LO TRIBUTARIO (nº 981)

Ciencia de la Hacienda: 24) representación y asesoramiento tributarios

Los recuerdos casi-seculares no se agotan. Desde el de que fue a hacer una consulta a un profesional, la hizo oralmente, el experto cogió un código, lo abrió y le respondió; al tiempo de abonar los honorarios quedó claro que lo importante no era abrir el libro, sino hacerlo donde procedía; al labrador que fue citado por el IGTE por producción y venta de energía eléctrica, con tipo elevado, y comprobado que sólo se trataba de un motor eléctrico para tener agua para regar, no se le pudo dar por conforme su situación hasta que presentara declaraciones negativas, que fueron rápidamente aportadas, limpiamente escritas a máquina y con el correspondiente coste; o a la felicitación en los primeros destinos inspectores cuando tocaba un provincia, en la que lo habitual era tratar con asesores que actuaban como representantes.

Eran tiempos antiguos. Una vez más hay que traer de la memoria el recuerdo del excelente RGIT/1986, obra personal de aquel jurista, inspector, entonces director general, que abordó todos los asuntos importantes de las actuaciones inspectoras, desde la planificación a la trascendencia de la duración y a fijación de plazos de tramitación que determinaban en su exceso que la prescripción no se interrumpiera. Y allí estaba la representación y el asesoramiento no sólo externo, sino también el obligado para todo inspector, que al inicio de las actuaciones debía advertir de sus derechos y obligaciones al inspeccionado y, en todo momento, a su petición sobre las normas y su aplicación.

En la LGT/2003 se regula la capacidad de obrar en el orden tributario (art. 44), que incluye menores de edad e incapacitados salvo cuando la extensión de la incapacitación afecte al ejercicio y defensa de sus derechos e intereses; la representación legal (art. 45), de las personas que carezcan de capacidad de obrar, de las personas jurídicas y de las entidades sin personalidad jurídica (cf. art. 35.4 LG); la representación voluntaria (art. 46) y la representación de no residentes (art. 47). La representación voluntaria en las actuaciones de aplicación de los tributos ha sufrido un grave retroceso jurídico. En la regulación legal, al asimilar documentos normalizados sin prueba de la realidad de quien los firmó, dónde y cuándo, con los efectos de la constancia fidedigna o la declaración en comparecencia personal, desconociendo que la firma de un acta en conformidad equivale a una confesión de los hechos y una renuncia de derechos que, por sí mismas deberían obligar al poder solemne en la representación. La decadencia reguladora se completa con una inconcebible habilitación reglamentaria para la representación en “otras actuaciones”, como si no fue materia que exige legalidad. Con la referencia de la “colaboración social en la gestión tributaria” (cf. art. 92 LGT) la individualidad personal se puede ver afectada por la actuación de entidades privadas, instituciones y organizaciones, incluida la presunción de representación.

La actuación con asesoramiento tributario se regula permitiendo que el representante sea un asesor fiscal con el que se entenderán las sucesivas actuaciones administrativas, salvo manifestación expresa en contrario. Más antiguo es el debate sobre quién tiene cualificación profesional para ejercer públicamente con garantías y control tal profesión, no tanto por sus responsabilidades personales, sino por la exoneración para el asesorado. Inolvidable la exitosa campaña de “La profesión del futuro, sin conocimientos previos, sin necesidad de título universitario” que determinó una suscripción masiva y pingües beneficios. Volviendo a la regulación legal, fue un acierto eliminar el texto legal que imputaba al inspeccionado lo manifestado por el representante si no se corregía de inmediato.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

No hay duda, esto es nuestro orden tributario: campaña de eliminación de gastos en la deducción por I+D+i, aunque otro ministerio considere que son procedentes.  

Cuaresma. Tercera semana. Tiempo de recordar pasajes de la víspera, de la despedida de los amigos. “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que donde yo estoy, estéis también vosotros” (Jn 14,1-3).

