LO TRIBUTARIO (nº 269)

Por qué el IRPF (8): rendimientos del trabajo

Si un concepto jurídico de renta identifica ésta con los rendimientos que produce un capital, admitiendo la distinción entre capital humano y capital material, los rendimientos del trabajo son la parte de la renta de una persona que se derivan de la práctica de sus condiciones físicas y psíquicas, de sus cualidades y habilidades, de su formación. En las referencias más antiguas a la tributación de estas rentas tales rendimientos se correspondían con los obtenidos por artesanos. En una fase posterior de la evolución fiscal, cuando los sueldos y salarios a empleados empezaron a ser habituales, hubo que distinguir entre renta de empleados y renta de oficios, a lo que contribuyó, sobre todo, la falta de iniciativa y reconocimiento de los primeros y la autonomía en el hacer y obrar de los segundos con cualidades reconocidas (profesión); pero también influyó la exclusiva aportación de trabajo en los primeros a diferencia de la frecuente utilización de instrumentos propios de los segundos. La reforma de 1978 consideró que la situación de dependencia laboral o administrativa era un criterio sencillo de identificación de los “rendimientos del trabajo”.

La modificación posterior de la LIRPF llevó la diferencia a la ordenación por cuenta propia de recursos materiales o humanos en los rendimientos de actividades económicas, de empresarios y profesionales (art. 27) y, así, el artículo 17 LIRPF define los rendimientos del trabajo como todas las contraprestaciones o utilidades, cualquiera que sea su denominación o naturaleza, dinerarias o en especie, que deriven, directa o indirectamente, del trabajo personal o de la relación laboral o estatutaria y no tengan el carácter de rendimientos de actividades económicas. Se incluyen así, entre los que forman la larga relación del precepto, los sueldos y salarios, las prestaciones por desempleo, las remuneraciones en concepto de gastos de representación, las dietas y gastos de viajes, salvo los de locomoción, manutención y estancia según regulación reglamentaria, (art. 9 RIRPF), las aportaciones o aportaciones a planes de pensiones de promotores o de empresarios según se regula, las pensiones y haberes pasivos, las prestaciones percibidas por beneficiarios de mutualidades, planes de pensiones y previsión empresarial y de seguros de dependencia según se regula; y se incluyen también (salvo que supongan ordenación por cuenta propia de medios materiales y de recursos humanos para intervenir en la producción o distribución de bienes o servicios) los rendimientos por impartir conferencias o similares y por elaborar obras literarias, artísticas o científicas cediendo el derecho a su explotación y los derivados de relaciones laborales especiales de artistas en espectáculos y de representantes en operaciones mercantiles sin asumir el riesgo y ventura de las mimas; y también, las retribuciones de administradores de sociedades, las pensiones compensatorias recibidas del cónyuge, los derechos económicos de fundadores...

- Si los rendimientos íntegros son los ingresos, los rendimientos netos resultan de restar de ese importe los gastos legalmente permitidos. En los rendimientos del trabajo se restan los gastos señalados en el artículo 19 LIRPF (arts. 10 y 11 RIRPF): cotizaciones de Seguridad Social, detracciones por derechos pasivos,cotizaciones a colegios de huérfanos, cuotas de sindicatos, por defensa jurídica y el importe señalado por “otros gastos”. Situaciones como aceptación de ofertas de empleo con traslado, o discapacidad elevan estas reducciones. Se señala como límite de reducciones el rendimiento íntegro minorado que se regula en el artículo 18 LIRPF (DT 17ª; art. 12 RIRPF): 30% en rendimientos con generación superior a dos años según los términos y con los límites que se establecen y 30% en pensiones, haberes pasivos y prestaciones de mutualidades, colegios de huérfanos y similares del art. 17.2.a).1º y 2º LIRPF, según y con los límites que se establece.

- Además de esas minoraciones por gastos y reducciones, el artículo 20 LIRPF establece otra para cuando los rendimientos netos de trabajo son inferiores al importe que se señala y no se perciben otras rentas por encima del importe que igualmente se indica. Se debe recordar que hay reglas especiales de valoración (arts. 42 y 43 LIRPF) de rendimientos en especie.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Archivo de actuaciones por delito contra la Hacienda de los socios de una sociedad de profesionales. En grandes despachos este es el tercero en que no prospera la pretensión de la Administración. Están de enhorabuena los pocos que mantenían y publicaban que así debía ser.

