LO TRIBUTARIO (nº 293)

Comprender el IRPF (4): los rendimientos

Explicaba el profesor que la renta es el fruto, la pera, y que el capital es el árbol, el peral. Y era una referencia con fundamento civil porque la renta (los intereses, los dividendos, los alquileres) es el fruto de un “capital material” (incluidos los derechos) puesto en común (capital prestado, capital social, bien arrendado). Y se puede aceptar que si el cuerpo (las cualidades físicas y mentales) es un capital humano, lo que se gana por el trabajo personal es un rendimiento. Rendimientos son cuatro de los componentes de la renta sujeta en el IRPF (del trabajo personal, del capital inmobiliario, del capital mobiliario, de la actividad económica). Y rendimiento es el concepto atractivo: las ganancias de patrimonio se identifican como aquella renta que la ley no configura como rendimiento. Era necesario decirlo porque, siendo las ganancias patrimoniales el cambio de valor del patrimonio causado por una alteración patrimonial (entrada, salida o entrada y salida de elementos) y siendo todo rendimiento una alteración patrimonial (lo que se gana), si no se diferenciara todo sería ganancia patrimonial y nada rendimiento.

En la regulación de los rendimientos es preciso atender a las palabras que se emplean. Así, rendimiento “neto” es el resultado de restar de los ingresos (rendimiento “íntegro”) los gastos deducibles. Es una terminología enraizada en una evolución histórica. El profesor la contaría así: al principio la capacidad para contribuir se medía por la extensión de tierra; era injusto porque la fertilidad era distinta y se atendió a los frutos; también era injusto porque a iguales frutos se podía llegar mejorando las condiciones del terreno y se atendió a la renta neta, es decir a la diferencia entre ingresos obtenidos y gastos realizados para obtenerlos.

También tiene raíces históricas la diferencia entre rendimientos ganados o temporales (del trabajo y de actividad, que obligaban a un ahorro para tiempos de enfermedad o al llegar la vejez) y rendimientos no ganados o perpetuos (del capital) que llevó a diferenciar la intensidad del gravamen cuando se exigían impuestos reales o de producto distintos sobre cada clase de rendimiento. A pesar del desfase histórico sólo en ese precedente se puede encontrar justificación técnica (aunque en realidad el motivo es político) a que se aplique reducciones (arts. 20,26 y 32 LIRPF) en los rendimientos del trabajo y del capital mobiliario y de actividad, pero no en los de capital inmobiliario.

Se distingue entre rendimiento “bruto” (sin computar retención) y rendimiento “líquido” (después de la retención) porque, para asegurar la corriente recaudatoria durante el año y el control de cumplimientos fiscales, está establecido que el pagador de los rendimientos retenga una cantidad que debe ingresar en el Tesoro (si paga en dinero) o haga un ingreso (si paga en especie) que son pagos a cuenta del impuesto que corresponderá al contribuyente cuando al acabar el año deba calcularlo atendiendo a toda la renta que haya ganado. Establecer pagos a cuenta en exceso determina que se ingrese de más y por anticipado obteniendo la devolución un año después sin intereses. Lo que parece que alegra a la población (ilusión fiscal). También se puede distinguir entre renta estimada o inexacta (en rendimientos de actividad), menor que la real, y renta real o exacta (determinación directa). Otros aspectos cuestionables se producen en la individualización, como ocurre con los rendimientos del trabajo en régimen de gananciales. El profesor preguntó qué es renta. Y el alumno contestó: la pera.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se reiteran las noticias sobre la necesidad de una reforma tributaria. Unos estudios consideran que el sistema tributario es recaudatoriamente ineficiente y se mantiene que no es por deficiencia en el diseño básico de cada impuesto, sino en los muchos beneficios y mecanismos que permiten reducir la deuda tributaria que corresponde a la capacidad económica del contribuyente. Se señala que esto ocurre en el Impuesto sobre Sociedades y que favorece a las grandes empresas. No se trata de bajar los impuestos, sino de eliminar esas brechas recaudatorias.

Y, en paralelo, se informa de la denuncia de que si se quiere reducir el déficit hay que elegir entre reducir el fraude o aumentar los impuestos.
No faltan los que consideran que esas son referencias oscuras: porque fraude no hay en toda regularización tributaria; porque junto al fraude doloso hay que señalar la evasión generalizada en muchos contribuyentes acogidos a estimaciones o acomodados al sistema de diferencias en comprobación. Y dice la autoridad que cuando reduzca el déficit bajará los impuestos. Y, en el coser y descoser, corrige su rigurosa norma sobre aplazamientos con intereses.

El cristiano vive en el amor de Dios y del amor de Dios. Procura ver a Dios en todos y en todo. Sabe que Dios está a su lado siempre. Consciente de la presencia de Dios, se esfuerza en darle gracias de continuo y también de comportarse como hijo de Dios y heredero del cielo. Y ese esfuerzo personal, con la gracia de Dios, lleva a vivir natural y continuadamente recibiendo amor y dando amor. La familia, el trabajo, las relaciones sociales, son el ámbito natural para regalar de ese amor divino que cada cristiano recibe y distribuye. “Comprender y acoger el amor misericordioso de Dios: que ése sea vuestro compromiso…” (Benedicto XVI, homilía en el 4º domingo de cuaresma, 2006)

En ese amor está el fundamento de la amabilidad, de la comprensión, de la paciencia, de la colaboración desinteresada, que deben ser talante y conducta permanente y que hay que pedir a Dios si no los tenemos. Ese amor es el fundamento de la sonrisa, de la atención a lo que se nos dice, del consejo amable; y también de evitar el roce, la discusión, la crítica y la murmuración. Saber callar. Ver a Jesús junto al otro, a la Virgen entre nosotros, a los ángeles de la guarda, el de cada uno, en nuestra reunión.

