LO TRIBUTARIO (nº 286)

Por qué el IRPF (y 16): La gestión del impuesto

Corresponde a la Administración la gestión del impuesto. Pero en ella participan los contribuyentes con la obligación de declarar los hechos y de autoliquidar el tributo, además de con el cumplimiento de las obligaciones formales (arts. 104 y 105 LIRPF).

Los artículos 82 a 84 LIRPF regulan la tributación familiar que se concreta en que la posibilidad de tributar individualmente o de forma conjunta cuando así se opta por los miembros que forman alguna de las modalidades de “unidad familiar”: 1) la integrada por los cónyuges no separados legalmente y, si los hubiera: a) los hijos menores, salvo los que, con consentimiento de los padres, vivan independientes de éstos; b) los hijos mayores de edad incapacitados judicialmente sujetos a la patria potestad prorrogada o rehabilitada; 2) en los casos de separación legal o si no existe vínculo matrimonial, la formada por el padre o la madre y todos los hijos que convivan con uno u otro y que reúnan los requisitos antes señalados. Nadie forma parte de dos unidades familiares; la determinación de los miembros atiende a la situación a 31 de diciembre de cada año; la opción es por cada período impositivo; la opción ejercitada no se puede modificar una vez finalizado el plazo de declaración. El artículo 84 contiene las normas aplicables en la tributación conjunta.

El artículo 96 LIRPF regula la obligación de declarar y las circunstancias que excluyen de esa obligación. De hecho, la exoneración de declarar equivale a no tributar; pero si el contribuyente quiere recuperar los pagos a cuenta que hizo antes del devengo del impuesto, debe declarar y autoliquidar de modo que, sólo si así resulta, puede obtener la devolución de lo pagado anticipadamente.

El artículo 97 LIRPF regula la obligación de autoliquidar y también la de ingresar el importe resultante. También regula: la posibilidad de fraccionamiento del pago en la forma reglamentaria; que la obligación incumbe también a los sucesores del contribuyente fallecido y que pueden solicitar el fraccionamiento de pago de la parte de deuda que corresponde a la acumulación de devengos futuros (art. 14.4 LIRPF); y la posibilidad de que el contribuyente casado y no separado, que esté obligado a declarar y cuya autoliquidación resulte a ingresar, solicite la suspensión del ingreso en una cuantía igual o inferior a la devolución a que tenga derecho su cónyuge. Todo en los términos y con las condiciones que la ley establece.
El artículo 98 LIRPF regula el borrador de declaración que la Administración puede poner a disposición de los contribuyentes a efectos meramente informativos, con posibilidad de que puedan suscribirlo o confirmarlo si consideran que refleja su situación tributaria.

El artículo 102 LIRPF regula la liquidación provisional que puede dictar la Administración (art. 101 LGT). Si (art. 103 LIRPF) la suma de los pagos a cuenta, del impuesto sobre no residentes (art. 79.d) LIRNR) y en su caso, las deducciones por maternidad y familia numerosa (arts. 81 y 81 bis LIRPF) sea superior al importe de la cuota resultante de la autoliquidación la Administración practicará, si procede, la liquidación provisional en el plazo establecido y ordenará la devolución que se hará de oficio si se incumple ese plazo.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

La Navidad no suele ser tiempo oportuno para las noticias tributarias. Aún así, siempre puede ser conveniente recordar referencias evangélicas. Cuando le preguntaron si era lícito pagar el impuesto establecido por los romanos podemos leer que Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios” (Mt 22,15-22; Mc 12, 13-17; Lc 20, 20-26) y, cuando se le requirió, pagó el tributo del Templo, por él y por Pedro (Mt 17, 24-27).

También se puede leer lo que se dice sobre los que exigían gravámenes. Juan el Bautista les decía a los soldados que le preguntaban qué tenían que hacer: “No hagáis extorsión a nadie, ni denunciéis con falsedad y contentaos con vuestras pagas” (Lc 3, 14). Zaqueo, jefe de recaudadores en Jericó, decidió con motivo de su conversión: “Doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado en algo a alguien le devuelvo cuatro veces más” (Lc 19, 8).

La Pascua de Navidad es tiempo de conversión. Es tiempo de presentarse ante el Niño Jesús y abrirle el corazón para enseñarle cómo está, para decidir propósitos y asegurar los medios para cumplirlos, para pedirle consejo y ayuda porque es sincero nuestro deseo de ser buenos, de ser mejores, de no apartarnos de su lado, de estar en continuo trato con él, de no olvidarlo durante el día procurando mil industrias humanas para sentirnos en su presencia, de dedicar tiempos fijos para remansar en Dios nuestras inquietudes, nuestras preocupaciones, nuestros deseos, para disfrutar con Él las alegrías, para encontrar su consuelo apoyando nuestra cabeza sobre su Sagrado Corazón.

El cristiano sabe de las buenas consecuencias que tiene revivir el Evangelio como si uno fuera un personaje más de los que están presentes en la ocasión de que se trate. En Navidad, es conveniente vivir esos momentos cerca de Belén. Hacer el viaje desde Nazaret, unos pocos días, posiblemente en caravana con otras familias. Pensando en lo ocurrido, desde el parto en Belén a la presentación en el Templo y al tiempo en que la Sagrada Familia vivió en Egipto, se puede pensar en un recorrido hecho en gran parte andando, posiblemente con una mula sobre la que, a veces, iría la Virgen María, y con un carro cargado con enseres y herramientas tirado por un buey y guiado por san José. Es fácil saber de lo que hablarían y del corazón se escapan las palabras que les diríamos.

