LO TRIBUTARIO
IRPF (4): la renta tributable
Para determinar la renta que debe tributar en cada período impositivo, lo primero que se debe hacer es delimitar su composición: rendimientos (del trabajo, del capital inmobiliario y mobiliario, de actividad: art. 15 a 32 LIRPF), ganancias patrimoniales (art. 33 a 39) e imputaciones (inmuebles -art. 85-, transparencia internacional –art. 91-, derechos de imagen –art, 92). Al estudiar cada componente de la renta se descubre no sólo las importantes diferencias de tratamiento fiscal entre ellos, sino también otras delimitaciones (renta general y renta del ahorro) y peculiaridades tributarias (regímenes especiales: de entidades en atribución –arts. 86 a 90-, para trabajadores desplazados a España –art. 93-, de instituciones de inversión colectiva –arts. 94 y 95) o territoriales, en los territorios forales o en las comunidades autónomas que, en la parte que la ley les autoriza, regulan diferencias (tipos de gravamen, deducciones en la cuota) para sus residentes respecto del régimen general.
El artículo 11 LIRPF regula los criterios de individualización de rentas para cada uno de los componentes de la renta, separándose de la regulación civil al no atender al régimen económico matrimonial (la Ley 26/2014, rectifica esa deficiencia para rendimientos de capital y ganancias) y discriminando contra la familia en los rendimientos de actividad (arts. 29,3 y 30.2). Esas peculiaridades tributarias afectan a la consideración de la capacidad económica para contribuir (art. 31 CE) y la justicia del impuesto.
Los artículos 12 y 13 LIRPF regulan los aspectos temporales que delimitan la renta tributable que debe ser la ganada durante el período impositivo. Éste (art. 12) coincide con el año natural, salvo (art. 13) que el contribuyente fallezca, en cuyo caso el período impositivo será el tiempo transcurrido del año hasta el día del fallecimiento distinto al 31 de diciembre. El impuesto “se devenga” (nace la obligación) el último día del período impositivo, pero “se exige” (art. 21 LGT) en los plazos reglamentarios (arts. 96 y 97 LIRPF)
El artículo 14 LIRPF regula la imputación temporal de la renta estableciendo tres reglas generales (los rendimientos del trabajo y del capital, cuando sean exigibles; los de actividad, según los criterios del Impuesto sobre Sociedades y otras peculiaridades reglamentarias; las ganancias y pérdidas patrimoniales, al producirse la alteración patrimonial); y varias reglas especiales: para importes no satisfechos pendientes de resolución judicial, para cobro atrasado de rendimientos del trabajo por causa no imputable al contribuyente, para operaciones a plazos o con precio aplazado, para diferencias en cuentas representativas de saldo en divisas o moneda extranjera, para rentas presumidas (art. 6.5 LIRPF) que se imputan a cuando se entiendan obtenidas, para ayudas públicas a construcción o reparación de vivienda, para seguros de vida en los que el tomador asume el riesgo de la inversión, para las ayudas para acceso por primera vez a la vivienda en propiedad, para las ayudas a titulares de bienes del Patrimonio Histórico español, para cambio de residencia perdiendo la condición de contribuyente por el IRPF, con opción cuando el traslado fuera a otro Estado de la UE y para el caso de fallecimiento que determinación la integración de todas las rentas pendientes. La Ley 26/2014 modifica la imputación temporal de las ayudas públicas y añade una regla especial para pérdidas patrimoniales derivadas de créditos vencidos y no cobrados, con especial consideración de las situaciones de concurso de acreedores.
