LO TRIBUTARIO (nº 232)

Por qué la LGT (21): procedimientos de devolución

No carece de sentido preguntarse por qué la LGT regula cinco procedimientos de gestión, el de inspección y el de recaudación, pero antes avisa (art. 123.2) de que reglamentariamente se podrá regular otros. Para confirmar que es así, el RD 1065/2007 regula los “procedimientos”: de rectificación de autoliquidaciones (arts. 126 a 129 RD; v. art. 120.3 LGT), de rectificación de declaraciones, comunicaciones y solicitudes de devolución (art. 130 RD), de ejecución de las devoluciones (arts. 131-132 RD), para el reconocimiento de beneficios fiscales de carácter rogado (arts 136-137), para la inclusión en el sistema de cuenta corriente (art. 140 RD); procedimiento de rectificación censal (art. 145 RD). Y, además, la disposición reglamentaria regula (arts. 144 a 154 RD) varias “actuaciones” en relación con los censos, el NIF, el domicilio fiscal y para el control de declaraciones y obligaciones formales. Ni la frecuencia con que se producen en la práctica ni los contenidos ni la trascendencia tributaria justifican esa desagregación. No parece invocable la reserva de ley (art. 8 LGT) o, si lo fuera, sería evidente el fraude de ley con el uso de una habilitación reglamentaria de tan amplio contenido. No se debe acabar esta consideración sin señalar que el RD 1065/2007 regula (DA 1ª) los efectos de no resolver en plazo en más de 90 procedimientos.

Posiblemente la explicación más razonable es que la LGT/2003 inventó procedimientos para que pudieran justificar por ley la prolongación sine die de la inseguridad jurídica del administrado que, obligado a declarar y autoliquidar, puede ver corregida sucesivamente su obligación tributaria en cuanto a: la devolución resultante de aplicar las normas, la verificación de los datos de su declaración o autoliquidación, comprobaciones limitadas sobre aspectos parciales de su autoliquidación, inspecciones de alcance parcial una tras otra. Así, desechada la aplicación de la perención del procedimiento (cf. TS s. 4.12.98), se debilita la posible caducidad (art. 104.2 LGT) y la prescripción (arts. 66 a 69 LGT), que son aspectos sometidos a la reserva de ley. Y, además, se establece por ley la revisión de los hechos y de su calificación en períodos prescritos (arts. 66 bis y 115 LGT) y la provisionalidad como regla (arts. 101, 130, 133, 139.2 y 148.3 LGT). Todo un retroceso jurídico respecto de la LGT de 1963, “de los maestros”, que sólo regulaba un procedimiento de gestión que se iniciaba de oficio o por declaración (art. 101 LGT) y que alcanzaba el carácter definitivo (art. 120 LGT) por prescripción, por comprobación o por perención cuando no se comprobaba en plazo.

Los artículo 124 a 127 LGT regulan los procedimientos de devolución según se inicien por autoliquidación o por solicitud o comunicación de datos. Es obligada la advertencia de que no se trata de devolución de ingresos indebidos, que es un procedimiento de revisión (art. 221), porque el procedimiento de gestión para devolver no se refiere a ingresos “indebidos”, sino a ingresos anticipados que son “debidos”, pero pagados “de más” respecto del impuesto que resulta de la liquidación del período impositivo (IRPF, IS) o a cuotas soportadas deducibles que no se han podido deducir (IVA). Respecto de este último impuesto se debe señalar que la errónea la referencia a “autoliquidaciones” (que se producen en cada factura) debía ser a “declaración-liquidación”, que es de la que puede resultar cantidad a compensar o devolver, y también que en caso de caducidad del derecho a deducir, lo soportado que no se debió soportar se convierte en indebido y nace el derecho a obtener la devolución para preservar la neutralidad. El procedimiento termina con la devolución, por caducidad o por iniciación de otro.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se vienen produciendo con cierta frecuencia noticias sobre condenas de prisión por delito contra la Hacienda Pública que no tienen que cumplirse por haber llegado a un pacto y haber pagado una importante cantidad. Es difícil considerar justo un sistema punitivo en el que ingresan en prisión los que no pueden pagar. Y parece rudimentaria, periclitada y ajena a un Estado de Derecho la prisión por deudas.

El cristiano es persona en el mundo y ha vivido experiencias propias en ocasiones diversas que le permiten considerar con fundamento lo que en cada momento ocurre y valorar y decidir razonablemente las circunstancias del momento. El cristiano puede, debe, vivir en oración permanente, porque hay la necesidad de orar siempre (Lc 18,1), de ser constantes en la oración (Rm 12,12), de rezar sin cesar (Ts 5,17), pero trabajando y relacionándose con otros. En ese trabajo y en esa relación se santifica, procura que su trabajo esté bien hecho y así lo santifica ofreciéndolo a Dios y, en lo posible, ayuda a la santificación de los demás. Así, el trabajo ofrecido es oración. Y es oración la palabra amable, el silencio oportuno, la colaboración, la escucha atenta, la comprensión, la sonrisa. Conviene recordar: “tanto si coméis, como si bebéis, o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios” (1 Co 10,13)

En esa experiencia personal todos podemos encontrar tiempos de esfuerzo y sacrificio para conseguir lo que nos interesaba, para llegar donde queríamos, y recordamos el momento en que obtuvimos el fruto, o el momento de disgusto, de dolor, de desánimo por la mala noticia a pesar de todo lo que habíamos hecho (“electi Dei non laborabunt frustra”: los elegidos de Dios no trabajan en vano, Is 65,23). También recordamos el momento en que nos sobrepusimos, tomamos aire y decidimos empezar de nuevo (nunc coepi!). Y la alegría interior de saber que Dios está a nuestro lado en todos los instantes de nuestra vida. Así es también en la consideración de nuestros trabajos, de nuestro camino hacia el cielo. San Agustín decía: “In eo quod amatur aut non laboratur aut et labor amatur” (en hacer lo que se ama no hay fatiga y si la hay aún la propia fatiga se ama). La vida del cristiano es milicia (Job 7,1) y debe estar dispuesto y en la lucha aunque sea la batalla de los pequeños detalles.

