LO TRIBUTARIO (nº 496)

Procedimientos tributarios (8): procedimiento de verificación (1)

Desde las fichas perforadas a los archivos informáticos, con rapidez, se han ido sucediendo los avances en la explotación tributaria de la información obtenida por la Administración tanto por los datos contenidos en las declaraciones de los administrados, como por los requerimientos de información por disposiciones generales o por actos particulares (art. 111 LGT/1963). El primer control de cumplimiento que pasaban las autoliquidaciones de los contribuyentes era ese contraste de los datos declarados con los datos en poder de la Administración. Eran las llamadas “liquidaciones paralelas”: comunicaciones en las que, a dos columnas, aparecían los datos declarados y los datos de contraste señalados con un asterisco, incluida la diferencia en la liquidación del tributo. Fue un control eficaz a pesar de que “la agilidad procedimental” determinaba motivaciones insuficientes que llevaban a la anulación de la liquidación “si se recurría”.

La LGT/2003, entre los procedimientos de gestión tributaria (art. 123 LGT) regula el procedimiento de verificación que consiste (art. 131 LGT) en un control de declaraciones o autoliquidaciones: a) si adolecen de defectos formales o incurren en errores aritméticos; b) si los datos declarados no coinciden con los de otras declaraciones del mismo administrado o con los que obren en poder de la administración; c) si se aprecia una aplicación indebida de la norma que resulte patente en la propia declaración o autoliquidación o en justificaciones aportados con ella; d) si se requiere aclaración o justificación de algún dato de la declaración o autoliquidación que no se refiera al desarrollo de actividades económicas (empresariales, profesionales).

El llamado procedimiento se inicia (art. 132 LGT) por un requerimiento para aclarar o justificar o por la notificación de la propuesta de liquidación sin otra iniciación cuando la Administración dispone de datos suficientes. Si el administrado discrepa de los datos en poder de la Administración se está a lo dispuesto en el artículo 108.4 LGT (lo declarado se presume cierto para el declarante; lo declarado por terceros se presume cierto y si el afectado discrepa la Administración debe contrastar los datos). Se debe comunicar la propuesta de liquidación motivada y fundamentada, dando plazo para alegaciones. La liquidación es provisional y debe ser motivada con referencia sucinta de los hechos y fundamentos de derecho.

El procedimiento termina (art. 133 LGT): a) por resolución indicando que no procede liquidación o corrigiendo los defectos advertidos; b) por liquidación provisional motivada y fundamentada (de la que puede resultar una devolución: art. 156.2 RAT); c) por subsanación, aclaración o justificación de la discrepancia o del dato objeto de requerimiento; d) por caducidad (que no impide iniciar un nuevo procedimiento dentro del plazo de prescripción) si transcurren seis meses sin notificación de liquidación provisional; e) por inicio de un procedimiento de comprobación limitada o de inspección que incluya el objeto del procedimiento de verificación (porque la verificación de datos no impide la posterior comprobación del objeto de la misma). Considerando que el contraste de datos no es comprobación tributaria, que no es fundamentación la sola relación de normas aplicables, que el empleo de textos estereotipados y genéricos no es motivación y que no es un procedimiento el que permite que se vuelva otra vez sobre su contenido, esto no es un procedimiento.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Al parecer, la AEAT repartirá un plus de 95 millones entre sus 25.000 empleados, en dos plazos, si en cada uno se rebasan los umbrales de recaudación del IRPF prefijados. No a los funcionarios del Ministerio que hacen las normas y resuelven los recursos.

