LO TRIBUTARIO (nº 345)

Nociones de moral fiscal (1)

Sin perjuicio de que sobre aspectos morales de la convivencia social jurídicamente ordenada se hayan escrito muchos libros y de que sean abundantes y frecuentes las reflexiones sobre las obligaciones tributarias y la trascendencia moral de su exigencia y cumplimiento, también es posible abordar ese asunto con una pretensión sencilla y con un lenguaje casi coloquial. Una buena guía a seguir puede ser acudir a textos básicos, primero, y, luego, ir al paso de alguna divulgación de fiar. Se puede escoger de los textos evangélicos los siguientes:

- “¿Es lícito dar tributo al César o no? ¿Pagamos o no pagamos? Jesús advirtiendo su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea”. Se lo trajeron y les dijo: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le contestaron: “Del César”. Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 15-22; Mc 12, 13-17; Lc 20, 20-26).

Parece conveniente advertir de diferencias históricas relevantes. El impuesto “del César” era un impuesto “imperial” (estatal) exigido a los conquistados y vencidos. Si eso se une con la ideología patriótica del pueblo judío no es de extrañar la consideración que se tenía de los “publicanos” recaudadores del impuesto exigido por los vencedores. Otra cosa es que, siendo habitual el sistema de arrendamiento del servicio recaudatorio (en forma parecida a lo que ocurría en España hace cuarenta años con los recaudadores de impuestos), los publicanos cobraran de más o exigieran intereses excesivos en aplazamientos y fraccionamientos, como lo prueba las palabras de Zaqueo, jefe de recaudadores de Jericó: “si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más” (Lc 19,8). Referencia por otra parte, del mayor interés aquí puesto que reconoce los excesos ilícitos en las exigencias tributarias y la obligación de resarcir.

- “Al llegar a Cafarnaún se acercaron a Pedro los recaudadores de la contribución y le dijeron: “¿No va a pagar vuestro maestro la contribución?”. Pedro le respondió: “Sí”. Entró en la casa y, antes de hablar, Jesús le dijo: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quienes reciben tributo o censo los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”. Pedro respondió que de los extraños. Y dijo Jesús: “Luego los hijos están exentos; pero para no escandalizarlos, vete al mar, echa el anzuelo y el primer pez que pique sujétalo, ábrele la boca y encontrarás un “estáter”; lo tomas y lo das; por mí y por ti” (Mt 17, 24-27).

Los judíos mayores de 20 años debían aportar medio “siclo”, que correspondía a dos “denarios” (el “denario” era el jornal de un día y el “estater” sería equivalente a cuatro “denarios”). Esta contribución la exigían recaudadores judíos. Sería de naturaleza parecida a las tasas o a las contribuciones; el diálogo del pasaje apunta el instituto de la exención tributaria.

- Predicación de Juan el Bautista: “Llegaron también unos publicanos para bautizarse y le dijeron: - Maestro, ¿qué debemos hacer? Y él les contestó: -No exijáis más de lo que se os ha señalado” (Lc 3,12-13). Lo más interesante de este pasaje es que es el único en el que se señala la trascendencia moral de los excesos en la exigencia de los tributos.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Como es costumbre, durante el mes de agosto, se dedica esta parte a recordar pasajes bíblicos Este año se refieren a alguna de las mujeres.

“Isaac llamó a Jacob y después de bendecirle, le ordenó lo siguiente: - No tomes esposa de las hijas de Canaán. Ponte en camino, ve a Padán-Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y búscate allí una esposa entre las hijas de Labán, hermano de tu madre” (Gn 28,1-2). Jacob fue al país de los orientales. “Divisó un pozo en el campo y junto a él, tres rebaños de ovejas sesteando allí, pues los rebaños abrevaban en aquel pozo… ¿Conocéis a Labán, hijo de Najor? … Le contestaron: - Está bien. Mira, ahí llega su hija Raquel con las ovejas… llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues era pastora.” (Gn 29,1-9)

“Entonces Labán dijo a Jacob: - ¿Acaso por ser pariente mío me vas a servir de balde? Dime cuál va a ser tu paga. Tenía Labán dos hijas, la mayor se llamaba Lía y la pequeña Raquel. Lía era de ojos tristes, Raquel, en cambio tenía buena presencia y era muy bella. Jacob amaba a Raquel, y propuso a Labán: - Te serviré siete años a cambio de Raquel, tu hija menor. Contestó Labán: - Mejor te la doy a ti que a cualquier otro extraño. Quédate conmigo. Jacob sirvió a Labán durante siete años que le parecieron unos cuantos días de tanto que la amaba. Entonces dijo Jacob a Labán:- Dame a mi mujer, puesto que se ha cumplido el plazo y quiero vivir con ella” (Gn 29,15-21). Labán organizó un banquete y por la noche llevó a su hija Lía a Jacob quien se unió a ella. Labán dio su propia esclava Zilpá a su hija Lía. “Al llegar la mañana, Jacob dijo: - ¿Qué es lo que has hecho? ¿No te he servido en ti casa a cambio de Raquel? ¿Por qué me has engañado? Respondió Labán: - No es costumbre entre nosotros dar a la menor antes que la mayor. Termina esta semana y te daremos también a la otra a cambio del servicio que prestes en mi casa durante otros siete años más. Así lo hizo Jacob, y terminó aquella semana. Entones Labán le entregó a su hija Raquel por esposa y además le dio a su propia esclava Bilbá a su hija Raquel, como esclava. Jacob vivió también con Raquel y amaba a Raquel más que a Lía. Sirvió en casa de Labán otros siete años” (Gn 29, 25-30)

