LO TRIBUTARIO (nº 227)
Por qué la LGT (19): la prueba
No se descubre nada cuando se dice que la aplicación de los tributos se sitúa en un ámbito de desconfianza. El que contribuye cree que la imposición es excesiva, procura declarar dentro de la legalidad pero lo menos posible, encuentra justificación para actuar así; la Administración desconfía de los contribuyentes y extiende sobre todos la sombra de la sospecha; de las regularizaciones tributarias queda un poso como de “robo legal” en expresión tomista. La LGT/1963, “de los maestros”, establecía (art. 111) la presunción legal de veracidad de lo declarado; la Ley 1/1998, de derechos y garantías de los contribuyentes establecía la presunción legal de buena fe de los contribuyentes; la LGT/2003, “de la agencia”, incluye (art. 108.4) una frase sorprendente: lo declarado se presume cierto para el que lo declara, a diferencia de lo que se establece para las informaciones proporcionadas por terceros que se presumen ciertos y sólo si el afectado alega inexactitud se podrá exigir al informador que se ratifique y aporte pruebas.
La prueba en la aplicación de los tributos es un campo minado sin advertencia ni justificación. Posiblemente el aspecto más llamativo es el de las facturas. Antes de la regularización de 1977 (diga la verdad y en paz) y, desde luego, antes del IVA, las múltiples contabilidades (la oficial, la de acreedores, la privada) tanto las facturas como los libros y registros se consideraban sólo como la prueba “del tonto” (aunque “el listo” los utilizaba como carnaza), pero se reguló el delito contra la Hacienda (y se condenó a la famosa artista) y la Ley 10/1985 añadió a la LGT la exigencia de aportar justificantes para poder deducir gastos o cantidades en la cuota y con el IVA se aprobó la primera versión del reglamento de facturas. En la actualidad, a pesar de que así se establece en el artículo 106.4 LGT, la previsión legal es pura apariencia porque se exige “la prueba de la prueba”: hay que probar la realidad del contenido de la factura. Hubo un pronunciamiento que señalaba que la “factura fiscal” era “más que una factura” constituyendo una confesión extrajudicial. Desde luego, sin factura no hay gasto, pero no se exige factura para regularizar por mayores ingresos y en la estimación indirecta se pueden estimar los ingresos, pero sólo se admiten los gastos probados. Así está la cosa.
La Administración no tiene que investigar y aportar pruebas de la verdad de los hechos con trascendencia tributaria, sino que su actividad probatoria se limita a aportar prueba contra lo declarado y a probar la realidad de lo no declarado. El artículo 105 establece que quien quiera hacer valer su derecho debe probarlo; el artículo 106 se remite al Cc y a la LEC respecto de los medios de prueba y su valoración; en cuanto que son documentos públicos, en el artículo 107 se establece que los hechos reconocidos en las diligencias se presumen ciertos e igual se dice en el artículo 144 para los hechos aceptados en las actas. El artículo 108 regula la prueba de presunciones (en la que de un hecho probado se deduce otro aplicando las reglas de la lógica). Se debe completar este repaso con la “prueba por indicios” (varios y en el mismo sentido) y con la “ficción legal” por la que la ley establece sin proceso probatorio una consecuencia de un hecho (fecha de los documentos privados al presentarlos ante funcionario en sus funciones).
El artículo 115 LGT regula las potestades y funciones de comprobación e investigación de los hechos, actos, elementos, actividades, explotaciones, negocios, valores, las extiende a períodos prescritos con efectos en no prescritos y permite cambiar la calificación jurídica de modo que al mismo hecho se dan dos calificaciones.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Mientras decide la UE sobre la imprescriptibilidad de la deuda por bienes en el extranjero, el sindicato de técnicos (Gestha) dice que la mayoría del patrimonio, 141.000 millones, declarado en 2013 lo estaba ya antes en el IRPF o el IP, y la Agencia dice que ha hecho 8.868 inspecciones instruyendo una deuda de 1.100 millones y también 436 actas o expedientes sancionadores por otras informaciones.
El cristiano tiene motivos para descubrir en su vida cotidiana que, aunque incurre en errores y omisiones, falla en sus propósitos y deja de cumplir lo que debe y hace lo que no debe (“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”, Rm 7,19), Dios, que es amor (“Porque Dios es amor”, 1 Jn 4,8 y 4,16), no sólo lo conoce en su debilidad, sino que lo quiere como hijo (“Mirad que amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos!”, 1 Jn 3.1), desea que recapacite, que rectifique, que cambie y que vuelva. Y lo espera (“Cuando aún estaba lejos, le vio su padre y se compadeció. Y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y le cubrió de beses” Lc 15,29). El cristiano conoce sus infidelidades en el amor a Dios cuando cede a la tentación del tener, del usar y consumir, del aparentar y figurar, del yo lo primero; y que es consciente de sus deslealtades cuando actúa contra lo que Dios quiere; a pesar de todo eso, sabe que puede tener confianza en Dios que es fiel (“Fiel es Dios por quien fuisteis llamados a la unión con su Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor”, 1 Co 1,9). Vivir con Dios, junto a Él, tratándole, amándolo, es la mejor inversión, el negocio más rentable que se puede hacer: “En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos... campos por mí y por el Evangelio, que no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos.. campos, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna” (Mc 10,29). “Son dos horas de vida y grandísimo el premio; y cuando no hubiera ninguno, sino cumplir lo que nos aconsejó el Señor, es grande la paga en imitar en algo a Su Majestad” (Santa. Teresa, “Camino de Perfección”, 2,7)
Cuando la vida ordinaria encuentra sentido y se procura lograr una meta que merece la pena (“Por eso, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”, Mt 5,48), el fiel contraste, la aguja de marear, la rosa de los vientos, las estrellas que orientan en la noche, deja de ser el temor y pasa a ser el amor. Y se es consciente de que ese amor que se debe a Dios procede Dios que llena el alma y que hace que rebose el corazón en amor a otros: cercanos, lejanos; familiares, amigos, compañeros, contrarios, desconocidos. Así se llevan mejor las contrariedades, se soportan las mortificaciones sobrevenidas, se aprecia el sacrificio de las cosas pequeñas, de los detalles. Como se animaba a quien no apreciaba avances en sus buenos propósitos: si eres olvidadizo, ofrece el día por la mañana y renueva el ofrecimiento cuando te acuerdes; si eres de espíritu crítico, recuerda que no es malo tener criterio y también que es preciso ponderar el pronto con posibles circunstancias desconocidas: un mal día, una mala noche, un intenso dolor, una gran preocupación no compartida. Así, la Justicia se realiza con misericordia.
