LO TRIBUTARIO (nº 224)
Por qué la LGT (17): la información tributaria
La aplicación de los tributos comprende las actividades de la Administración dirigidas a la información y asistencia, a la gestión, inspección y recaudación; y las actuaciones de los administrados en el ejercicio de sus derechos o en el cumplimiento de sus obligaciones. Esas funciones se ejercen de forma separada respecto de la de resolución de reclamaciones económico-administrativas. La aplicación de los tributos se desarrolla mediante los procedimientos tributarios regulados en la LGT “y otros” (v. art. 83). Cada Administración aprueba su estructura orgánica. Se regula (art. 84) la competencia territorial.
Aunque el capítulo correspondiente se titula “principios generales” no se formula ninguno en los preceptos que allí se integran. Se dedica a regular la información tributaria: la que debe proporcionar la Administración y la que hay que proporcionarle. En el artículo 85 LGT se relacionan los medios de información: publicación de textos actualizados de las normas tributarias y de la doctrina administrativa que la Administración considere de mayor trascendencia (v. art. 86); comunicaciones y actuaciones de información “sin compromiso” (v. art. 87); contestaciones a consultas escritas (arts. 88 y 89), información de valor previa a la transmisión de inmuebles (art. 90), acuerdos de valores previos a la realización del hecho imponible (art. 91).
La información tributaria que se debe proporcionar a la Administración se incluye en la sección titulada: “colaboración social en la aplicación de los tributos” y en ella se regula: a) los acuerdos de la Administración con otras Administraciones, entidades privadas, instituciones u organizaciones representativas de sectores o intereses sociales, laborales, empresariales o profesionales para potenciar el cumplimiento cooperativo de las obligaciones tributarias (art. 92); y b) el deber de proporcionar toda clase de datos, informes, antecedentes y justificantes con trascendencia tributaria relacionados con el cumplimiento de sus propias obligaciones tributarias o deducidos de sus relaciones económicas, profesionales o financieras con otras personas (art. 93). Esta información se proporciona en cumplimiento de disposiciones generales o por exigencia individual mediante requerimiento. En su día se exigía que la información requerida tuviera relación con actuaciones iniciadas o programadas, pero se ha llegado a decir que la justificación puede ser una potencial actuación futura. Las autoridades también están sometidas a este deber de informar (art. 94). El incumplimiento es infracción sancionable (art.199)
A pesar de que es frecuente la publicación en medios de comunicación de informaciones detalladas del resultado de actuaciones administrativas para la aplicación de los tributos referidas a determinadas personas, el artículo 95 regula tanto el carácter reservado de los datos con trascendencia tributaria obtenidos por la Administración en el ejercicio de sus funciones, como la obligación de sigilo de las autoridades y funcionarios que los conozcan y también los retenedores y los obligados a realizar ingresos a cuenta del impuesto de otro. No se tiene noticia de expedientes disciplinarios ni sanciones por infringir este precepto.
En cambio, la Ley 34/2015 ha introducido la novedad de la publicación de las identidades de morosos que parece ser el reconocimiento del fracaso recaudatorio.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Para denunciar la amnistía pasada, se señala que la lucha contra el fraude debe ser una prioridad esencial y se protesta porque a los preferentistas se les exige el IRPF por las costas que cobran sus abogados. Pero probando que son sus honorarios, se podrá evitar.
Tiempo Ordinario. El cristiano procura acompasar la vida espiritual a los tiempos litúrgicos. En estos días, acabadas las Pascuas, reflexiona sobre la intensidad con que el alma ha vivido los meses pasados: los cuarenta días del Adviento que preparaban para la Pascua de Navidad y el misterio de la Encarnación; los cuarenta días de la Cuaresma que preparaban para la Pascua de Resurrección y el misterio de la Pasión y Muerte de Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que nos redime y nos salva; y los cincuenta días que llevan a la alegría de la Pascua de Pentecostés. En esos tiempos señalados ha podido haber momentos de conversión, redescubriendo rincones donde hemos abandonado dones y gracias que Dios nos ha regalado, rectificando desviaciones, limpiando manchas; momentos de unión con Dios que nos han llenado de alegría y nos han hecho reír y cantar; momentos de dolor de amor no tanto porque hemos caído, sino sobre todo porque le hemos fallado al Amor que sabemos que nos espera, que nos sigue amando. Y hemos hecho muchos propósitos. Y muchos, también, los hemos olvidado.
El Espíritu Santo, el Gran Desconocido, el Dulce Huésped del alma, es nuestro protector y nos defiende, nos aconseja, nos consuela. Si prestamos atención notaremos su cercanía en esa buena idea inesperada, en ese consejo interior de hacer, de no hacer, de decir o de callar, que a veces nos hace decir: Gracias a Dios, sin pensarlo. Hasta los alejados de la fe lo dicen. Decir sin pensar nos pasa a todos: al hacer la señal de la cruz decimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; al rezar el “Credo” proclamamos nuestra fe al decir creo en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra, en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo...; también lo hacemos al rezar el “Gloria”: gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...En cada invocación debería volar nuestra alma y meterse en la interioridad entrañable del amor trinitario para llenarse de amabilidad y ternura para dar.
