LO TRIBUTARIO (nº 153)

La otra LGT (5): la deuda tributaria

El contribuyente es el que paga no sólo para que la Hacienda Pública, patrimonio de todos, tenga recursos económicos suficientes para realizar la misión que es propia del Estado, sino también para que esa hacienda esté bien administrada, con eficacia (cumpliendo los objetivos) y eficiencia (utilizando adecuadamente los medios), por una Administración con la dotación material y personal que sea necesaria, sometida en sus actuaciones a la Ley y al Derecho, rigiéndose por los principios de buena fe y confianza legítima (Ley 30/1992), en la realización de un servicio público –y de un servicio al público que paga-, protegiendo con objetividad los intereses generales.

En este sometimiento a la Ley y al Derecho, la Administración que tiene encomendadas la gestión y la recaudación de los tributos es la única institución social (a diferencia de jueces, cargos representativos estatales, autonómicos y locales, altos cargos ministeriales, policías, empleados públicos de otras ramas de la Administración) en la que ninguno de sus empleados ha sido condenado nunca por prevaricación, por resolver a sabiendas contra Derecho. En cambio, desde que se reguló el delito contra la Hacienda Pública son frecuentes, y más en las campañas del IRPF y en los tiempos políticos “fuertes”, las noticias sobre defraudadores atrapados, juzgados y condenados. Y a esa referencia se debe sumar la de las estadísticas que, periódicamente, ofrece la Administración en las que aparece un altísimo número de defraudadores descubiertos y con un importantísimo volumen de deuda tributaria no ingresada. Hay quien considera que en esas cifras se incluyen los meros errores, las omisiones sin ocultación, la menor tributación sin dolo, sin maquinación para engañar (eso es el fraude). Hay quien considera que la Administración no se debería financiar ni sus empleados deberían ser incentivados en proporción a “ese fraude descubierto”. Hay quien considera que la eficacia es nula cuando se presume de que el fraude descubierto cada año es mayor que el del año anterior, como si fuera el sistema el que origina y alimenta “ese fraude”.

Y también se considera que, en tiempos de reforma, convendría pensar en la regulación de las consecuencias de los incumplimientos de la ley por la Administración gestora de nuestra Hacienda. Teniendo los intereses de demora como punto de referencia para reflexionar, se puede considerar lo que se regula (art. 26.4 LGT) para cuando la Administración incumpla por causa imputable a ella alguno de los plazos fijados para resolver. Y se puede concretar esa previsión legal en lo que ocurre cuando la Administración incumple el plazo máximo de duración de las actuaciones inspectoras (art. 150.3 LGT) o el plazo máximo para resolver los tribunales económico- administrativos (art. 240.2 LGT): esos incumplimientos determinan que dejen de devengarse intereses de demora desde el momento en que la Administración incumpla. Parece suficiente esa satisfacción al contribuyente deudor, pero no lo es si se considera que los intereses de demora que dejan de devengarse se corresponden con un retraso en el ingreso de la deuda tributaria por causa imputable a la Administración y con efectos en la Hacienda de todos. Esa pérdida de ingresos públicos, los intereses no percibidos, exige un resarcimiento que sólo puede proceder de los recursos del causante. Y, como la Administración se financia con fondos de la Hacienda, no es ella la que debe resarcir.

Voz en off. El interés de demora es mayor que el interés legal del dinero (art. 26.6 LGT) porque, además del componente financiero, tiene el disuasorio de incumplir.
Noticia tributaria. En el BOE del día 22 de septiembre se ha publicado la Ley 34/2015, de 21 de septiembre, de modificación de la Ley General Tributaria. En la fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, que antes, con la Virgen del Perpetuo Socorro, era co-patrono de la Hacienda Pública.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Noticia inusitada: “Hacienda dobla el plus de productividad a los inspectores para combatir el fraude”. Sigue: La Agencia tributaria eleva el sueldo a gran parte de su plantilla si recauda más de 11.300 millones este año. Gráficos: evolución de la plantilla, resultados de la lucha contra el fraude, complemento por categorías de la lucha contra el fraude. Se dice que se cobra un complemento por productividad ordinaria y un plus especial por objetivos recaudatorios. “De partida, un inspector cobra algo más de 65.000 euros brutos al año”. Sin comparar ese sueldo con el de otras profesiones, sin señalar que en los importes indicados como resultado de lucha contra el fraude están casos en los que no existe fraude alguno porque no son delito ni infracciones graves, lo que parece inevitable es relacionar ese plus especial, esa mayor retribución, ese gasto que se podrá realizar, esa inversión que se deseaba, con la consecución del objetivo preseñalado para cada actuación. Y no se puede olvidar la consideración de ese fraude que, cuanto más se descubre, más crece; hasta el extremo de poder prefijar cantidades mayores continuamente. La nueva LGT más que un instrumento antifraude, parece una legalización de métodos. El caso del que fue vicepresidente del Gobierno lo envió el juez a la Audiencia Nacional y ésta lo ha reenviado al juez. Por incompetencias.