Una guía de conducta: “... diligentes en el deber, fervorosos en el espíritu, servidores del Señor; alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación; constantes en la oración, compartiendo las necesidades... “. Y más: “bendecid a los que os persiguen; bendecidlos y no los maldigáis. Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran... No os tengáis por sabios ante vosotros mismos... No devolváis a nadie mal por mal... No os venguéis...”. Y, en resumen: “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (Rm 12, 11-13, 14-16, 17-21).
LA HOJA SEMANAL
(del 6 al 11 de junio)
Lunes (6)
San Marcelino Champagnat, fund. de los HH Maristas (10ª TO)
Palabras: “Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande” (Mt 5,12)
Reflexión: Los bienaventurados: pobres de espíritu, pacíficos, misericordiosos
Propósito, durante el día: Recordar las bienaventuranzas y acercarme a esos modelos
Martes (7)
San Acacio, mártir (10ª TO)
Palabras: “Para que vean vuestra buenas obras” (Mt 5,16)
Reflexión: Vosotros sois la sal de la tierra
Propósito, durante el día: Seguir a Jesús: lo que haría, lo que no haría. Dar buen ejemplo
Miércoles (8)
San Miguel de los Santos, presbítero (10ª TO)
Palabras: “El que se salte uno de los preceptos menos importantes... (Mt 5,19)
Reflexión: y lo enseñe a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos”
Propósito, durante el día: Cumplir los mandamientos como camino de amor. Alegría
Jueves (9)
San Efrén, diácono y doctor de la Iglesia (10ª TO)
Palabras: “Vete primero a reconciliarte con tu hermano...” (Mt 5,24)
Reflexión: ... y entonces vuelve a presentar tu ofrenda”
Propósito, durante el día: Perdonar de corazón. Pedir sinceramente perdón
Viernes (10)
San Maurino, abad (10ª TO)
Palabras: “El que se case con la divorciada, comete adulterio” (Mt 5,32)
Reflexión: Serán una sola carne. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.
Propósito, durante el día: Rezar por la familia. Detalles de amor con la familia
Sábado (11)
San Bernabé, apóstol (10ª TO)
Palabras: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 10,8)
Reflexión: Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca
Propósito, durante el día: María, Madre mía: bajo tu mirada, siempre de tu mano.
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del domingo día 5 (10º del TO, ciclo C) permiten ver la cercanía de Dios, por sus profetas, como Elías (“Mira, tu hijo está vivo”, 1 R 17), en la vocación personal de cada uno en el propio estado (“cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre”, Gal 1) y en Jesús (“Dios ha visitado a su pueblo”, Lc 7). Son temas para reflexionar en la misericordia divina que nos llama, que nos cuida, que nos salva.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “No es suficiente, por lo tanto, preguntarnos “cuánto” rezamos, debemos preguntarnos también “cómo” rezamos, o mejor, “cómo es nuestro corazón”: es importante examinarlo para evaluar los pensamientos, los sentimientos, y extirpar arrogancia e hipocresía. Pero, pregunto: ¿se puede rezar con arrogancia? No. ¿Se puede rezar con hipocresía? No. Solamente debemos orar poniéndonos ante Dios así como somos. No como el fariseo que rezaba con arrogancia e hipocresía. Estamos todos atrapados por las prisas del ritmo cotidiano, a menudo dejándonos llevar por sensaciones, aturdidos, confusos. Es necesario aprender a encontrar de nuevo el camino hacia nuestro corazón, recuperar el valor de la intimidad y del silencio, porque es allí donde Dios nos encuentra y nos habla. Sólo a partir de allí podemos, a su vez, encontrarnos con los demás y hablar con ellos. El fariseo se puso en camino hacia el templo, está seguro de sí, pero no se da cuenta de haber extraviado el camino de su corazón.” (Audiencia general, el día 1 de junio de 2016)
- “29. Con la mirada hecha de fe y de amor, de gracia y de compromiso, de familia humana y de Trinidad divina, contemplamos la familia que la Palabra de Dios confía en las manos del varón, de la mujer y de los hijos para que conformen una comunión de personas que sea imagen de la unión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La actividad generativa y educativa es, a su vez, un reflejo de la obra creadora del padre. La familia está llamada a compartir la oración cotidiana, la lectura de la Palabra de Dios y la comunión eucarística para hacer crecer el amor y convertirse cada vez más en templo donde habita el Espíritu.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris Letitia” Sobre el amor en la familia)
(5.06.16)
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