Es preciso iniciar esta etapa del Tiempo Ordinario con el entusiasmo del romero, del peregrino que se ve con fuerzas para llegar y que no duda que Dios se las dará si le faltan. Frente a desánimos, frente a cansancios, frente a la desconfianza en nosotros mismos, para un descaso en el camino, y también ahora al iniciarlo, puede venir bien recordar esta parábola que nos debe llenar de esperanza, de confianza en Dios: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar en ella fruto y no lo encontró. Entonces le dijo al viñador: “Mira, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera sin encontrarlo: córtala, ¿para qué va a ocupar terreno en balde?”. Pero él le respondió: “Señor, déjala también este año hasta que cave alrededor y eche estiércol, por si produce fruto; si no, ya la cortarás” (Lc 13,6-9)
Año de la Misericordia. Tiempo de invocar: “El Señor es clemente y compasivo,/ lento a la ira y rico en misericordia./ El Señor es bueno con todos,/ y su misericordia se extiende a todas su obras./... El Señor sostiene a los que van a caer,/ y endereza a los que se encorvan./ Los ojos de todos se dirigen a ti esperando:/ Tú les das el alimento a su tiempo./... El Señor es justo en todos sus caminos,/ misericordioso en todas sus acciones./ El señor está cerca de los que le invocan,/ de cuantos le invocan de verdad...” (sal. 145, Vg 144)
LA HOJA SEMANAL
(del 23 al 28)
Lunes (23)
San Desiderio, obispo (8ª TO. Mes de María)
Palabras: “¿Entonces quien podrá salvarse?” (Mc 10,26)
Reflexión: Se arrodilló y le preguntó... se marchó pesaroso porque era muy rico
Propósito, durante el día: Desprendimiento. Nada como propio. Nada para siempre
Martes (24)
San Vicente de Lérins, presbítero (8ª TO; Nª Sª Auxilio de los cristianos; mes de María)
Palabras: “Quien deje casa, o hermanos... por mí y por el Evangelio... (Mc 10,29)
Reflexión: ... recibirá ahora cien veces más... y en la edad futura la vida eterna”
Propósito, durante el día: Desprendimiento. Tú me lo diste a Ti, Señor, lo torno
Miércoles (25)
San Beda el Venerable, presb. y doc. (8ª TO; Nª Sª del Puy; mes de María; nov. Sdo.Cz)
Palabras: “El que quiera ser el primero sea esclavo de todos” (Mc 10,44)
Reflexión: El Hijo del hombre ha venido a servir y a dar su vida por todos
Propósito, durante el día: Desprendimiento. Acallar al “yo”
Jueves (26)
San Felipe Neri, fundador (8ª TO; mes de María)
Palabras: “Maestro que vea” (Mc 10,51)
Reflexión: Zaqueo recuperó al vista y le seguía por el camino
Propósito, durante el día: Oración de petición. Menesteroso de la ayuda de Dios
Viernes (27)
San Agustín de Canterbury, obispo (8º TO; mes de María)
Palabras: Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros (Mc 11,26)
Reflexión: Lo que pidáis en la oración, si creéis, lo obtendréis
Propósito, durante el día: Oración. Por mí, por mis cercanos, por todos los demás
Sábado (28)
San Germán, obispo (8º TO; mes de María)
Palabras. “¿Con qué autoridad haces esto?” (Mc 11,28)
Reflexión: Tentar a Dios, pedirle explicaciones, exigirle cuentas...
Propósito, durante el día: Madre, maestra de oración, enséñame, reza conmigo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del domingo día 22, Solemnidad de la Santísima Trinidad (ciclo C) nos sitúa en presencia de Dios, Uno y Trino: “El Señor me estableció al principio de sus tareas” (Pv 8), “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones” (Rm 5); “cuando venga él, el Espíritu de la verdad” (Jn 16) y podremos sentir que estamos llenos de Dios y metidos en Dios, llenos de amor para derramar el amor del Amor.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “El Espíritu Santo no trae una enseñanza distinta, sino que hace viva, hace operante la enseñanza de Jesús, para que el tiempo que pasa no la borre o no la debilite. El Espíritu Santo injerta esta enseñanza dentro de nuestro corazón, nos ayuda a interiorizarlo, haciendo que se convierte en parte de nosotros, carne de nuestra carne. Al mismo tiempo, prepara nuestro corazón para que sea verdaderamente capaz de recibir las palabras y los ejemplos del Señor. Todas las veces que se acoge con alegría la palabra de Jesús en nuestro corazón, esto es obra del Espíritu Santo.” (Angelus, día 15 de mayo de 2016)
- “Dios no es nunca llamado directamente en causa, pero la parábola advierte claramente: la misericordia de Dios hacia nosotros está relacionada con nuestra misericordia hacia el prójimo; cuando falta esta, también aquella no encuentra espacio en nuestro corazón cerrado, no puede entrar. Si yo no abro de par en par la puerta de mi corazón al pobre, aquella puerta permanece cerrada. También para Dios. Y esto es terrible.” (Audiencia general, día 18 de mayo de 2016)
- “25. Un Año Santo extraordinario, entonces, para vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros. En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando con convicción hace de la misericordia su anuncio. Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo. La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola y viviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene.
En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: ”Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos” (Sal 25,6). Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de abril, Vigilia del Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia, del Año del Señor 2015, tercero de mi pontificado. Franciscus (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)
(22.05.16)
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