LO TRIBUTARIO (nº 885)

Seguridad jurídica: los procedimientos tributarios (3)

La LGT/1963, “de los maestros”, incluía un precepto (art. 8º) que proclamaba que los actos de determinación de bases y deudas tributarias gozan de presunción de legalidad, que sólo podrá destruirse mediante revisión, revocación o anulación practicadas de oficio o en virtud de los recursos pertinentes. Sin duda,” eran otros tiempos”, aunque en éstos permanece otro precepto legal que establece la presunción de veracidad de las manifestaciones de quien ostente la condición de autoridad (art. 77.5 Ley 39/2015, LPAC). En el ámbito de lo tributario sería difícil mantener la presunción de legalidad de los actos de la Administración y así lo señala la LGT/2003 (art. 6) cuando establece que el ejercicio de la potestad reglamentaria y los actos de aplicación de los tributos y de imposición de sanciones “tienen carácter reglado y son impugnables en vía administrativa y jurisdiccional”. Precisamente a estos efectos, el art. 129 de la Ley 39/2015, LPAC, regula los principios de la buena regulación reglamentaria: necesidad, eficacia, proporcionalidad, seguridad jurídica, transparencia y eficiencia. En este sentido, y en cuanto a la normativa tributaria, es inquietante no sólo la habitual habilitación “genérica” de las leyes para que se regule por norma reglamentaria desarrollos sustantivos (y no procedimentales o formales) de la ley, sino también la frecuente utilización de esas habilitaciones para evitar el principio de reserva de ley (art. 8 LGT) y regular condiciones, requisitos, circunstancias que determinan el hecho imponible, la base imponible, o las exenciones y otros beneficios o incentivos fiscales.

Si bien los pronunciamientos de los tribunales procuran moderar los excesos de la regulación reglamentaria de los tributos (regulaciones sustantivas en las instrucciones contenidas en normas que aprueban modelos de declaración), también se producen y se corrigen en la práctica de aplicación de los tributos. Así ocurre, cuando las comunicaciones entre órganos o dependencias de la Administración que es una (contra el derecho a una buena Administración) o cuando en las regularizaciones sólo se liquidan las diferencias desfavorables al administrado (contra el derecho a la regularización íntegra). La seguridad jurídica (art. 9 CE) padece cuando la ley (art. 102 LGT) establece que las liquidaciones tributarias serán provisionales (regla), salvo cuando se den los requisitos exigidos para las definitivas (excepción), lo que no sólo se opone a la seguridad jurídica (porque no se podría impugnar una liquidación provisional, precisamente por serlo), sino también al principio de legalidad, porque, indiscutiblemente, lo provisional, por definición, es lo insuficiente, lo parcialmente comprobado, lo inacabado y eso no es, no puede ser, la tributación que regula ley del tributo de que se trate que, sin duda, exige una consideración íntegra y acabada de todos los elementos determinantes de la obligación tributaria.

El desastre jurídico alcanza un mayor grado cuando lo provisional se convierte en definitivo por el paso del tiempo (prescripción) sin haber concluido la determinación íntegra de la obligación tributaria. Lo procedente sería la anulación de la regularización provisional si en un plazo razonable no se concluyeran las actuaciones que permitieran la liquidación definitiva. Como todo puede empeorar, desde la Ley 34/2015, ni siquiera la prescripción otorga seguridad (la santidad de la cosa prescrita), sino que se permite volver sobre los hechos de períodos prescritos y su calificación (art. 115 LGT).

DE LO HUMANO A LO DIVINO

1933. Eutanasia, aborto, transgénero. Todo tiene trascendencia tributaria: una buena selección de contribuyentes sanos, con el pensamiento único, asegura recaudación. 2023

Tercera semana de Cuaresma. Cuando el cristiano clama: “Señor, que convirtamos todos los momentos y circunstancias de nuestra vida en ocasión de amarte”, hace al mismo tiempo, una confesión de fe, una manifestación de esperanza y una petición de amor a Dios, que es amor, para poder recibir el amor de Dios y poder derramarlo en todos. En todos los momentos y circunstancias, llevaderos o dificultosos, felices o dolorosos, el cristiano sabe que Dios está a su lado y no quiere separarse de Él: “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada? … Pero en todas estas cosas vencemos con creces gracias a aquel que nos amó” (Rm 8,35.37). En el recuerdo, para la meditación: “Allí estaré yo ante ti, sobre Lapeña, en Horeb, golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”, Moisés lo izo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: - ¿Está o no está el Señor en medio de nosotros? (Ex 17,6-7). Y también: “Ojalá escuchéis hoy su voz: No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto, cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron aunque habían visto mis obras” (salmo 94,8-9)  

En el camino cuaresmal, lleno de propósitos para llegar en las mejores condiciones a la fiesta de la Pascua de Resurrección, florecido de actos de penitencia por amor, queremos sentir que nuestros pasos siguen los de Jesús, ¡pisar donde Él ha pisado! Querer lo que Él quiere, no querer lo que Él no quiere; amistad divina, sacralizando la antigua referencia latina en definición recogida por Salustio (“Idem velle, idem nolle. Ea demum firma amicitia est”). Y, en ese caminar con Jesús, es un gozo espiritual que crece repasando, meditando, las preguntas del Señor: “Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y dijeron: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los antiguos? Pues no se lavan las manos cuando comen. Él les respondió: ¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios, por vuestra tradición? Porque Dios dijo: Honrarás al padre y a la madre, y quien maldiga al padre o a la madre, sea condenado a muerte. Pero vosotros decís: quien diga al padre a o la madre: es ofrenda sagrada todo lo que te sirve, ya no está obligado a honrar a su padre y a su madre; habéis anulado el mandamiento de Dios, por vuestra tradición” (Mt 15,1-6; cf. Mc 7,1-13). Tentar a Dios, como en Masá y Meribá, como el demonio en el desierto (Mt 4,1-11, Mc 1,12-13, Lc 4.1-13), como nosotros, en tantas ocasiones.

