. La entregó a su doncella. Las dos salieron como de costumbre, pero subieron por la ladera y llegaron a Betulia. El enemigo se dispersó.

Y proclamó Judit: - … Que viva el Señor que me ha protegido… la seducción de mi rostro le ha perdido, sin que haya cometido conmigo pecado alguno que me contaminara y avergonzara”. Un anciano de la ciudad, Ozías, dijo: - Bendita seas por encima de todas las mujeres de la tierra y bendito sea Dios que creó los cielos y la tierra. Y dijo Judit: - Cantaré a ni Dios un cántico nuevo.

Así es la audacia de la fe y de la confianza en Dios, omnipotente, que siempre es fiel.

LA HOJA SEMANAL
(del 21 al 26 de agosto)

Lunes (21)

San Pío X, papa (20ª TO)
Palabras: “… vende lo que tienes y da el dinero a los pobres” (Mt 19,21)
Reflexión: El joven se fue triste, porque era rico
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, sea alabada la voluntad de Dios

Martes (22)

Santa María Reina (20ª TO)
Palabras: “He aquí la esclava del Señor… (Lc 1,38)
Reflexión: … hágase en mí según tu palabra”
Propósito, durante el día: Lo que tú quieras, como quieras, hasta que quieras

Miércoles (23)

Santa Rosa de Lima (20ª TO)
Palabras: “Nadie nos ha contratado” (Mt 20,7)
Reflexión: Dios nos llama. Dios quiere nuestro sí. La paga: la vida eterna
Propósito, durante el día: Llenar el día de utilidad espiritual, llenarlo de Dios

Jueves (24)

San Bartolomé, apóstol (20ª TO)
Palabras: “Antes de que Felipe te llamara… (Jn 1,48)
Reflexión: … cuando estabas debajo de la higuera te vi”
Propósito, durante el día: Me conoces. De lejos penetras mis pensamientos.

Viernes (25)

San José de Calasanz, presbítero y fundador (20ª TO)
Palabras: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma… (Mt 22,37)
Reflexión: … con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo
Propósito, durante el día: Metido en Dios, lleno de Dios, rebosando de su amor

Sábado (26)

Santa Teresa de Jesús Jornet, fundadora (20ª TO)
Palabras: No os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro (Mt 23,10)
Reflexión: El primero entre vosotros, sea vuestro servidor
Propósito, durante el día: Madre, maestra de oración, modelo para la vida ordinaria

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 20, domingo (20º TO; ciclo A; san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia) nos muestran la universalidad de la Iglesia: “A los extranjeros que se han dado al Señor” (Is 56); “Os digo a vosotros, los gentiles” (Rm 11); “Entonces una mujer cananea…” (Mt 15). Pidió por su hija, insistió, razonó desde la fe y la humildad y quedó curada su hija. Todos tenemos una morada en el corazón de Dios, a todos nos llama y nos espera, y a todos nos escucha. Es tiempo de dar gracias y de pedir mucho.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Llevando a Jesús, la Virgen lleva también para nosotros una alegría nueva, llena de significado; lleva para nosotros una nueva capacidad de atravesar con fe los momentos más dolorosos y difíciles; lleva para nosotros la capacidad de misericordia, para perdonar, comprender, sostenernos unos a otros.

María es modelo de virtud y de fe. Al contemplarla hoy asunta al Cielo, en el cumplimiento final de su itinerario terrenal, le damos gracias porque siempre nos precede en el peregrinaje de la vida y de la fe -ella es la primera discípula. Y le pedimos que nos custodie y nos sostenga; que podamos tener una fe fuerte, alegre y misericordiosa; que nos ayude a ser santos, para encontrarnos con Ella, un día, en el Paraíso” (Angelus, el día 15 de agosto de 2017 en la Asunción de la Virgen) (trad. propia)

(20.08.17)
LO TRIBUTARIO (nº 346)

Nociones de moral fiscal (2)

Después de los textos evangélicos, pero también en los primeros tiempos del cristianismo, se encuentran otros muchos referidos a la obligación de tributar.

