LO TRIBUTARIO (nº 985)

Ciencia de la Hacienda: 26) rendimientos del capital

Quedaba muy bien, como alarde de erudición, señalar a los alumnos que, junto al capital material, que sería el patrimonio constituido por bienes y derechos, aunque estos elementos sean inmateriales, el capital humano es también un patrimonio productivo cuando se explota mediante el trabajo. Ese patrimonio se manifiesta en cualidades físicas e intelectuales, desde la fortaleza, la habilidad, la resistencia, a la inteligencia, la la memoria, y tantas otras, como la belleza o la paciencia. Cuando se obtiene una renta por la explotación de ese patrimonio se considera que es un rendimiento del trabajo. Cuando la renta se obtiene exclusivamente por la utilización del patrimonio material se obtienen rendimientos de capital. Se trata de un componente de la renta personal que siempre “había tenido” mala trascendencia fiscal: rentas no trabajadas, rentas perpetuas, rentas que podían estar aseguradas, garantizadas; el capital humano se deteriora con la edad, con las enfermedades, con los accidentes, pero el capital material produce renta y permanece para producir más. “Había tenido”, hasta que llegó un “innovador” y reguló, primero, una exención para los intereses de cuentas hasta un límite, luego, una integración de los rendimientos de capital mobiliario en la renta del ahorro (art. 46 LIRPF) a la que no se aplica la progresividad general del impuesto (art. 66 y 76 LIRPF), y, como en los demás rendimientos, una reducción por generación plurianual (art. 26 2 LIRPF), pero no por reducida cuantía como se establece para rendimientos del trabajo (art. 20 LIRPF) y para los de actividad (art. 32 LIRPF).    

Parecía que lo mejor de la regulación de impuesto era la sistematización: concepto (art. 21 LIRPF), capital inmobiliario (arts. 22 a 24 LIRPF) y capital mobiliario (arts.25 y 26 LIRPF) y, en éste, por participación en fondos propios de cualquier entidad, por cesión a terceros de capitales propios, por operaciones de capitalización, seguros personales o rentas derivadas de la imposición de capitales. Y otros, como los rendimientos de la propiedad intelectual cuando el contribuyente no es el autor y los de la propiedad industrial no afecta a actividades económicas, la asistencia técnica, el arrendamiento y el “subarriendo” de bienes muebles, negocios o minas, la cesión de derechos de imagen.

Pero tanta claridad, está llena de sombras. En el capital inmobiliario no se debe olvidar que junto a los rendimientos “reales” obtenidos, el impuesto regula una renta imputada (“irreal”) por los inmuebles “vacíos” (que no se la vivienda habitual ni estén cedidos a terceros, ni afectos a una actividad económica); ni la confusa y cambiante calificación por los requisitos para considerar “actividad” en el arrendamiento y transmisiones inmobiliarias. En el capital mobiliario es inolvidable el revuelo académico que produjo la Ley 14/1985, de activos financieros por la que el Fisco entró en el mercado del “dinero negro” (oculto, a diferencia del “dinero sucio” de origen delictivo), cuando reguló como rendimiento lo que, hasta entonces era incremento de patrimonio (ganancia patrimonial) en cuanto que existía “una alteración del patrimonio que ponía de manifiesto una alteración en su valor”. Escándalo no menor cuando, interesadamente, el RD-L 5/1989, reguló que, “sin perjuicio” (o sea con perjuicio) de lo dispuesto en las letras c) y d) del artículo 8.1 de la Ley 14/1985, debían ser objeto de retención los rendimientos de capital cualquiera que fuese su naturaleza satisfechos por entidades financieras por la transmisión, cesión o transferencia total o parcial de un crédito titularidad de aquélla. O sea, una norma específica para las entidades financieras y aplicable con carácter retroactivo. Parece que hoy fue ayer.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

La amnistía aprobada sólo para algunos puede alcanzar delitos, pecados o vicios inesperados. Una autoridad proclama sin rubor por tal hazaña: “Debo felicitarme”. 

Cuaresma, Quinta semana. La cuesta del camino de la vida, en esta etapa que lleva hasta el Calvario y a la Gloria, hace al cristiano vivir con más intensidad de la esperanza. “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término” (salmo 22, 1-6). “Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: “El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño”. Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte. Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán los bienes del Señor. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, lo alegrará y aliviaré sus penas” (Jr 31, 10-13).

- Resurrección. “No queremos, hermanos, que ignoréis lo que se refiere a los que han muerto, para que no os entristezcáis como esos otros que no tienen esperanza. Porque creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera también Dios, por medio de Jesús, reunirá con Él a los que murieron. Así pues. Como palabra del Señor, os trasmitimos lo siguiente: nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la venida del Señor, no nos anticiparemos a los que hayan muerto; porque, cuando la voz del arcángel y la trompeta de Dios den la señal, el Señor mismo descenderá el cielo, y resucitarán, en primer lugar los que murieron en Cristo, después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados a las nubes junto con ellos al encuentro del Señor en los aires, de modo que, en adelante, estemos siempre con el Señor. Por tanto, animaos mutuamente con estas palabras” (1Tes 4,13-18). “Porque Dios no nos ha destinado a la ira, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, tanto si velamos como si dormimos, vivamos junto con él. Por eso animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis” (1 Tes 5,9-11)

- “Yo soy”. La fe como fundamento de la esperanza. “Vosotros sois de abajo; yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis yo soy moriréis en vuestros pecados. Entonces le decían: - ¿Tú quién eres? Jesús les respondió: -Ante todo, lo que os estoy diciendo. Tengo muchas cosas que hablar y juzgar de vosotros, pero el que me ha enviado s veraz, y yo, lo que he oído, eso hablo al mundo. Ellos no entendieron que les hablaba del Padre. Les dijo por eso Jesús: - Cuando hayáis levantado a Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, que nada hago por mí mismo, sino que como el Padre me enseñó así hablo. Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada. Al decir estas cosas, muchos creyeron en él” (Jn 8,23-30).

“Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir. Pero de Ti procede el perdón, y así infundes respeto. Espero en Ti, Señor. Mi alma espera en su palabra; mi alma espera en el Señor más que los centinelas la aurora… Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa (salmo 129, 3-4. 5-6.7) 

LA HOJA SEMANAL
(del 18 al 23 de marzo)

Lunes (18)

San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia (5ª de Cuaresma)
Palabras: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra” (Jn 8,7)
Reflexión: Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando los viejos
Propósito, durante el día: Señor, que no juzgue, que no condene, que pida perdón

Martes (19)

San José, esposo de la Virgen María, patrono de la Iglesia Universal
Palabras: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer (Mt 1,20)
Reflexión: … porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”
Propósito, durante el día: Jesús, José y María, os doy mi corazón y mi alma

Miércoles (20)

San Juan Nepomuceno, presbítero, mártir (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8,32)
Reflexión: “Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres”
Propósito, durante el día: Toma, Señor, mi libertad, mi memoria, toda mi voluntad

Jueves (21)

San Nicolás de Flüe, anacoreta (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir… (Jn 8,51)
Reflexión: … Los judíos le dijeron: - Ahora vemos claro que estás endemoniado”
Propósito, durante el día: Señor, que te busque, que te siga, que te escuche

Viernes (22)

Nuestra Señora al pie de la Cruz (día de abstinencia) (antes, Viernes de Dolores)
Palabras: “Si no hago las obras de mi Padre no me creáis, pero si las hago… (Jn 10,37)
Reflexión: … aunque no me creáis a mí, creed a las obras”
Propósito, durante el día: Madre del Amor Hermoso, ayuda a tus hijos

Sábado (23)

Santo Toribio de Mogroviejo, obispo (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que … (Jn 11,49-51)
Reflexión: … os conviene que uno muera por el pueblo”, dijo Caifás, sumo sacerdote
Propósito, durante el día: María, Madre del mayor dolor, ruega por nosotros

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 17, domingo (5º de Cuaresma, ciclo B; san Patricio) nos consuelan en la misericordia de Dios: “Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande … cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados” (Jr 31); “Él, a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna” (Hb 5); “A quien me sirva, el Padre lo premiará”. Semana de Pasión, todos con María, nuestra Madre desconsolada.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Ante Jesús no hay secretos: Él lee en el corazón, en el corazón de cada uno de nosotros. Y esta capacidad podría ser perturbadora porque, si mal utilizada, hace daño a las personas, exponiéndolas a juicios faltos de misericordia. Nadie, en hecho es perfecto, todos somos pecadores, todos nos equivocamos, y si el Señor usara el conocimiento de nuestras debilidades para condenarnos, nadie podría salvarse. Pero no es así. Porque Él no lo utiliza para señalarnos con el dedo, sino, para abrazar nuestra vida, para liberarnos de los pecados y para salvarnos. A Jesús no interesa procesarnos o someternos a una sentencia; Él quiere que ninguno entre nosotros se pierda. La mirada del Señor sobre cada uno de nosotros no es un faro cegador que deslumbra y pone en dificultad, sino el suave resplandor de una lámpara amiga, que nos ayuda a ver en nosotros el bien y a darnos cuenta del mal, para convertirnos y sanarnos con el sostén de su gracia. “Jesús no vino a condenar, sino a salvar el mundo”Pensemos en nosotros, que tantas veces condenamos a los demás; tantas veces nos gusta chismorrear, buscar chismes contra los demás. Pidamos al Señor que nos dé, a todos nosotros, esta mirada de misericordia, para mirar a los demás como Él nos mira a todos nosotros. Que María nos ayude a desear el bien los unos a los otros.” (Angelus, 10 de marzo de 2024)

- Nos equivocaríamos si pensáramos que los santos son excepciones de la humanidad: una suerte de estrecho círculo de campeones que viven más allá de los límites de nuestra especie. Los santos, en esta perspectiva que acabamos de introducir sobre las virtudes, son, en cambio, aquellos que llegan a ser plenamente ellos mismos, que realizan la vocación propia de todo ser humano. ¡Qué feliz sería el mundo si la justicia, el respeto, la benevolencia mutua, la amplitud del corazón y la esperanza fueran la normalidad compartida, y no una rara anomalía! Por eso el capítulo del actuar virtuoso, en estos tiempos dramáticos nuestros, en los que a menudo nos encontramos con lo peor de lo humano, debería ser redescubierto y practicado por todos. En un mundo deformado, debemos recordar la forma en la que hemos sido plasmados, la imagen de Dios que está impresa para siempre en nosotros.” (Audiencia general, 13 de marzo de 2024)

(17.03.24) 

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