LO TRIBUTARIO (nº 284)

Por qué el IRPF (15): la cuota tributaria

Una cosa es la renta tributable y otra la cuota tributaria que corresponde. La renta tributable la forman la “base liquidable general” y la “base liquidable del ahorro”, que resultan de restar reducciones a las correspondientes “bases imponibles” general y del ahorro. La cuota tributaria se determina aplicando las escalas de tipos de gravamen según se establece en la regulación del impuesto y, luego, las deducciones que procedan para así determinar la cuota líquida. En esta fase se produce la incidencia autonómica que determina diferencias en la tributación según la residencia en los distintos territorios. Finalmente se calcula la cuota diferencial: a ingresar, cero o a devolver.

- Bajo el título “Gravamen autonómico” se regula (art. 71 LIRPF) las peculiaridades autonómicas a partir de los criterios de residencia (art. 72) y que afectan a las escalas autonómicas (arts. 73 a 76) y a las deducciones para obtener la cuota líquida autonómica (arts. 77 y DT 18ª). Esta regulación en la ley estatal se debe completar con la normativa que, en su caso, se haya aprobado en la Comunidad Autónoma correspondiente.

- La “cuota íntegra” estatal (art. 62 LIRPF) es la suma de las cantidades que resultan de aplicar los tipos de gravamen de la escala general (art. 63) y de los tipos de gravamen del ahorro (art. 66) a las bases liquidables general y del ahorro, respectivamente. El artículo 64 regula la especialidad aplicable en los supuestos de anualidades por alimentos a favor de los hijos. Y el artículo 65 regula la escala aplicable a los contribuyentes del IRPF (v. arts. 8.2 y 10.1 LIRPF) residentes en el extranjero.

- La “cuota líquida” estatal (art. 67 LIRPF) resulta de disminuir la cuota íntegra estatal en la suma de la deducción por inversión en empresas de nueva o reciente creación (art. 68.1) y el 50% (el otro 50% es de regulación autonómica: v. art. 77) del importe de las deducciones del artículo 68, aps. 2 a 5 (incentivos fiscales del IS para las actividades económicas; donativos y otras aportaciones; rentas obtenidas en Ceuta o Melilla; protección y difusión del Patrimonio Histórico Español y de las ciudades, conjuntos y bienes declarados Patrimonio Mundial), sin que el resultado pueda ser negativo. Igualmente se regulan límites en determinadas deducciones (art. 69) y condiciones sobre la situación patrimonial (art. 70)

-La “cuota diferencial” (art. 79 LIRPF) resulta de minorar la cuota líquida total (suma de la estatal y de la autonómica) del impuesto en los siguientes importes: a) la deducción por doble imposición internacional (art. 80); b) las deducciones en la trasparencia fiscal internacional (art. 91,10) y en la cesión de derechos de imagen (art. 92.4); c) las retenciones según el art. 11 de la Directiva 2003/48/CE del Consejo en materia de fiscalidad de los rendimientos del ahorro en forma de pago de intereses (art. 99.11); d) las retenciones e ingresos a cuenta (art. 99.8) y las cuotas del IRNR satisfechas y devengadas durante el período impositivo en que se produce el cambio de residencia por el que se adquiere la condición de contribuyente; e) los pagos a cuenta (arts. 99 a 101 LIRPF) por retenciones, ingresos a cuenta y pagos fraccionados. Al respecto se debe recordar que en cuanto que retenciones e ingresos a cuenta son obligaciones que afectan a terceros (art. 99. 4 y 6), se computan los ingresos íntegros y se permite (art. 99. 5 y 6) restar lo que se debió retener o ingresar.

Estas minoraciones de la cuota líquida para determinar la cuota diferencial encuentran justificación en evitar la doble imposición o para recuperar los pagos anticipados que los contribuyentes han hecho a cuenta de la cuota del impuesto que resultará al tiempo de su liquidación. No obstante esta consideración, la ley establece otras deducciones que se aplican en los términos y condiciones de su regulación: el artículo 81 LIRPF regula la deducción por maternidad y el artículo 81 bis LIRPF las deducciones por familia numerosa o personas con discapacidad a cargo.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se refiere la noticia a las modificaciones a introducir en las listas de morosos con la Hacienda Pública. Reconociendo que figurar en la relación afecta a la consideración pública, se podría dar una oportunidad para evitar la inclusión comunicándola antes y evitándola si se ingresara lo debido y no pagado. Del mismo modo, se podría incluir en las listas no sólo al deudor principal, sino también a los terceros responsables tributarios, lo que llevaría a publicar las identidades de administradores y miembros de consejos de administración. Entre el morbo y el pavor está la cosa.