- “Que toda persona esté sujeta a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad que no venga de Dios… Por tanto, es necesario estar sujeto no sólo por temor al castigo, sino también por motivos de conciencia. Por esta razón les pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios, dedicados precisamente a esa función. Dadle a cada uno lo que se les debe: a quien tributo, tributo; a quien impuestos, impuestos; a quien respeto, respeto, a quien honor, honor” (Rm 13, 1-7).

De este texto se puede recordar que el ministro es un servidor que actúa por cuenta y orden de su señor. Más allá de la literalidad, se puede trascender la tributación a “lo que Dios quiere” que, por ese motivo, ha de ser bueno: el sistema tributario justo del artículo 31 CE; y, por otra parte, también se debe trascender la voluntad de Dios a las funciones de gestión y de recaudación de los tributos y a la responsabilidad moral en su ejercicio.

- En la “Epístola a Diogneto”, en el siglo II, afirma que: “los cristianos obedecen las leyes promulgadas y con su género de vida pasan más allá todavía de lo que las leyes mandan”. En el mismo siglo, escribe san Justino: “en cuanto a tributos y contribuciones, nosotros los cristianos fuimos por Él enseñados” (Apología II,17, 1-3). La crítica a los tributos desorbitados o en las injustas discriminaciones aparece ya en aquellos tiempos (v. Salviano de Marsella en “De Gubernatione Dei, IV y V).

Por su parte, Tertuliano, que reconoce que los cristianos evitan los impuestos ilícitos como eran los destinados al sostenimiento de templos y cultos paganos, escribe: “ debéis darnos gracias a nosotros, los cristianos, que pagamos escrupulosamente lo que debemos y nos abstenemos de defraudar a otros; de manera que, si se hiciera cuenta de todo lo que pierde el Tesoro Público por vuestros fraudes y por la falsedad de vuestras declaraciones fiscales, nuestra cuenta puede estar equilibrada fácilmente” (Apología XLII, 9)

- El papa Pío XII señalaba que “no existe duda alguna sobre el deber de cada ciudadano de soportar una parte de los gastos públicos” (Aloc. “Parmi les nombreaux”, 2.X.1956). El papa san Juan XXIII decía: “todos los hombres y todas las entidades intermedias tienen la obligación de aportar su contribución específica a la prosecución del bien común. Esto comporta el que busquen sus propios intereses en armonía con las exigencias de aquél y contribuyan al mismo objeto con las prestaciones -de bienes y servicios- que las legítimas autoridades establecen, según normas de justicia y respetando los procedimientos y límites fijados por el gobierno” (Enc. Pacem in terris). El papa san Juan Pablo II decía a los asesores fiscales: “Los ciudadanos, que deben ser defendidos en sus derechos, deben al mismo tiempo ser educados para tomar su justa parte en las cargas públicas, en forma de tasas o de impuestos, ya que ésta es también una forma de justicia, cuando se benefician de los servicios públicos y de las múltiples condiciones de una vida apacible en común” (Aloc. “J´ai êté touché”, 7.11.1980). De estos textos lo más relevante es la continuada referencia a la justicia y a lo justo.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En el libro de los Jueces (4,1-32) se dice que Débora, mujer de Lapidot, era una profetisa que en aquel tiempo juzgaba a Israel. Se sentaba bajo la palmera de Débora que está entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraím, y los israelitas se dirigían a ella en busca de justicia. Entonces mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Quedes de Neftalí, y le dijo: - Esto es lo que el Señor, Dios de Israel, te ordena: “Vete y acércate al monte Tabor. Toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de Zabulón, que yo te traeré a Sísara, príncipe del ejército de Yabín, con sus carros y con toda su tropa hacia el torrente Quisón, y lo pondré en tus manos. Barac dijo: - Iré si vienes conmigo. Si no me acompañas, no iré. Y dijo Débora: -Te acompañaré sin falta, pero no alcanzarás la gloria en esta expedición que vas a emprender porque el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer.