La mortificación (darse muerte; sin matar, claro) mantiene el tono y el talante, el ánimo y la alegría del cristiano. Mortificaciones pasivas para ofrecer: calor, frío, dolor, esperas prolongadas, contestaciones bruscas... Mortificaciones activas en las relaciones con otros: puntualidad, afabilidad, cortesía, vencer los estados de ánimo inconvenientes, pedir perdón, pedir por favor, ofrecer disculpas, perdonar. Mortificaciones en el trabajo: intensidad, orden, con finura, con buen acabado, sin chapuzas; con consideración para los jefes, para los compañeros, para los subordinados, para los clientes y proveedores. Mortificación de la inteligencia: evitando perder el tiempo en fantasías, evitando la curiosidad, el cotilleo, la murmuración, los juicios temerarios, la críticas y más si con ellas faltamos a la caridad. Mortificación de la voluntad: luchando contra el amor propio, la vanagloria, la exaltación del yo. Mortificación de la sensibilidad: corrigiendo que se convierta en objetivo vital el pasarlo bien, el disfrute personal, el capricho.

No faltará quien considere pesada, indeseable, esa vida de lucha, victorias y derrotas, en animosa milicia. Sólo hay que pedirle que defienda lo contrario: no perdonar, no ser amable, trabajar mal, tener mal humor y que los demás lo soporten. No lo hará. No ha sido en vano: habrá pensado en eso. Y Dios, que es Misericordia, nos ayuda.

LA HOJA SEMANAL
(del 20 al 25 de junio)

Lunes (20)

San Silverio, papa (12ª TO)
Palabras: “No juzguéis y no os juzgarán” (Mt 7, 1)
Reflexión: Sácate primero la viga de tu ojo
Propósito, durante el día: Misericordia de Dios, conmigo; mía, para todos

Martes (21)

San Luis Gonzaga S.I., confesor (12ª TO)
Palabras: “Tratad a los demás como queráis que ellos os traten” (Mt 7,12)
Reflexión: Entrad por la puerta estrecha
Propósito, durante el día: Amabilidad con todos. Y oración por todos

Miércoles (22)

Santos Juan Fisher, cardenal, y Tomás Moro, mártires (12ª TO)
Palabras: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,16)
Reflexión: Los árboles sanos dan frutos buenos
Propósito, durante el día: Procurar dar testimonio cristiano en la vida ordinaria

Jueves (23)

San José Cafasso, presbítero (12ª TO)
Palabras: “Sino el que cumple la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21)
Reflexión: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos
Propósito, durante el día: Obras buenas por Dios, para otros

Viernes (24)

Natividad de san Juan Bautista (12ª TO)
Palabras: “La mano del Señor estaba con él” (Lc 1,66)
Reflexión: El Señor había hecho una gran misericordia a Isabel y Zacarías
Propósito, durante el día: Acción de gracias porque Dios está a mi lado siempre

Sábado (25)

San Guillermo, abad (12ª TO)
Palabras: “No soy quien para que entres bajo mi techo” (Mt 8,8)
Reflexión: No he encontrado en nadie tanta fe
Propósito, durante el día: Madre mía, pide a Dios que aumente en mi la fe

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las palabras del día 19 (12º domingo TO, ciclo C) nos ayudan a vivir unidos a Jesucristo: “Me mirarán a mí, a quien traspasaron” (Zc 12); “Sois uno un Cristo Jesús” (Ga 3); “El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo” (Lc 9). Viviendo en el día a día de la propia vida la Misericordia de Dios, compartiendo con los demás la Misericordia divina, sintiendo como siente Dios reposando nuestra cabeza en el Sagrado Corazón de Jesús. Y con nuestra Madre.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “A diferencia de la multitud, este ciego ve con los ojos de la fe. Gracias a ella su súplica tiene una poderosa eficacia. En efecto, al escucharlo, “Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran” (v. 40). Obrando así Jesús “quita al ciego del borde del camino y lo pone en el centro” de la atención de sus discípulos y de la multitud. Pensemos también nosotros, cuando hemos estado en situaciones complicadas, incluso en situaciones de pecado, cómo fue precisamente Jesús a tomarnos de la mano y a quitarnos del borde del camino y donarnos la salvación. Se realiza así un doble paso. Primero: la gente había anunciado una buena noticia al ciego, pero no querían saber nada con él; ahora Jesús obliga a todos a tomar conciencia que el buen anuncio implica poner en el centro del propio camino a aquel que había sido excluido del mismo. Segundo: a su vez, el ciego no veía, pero su fe le abre la senda de la salvación, y él se encuentra en medio de los que habían bajado a la calle para ver a Jesús. Hermanos y hermanas, “el paso del Señor es un encuentro de misericordia que une a todos en torno a Él para permitirnos reconocer a quien tiene necesidad de ayuda y de consuelo”. Incluso por nuestra vida pasa Jesús; y cuando pasa Jesús, y me doy cuenta de ello, es una invitación a acercarme a Él, a ser más bueno, a ser un mejor cristiano, a seguir a Jesús.” (Audiencia general, el día 15 de junio de 2016)

- “52. Nadie puede pensar que debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio es algo que favorece a la sociedad. Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos. Ya no se advierte con claridad que sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad. Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad.” (Exh. Ap. Postsinodal “Amoris laetitia”. “Sobre el amor en la familia”)

(19.06.16)

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