El cristiano sabe que su vida es misión. Consiste en hacer bien lo que debe hacer, en caminar hacia el cielo, sin detenerse, atento, mirando el panorama, sintiendo los olores y colores de cada sitio, la calma o el viento, las nubes o el sol de cada tiempo: desde la propia situación y circunstancias de cada uno: joven, maduro, mayor; soltero, casado; sano, enfermo; en el éxito, en el fracaso. Algunos textos son especialmente adecuados para el caminante hacia la Luz: “Doy gracias a aquel que me ha llenado de fortaleza, a Jesucristo, nuestro Señor, porque me ha considerado digno de su confianza al conferirme el ministerio, a mí, que antes era blasfemo, perseguidor e insolente. Pero alcancé misericordia porque actué con ignorancia cuando no tenía fe. Y sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y la caridad, en Cristo Jesús” (1 Tm 1.12-14). Esa carta paulina es como el plano que lleva en la mano el caminante para consultarla de continuo: gracias Dios mío porque me has traído a esta edad, con este estado de salud, en estas circunstancias familiares y sociales; gracias porque has tenido un derroche de gracia a pesar de que te he tenido olvidado, arrinconado, tanto tiempo, negando tu amor cuando no también tu existencia o viviendo como si no existieras. Y ahora quiero vivir como quieres que viva: dejando mi yo a un lado y atendiendo a los demás, ayudando a todos en lo que pueda y pidiéndote para ellos en lo que no pueda ayudar. Ser santo no es hacer cosas raras; es vivir en Cristo que “pasó haciendo el bien” (Hc 10,38)

Para la entrega a los demás, el derramar en todos el amor recibido de Dios, puede ser oportuno decir con san Agustín: “Ubi amatur non laboratur aut si laboratur labor est amatur”, en el amor no hay fatiga; y si hay fatiga, esa fatiga es amor (Soliloquios I,14); y recordar el Libro de la Sabiduría: “Amas a todos los seres y no odias nada de lo que hiciste; porque si odiaras algo, no lo hubieras dispuesto. ¿Cómo podría permanecer algo si Tú no lo quisieras? ¿Cómo podría conservarse algo que Tú no amaras? Tú perdonas a todos, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida” (Sb 11,24-25). ¡Tú perdonas a todos porque son tuyos!¡Dios, amigo de la vida!. Hay que recordarlo con más frecuencia. ¡Y vivirlo!. “¿Quieres ser feliz?, se santo; ¿quieres ser más feliz?, se más santo; ¿quieres ser muy feliz?, se muy santo” (san Josemaría Escrivá: “A solas con Dios”)

LA HOJA SEMANAL
(del 28 de septiembre al 3 de octubre)

Lunes (28)

San Lorenzo Ruíz y compañeros mártires (26ª TO)
Palabras: “El que no está contra vosotros, está a favor vuestro” (Lc 9,50)
Reflexión: La buena gente, los que hacen buenas obras. Dios los ve, los espera
Propósito, durante el día: Confiar como un niño, servir como un buen amigo

Martes (29)

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael (26ª TO)
Palabras: “Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios” (Jn 1,51)
Reflexión: Recordar los pasajes de intervención de los arcángeles
Propósito, durante el día: Acudir a Miguel arcángel en la tentación.