Siguen disintiendo los que piensan que esas listas son el reconocimiento de un fracaso recaudatorio a pesar de los muchos medios que la ley establece para cobrar las deudas tributarias y que ampliar las identificaciones es fomentar un juego social morboso, discriminatorio si se considera la permanencia en el impago de algunas entidades y, según algunas sentencias, injusto como cuando se incluye como moroso a quien tiene reconocido un aplazamiento de pago. El contraste con el fraude estimado y con los actos anulados por liquidación, sanción o recaudación indebidas completa un panorama manifiestamente mejorable.

Con la Navidad ya inmediata, con la Virgen Madre en la Expectación del Parto, el cristiano tiene los mismos sentimientos que con las que mujeres, conocidas o no, a las que se ve que están en igual situación. El corazón se llena de ternura y, como reacción natural, encomienda a Dios a la madre y a la criatura que va a nacer. Para los cristianos en estos días parece más fácil, casi automático, o así debería ser, frecuentar a menudo, desde el alma, el pueblo de Belén y sus alrededores. El gentío de recién llegados, venidos para cumplir con el censo imperial, permite el contraste con el ir y venir de tantos en estos días, dos mil años después. Y, hoy como entonces, Dios ve a todos y mira a cada uno, porque a cada uno nos conoce por nuestro nombre, de cada uno sabe toda nuestra vida, lo que nos inquieta, lo que deseamos. En aquellos días, mezclados entre la muchedumbre, Dios veía a san José a la santísima Virgen Madre buscando un sitio donde instalarse, donde descansar, donde esperar la hora. Y, mirando el Niño, “Dios veía a Dios”. Y el cristiano sabe que Dios está a su lado.

El cristiano, caminante hacía el cielo, se sabe acompañado. El cristiano se siente uno con los demás que también hacen el camino de la vida, sabe que el ángel de la guarda está a su lado, sabe que desde el cielo se oyen las voces de ánimo que en el alma se transforman en buenos consejos, en fuerzas para resistir, en un eficaz tirón para levantarse. El amor, que es más fuerte que la muerte, nos asegura que todos los que quisimos, que todos los que nos quisieron, son una ayuda eficaz y permanente desde el cielo. Y las almas en purificación también interceden por nosotros: pedimos por ellas y con ellas en el cielo tendremos una protección especial.

“Una gran multitud de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro al que había resucitado de entre los muertos. Y los príncipes de los sacerdotes decidieron dar muerte también a Lázaro porque muchos por su causa, se apartaban de los judíos y creían en Jesús” (Jn 12, 9-11). Meterse como un personaje más del Evangelio da la oportunidad de meditar mirando nuestra alma: Iban a Jesús “no sólo por él, sino también por ver a Lázaro”. Toda una advertencia sobre nuestros motivos para “asistir”, para “celebrar”, “para leer, para ver, para conocer”. Y también sirve de reflexión en el Adviento de la Navidad. ¿Cómo voy? ¿qué me mueve?

“Al día siguiente las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramas de palmas, salieron a su encuentro y se pusieron a gritar: - ¡Hosanna!… (Jn 12,12-13). “Por eso las muchedumbres le salieron al encuentro, porque oyeron que Jesús había hecho este signo. Entonces los fariseos se dijeron unos a otros: - Ya veis que no adelantáis nada: mirad cómo todo el mundo se ha ido tras él” (Jn 12, 18-19). ¡Ánimo!, Vamos con Jesús que nos espera. Al Amor por amor. Señor, dame tu amor y tu gracia que eso me basta.