Vio el Señor que Lía era menospreciada y la hizo fecunda, mientras Raquel era estéril. Lía concibió y dio a luz un hijo al que puso por nombre Rubén. Concibió de nuevo y dio a luz un hijo al que puso por nombre Simeón. Luego, Leví. Raquel veía que no daba hijos a Jacob y tuvo celos de su hermana. Le dijo a Jacob: - Dame hijos o si no moriré. Jacob se enfadó y le dijo: - ¿Acaso estoy yo en el puesto de Dios que te ha privado del fruto de tu vientre? Raquel le dijo que tuviera hijos con su esclava y así nacieron Dan, Nefatlí. Lía pidió a Jacob que tuviera hijos con su esclava y así nació Gad y Aser. Un día Raquel vio que Rubén había llevado unas mandrágoras a Lía y se las pidió. Lía se las dio a cambio de estar con Jacob. Y así nació Isacar y Zabulón y una niña llamada Dina. Dios hizo fecunda a Raquel y dio a luz a José. Jacob pidió a lavan que lo dejara marchar a su tierra. Labán y Jacob llegaron a un pacto separando el ganado: - Cuando te persones a comprobar mi paga todo lo que no tenga pintas ni sea oscuro entre las cabras, o negro entre las ovejas se considerará robo. Aún tuvo otro hijo Raquel, lo llamó Benoní, pero su padre lo llamó Benjamín. Raquel murió del parto y fue sepultada junto al camino de Efrata, es decir, de Belén.

Eran otros tiempos. Pero es bueno ver a Dios en la Historia; y hablar con Él, ahora.

LA HOJA SEMANAL
(del 7 al 12 de agosto)

Lunes (7)

San Cayetano, presbítero (18ª TO)
Palabras: “Vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos” (Mt 14,14)
Reflexión: La compasión de Dios
Propósito, durante el día: Pedir. Por mis cercanos, por los lejanos y desconocidos

Martes (8)

Santo Domingo de Guzmán, presbítero (18ª TO)
Palabras: “Lo que sale de la boca es lo que mancha al hombre” (Mt 15,11)
Reflexión: Cuidado de los sentidos
Propósito, durante el día: Amabilidad. No discutir. No criticar ni murmurar. Callar

Miércoles (9)

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), mártir (18ª TO)
Palabras: “Mujer, qué grande es tu fe; que se cumpla lo que deseas” (Mt 15,28)
Reflexión: Insistir en la oración. Orar con fe y confianza
Propósito, durante el día: Fe. Dios con nosotros. Metido en Dios. Lleno de Dios

Jueves (10)

San Lorenzo, diácono y mártir (18ª TO)
Palabras: “El que quiera servirme, que me siga” (Jn 12,26)
Reflexión: A quien me sirva, el Padre lo premiará
Propósito, durante el día: ¿Tú lo quieres? ¡Yo también!

Viernes (11)

Santa Clara, virgen (18ª TO)
Palabras: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo” (Mt 16,24)
Reflexión: ¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?
Propósito, durante el día: Arrinconar el “yo”, negarle caprichos y darle trabajo

Sábado (12)

Santa Juana Francisca de Chantal, fundadora (18ª TO)
Palabras: “Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza…” (Mt 17,20)
Reflexión: Moveríais una montaña. Nada os sería imposible
Propósito, durante el día: Madre, pide a Dios por mí, háblale de mí, ayúdame

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 6, domingo (Transfiguración del Señor; ciclo A) nos llevan a presenciar la gloria de Dios en Jesús: “Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin” (Dn 7); “Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña” (2 Pe 1); “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 17). El Hijo de Dios, glorificado, se hizo hombre por amor, soportó la pasión y murió en la Cruz por amor, resucitó y nos ha preparado una morada en el cielo: y yo, todos, somos hijos de Dios.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de aquellos que se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cf Ex. Ap. “Evangelii gaudium”, 1). Hoy somos exhortados a contemplar la alegría del campesino y del mercader de las parábolas. Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma el corazón y nos abre a la necesidad y a la acogida de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles.

Rezamos, por intercesión de la Virgen María, para que cada uno de nosotros sepa testimoniar, con las palabras y los gestos cotidianos, la alegría de haber encontrado el tesoro del Reino de Dios, es decir el amor que el Padre nos ha donado mediante Jesús.” (Angelus, día 30 de julio de 2017)

- “Qué gracia cuando un cristiano se convierte verdaderamente en un “cristo-foro”, es decir ¡”portador de Jesús” por el mundo! Sobre todo por quienes están atravesando situaciones de luto, de desesperación, de tinieblas y de odio. Y esto se entiende a través de muchos pequeños detalles particulares: por la luz que un cristiano custodia en sus ojos, por el fondo de serenidad que no queda mermado ni siquiera en los días más complicados, por las ganas de querer bien incluso cuando se sufren muchas desilusiones. En el futuro, cuando se escriba la historia de nuestros días, ¿qué se dirá de nosotros? ¿Que hemos sido capaces de esperanza, o que hemos ocultado nuestra luz? Si seremos fieles a nuestro Bautismo, difundiremos la luz de la esperanza, el Bautismo es el inicio de la esperanza, la esperanza de Dios y podremos transmitir a las generaciones futuras razones de vida.” (Audiencia general, día 2 de agosto de 2017)

(6.08.17)

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