El cristiano sabe que “es milicia la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los de jornalero” (Jb 7,1) y, precisamente porque es así, encuentra sentido trascendente a lo ordinario de cada día. Se sabe “amado de Dios y llamado a ser santo” (cf. Rm 1,7), “santificado en Cristo Jesús y llamado a ser santo” (cf. 1 Co 1). El cristiano se sabe peregrino hacia el cielo, procurando no caer, levantándose cuando cae, sabiendo que Dios está siempre a su lado y que al final nos espera “un cielo nuevo y una tierra nueva...” y que esa es “la morada de Dios con los hombres”, donde Dios “enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pasó” (Ap 21, 3.4). En esa romería caminamos todos, con nuestras peculiaridades personales, pero formando “inmensa muchedumbre” (Ap 19,5) porque Dios es misericordioso, pone a todos y a cada uno en su Sagrado Corazón y, por el Espíritu Santo, derrama así su inmenso amor.

A “multitudes” (Mt 5,1) -“toda la multitud intentaba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos” (Lc 6,19)-, se refiere el Evangelio, cuando Jesús enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, … los que lloran, … los mansos, … los que tienen hambre y sed de justicia, … los misericordiosos, … los limpios de corazón, … los pacíficos, … los que padecen persecución por causa de la justicia; y: bienaventurados cuando os injurien, os persigan y mintiendo, digan contra vosotros todo tipo de maldad por mi causa; alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en el cielo...” (cf. Mt 5, 3-12). Oyendo las bienaventuranzas, el romero, todos y cada uno de los viandantes que han escuchado la voz de Dios y que han decidido meditarla, puede descubrir que le habla un Dios cercano que sabe lo que pasa en su vida; un Dios que sabe que “cada día tiene su preocupación (Mt 6,34) y que no sólo dice a cada uno que “se niegue a sí mismo” y que “tome su cruz y le siga” (cf. Mt 16,24), sino también que vayan a él “todos los agobiados y cansados”, porque “mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,28.30).

En medio de la multitud de caminantes, avanzando con ellos, cantando con ellos, sufriendo con ellos, en las palabras de Jesús también se recibe el ánimo para seguir sin parar por el camino: “Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13.14). También señala la buena dirección: “... vete primero a reconciliarte con tu hermano”, “... más te vale que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo acabe en el infierno”, “... que vuestro modo de hablar sea: sí, sí, no, no; lo que exceda de esto viene del Maligno”; “a quien te pida, dale; y no rehuyas al que quiere de ti algo prestado”; “amad a vuestro enemigos y rezad por los que os persigan para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre buenos y malos , y hace llover sobre justos y pecadores” (Mt 5, 44). Y Dios, que es bueno, nos aconseja para evitar que obremos, o dejemos de hacer, “por las apariencias”, “por el que dirán”, “por la propia conveniencia”: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres con el fin de que os vean”, porque Dios, nuestro Padre, “ve en lo oculto” y recompensa (Mt 6, 4.6.18).

De Jesús podemos escuchar: “bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que lo pidáis” (Mt 6.8 y 6,32). Por eso, con toda la confianza con la que un hijo se dirige al padre que lo quiere más que nadie, decimos: “Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo también en la tierra; danos hoy nuestro pàn cotidiano; perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestro deudores; y no nos pongas en tentación, sino líbranos del mal” (Mt 6,9-13). Jesús nos dice como vivir: “ No juzguéis para no ser juzgados” (Mt 7,1), “Pedid y se os dará” (Mt 7,7), “Todo lo que queráis que los hombres hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos” (Mt 7,12). Y avisa: “No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el Reino, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21)

LA HOJA SEMANAL
(del 31 de octubre al 5 de noviembre)

Lunes (31)

San Alfonso Rodríguez S.I., confesor (31ª TO, mes del rosario)
Palabras. “Invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos” (Lc 14,13)
Reflexión: “Te pagarán cuando resuciten los justos”
Propósito, durante el día: Servir a todos, estar disponible, no poner mala cara

Martes (1)

Todos los Santos
Palabras: “Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (Mt 5,12)
Reflexión: Comunión de los Santos. Iglesia triunfante, purgante y militante
Propósito, durante el día: Felicitar y pedir a los santos, rogar por las Ánimas, dar gracias a Dios