LA HOJA SEMANAL
(del 19 al 24 de diciembre)

Lunes (19)

San Urbano V, papa (Feria de Adviento)
Palabras: “Yo soy Gabriel que sirvo en presencia de Dios” (Lc 1,19)
Reflexión: El anuncio del nacimiento de Juan el Bautista. Planes de Dios
Propósito, durante el día: Unirme a la fiesta. Preparar el alma. Acompañar a la Madre

Martes (20)

Santo Domingo de Silos, abad (Feria de Adviento)
Palabras: “Alégrate, llena de gracia” (Lc 1,28)
Reflexión: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús
Propósito, durante el día: Unir a muchos a la fiesta con la amabilidad, con la comprensión

Miércoles (21)

San Pedro Canisio S.I., presbítero y doctor de la Iglesia (Feria de Adviento)
Palabras: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Lc 1,43)
Reflexión: Bendita eres entre todas las mujeres. Bendito el fruto de tu vientre
Propósito, durante el día: Vivir con todos la fiesta. Ayuda, consuelo. Oración.

Jueves (22)

San Zenón, mártir (Feria de Adviento)
Palabras: “Me felicitarán todas las generaciones” (Lc 1, 48)
Reflexión: El Magnificat. Hijo de Dios, hermano de Cristo, heredero del cielo
Propósito, durante el día: Repetir, meditar: la Madre de Dios es mi madre.

Viernes (23)
San Juan de Kety, presbítero (Feria de Adviento)
Palabras: La mano del Señor estaba con él (Lc 1,66)
Reflexión: Nacimiento de Juan el Bautista. La realización de la obra de Dios
Propósito, durante el día: Cerca de la Madre: hablarle, comentarle, pedirle consejo y ayuda

Sábado (24)

Nochebuena (Feria de Adviento; San Bonifacio, obispo)
Palabras: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol... (Lc 1,78)
Reflexión: … para iluminar a los que viven en tinieblas... para guiar nuestros pasos...”
Propósito, durante el día: Acción de gracias. Oración junto al belén. Recordar a san José

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 18, domingo (4º de Adviento, ciclo A; Expectación del Parto, Nª Sª de la O, Virgen de la Esperanza) nos mantienen en el misterio: “la virgen está encinta” (Is 7); “nacido según la carne” (Rm 1); “resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo” (Mt 1). Para Dios todo es posible y nadie puede ganar al Amor en amor. En Navidad es bueno entrar en el misterio de la misericordia de Dios que nace niño y que se ha quedado con nosotros. Jesús, María y José interceded por la Iglesia, por nosotros, por nuestra familia y por todo el que lo necesite.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

-“Y la alegría más bonita de la Navidad es esa alegría interior de paz: el Señor ha cancelado mis pecados, el Señor me ha perdonado, el Señor ha tenido misericordia de mí, ha venido a salvarme. Esa es la alegría de la Navidad.
Son estos, hermanos y hermanas, los motivos de nuestra esperanza. Cuando parece que todo ha terminado, cuando, frente a tantas realidades negativas, la fe se hace cansada y viene la tentación de decir que nada tiene sentido, aquí está sin embargo la buena noticia traída de esos pies rápidos: Dios está viniendo a realizar algo nuevo, a instaurar un reino de paz; Dios ha “descubierto su brazo” y viene a traer libertad y consolación. El mal no triunfará para siempre, hay un fin al dolor. La desesperación es vencida.” (Audiencia general, día 14 de diciembre de 2016)

- “3... En una cultura frecuentemente dominada por la técnica, se multiplican las formas de tristeza y soledad en las que caen las personas, entre ellas muchos jóvenes. En efecto, el futuro parece estar en manos de la incertidumbre que impide tener estabilidad. De ahí surgen a menudo sentimientos de melancolía, tristeza y aburrimiento que lentamente pueden conducir a la desesperación. Se necesitan testigos de la esperanza y de la verdadera alegría para deshacer las quimeras que prometen una felicidad fácil con paraísos artificiales. El vacío profundo de muchos puede ser colmado por la esperanza que llevamos en el corazón y por la alegría que brota de ella. Hay mucha necesidad de reconocer la alegría que se revela en el corazón que ha sido tocado por la misericordia. Hagamos nuestras, por tanto, las palabras del Apóstol: “Estad siempre alegres en el Señor” (Flp 4,4; cf. 1 Ts 5,16).” (Carta Apostólica “Misericordia et misera”)

- “Oración a la Sagrada Familia. Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.” Dado en Roma, junto a San Pedro, en el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el 19 de marzo, Solemnidad de San José, del año 2016, cuarto de mi Pontificado. (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia”. “Sobre el amor en la familia”)

(18.12.16)

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