LO TRIBUTARIO (nº 288)
Comprender el IRPF (2): la residencia
Hay palabras de semejante significado en el lenguaje habitual, pero que son diferentes en el ámbito tributario según la regulación de que se trate. Así, en el IRPF son relevantes los conceptos de residencia y de nacionalidad, pero en el IVA es preciso distinguir entre establecimiento y domicilio; también es decisivo el establecimiento en la tributación por el IRNR y en el IS es una referencia el domicilio o la sede de la entidad. Estos conceptos aún se complican más si se tiene en cuenta la referencia a Estado (según sea o no miembro de la UE), nación (determinados no residentes en España pero que son nacionales españoles en la tributación por el IRPF), país o territorio (en la calificación de paraísos fiscales, de territorios con efectivo intercambio de información y en el ámbito espacial del IVA).
En el IRPF es obligado recordar que se regula también la residencia autonómica y los criterios de aplicación de los regímenes forales, en especial el de vecindad. No es un asunto de poca importancia si se considera que la diferente tributación territorial puede provocar “dislocaciones”, sobre todo cuando se trata de la exigencia o no de determinados impuestos estatales cedidos a las Comunidades Autónomas, como ocurre con el IP o con el ISyD. También influye la forma de valorar los bienes o de gestionar los tributos.
En todo caso y con carácter general se debe intentar comprender la regulación de la residencia en el IRPF sobre todo porque no es raro que se produzcan noticias de acusaciones de fraude por aparentar la residencia donde no se tiene. La importancia del asunto se demuestra con el conocimiento de los muchos convenios para evitar la doble imposición que España tiene firmados y ratificados, en los que se contienen reglas y criterios pactados para determinar qué soberanía fiscal es la que corresponde según la renta de que se trate y las circunstancias en que se obtiene. Y también hay que señalar el rigor con el que cada administración tributaria nacional interpreta y aplica las normas para conseguir que sea suya la recaudación de que se trate.
En el IRPF se entiende que se reside en España si se da cualquiera de las dos siguientes circunstancias: a) la permanencia en territorio español durante más de 183 días en el año (sin descontar las ausencias esporádicas, ni computar las estancias temporales como consecuencia de obligaciones contraídas en acuerdos de colaboración sanitaria o cultural, a título gratuito, con las autoridades españolas), salvo que se pruebe la residencia fiscal en otro país (que certifican las autoridades correspondientes); b) que radique en España el núcleo principal o la base de sus actividades o intereses económicos, “de forma directa o indirecta”. Otro criterio lleva a considerar residente en España si aquí reside habitualmente el cónyuge no separado legalmente y los hijos menores de edad que dependan de él.
En casi todos los casos conocidos es discutible el criterio que se aplica: si ya el cómputo por días es contrario al contenido esencialmente subjetivo de vivencia y convivencia que no es cuantificable en su intensidad, el criterio de “núcleo principal” de intereses económicos puede ser una vía arbitraria cuando no se conoce otros intereses ni su ubicación. Invertir la carga de la prueba sería considerar residente a todo el mundo.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
El poco aprecio por el Derecho hace que se considere que una ley es como una llave inglesa: un instrumento que sirve para apretar o para aflojar. Nada que ver con la definición clásica: la ley es la ordenación racional para el bien común (ordinatio rationis ad bonum commune). Para algunos legisladores, reguladores de la convivencia, no hay necesidad de razonar en su tarea. Puede que también ignoren como sigue la definición: qui curam habet communitatis. Ni tienen el cuidado ni tienen cuidado.
La angustia jurídica y fiscal que produjo la reciente reforma de la ley del Impuesto sobre Sociedades son sentimientos que se empezaron a sentir ante la invasión retroactiva de situaciones originadas y decisiones tomadas en el pasado porque una ley lo permitía como opción lícita y posible.
Pero la confirmación de que en el ordenamiento tributario no existen los derechos adquiridos ni merecen protección jurídica las expectativas, fue sólo el principio. Las sucesivas lecturas llevaron otro motivo de zozobra al ánimo de los contribuyentes: la ley está escrita de modo que no se entiende. El clamor popular ha encontrado un remanso de paz al oír a la autoridad que ha dicho que lo que en la ley no se entiende se aclarará en el reglamento de desarrollo. ¿Para qué leyes si existen los reglamentos y las instrucciones?
El cristiano vive de esperanza. Y vive en una continua escuela de esperanza para lo que “el lugar primero y esencial de aprendizaje es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme -cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar- Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad…; el que reza nunca está totalmente solo…” (Enc. “Spe salvi” nº 32).
También se debe aprender de esperanza en el sufrimiento. La fe cristiana nos ha enseñado que Dios ha querido sufrir por nosotros y con nosotros: “Bernardo de Claraval acuñó la maravillosa expresión: Impassibilis est Deus, sed non incompassibilis, Dios no puede padecer, pero puede comparecer… Ciertamente en nuestras penas y pruebas menores siempre necesitamos también nuestras grandes o pequeñas esperanzas” (Enc “Spe salvi” nº 39).