“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro paráclito para que esté con vosotros siempre, el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce: vosotros le conocéis porque permanece a vuestro lado y está en vosotros. No so dejaré huérfanos, yo volveré a vosotros. Todavía un poco más y el mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis porque yo vivo y también vosotros viviréis. Ese día conoceréis que yo estoy en el Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y yo mismo me manifestaré a él” (Jn 14, 13-21)

“Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa. Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el de dar la vida por los amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Yo no os llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros y os he destinado a que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: que os améis los unos a los otros” (Jn 15,1-17)

Así podemos recordar, revivir una vez más en qué consiste la caridad: “La caridad es paciente, la caridad es amable, no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad, todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Co 13,4-7)

Y, así podremos vivir la preparación cuaresmal, con el consejo apostólico: “Que haya paz entre vosotros. Os exhortamos también, hermanos a que corrijáis a los indisciplinados, alentéis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y tengáis paciencia con todos. Estad a atentos a que nadie devuelva mal por mal, al contrario, procurad siempre el bien mutuo y el de todos. Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad gracias por todo porque eso es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús” (1 Tes 5,12-18). “Está triste alguno de vosotros? Que rece. ¿Está contento? Que cante salmos… Hermanos míos si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que quien convierta a un pecador de su extravío salvara su alma” (St 5,13.19) 

LA HOJA SEMANAL
(del 4 al 9 de marzo)

Lunes (4)

San Casimiro, mártir (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra” (Lc 4,24)
Reflexión: Empujado fuera del pueblo, hasta un barranco, con intención de despeñarlo
Propósito, durante el día: Señor, haz de mi vida escucha y fidelidad a Dios

Martes (5)

San Teófilo de Cesarea, obispo (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo … (Mt 18,35)
Reflexión: … si no perdona de corazón a su hermano” (el siervo despiadado)
Propósito, durante el día: Señor, ayúdanos a perdonar y a pedir perdón

Miércoles (6)

San Marciano, obispo (3ª de Cuaresma)
Palabras: “El que se salte uno de los preceptos menos importantes… (Mt 5,18)
Reflexión: … y se lo enseñe a los hombres, será el menos importante en el cielo”
Propósito, durante el día: Hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo

Jueves (7)

Santa Perpetua y Felicidad, mártires (3ª de Cuaresma)
Palabras: “El que no está conmigo, está contra mí; … (Lc 11,23)
Reflexión: …el que no recoge conmigo, desparrama”
Propósito, durante el día: Aleja, Señor de mí, lo que aparte de Ti

Viernes (8)

San Juan de Dios, fundador (3ª de Cuaresma) (abstinencia)
Palabras: “Es Señor, nuestro Dios, es el único Señor y amarás al Señor, … (Mc 12,30)
Reflexión: … tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente…”
Propósito, durante el día: Alma de Cristo, santifícame

Sábado (9)

Santo Domingo Savio (3ª Cuaresma)
Palabras: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador” (Lc 18,13)
Reflexión: Y el fariseo: ¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como ese publicano
Propósito, durante el día: Madre, llévame de tu mano por el camino cuaresmal

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro) 

Las lecturas del día 3, domingo (3º de Cuaresma, ciclo B) nos recuerdan la importancia de los signos en la conversión y en la santificación: “Yo soy tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mi” (Ex 20); “Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo de los judíos, necedad de los gentiles…” (1 Co 1); “Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn 2)   