La victoria fue tal que el propio Sísara tuvo que descender de su carro y huir a pie hasta la tienda de Yael, esposa de Jéber, el quenita que tenía un acuerdo de paz con Yabín, rey de Jasor. Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: - Acércate, señor mío, acércate aquí; no tengas miedo. Él le pidió un poco de agua. Ella abrió un odre de leche y le dio. El le pidió que fuera a la entrada de la tienda y que si preguntaba alguien dijera que no había nadie. Ella tomó una estaca de la tienda y agarrando un martillo, se dirigió sigilosamente hacia él; apoyó la estaca en su sien y la clavó hasta la tierra. Él que estaba profundamente dormido por el cansancio, murió. Yael se lo dijo a Barac.

Aquel día, Débora y Barac, hijo de Abinoam, cantaron así: - Cuando se sueltan las cabelleras en Israel y el pueblo se apresta voluntario, ¡bendecid al Señor! Reyes escuchad; príncipes, prestad atención. Voy a cantar al Señor, voy a entonar un himno al Señor…” Al final, decía así: “¡Bendita sea entre las mujeres Yael, la esposa de Jéber, el quenita; sea bendita entre todas las mujeres de su tienda! A quien pedía agua, le ofreció leche, en vasija de príncipes le sirvió cuajada. Su mano alargó a la estaca y su diestra al martillo artesano, golpeó a Sísara y le aplastó el cráneo, le quebró y atravesó la sien. A sus pies se desplomó, cayó, yació, a sus pies se desplomó, cayó; donde se desplomó, cayó abatido; Tras la ventana miraba y gemía la madre de Sísara tras las celosías: ¿Por qué tarda tanto en llegar su carro? ¿Por qué se demoran los pasos de su carroza? Le respondió la más sabia de sus doncellas, y ella se repetía sus palabras: Seguro que está repartiendo su botín: ¡una muchacha, dos muchachas para cada caballero! ¡telas de colores, botín de Sísara, telas de colores!; ¡recamados! ¡tela de color con dobles bordados para los cuellos! ¡trofeo de vencedores! ¡Que perezcan así todos tus enemigos, Señor, y que brillen tus amigos como el sol naciente, con todo su resplandor! Y el país descansó durante cuarenta años.

Lo mejor de estos repasos bíblicos no es tanto la información recibida, como la posibilidad de que sacar puntos de consideración para la propia vida espiritual. Al acabar de exponer las parábolas del Reino”, dijo Jesús: “Todo escriba instruido acerca del Reino de los Cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas” (Mt 13,52). El cristiano que debe ser “otro Cristo”, “el mismo Cristo”, y que para eso se esfuerza en seguir sus pasos, encuentra muchos motivos de meditación actual en una historia antigua como la de Débora: la deslealtad, el botín en los éxitos humanos... y, también, colaborar con los demás, confiar y dar gracias a Dios.

LA HOJA SEMANAL
(del 14 al 20 de agosto)

Lunes (14)

San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir (19ª TO)
Palabras: “Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres” (Mt 17,22)
Reflexión: Ellos se pusieron muy tristes
Propósito, durante el día: Actos de agradecimiento por el amor de Dios

Martes (15)

La Asunción de la Virgen María (19ª TO; de la Paloma, de los Reyes, del Sagrario)
Palabras: Proclama mi alma la grandeza del Señor (Lc 1,46)
Reflexión: Dispersa a los soberbios de corazón
Propósito, durante el día: Meditar el Magnificat

Miércoles (16)

San Roque, mártir (19ª TO)
Palabras: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre… (Mt 18,20)
Reflexión: … allí estoy yo en medio de ellos”
Propósito, durante el día: Dios mío, creo que estás aquí, que me ves, que me oyes

Jueves (17)