Noticias fiscales. La Ley 8/2015, de 21 de mayo (BOE del 22) crea el Impuesto sobre el valor de la extracción de gas, petróleo y condensados.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
¡Feliz Pascua de Pentecostés!. Los cristianos sentimos que se desborda la alegría de nuestro corazón al completar el ciclo de amor de Dios que para nuestra salvación se hizo hombre en el Hijo naciendo niño en Belén, viviendo entre nosotros y como nosotros durante más de treinta años, muriendo en la cruz y resucitando al tercer día en Jerusalén, volviendo al Padre para que recibiéramos al Espíritu Santo que es el amor de Dios, nuestro protector, nuestro abogado, nuestro consejero.
Estamos en el tiempo de vivir ese amor en el amor saboreando las palabras de la Secuencia: “Ven, Espíritu divino,/ manda tu luz desde el cielo./ Padre amoroso del pobre;/ don, en tus dones espléndido;/ luz que penetra las almas;/ fuente del mayor consuelo./ Ven, dulce huésped del alma; / descanso de nuestro esfuerzo,/ tregua en el duro trabajo,/ brisa en las horas de fuego,/ gozo que enjuga las lágrimas/ y reconforta en los duelos./ Entra hasta el fondo del alma,/ divina luz y enriquécenos./ Mira el vacío del hombre,/ si tú le faltas por dentro;/ mira el poder del pecado/ cuando no envías tu aliento./ Riega la tierra en sequía,/ sana el corazón enfermo,/ lava las manchas, infunde/ calor de vida en el hielo,/ doma el espíritu indómito,/ guía al que tuerce el sendero./ reparte tus siete dones/ según la fe de tus siervos;/ por tu bondad y tu gracia,/ dale al esfuerzo su mérito;/ salva al que busca salvarse/ y danos tu gozo eterno.”
El Espíritu Santo, Dios, nos proporciona sus siete dones como ayuda para la santificación: don de sabiduría, don de entendimiento, don de consejo, don de fortaleza, don de ciencia, don de piedad y don de temor de Dios. Y, con tan generosa ayuda divina, debemos esforzarnos en dar los doce frutos (Ga 5,22) propios de esa vida en el Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad. No puede haber mejor plan de vida ni mejor fundamento para darle sentido: “Y, puesto que sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “¡Abbá, Padre!”. De manera que ya no eres siervo, sino hijo; y como eres hijo, también heredero por la gracia de Dios” (Ga 4, 6-7). Tenemos la confianza en Dios para cuando llegue el atardecer y el examen en el amor: “Mira, estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap 3, 20-21). Atentos a la voz de Dios, seguros en su amor, generosos en el amor a todos.
Todos y cada uno de los párrafos anteriores son, deben ser, la noticia repetida y mejorada de cada día en nuestra vida ordinaria. A ella se refiere la secuencia: “descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos”. Nuestra relación habitual con familiares, amigos, compañeros de trabajo, debe estar llena de: amor, alegría, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad, sin quitar una coma. Y en la consideración de todo lo humano, de todas las noticias que recibimos, debemos pedir y utilizar los dones del Espíritu Santo. Así haremos realidad lo que podemos leer y pensar: “... cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios... la vocación cristiana consiste en hacer endecasílabos de la prosa de cada día... En la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria...” (“Amar al mundo apasionadamente”, homilía de san Josemaría Escrivá). De lo humano a lo divino no hay distancia si vivimos en el amor.