Si las visitas al Sagrario son audiencias de Dios en las que todo el que vaya sabe que es escuchado y atendido, las visitas al belén en estos días son la oportunidad para regalar amor sin medida a Jesús, a María y a san José. Unas veces hablando sin palabras, otras a la escucha; tratando de lo nuestro, pero también de los demás: de la Iglesia, del Papa, de nuestro obispo, de nuestra parroquia; pidiendo para nuestra familia, sobre todo de los más pequeños y de los ancianos, pero también de los que parece que lo necesitan más; y por nuestros amigos y compañeros; y por los que no nos aprecian y por los desconocidos. “Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu que se nos ha dado” (Rm 5,5)

El cristiano sabe que es uno en la multitud, pero también que puede tener confianza porque Dios nos conoce por nuestro nombre y sabe lo que necesitamos antes de pedirlo. Después de expulsar al demonio mudo, la multitud quedó admirada (Mt 8, 33). “Jesús, al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas” (Mt 9,36)

LA HOJA SEMANAL (del 26 al 31 de diciembre)

Lunes (26)

San Esteban, diácono, protomártir Palabras: “El que persevere hasta el final, se salvará” (Mt 10,22) Reflexión: El Espíritu hablará por vosotros Propósito, durante el día: Pedir consejo al Espíritu Santo. Encomendarnos

Martes (27)

San Juan, apóstol y evangelista Palabras: “Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro” (Jn 20,3)
Reflexión: Juan llegó antes, se asomó y no entró. Pedro entró en el sepulcro
Propósito, durante el día: Amor al Papa, oración por el Papa y los obispos

Miércoles (28)

Santos Inocentes, mártires Palabras: José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche se fue a Egipto (Mt 2,14)
Reflexión: Herodes mandó matar a todos los niños de dos años para abajo
Propósito, durante el día: Aceptar la voluntad de Dios. Omnia in bonum

Jueves (29)

Santo Tomás Becket, obispo y mártir (5º día dentro de la Octava de Navidad)
Palabras: Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén (Lc 2,22)
Reflexión: Como primogénito para presentarlo al Señor
Propósito, durante el día: Cumplir los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia

Viernes (30)

La Sagrada Familia (ciclo A)
Palabras: Avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en Nazaret (Mt 2,22)
Reflexión: Arquelao reinaba en Judea como sucesor de Herodes y san José tuvo miedo
Propósito durante el día: Realidad histórica de Jesús. Tratar con la Sagrada Familia

Sábado (31)

San Silvestre I, papa (7º día dentro de la Octava de Navidad)
Palabras: En el principio ya existía la palabra (Jn 1,1) Reflexión: Y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo
Propósito durante el día: Dar gracias por la creación, por la existencia, por la salvación

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo día 25 (Natividad del Señor; Nª Sª de Belén) están transidas por la alegría de la llegada de Dios, como Niño, entre los hombres: “el Señor consuela a su pueblo” (Is 52); “(el Hijo) por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo” (Heb 1); En la palabra había vida y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1). Es tiempo de amor y de paz; de concordia y de amabilidad; de perdonar y de pedir perdón. Y tiempo de propósitos porque es la Pascua, el paso del Señor. Un Niñito encantador.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Cuando se habla de esperanza, frecuentemente se alude a lo que no está en la voluntad del hombre y no es visible. En efecto, lo que esperamos va más allá de nuestras fuerzas y de nuestra voluntad. Pero el Nacimiento de Cristo, inaugurando la redención, nos habla de una esperanza diferente, una esperanza fiable, visible y comprensible, porque está fundamentada en Dios. Él entra en el mundo y nos da la fuerza para caminar con Él: Dios camina con nosotros en Jesús y caminar con Él hacia la plenitud de la vida nos da la fuerza de estar de forma distinta en el presente, aunque sea fatigoso. Así, esperar para el cristiano significa la certeza de estar en camino con Cristo hacia el Padre que nos espera. La esperanza nunca se para, la esperanza siempre está en camino y nos hace caminar. Esta esperanza que el Niño de Belén nos da, ofrece al presente una meta, un buen destino, la salvación de la humanidad, la santidad a quien confía en Dios misericordioso. San Pablo resume todo esto con la expresión: “En la esperanza estamos salvados” (Rm 8,24). Es decir, caminando así, con esperanza, estamos salvados. Ahora podemos preguntar, cada uno de nosotros: ¿camino yo con esperanza o mi vida interior está parada, cerrada? ¿Mi corazón es una caja cerrada o es una caja abierta a la esperanza que me hace caminar no solo, sino con Jesús?” (Audiencia general, 21 de diciembre de 2016) (trad. Propia)

- “5… Así, en la oración de la Iglesia la referencia a la misericordia, lejos de ser solamente parenética, es altamente “performativa”, es decir que, mientras la invocamos con fe, nos viene concedida; mientras la confesamos viva y real, nos transforma verdaderamente. Este es un aspecto fundamental de nuestra fe, que debemos conservar en toda su originalidad: antes que el pecado, tenemos la revelación del amor con el que Dios ha creado el mundo y los seres humanos. El amor es el primer acto con el que Dios se da a conocer y viene a nuestro encuentro. Por tanto, abramos el corazón a la confianza de ser amados por Dios. Su amor nos precede siempre, nos acompaña y permanece junto a nosotros a pesar de nuestros pecados.” (Carta Apostólica “Misericordia et misera”)

¡LOS MEJORES DESEOS EN LA NAVIDAD!

(25.12.16)

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