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la luz de Jesús! Él es amor, Él es vida sin fin. A lo largo de los caminos de la existencia, a veces tortuosos, busquemos su rostro, lleno de misericordia, de fidelidad, de esperanza. Nos ayudan a lograrlo la oración, la escucha de la Palabra, los Sacramentos: La oración, la escucha de la Palabra y los Sacramentos nos ayudan a mantener la mirada fija en Jesús. Y este es un buen propósito para la Cuaresma: cultivar miradas abiertas, convertirnos en "buscadores de luz", buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas. Preguntémonos: en mi camino, ¿mantengo la mirada fija en Cristo que me acompaña? Y al hacerlo, ¿dejo espacio para el silencio, la oración, la adoración? Por último, ¿busco cada pequeño rayo de luz de Jesús, que se refleja en mí y en cada hermano y hermana que encuentro? ¿Y me acuerdo de dar gracias al Señor por ello? Que María, resplandeciente de la luz de Dios, nos ayude a mantener la mirada fija en Jesús y a mirarnos los unos a los otros con confianza y amor.” (Angelus, 25 de febrero de 2024)

- “La envidia es un mal estudiado no sólo en el ámbito cristiano: ha atraído la atención de filósofos y sabios de todas las culturas. En su base hay una relación de odio y amor: uno quiere el mal del otro, pero en secreto desea ser como él. El otro es la manifestación de lo que nos gustaría ser, y que en realidad no somos. Su suerte nos parece una injusticia: ¡seguramente -pensamos- nosotros nos merecemos mucho más sus éxitos o su buena suerte! En la raíz de este vicio está una falsa idea de Dios: no se acepta que Dios tenga sus propias "matemáticas", distintas de las nuestras. Por ejemplo, en la parábola de Jesús acerca de los obreros llamados por el amo para ir a la viña a distintas horas del día, los de la primera hora creen que tienen derecho a un salario más alto que los que llegaron los últimos; pero el amo les da a todos la misma paga, y dice: «¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿O es que mi generosidad va a provocar tu envidia?» (Mt 20,15). Quisiéramos imponer a Dios nuestra lógica egoísta, pero la lógica de Dios es el amor. Los bienes que Él nos da están destinados a ser compartidos. Por eso San Pablo exhorta a los cristianos: “Ámense cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo” (Rm 12,10). ¡He aquí el remedio contra la envidia!

Y llegamos al segundo vicio que examinamos hoy: la vanagloria. Ésta va de la mano con el demonio de la envidia, y juntos estos dos vicios son característicos de una persona que aspira a ser el centro del mundo, libre de explotar todo y a todos, el objeto de toda alabanza y amor. La vanagloria es una autoestima inflada y sin fundamentos. El vanaglorioso posee un "yo" dominante: carece de empatía y no se da cuenta de que hay otras personas en el mundo además de él. Sus relaciones son siempre instrumentales, marcadas por la prepotencia hacia el otro. Su persona, sus logros, sus éxitos, deben ser mostrados a todo el mundo: es un perpetuo mendigo de atención. Y si a veces no se reconocen sus cualidades, se enfada ferozmente. Los demás son injustos, no comprenden, no están a la altura. En sus escritos, Evagrio Póntico describe el amargo asunto de algún monje afectado por la vanagloria. Sucede que, tras sus primeros éxitos en la vida espiritual, siente que ya ha llegado a la meta, y por eso se lanza al mundo para recibir sus alabanzas. Pero no se apercibe de que sólo está al principio del camino espiritual, y de que lo acecha una tentación que pronto le hará caer. Para curar al vanidoso, los maestros espirituales no sugieren muchos remedios. Porque, después de todo, el mal de la vanidad tiene su remedio en sí mismo: las alabanzas que el vanidoso esperaba cosechar en el mundo pronto se volverán contra él. Y ¡cuántas personas, engañadas por una falsa imagen de sí mismas, cayeron más tarde en pecados de los que pronto se avergonzarían! (Audiencia general, 28 de febrero de 2024)

(3.03.24)

Noticia fiscal. Se publica la Orden HAC/172/2024, de 26 de febrero (BOE día 28), que aprueba la relación de valores negociados a efectos del I. Patrimonio.

La Resolución de la AEAT de 21.02.24 (BOE del 29) aprueba las directrices generales del Plan Anual de Control Tributario y Aduanero para 2024 

No hay comentarios:

Publicar un comentario