LA HOJA SEMANAL
(del 25 al 30 de mayo)
Lunes (25)
San Beda el venerable, presbítero, doctor de la Iglesia (8ª TO; mes de María)
Palabras: “Una cosa te falta” (Mc 10,21)
Reflexión: Se marchó pesaroso, porque era muy rico
Propósito, durante el día: Rezar por el Papa (“Miserando atque eligendo”)
Martes (26)
San Felipe Neri, presbítero (8ª TO; mes de María)
Palabras: “Recibirá ahora cien veces más y después la vida eterna” (Mc 10,30)
Reflexión: Muchos últimos serán primeros
Propósito, durante el día: No te fíes de mí. Yo me fío de Ti
Miércoles (27)
San Agustín de Cantorbery, obispo (8ª TO; mes de María)
Palabras: Jesús se les adelantaba.. iban asustados (Mc 10,32)
Reflexión: Jesús corre hacia la Cruz; los discípulos piden ser importantes
Propósito, durante el día: Ofrecer las contrariedades, ayudar al que lo necesite
Jueves (28)
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote (mes de María)
Palabras: “Esto es mi cuerpo...” (Lc 22,19)
Reflexión: Haced esto en memoria mía
Propósito, durante el día: Misa, Comunión. Pedir por la santidad de los sacerdotes
Viernes (29)
San Félix, ermitaño (8ª TO; mes de María)
Palabras: Sintió hambre (Mc 11,12)
Reflexión: Jesús, Dios hecho hombre, como nosotros, en todo, menos en el pecado
Propósito, durante el día: Encomendar los asuntos del día, a clientes, a empleados
Sábado (30)
San Fernando III, rey (8ª TO; mes de María)
Palabras: “Os voy a hacer una pregunta” (Mc 11,29)
Reflexión: Jesús ve en nuestro interior; notar su sentido del humor
Propósito, durante el día: Comentarle, preguntarle, encomendarle lo de cada día
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
El día 24 celebramos Pentecostés. Leemos: “Se llenaron todos del Espíritu Santo” (Hch 2); “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común” (1 Co, 12); “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20). Empieza el Tiempo Ordinario. Es el tiempo de llenar la vida de cada día con la sencillez y la humildad del Dios Niño en Belén; con la laboriosidad y alegría del hogar y del taller de Nazaret; con el ejemplo y las palabras de los apóstoles enviados a anunciar la llegada del Reino; con el ofrecimiento de los disgustos, traiciones, penas, dolores y fracasos mirando a la Cruz; con la esperanza del cielo porque Dios está con nosotros. Nuestra Madre, nos ayuda. Le pedimos por las familias.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Permanecer en Dios y en su amor, para anunciar con la palabra y con la vida la resurrección de Jesús, testimoniando la unidad entre nosotros y la caridad con todos. Esto es lo que hicieron las cuatro santas proclamadas hoy. Su luminoso ejemplo también interpela nuestra vida cristiana: ¿de qué modo soy testimonio de Cristo resucitado? Es una pregunta que debemos plantearnos. ¿Cómo permanezco en Él, cómo permanezco en su amor? ¿Soy capaz de “sembrar” en la familia, en el ambiente de trabajo, en mi comunidad, la semilla de la unidad que Él nos ha dado, haciéndonos partícipes de la vida trinitaria?” (Homilía en la misa de canonización celebrada en la plaza de San Pedro, el día 17 de mayo de 2015)
- “¿Cómo hemos llegado a esto? No cabe duda de que los padres, o más bien, ciertos modelos educativos del pasado tenían algunas limitaciones, no hay duda. Pero también es verdad que hay errores que sólo los padres están autorizados a cometer, porque pueden compensarlos de un modo que es imposible a cualquier otra persona. Por otra parte, como bien sabemos, la vida se ha vuelto tacaña con el tiempo para hablar, reflexionar, discutir. Muchos padres se ven “secuestrados” por el trabajo —papá y mamá deben trabajar— y otras preocupaciones, molestos por las nuevas exigencias de los hijos y por la complejidad de la vida actual —es así y debemos aceptarla como es—, y se encuentran como paralizados por el temor a equivocarse. El problema, sin embargo, no está sólo en hablar. Es más, un “dialoguismo” superficial no conduce a un verdadero encuentro de la mente y el corazón. Más bien preguntémonos: ¿Intentamos comprender “dónde” están los hijos realmente en su camino? ¿Dónde está realmente su alma, lo sabemos? Y, sobre todo, ¿queremos saberlo? ¿Estamos convencidos de que ellos, en realidad, no esperan otra cosa?” (Audiencia general, el día 20 de mayo de 2015)
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