En el camino hacia el cielo, el cristiano vive acomodando el paso a los tiempos litúrgicos. En esta semana el Miércoles de Ceniza abre el tiempo de Cuaresma. Un “tiempo fuerte”, para preparar el alma para celebrar la Pascua: la Pasión y Muerte de Jesucristo y su Resurrección. Cuarenta días de preparación en los que las recomendaciones de Oración, Limosna y Sacrificio llevan a intensificar: el sentir cerca a Dios, los diálogos con Jesús; a poner más atención en reducir espacio al “yo”; a abrir los bolsillos dando dinero al que lo necesita, derrochando amabilidad, ayuda a otros, comprensión a todos, regalando sonrisas; a unirnos a la angustia, a los dolores de Jesús en el prendimiento en Getsemaní, en el abandono y la negación de los amigos, en el proceso inicuo, en la condena injusta, en la muerte ignominiosa, con algún sacrificio que no sacrifique a los demás. En el recuerdo colegial, el que de aquel joven que ofrecía su estudio ante el sobre con la carta de “la novia” y ante la lata de un refresco que no abría ni bebía hasta acabar la tarea “bien”. Y, ahora, hoy, “dejar eso que me gusta” y “no tomar de esto o de aquello” y tener un detalle “precisamente” con este o aquél.

- “Por lo tanto, cuando des limosna no lo vayas pregonando, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles con el fin de que los alaben los hombres. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha, para que tu limosna quede en lo oculto; de este modo tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que son amigos de orar puestos de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para exhibirse delante de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando te pongas a orar, entra en tu aposento y, con la puerta cerrada, ora a tu Padre, que está en lo oculto; y tu Padre que ve en lo oculto, te recompensará… Cuando ayunéis no os finjáis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lávate la cara, para que no adviertan los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está lo oculto; y tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará” (Mt 6, 2-6 y16-18)

- “Este mundo es el camino / para el otro, que es morada / sin pesar; / mas cumple tener buen tino / para andar esta jornada / sin errar. / Partimos cuando nacemos, / andamos mientras vivimos, / y llegamos / al tiempo que fenecemos; / así que cuando morimos / descasamos. / Este mundo bueno fue / si bien usamos de él / como debemos, / porque, según nuestra fe, / es para ganar aquel / que atendemos. / Aun aquel Hijo de Dios, / para subirnos al cielo, / descendió / a nacer acá entre nos, / y a vivir en este suelo / do murió. (Himno de laudes el Miércoles de Ceniza; de “Coplas de Don Jorge Manrique por la muerte de su padre).

En los días de la semana que preceden al Miércoles de Ceniza puede ser bueno renovar la regla de oro de la convivencia, que no es negativa: “No hacer a otro lo que no quisiera para mí”, sino positiva: “Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros hacedlo también vosotros con ellos: ésta es la ley y los Profetas” (Mt 7,12)

LA HOJA SEMANAL
(del día 4 al 9 de marzo)

Lunes (4)

San Casimiro, mártir (8ª TO; empieza la novena de la Gracia)
Palabras: “Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios … (Mc 10,23)
Reflexión: … a los que ponen su confianza en el dinero”
Propósito, durante el día: Toma. Señor, mi libertad, mi memoria, mi entendimiento

Martes (5)

San Teófilo de Cesarea, obispo (8ª TO)
Palabras: “Muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros” (Mc 10,31)
Reflexión: Quien deje todo recibirá cien veces más, con persecuciones, y la vida eterna
Propósito, durante el día: Tú me lo diste; a Ti, Señor, lo torno: todo es tuyo

Miércoles (6)

De Ceniza (ayuno y abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres… (Mt 6,1)
Reflexión: … de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial
Propósito durante el día: Dame tu amor y tu gracia que eso me basta

Jueves (7)

Después de Ceniza (santas Perpetua y Felicidad, mártires)
Palabras: “Quien quiera seguirme, que se niegue a sí mismo … (Lc 9,23)
Reflexión: … cargue con su cruz cada día y se venga conmigo”
Propósito durante el día: Dame, Dios mío, espíritu de penitencia y amor para derramar

Viernes (8)

Después de Ceniza (abstinencia de carne y caldo de carne; san Juan de Dios, fundador)
Palabras: “Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán” (Mt 9,15)
Reflexión: ¿Por qué no ayunan a menudo? ¿de luto los invitados mientras está el novio?
Propósito, durante el día: Vivir todo el día de la misa, del sacrificio en el Calvario

Sábado (9)