El cristiano, que recibe el amor que se desborda en los otros, sabe que es peregrino con muchos, con todos los vivientes, porque a todos nos llama Dios que quiere que todos se salven. “Al llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre, se puso de rodillas y le suplicó: - Señor ten compasión de mi hijo… quedó curado el muchacho desde aquel momento” (Mt 17,14.18). En el capítulo siguiente habla Jesús de “los pequeños” y el Reino de los Cielos, de la corrección fraterna y del perdón de las ofensas. Y sigue así: “Cuando terminó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Y le siguieron grandes multitudes. Y allí les curó (Mt 19,1-2). Si a diario vamos junto a Dios, en esos pasajes aprendemos a ayudar, a animar, a rezar.

“Despierta en mí, oh Señor, la santa inquietud de que tengo que buscarte en todo momento. Enséñame a comprender el misterio según el cual has creado mi ser: el misterio de que sólo puedo vivir de lo que está por encima de mí, y me pierdo en cuanto me pongo en mí mismo. Toma mi mano; ayúdame a pasar hacia arriba, hacia Ti, para que en Ti me encuentre de veras. Amén” (R. Guardini: “Oraciones teológicas).

LA HOJA SEMANAL
(del 23 al 28 de enero)

Lunes (23)

San Ildefonso, obispo (3ª TO; Octavario)
Palabras: “El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón” (Mc 3,29)
Reflexión: Sin esperanza, sin confianza en que Dios perdona, no cabe arrepentimiento
Propósito, durante el día: Encomendarme al Espíritu Santo, mi defensor, mi consejero

Martes (24)

San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (3ª TO; Octavario; Nª Sª de la Paz)
Palabras: “El que cumple la voluntad de Dios… (Mc 3,35)
Reflexión: … ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, sea alabada la voluntad de Dios

Miércoles (25)

La conversión del apóstol san Pablo (3ª TO; acaba Octavario)
Palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15)
Reflexión: Unión de los cristianos: ortodoxos, protestantes…
Propósito, durante el día: Oración frecuente por la unión de los cristianos

Jueves (26)

San Timoteo y san Tito, obispos (3ª TO)
Palabras: “La medida que uséis la usarán con vosotros; y con creces” (Mc 4,24)
Reflexión: Todo se descubrirá, todo saldrá a la luz. Dios ve en lo oculto
Propósito, durante el día: Rectificar la intención: examen y corrección.

Viernes (27)

Santa Ángela de Mérici, fundadora (3ª TO)
Palabras: “La tierra va produciendo la cosecha ella sola” (Mc 4,28)
Reflexión: La semilla de la oración y de las buenas obras
Propósito, durante el día: Sembrar amor para que haya amor

Sábado (28)

Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia (3ª TO)
Palabras: “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?” (Mc 4,40)
Reflexión: ¿No te importa que nos hundamos? Confianza en Dios
Propósito, durante el día: Ruega por nosotros santa Madre de Dios

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 22, domingo (3º TO, ciclo A), nos llaman a la unidad iluminados por la luz de Cristo: “habitaban tierra de sombra y una luz les brilló” (Is 8); “un mismo pesar y un mismo sentir” (1 Co 1); “Convertíos, porque está cerca del reino de los cielos” (Mt 4). No podemos olvidar que “Al atardecer nos examinarán del amor”: el amor une los corazones, el amor disipa la oscuridad del corazón. Vivamos en la luz del amor de Dios y dando amor. En nuestra debilidad nos ayudarán Jesús, María y José.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Queridos hermanos y hermanas: ¿Por qué nos hemos detenido mucho en esta escena? ¡Porque es decisiva! No es una anécdota, es un hecho histórico decisivo. Es decisiva por nuestra fe; es decisiva también por la misión de la Iglesia. La Iglesia, en todos los tiempos, está llamada a hacer lo que hizo Juan el Bautista, indicar a Jesús a la gente diciendo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». Él es un el único Salvador, Él es el Señor, humilde, en medio de los pecadores. Pero es Él. Él, no es otro poderoso que viene. No, no. Él.” (Angelus, domingo día 15 de enero de 2017)

- “Demasiado fácilmente desdeñamos dirigirnos a Dios ante la necesidad como si fuera sólo una oración interesada, y por eso imperfecta. Pero Dios conoce nuestra debilidad, sabe que nos acordamos de Él para pedir ayuda, y con la sonrisa indulgente de un padre responde benévolamente.” (Audiencia general, día 18 de enero de 2017)

(Noticia fiscal. En el BOE (21.01.17) se publica el RD-L 1/2017, de 20 de enero, que contiene una modificación en la LIRPF que regula el tratamiento tributario de las cantidades a devolver como consecuencia de las devoluciones de los excesos derivados de las “cláusulas suelo” en los préstamos hipotecarios)

(22.01.17)

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