Santa Beatriz de Silva, fundadora (19ª TO)
Palabras: “No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,22)
Reflexión: Si mi hermano me ofende, ¿debo perdonarle siete veces? ¿siempre?
Propósito, durante el día: Amabilidad, callar, perdonar y pedir perdón

Viernes (18)

San Alberto Hurtado S.I., presbítero (19ª TO)
Palabras: “Se unirá a su mujer y serán una sola carne (Mt 19,5)
Reflexión: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre
Propósito, durante el día: Vocación. Perseverancia, fidelidad, acción de gracias

Sábado (19)

San Juan Eudes, presbítero (19ª TO)
Palabras: No impidáis a los niños acercarse a mí (Mt 19,14)
Reflexión: Jesús les impuso las manos
Propósito, durante el día: Madre mía: mientras mi vida alentare todo mi amor para ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 13, domingo (19º TO; ciclo A) nos animan a confiar en Dios: “¡El Señor va a pasar!” (1 Re 19); “nació el Mesías, el que está por encima de todo” (Rm 9); “Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: - ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?” (Mt 14,33). Todo es maravilla del Señor: Elías lo oyó en la brisa tenue, en Belén nació un Niño, caminando sobre las aguas, llamó a Pedro. Meterse en el Evangelio es vivir esas maravillas y dar gracias porque “Todo es gracia”.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La ascensión de los discípulos al monte Tabor nos induce a reflexionar sobre la importancia de separarse de las cosas mundanas, para cumplir un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús. Se trata de ponernos a la escucha atenta y orante del Cristo, el Hijo amado del Padre, buscando momentos de oración que permiten la acogida dócil y alegre de la Palabra de Dios. En esta ascensión espiritual, en esta separación de las cosas mundanas, estamos llamados a redescubrir el silencio pacificador y regenerador de la meditación del Evangelio, de la lectura de la Biblia, que conduce hacia una meta rica de belleza, de esplendor y de alegría. Y cuando nosotros nos ponemos así, con la Biblia en la mano, en silencio, comenzamos a escuchar esta belleza interior, esta alegría que genera la Palabra de Dios en nosotros. En esta perspectiva, el tiempo estivo es momento providencial para acrecentar nuestro esfuerzo de búsqueda y de encuentro con el Señor. En este periodo, los estudiantes están libres de compromisos escolares y muchas familias se van de vacaciones; es importante que en el periodo de descanso y desconexión de las ocupaciones cotidianas, se puedan restaurar las fuerzas del cuerpo y del espíritu, profundizando el camino espiritual.” (Angelus, día 6 de agosto de 2017)

- “Nosotros que estamos acostumbrados a experimentar el perdón de los pecados, quizás demasiado “a buen precio”, deberíamos recordar de vez en cuando cuánto hemos costado al amor de Dios. Cada uno de nosotros ha costado bastante: ¡la vida de Jesús! Él la habría dado incluso solo por uno de nosotros. Jesús no va a la cruz porque sana a los enfermos, sino porque predica la caridad, porque proclama las bienaventuranzas. El Hijo de Dios va a la cruz sobre todo porque perdona los pecados, porque quiere la liberación total, definitiva del corazón del hombre. Porque no acepta que el ser humano consume toda su existencia con este “tatuaje” imborrable, con el pensamiento de no poder ser acogido por el corazón misericordioso de Dios. Y con estos sentimientos Jesús sale al encuentro de los pecadores, que somos todos. Así los pecadores son perdonados. No solo son tranquilizados a nivel psicológico, porque son liberados del sentimiento de culpa. Jesús hace mucho más: ofrece a las personas que se han equivocado la esperanza de una vida nueva. “Pero, Señor, yo soy un trapo” — “Mira adelante y te hago un corazón nuevo”. Esta es la esperanza que nos da Jesús. Una vida marcada por el amor. Mateo el publicano se convierte en apóstol de Cristo: Mateo, que es un traidor de la patria, un explotador de la gente. Zaqueo, rico corrupto —este seguramente tenía una licenciatura en sobornos— de Jericó, se convierte en un benefactor de los pobres. La mujer de Samaria, que ha tenido cinco maridos y ahora vive con otro, escucha cómo se le promete “un agua viva” que podrá manar para siempre dentro de ella (cf. Juan 4, 14). Así Jesús cambia el corazón; hace así con todos nosotros. Nos hace bien pensar que Dios no ha elegido como primera masa para formar su Iglesia a las personas que no se equivocaban nunca. La Iglesia es un pueblo de pecadores que experimentan la misericordia y el perdón de Dios. Pedro entendió más verdades de sí mismo cuando el gallo cantó, que de sus impulsos de generosidad, que le hinchaban el pecho, haciéndole sentir superior a los demás.” (Audiencia general, 9 de agosto de 2017)