Después de Ceniza (san Domingo Savio)
Palabras: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Lc 5,32)
Reflexión: Llamó a Mateo y le siguió; lo celebró e invitó a otros publicanos
Propósito, durante el día: Madre, ayúdame a vivir la Cuaresma como quiere Jesús

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 3, domingo (8º TO, ciclo C; 5º de san José) nos llaman a la bondad de nuestro quehacer ordinario: “El fruto muestra el cultivo de un árbol, la palabra, la mentalidad del hombre” (Si 27); “Trabajad siempre por el Señor sin reservas, convencidos de que el Señor no dejará sin recompensa vuestra fatiga” (1 Co 15); “Porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca” (Lc 6). Vivir en las tareas de cada día, el cansancio y el descanso, la cercanía de Dios y adorarlo, pedirle y darle gracias.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Debemos perdonar porque Dios nos ha perdonado y él siempre nos perdona. Si no perdonamos completamente, no podemos pretender ser completamente perdonados. En cambio, si nuestros corazones se abren a la misericordia, si el perdón se sella con un abrazo fraternal y los lazos de comunión se fortalecen, proclamamos ante el mundo que es posible vencer el mal con el bien. A veces es más fácil para nosotros recordar las injusticias que hemos sufrido y el mal que nos han hecho y no las cosas buenas; hasta el punto de que hay personas que tienen este hábito y se convierte en una enfermedad. Son “coleccionistas de injusticias”: solo recuerdan las cosas malas que les han hecho. Y este no es el camino. Tenemos que hacer lo contrario, dice Jesús. Recordar las cosas buenas, y cuando alguien viene con una habladuría y habla mal de otro, decir: “Sí, quizás... pero tiene esto de bueno...”. Invertir el discurso. Esta es la revolución de la misericordia.

Que la Virgen María nos ayude a dejarnos tocar el corazón con esta santa palabra de Jesús, ardiente como fuego, que nos transforma y nos hace capaces de hacer el bien sin querer nada a cambio, “hacer el bien sin querer nada a cambio”, testimoniando en todas partes la victoria del amor.” (Ángelus, día 24 de febrero de 2019)

- “El primer paso en la oración cristiana es, por lo tanto, la entrega de nosotros mismos a Dios, a su providencia. Es como decir: “Señor, tú lo sabes todo, ni siquiera hace falta que te cuente mi dolor, solo te pido que te quedes aquí a mi lado: eres Tú mi esperanza”. Es interesante notar que Jesús, en el Sermón de la montaña, inmediatamente después de transmitir el texto del “Padre Nuestro”, nos exhorta a no preocuparnos y no afanarnos por las cosas. Parece una contradicción: primero nos enseña a pedir el pan de cada día y luego nos dice: “No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis” (Mateo 6, 31). Pero la contradicción es solo aparente: las peticiones de los cristianos expresan confianza en el Padre. Y es precisamente esta confianza la que nos hace pedir lo que necesitamos sin afán ni agitación.

Por eso rezamos diciendo: “¡Santificado sea tu nombre!”. En esta petición - la primera, ¡Santificado sea tu nombre! - se siente toda la admiración de Jesús por la belleza y la grandeza del Padre, y el deseo de que todos lo reconozcan y lo amen por lo que realmente es. Y al mismo tiempo, está la súplica de que su nombre sea santificado en nosotros, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en el mundo entero. Es Dios quien nos santifica, quien nos transforma con su amor, pero al mismo tiempo también somos nosotros quienes, a través de nuestro testimonio, manifestamos la santidad de Dios en el mundo, haciendo presente su nombre. Dios es santo, pero si nosotros, si nuestra vida no es santa, hay una gran incoherencia. La santidad de Dios debe reflejarse en nuestras acciones, en nuestra vida. “Yo soy cristiano, Dios es santo, pero yo hago tantas cosas malas”; no, esto no vale. Esto también hace daño, esto escandaliza y no ayuda.” (Audiencia general, día 27 de febrero de 2019)

(3.03.19)

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