Nunca es demasiado tarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil. “Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es también esperanza para mí” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1032).
“El Espíritu Santo, en su misterioso vínculo de comunión divina con el Redentor del hombre, continúa su obra; recibe de cristo y lo trasmite a todos, entrando incesantemente en la historia del mundo a través del corazón del hombre… En efecto, él trae “descanso” y refrigerio” en medio de las fatigas del trabajo físico e intelectual; trae “descanso” y “brisa” en pleno calor del día, en medio de las inquietudes, luchas y peligros de cada época; trae, por último, el “consuelo” cuando el corazón humano llora y está tentado por la desesperación” (Enc. “Dominum et vivificantem”, 67, b)
“Siempre vuelven a mirarme Tus ojos y vivo de Tu mirada. Creador y Salvador mío. Enséñame a comprender en el silencio de Tu presencia el misterio de que yo exista. Y de que exista por Ti, ante Ti y para Ti. Amen” (R. Guardini: “Oraciones teológicas”)
LA HOJA SEMANAL
(del 9 al 14 de enero)
Lunes (9)
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir (1ª Tiempo Ordinario)
Palabras: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres” (Mc 1,17)
Reflexión: Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron
Propósito, durante el día: Lo que Dios quiere de mí en cada momento
Martes (10)
Santa Dolores Sopeña, fundadora (1ª TO)
Palabras: “No enseñaba como los escribas, sino con autoridad” (Mc 1, 22)
Reflexión: Dijo el espíritu inmundo: “Eres el santo de Dios”
Propósito, durante el día: Aparta de mí, lo que me aleje de Ti
Miércoles (11)
San Higinio, papa (1ª TO)
Palabras: Se levantó de madrugada, se fue al descampado y se puso a orar (Mc 1,35)
Reflexión: Todo el mundo te busca, le dijeron
Propósito, durante el día: Oración constante. Trato permanente con Dios
Jueves (12)
San Martín de León, presbítero (1ª TO)
Palabras: “Quiero, queda limpio” (Mc 1, 41)
Reflexión: Si quieres puedes limpiarme
Propósito, durante el día: Gracias, perdón y ayúdame más.
Viernes (13)
San Hilario, obispo y doctor (1ª TO)
Palabras: “Coge tu camilla y vete a tu casa” (Mc 2,11)
Reflexión: Llegaron cuatro llevando a un paralítico… levantaron tejas y lo descolgaron
Propósito, durante el día: Gracias por los amigos. Oración por los amigos
Sábado (14)
San Fulgencio, obispo (1ª TO)
Palabras: “Vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el telonio y le dijo: Sígueme” (Mc 2,14)
Reflexión: Se levantó y lo siguió
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, sea bendita y alabada la voluntad de Dios
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 8, domingo (Bautismo del Señor, ciclo A) nos recuerdan que estamos continuamente junto a Jesús, que es Dios, modelo de conducta y refugio, amparo y consuelo: “La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará” (Is, 42); “Pasó haciendo el bien” (Hech 10); “Este es mi Hijo, el amado, el predilecto” (Mt 3). Caminar junto a Jesús es caminar con María. Y en esa romería no falta san José
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Por ello, mientras, así como los pastores, contemplan el icono del Niño en brazos de su Madre, sentimos crecer en nuestro corazón un sentido de inmenso agradecimiento hacia quien ha dado al mundo al Salvador. Por ello, en el primer día de un año nuevo, le decimos: Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios! Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios; gracias por la fe con la cual has acogido su Palabra; gracias por la valentía con la cual has dicho «aquí estoy», olvidada de si misma, fascinada por el Amor Santo, convertida en una única cosa junto con su esperanza. Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios! Reza por nosotros, peregrinos del tiempo; ayúdanos a caminar por la vía de la paz. Amén.” (Angelus, día 1 de enero 2017)
- “21 … “Este es el tiempo de la misericordia”. Cada día de nuestra vida está marcado por la presencia de Dios, que guía nuestros pasos con el poder de la gracia que el Espíritu infunde en el corazón para plasmarlo y hacerlo capaz de amar. “Es el tiempo de la misericordia” para todos y cada uno, para que nadie piense que está fuera de la cercanía de Dios y de la potencia de su ternura. “Es el tiempo de la misericordia”, para que los débiles e indefensos, los que están lejos y solos sientan la presencia de hermanos y hermanas que los sostienen en sus necesidades. “Es el tiempo de la misericordia”, para que los pobres sientan la mirada de respeto y atención de aquellos que, venciendo la indiferencia, han descubierto lo que es fundamental en la vida. “Es el tiempo de la misericordia”, para que cada pecador no deje de pedir perdón y de sentir la mano del Padre que acoge y abraza siempre…” (Carta Apostólica “Misericordia et misera”)
(8.01.17)
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