(13.08.17)
LO TRIBUTARIO (nº 345)

Nociones de moral fiscal (1)

Sin perjuicio de que sobre aspectos morales de la convivencia social jurídicamente ordenada se hayan escrito muchos libros y de que sean abundantes y frecuentes las reflexiones sobre las obligaciones tributarias y la trascendencia moral de su exigencia y cumplimiento, también es posible abordar ese asunto con una pretensión sencilla y con un lenguaje casi coloquial. Una buena guía a seguir puede ser acudir a textos básicos, primero, y, luego, ir al paso de alguna divulgación de fiar. Se puede escoger de los textos evangélicos los siguientes:

- “¿Es lícito dar tributo al César o no? ¿Pagamos o no pagamos? Jesús advirtiendo su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea”. Se lo trajeron y les dijo: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le contestaron: “Del César”. Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 15-22; Mc 12, 13-17; Lc 20, 20-26).

Parece conveniente advertir de diferencias históricas relevantes. El impuesto “del César” era un impuesto “imperial” (estatal) exigido a los conquistados y vencidos. Si eso se une con la ideología patriótica del pueblo judío no es de extrañar la consideración que se tenía de los “publicanos” recaudadores del impuesto exigido por los vencedores. Otra cosa es que, siendo habitual el sistema de arrendamiento del servicio recaudatorio (en forma parecida a lo que ocurría en España hace cuarenta años con los recaudadores de impuestos), los publicanos cobraran de más o exigieran intereses excesivos en aplazamientos y fraccionamientos, como lo prueba las palabras de Zaqueo, jefe de recaudadores de Jericó: “si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más” (Lc 19,8). Referencia por otra parte, del mayor interés aquí puesto que reconoce los excesos ilícitos en las exigencias tributarias y la obligación de resarcir.

- “Al llegar a Cafarnaún se acercaron a Pedro los recaudadores de la contribución y le dijeron: “¿No va a pagar vuestro maestro la contribución?”. Pedro le respondió: “Sí”. Entró en la casa y, antes de hablar, Jesús le dijo: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quienes reciben tributo o censo los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”. Pedro respondió que de los extraños. Y dijo Jesús: “Luego los hijos están exentos; pero para no escandalizarlos, vete al mar, echa el anzuelo y el primer pez que pique sujétalo, ábrele la boca y encontrarás un “estáter”; lo tomas y lo das; por mí y por ti” (Mt 17, 24-27).

Los judíos mayores de 20 años debían aportar medio “siclo”, que correspondía a dos “denarios” (el “denario” era el jornal de un día y el “estater” sería equivalente a cuatro “denarios”). Esta contribución la exigían recaudadores judíos. Sería de naturaleza parecida a las tasas o a las contribuciones; el diálogo del pasaje apunta el instituto de la exención tributaria.

- Predicación de Juan el Bautista: “Llegaron también unos publicanos para bautizarse y le dijeron: - Maestro, ¿qué debemos hacer? Y él les contestó: -No exijáis más de lo que se os ha señalado” (Lc 3,12-13). Lo más interesante de este pasaje es que es el único en el que se señala la trascendencia moral de los excesos en la exigencia de los tributos.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Como es costumbre, durante el mes de agosto, se dedica esta parte a recordar pasajes bíblicos Este año se refieren a alguna de las mujeres.