Miércoles (30)

San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia (26ª TO) (2 años del blog)
Palabras: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás...” (Lc 9,62)
Reflexión: “... no vale para el reino de Dios”. El pasado pasó; la decisión: avanzar
Propósito, durante el día: Pedir a Rafael su compañía en la vida ordinaria

Jueves (1)

Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (26ª TO; mes del rosario)
Palabras: “Los mandó por delante, de dos en dos...” (Lc 10,1)
Reflexión: “... a todos los pueblos a donde pensaba ir”. Patrona de las misiones
Propósito, durante el día: Encomendarme a Gabriel para ser un fiel testigo de Dios

Viernes (2)

Santos Ángeles Custodios (26ª TO; mes del rosario)
Palabras: “Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial” (Mt 18,10)
Reflexión: Tratar a menudo con el ángel de la guarda. Ponerle nombre y llamarle así.
Propósito, durante el día: Cada día. De continuo: ángel de mi guarda, dulce compañía...

Sábado (3)

San Francisco de Borja S.I., presbítero (26ª TO; mes del rosario)
Palabras: “Estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo” (Lc 10,20)
Reflexión: Alegres. Hijos de Dios. La Madre de Dios es mi madre.
Propósito, durante el día: Madre mía, que mire a Jesús, que le hable, como lo haces tú.

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo día 27 (26º TO, ciclo B) nos muestran los dones de Dios y nuestra correspondencia buena o mala: “¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!” (Nm 11); “Condenasteis y matasteis al justo” (St 5); “Uno que hace milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí” (Mc 9). Semana para meditar sobre los dones de Dios y el empleo que hacemos de ellos, los talentos de los que hemos de dar cuenta. Tiempo de pedir ayuda a los ángeles y a los santos. Y de pedir a Jesús, a María y a José por las familias y por el Sínodo.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La invitación al servicio posee una peculiaridad a la que debemos estar atentos. Servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a amar. Amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados a desarrollar. Son personas de carne y hueso, con su vida, su historia y especialmente con su fragilidad, las que Jesús nos invita a defender, a cuidar y a servir. Porque ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos. Por eso, el cristiano es invitado siempre a dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles.” (Homilía, en la misa celebrada en la Plaza de la Revolución, en la Habana, Cuba, el día 22 de septiembre de 2015)

- “Jesús va delante, nos precede, abre el camino y nos invita a seguirlo. Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos. Nos desafía día a día con una pregunta: ¿Crees? ¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Crees que es posible que un traidor se vuelva un amigo? ¿Crees que es posible que el hijo de un carpintero sea el Hijo de Dios? Su mirada transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón. Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos. Dejémonos mirar por el Señor en la oración, en la Eucaristía, en la Confesión, en nuestros hermanos, especialmente en aquellos que se sienten dejados, más solos. Y aprendamos a mirar como Él nos mira. Compartamos su ternura y su misericordia con los enfermos, los presos, los ancianos, las familias en dificultad. Una y otra vez somos llamados a aprender de Jesús que mira siempre lo más auténtico que vive en cada persona, que es precisamente la imagen de su Padre.” (Homilía, en la misa celebrada en la Plaza de la Revolución, de Holguín, Cuba, el 21 de septiembre de 2015)

- “Generación tras generación, día tras día, estamos invitados a renovar nuestra fe. Estamos invitados a vivir la revolución de la ternura como María, Madre de la Caridad. Estamos invitados a «salir de casa», a tener los ojos y el corazón abierto a los demás. Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace siempre compasión –que no es lástima, es padecer con, para liberar– y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los demás. Nuestra fe nos hace salir de casa e ir al encuentro de los otros para compartir gozos y alegrías, esperanzas y frustraciones. Nuestra fe, nos saca de casa para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos. Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad de un pueblo noble y digno. Como María, Madre de la Caridad, queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación. Como María, queremos ser una Iglesia que sepa acompañar todas las situaciones «embarazosas» de nuestra gente, comprometidos con la vida, la cultura, la sociedad, no borrándonos sino caminando con nuestros hermanos, todos juntos. Todos juntos, sirviendo, ayudando. Todos hijos de Dios, hijos de María, hijos de esta noble tierra cubana.” (Homilía en la misa celebrada en la basílica menor santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en Santiago, Cuba, el 22 de septiembre de 2015)

(27.IX.15)

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