Miércoles (2)

Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
Palabras: “Para que donde estoy yo, estéis también vosotros” (Jn 14,3)
Reflexión: Yo soy el camino, la verdad y la vida
Propósito, durante el día: Oración por los que han muerto: familiares, amigos, desconocidos

Jueves (3)

San Martín de Porres, confesor (31ª TO; difuntos)
Palabras: “Y cuando la encuentra, se la carga a los hombros, muy contento...” (Lc 15,5)
Reflexión: … reúne a los amigos y vecinos... Felicitadme he encontrado la oveja perdida
Propósito, durante el día: Año de la Misericordia: examen de lo pasado, aprovechar lo que queda

Viernes (4)

San Carlos Borromeo, cardenal (31ª TO; difuntos)
Palabras: “El amo felicitó al administrador injusto...” (Lc 16,8)
Reflexión: Los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz
Propósito, durante el día: Por ir al cielo: esforzarme, soportar, sacrificios, lo que sea preciso

Sábado (5)

Santa Ángela de la Cruz, fundadora (31ª TO; difuntos)
Palabras: Dios os conoce por dentro (Lc 16,15)
Reflexión: No podéis servir a Dios y al dinero
Propósito, durante el día: Madre mía, que no caiga, que no decaiga... Llévame de la mano

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 30, domingo (31º TO, ciclo C), nos llenan de esperanza: “corriges poco a poco a los que caen... para que se conviertan y crean en ti, Señor” (Sb 12); “que Dios os considere dignos de vuestra vocación” (2 Tes 1); “el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19). El camino es abandonarse en el amor de Dios que es Amor. Y la guía es la mano de María, nuestra Madre, que nos lleva y nos anima con su mirada. Y ¡todos los santos!

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Y la otra cosa es vestir a quien está desnudo: ¿qué quiere decir si no devolver la dignidad a quien la ha perdido? Ciertamente dando vestidos a quien no tiene; pero pensemos también en las mujeres víctimas de la trata, tiradas por las calles, y demás, demasiadas maneras de usar el cuerpo humano como mercancía, incluso de los menores. Así como también no tener un trabajo, una casa, un salario justo es una forma de desnudez, o ser discriminados por la raza, por la fe; son todas formas de «desnudez», ante las cuales como cristianos estamos llamados a estar atentos, vigilantes y preparados para actuar.

Queridos hermanos y hermanas, no caigamos en la trampa de encerrarnos en nosotros mismos, indiferentes a las necesidades de los hermanos y preocupados sólo de nuestros intereses. Es precisamente en la medida en la cual nos abrimos a los demás que la vida se vuelve fecunda, la sociedad vuelve a adquirir la paz y las personas recuperan su plena dignidad.” (Audiencia general, día 26 de octubre de 2016)

- “257. Una manera de comunicarnos con los seres queridos que murieron es orar por ellos. Dice la Biblia que “rogar por los difuntos” es “santo y piadoso” (2 M 12,44-45). Orar por ellos “puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor”. El Apocalipsis presenta a los mártires intercediendo por los que sufren la injusticia en la tierra (cf. Ap 6,9-11), solidarios con este mundo en camino. Algunos santos, antes de morir, consolaban a sus seres queridos prometiéndoles que estarían cerca ayudándoles. Santa Teresa de Lisieux sentía el deseo de seguir haciendo el bien desde el cielo. Santo Domingo afirmaba que “sería más útil después de muerto [...] Más poderoso en obtener gracias”. Son lazos de amor. porque “la unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe [...] Se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales”.

258. Si aceptamos la muerte podemos prepararnos para ella. El camino es crecer en el amor hacia los que caminan con nosotros, hasta el día en que “ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor” (Ap 21,4). De ese modo, también nos prepararemos para reencontrar a los seres queridos que murieron. Así como Jesús entregó el hijo que había muerto a su madre (cf. Lc 7,15), lo mismo hará con nosotros. No desgastemos energías quedándonos años y años en el pasado. Mientras mejor vivamos en esta tierra, más felicidad podremos compartir con los seres queridos en el cielo. Mientras más logremos madurar y crecer, más cosas lindas podremos llevarles para el banquete celestial.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia” ·Sobre el amor en la familia”)

(30-10-16)

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