“Isaac llamó a Jacob y después de bendecirle, le ordenó lo siguiente: - No tomes esposa de las hijas de Canaán. Ponte en camino, ve a Padán-Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y búscate allí una esposa entre las hijas de Labán, hermano de tu madre” (Gn 28,1-2). Jacob fue al país de los orientales. “Divisó un pozo en el campo y junto a él, tres rebaños de ovejas sesteando allí, pues los rebaños abrevaban en aquel pozo… ¿Conocéis a Labán, hijo de Najor? … Le contestaron: - Está bien. Mira, ahí llega su hija Raquel con las ovejas… llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues era pastora.” (Gn 29,1-9)

“Entonces Labán dijo a Jacob: - ¿Acaso por ser pariente mío me vas a servir de balde? Dime cuál va a ser tu paga. Tenía Labán dos hijas, la mayor se llamaba Lía y la pequeña Raquel. Lía era de ojos tristes, Raquel, en cambio tenía buena presencia y era muy bella. Jacob amaba a Raquel, y propuso a Labán: - Te serviré siete años a cambio de Raquel, tu hija menor. Contestó Labán: - Mejor te la doy a ti que a cualquier otro extraño. Quédate conmigo. Jacob sirvió a Labán durante siete años que le parecieron unos cuantos días de tanto que la amaba. Entonces dijo Jacob a Labán:- Dame a mi mujer, puesto que se ha cumplido el plazo y quiero vivir con ella” (Gn 29,15-21). Labán organizó un banquete y por la noche llevó a su hija Lía a Jacob quien se unió a ella. Labán dio su propia esclava Zilpá a su hija Lía. “Al llegar la mañana, Jacob dijo: - ¿Qué es lo que has hecho? ¿No te he servido en ti casa a cambio de Raquel? ¿Por qué me has engañado? Respondió Labán: - No es costumbre entre nosotros dar a la menor antes que la mayor. Termina esta semana y te daremos también a la otra a cambio del servicio que prestes en mi casa durante otros siete años más. Así lo hizo Jacob, y terminó aquella semana. Entones Labán le entregó a su hija Raquel por esposa y además le dio a su propia esclava Bilbá a su hija Raquel, como esclava. Jacob vivió también con Raquel y amaba a Raquel más que a Lía. Sirvió en casa de Labán otros siete años” (Gn 29, 25-30)

Vio el Señor que Lía era menospreciada y la hizo fecunda, mientras Raquel era estéril. Lía concibió y dio a luz un hijo al que puso por nombre Rubén. Concibió de nuevo y dio a luz un hijo al que puso por nombre Simeón. Luego, Leví. Raquel veía que no daba hijos a Jacob y tuvo celos de su hermana. Le dijo a Jacob: - Dame hijos o si no moriré. Jacob se enfadó y le dijo: - ¿Acaso estoy yo en el puesto de Dios que te ha privado del fruto de tu vientre? Raquel le dijo que tuviera hijos con su esclava y así nacieron Dan, Nefatlí. Lía pidió a Jacob que tuviera hijos con su esclava y así nació Gad y Aser. Un día Raquel vio que Rubén había llevado unas mandrágoras a Lía y se las pidió. Lía se las dio a cambio de estar con Jacob. Y así nació Isacar y Zabulón y una niña llamada Dina. Dios hizo fecunda a Raquel y dio a luz a José. Jacob pidió a lavan que lo dejara marchar a su tierra. Labán y Jacob llegaron a un pacto separando el ganado: - Cuando te persones a comprobar mi paga todo lo que no tenga pintas ni sea oscuro entre las cabras, o negro entre las ovejas se considerará robo. Aún tuvo otro hijo Raquel, lo llamó Benoní, pero su padre lo llamó Benjamín. Raquel murió del parto y fue sepultada junto al camino de Efrata, es decir, de Belén.

Eran otros tiempos. Pero es bueno ver a Dios en la Historia; y hablar con Él, ahora.

LA HOJA SEMANAL
(del 7 al 12 de agosto)

Lunes (7)

San Cayetano, presbítero (18ª TO)
Palabras: “Vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos” (Mt 14,14)
Reflexión: La compasión de Dios
Propósito, durante el día: Pedir. Por mis cercanos, por los lejanos y desconocidos

Martes (8)

Santo Domingo de Guzmán, presbítero (18ª TO)
Palabras: “Lo que sale de la boca es lo que mancha al hombre” (Mt 15,11)
Reflexión: Cuidado de los sentidos
Propósito, durante el día: Amabilidad. No discutir. No criticar ni murmurar. Callar

Miércoles (9)

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), mártir (18ª TO)
Palabras: “Mujer, qué grande es tu fe; que se cumpla lo que deseas” (Mt 15,28)
Reflexión: Insistir en la oración. Orar con fe y confianza
Propósito, durante el día: Fe. Dios con nosotros. Metido en Dios. Lleno de Dios

Jueves (10)

San Lorenzo, diácono y mártir (18ª TO)
Palabras: “El que quiera servirme, que me siga” (Jn 12,26)
Reflexión: A quien me sirva, el Padre lo premiará
Propósito, durante el día: ¿Tú lo quieres? ¡Yo también!

Viernes (11)

Santa Clara, virgen (18ª TO)
Palabras: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo” (Mt 16,24)
Reflexión: ¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?
Propósito, durante el día: Arrinconar el “yo”, negarle caprichos y darle trabajo

Sábado (12)

Santa Juana Francisca de Chantal, fundadora (18ª TO)
Palabras: “Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza…” (Mt 17,20)
Reflexión: Moveríais una montaña. Nada os sería imposible
Propósito, durante el día: Madre, pide a Dios por mí, háblale de mí, ayúdame

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 6, domingo (Transfiguración del Señor; ciclo A) nos llevan a presenciar la gloria de Dios en Jesús: “Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin” (Dn 7); “Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña” (2 Pe 1); “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 17). El Hijo de Dios, glorificado, se hizo hombre por amor, soportó la pasión y murió en la Cruz por amor, resucitó y nos ha preparado una morada en el cielo: y yo, todos, somos hijos de Dios.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de aquellos que se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cf Ex. Ap. “Evangelii gaudium”, 1). Hoy somos exhortados a contemplar la alegría del campesino y del mercader de las parábolas. Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma el corazón y nos abre a la necesidad y a la acogida de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles.

Rezamos, por intercesión de la Virgen María, para que cada uno de nosotros sepa testimoniar, con las palabras y los gestos cotidianos, la alegría de haber encontrado el tesoro del Reino de Dios, es decir el amor que el Padre nos ha donado mediante Jesús.” (Angelus, día 30 de julio de 2017)

- “Qué gracia cuando un cristiano se convierte verdaderamente en un “cristo-foro”, es decir ¡”portador de Jesús” por el mundo! Sobre todo por quienes están atravesando situaciones de luto, de desesperación, de tinieblas y de odio. Y esto se entiende a través de muchos pequeños detalles particulares: por la luz que un cristiano custodia en sus ojos, por el fondo de serenidad que no queda mermado ni siquiera en los días más complicados, por las ganas de querer bien incluso cuando se sufren muchas desilusiones. En el futuro, cuando se escriba la historia de nuestros días, ¿qué se dirá de nosotros? ¿Que hemos sido capaces de esperanza, o que hemos ocultado nuestra luz? Si seremos fieles a nuestro Bautismo, difundiremos la luz de la esperanza, el Bautismo es el inicio de la esperanza, la esperanza de Dios y podremos transmitir a las generaciones futuras razones de vida.” (Audiencia general, día 2 de agosto de 2017)

(6.08.17)