Preguntas al Señor, para tentarle: sobre el matrimonio y la virginidad (Mt 19, 1-12), sobre los impuestos (Mt 22,15-17, Mc 13-17, Lc 20,20-26), sobre la resurrección (Mt 22,23-28), sobre el mandamiento mayor (Mt 22,34-36), sobre el divorcio (Mc 10,1-12). Inolvidable una estupenda “salida” de Jesús a la pregunta de los príncipes de los sacerdotes y los ancianos: “¿Con qué potestad haces estas cosas?... Os voy a contestar con una pregunta; si me la contestáis entonces os diré con qué potestad…: ¿El bautismo de Juan, de dónde era? ¿del cielo o de los hombres?... Ellos deliberaban… Y respondieron: - No lo sabemos. Entonces él les dijo: - Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas” (cf. Mt 21,23-27). Estar con Jesús, aprender de Jesús.  

LA HIOJA SEMANAL
(del 13 al 18 de marzo)

Lunes (13)

Santa Cristina, mártir (3ª de Cuaresma; aniversario elección del papa Francisco)
Palabras: “Lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco… (Lc 4,30)
Reflexión: con intención de despeñarlo” Pero se abrió paso entre ellos y se alejaba
Propósito, durante el día: Aleja, Señor, de mí, lo que me aparte de Ti

Martes (14)

Santa Matilde, reina (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Lo mismo hará vuestro Padre del cielo, si cada uno … (Mt 18,35)
Reflexión: … no perdona de corazón a su hermano”
Propósito, durante el día: Enséñame, Señor, a pedir perdón y a perdonar

Miércoles (15)

San Raimundo de Fitero, abad (3ª de Cuaresma)
Palabras: “El que salte uno solo de los preceptos menos importantes… (Mt 5,19)
Reflexión: … y se lo enseñe así a los hombres… será el menos importante en el reino”
Propósito, durante el día: Señor, metidos en Ti, llenos de Ti

Jueves (16)

San Heriberto, obispo (3ª de Cuaresma)
Palabras: “El que no está conmigo, está contra mí; … (Lc 11,23)
Reflexión: … el que no recoge conmigo, desparrama”
Propósito, durante el día: Lamparilla de Sagrario, siempre a tu lado

Viernes (17)

San Patricio, obispo (3ª de Cuaresma; abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: “El Señor es uno solo y no hay otro fuera de él… (Mc 12,30)
Reflexión: … y amar al prójimo como a uno mismo”
Propósito, durante el día: Toma, Señor, todo mi haber y poseer, Tú me lo diste

Sábado (18)

San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Oh Dios! ten compasión de este pecador … (Lc 18,14)
Reflexión: … éste bajo a su casa justificado”
Propósito, durante el día: Madre, dile a Jesús cosas buenas de mí

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 12, domingo (3º de Cuaresma, ciclo A, fiesta familiar en blog) llenan de esperanza en la misericordia de Dios: “Allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en el Horeb, golpearás la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo” (Ex 17); “La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5); “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú y él te daría agua viva” (Jn 4). Venga a nosotros tu reino.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “… He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: “Levántense, no tengan miedo”. Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades. Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones. (Mensaje de Cuaresma 2023. Roma, San Juan de Letrán, 25 de enero de 2023, Fiesta de la Conversión de san Pablo)

- “Hermanos, hermanas, este Evangelio traza también para nosotros un camino: nos enseña lo importante que es “estar con Jesús”, incluso cuando no es fácil entender todo lo que dice y lo que hace por nosotros. De hecho, es estando con él como aprendemos a reconocer en su rostro la belleza luminosa del amor que se entrega, incluso cuando lleva las marcas de la cruz. Y es en su escuela donde aprendemos a captar la misma belleza en los rostros de las personas que cada día caminan junto a nosotros: los familiares, los amigos, los colegas, quienes en diversos modos cuidan de nosotros. ¡Cuántos rostros luminosos, cuántas sonrisas, cuántas arrugas, cuántas lágrimas y cicatrices hablan de amor en torno a nosotros! Aprendamos a reconocerlos y a llenarnos el corazón con ellos. Y después pongámonos en marcha, para llevar también a los demás la luz que hemos recibido, con las obras concretas del amor (cf. 1 Jn 3,18), sumergiéndonos con más generosidad en las tareas cotidianas, amando, sirviendo y perdonando con más entusiasmo y disponibilidad. La contemplación de las maravillas de Dios, la contemplación del rostro de Dios, de la cara del Señor, nos debe empujar al servicio a los demás.” (Angelus, 5 de marzo de 2023)

- “Volver al amor fundamental del Padre y a las misiones del Hijo y del Espíritu Santo no nos encierra en espacios de estática tranquilidad personal. Al contrario, nos lleva a reconocer la gratuidad del don de la plenitud de vida a la que estamos llamados, este don por el cual alabamos y damos gracias a Dios. Este don no es solamente para nosotros, sino que es para darlo a los otros. Y nos lleva también a vivir cada vez más plenamente lo que hemos recibido compartiéndolo con los demás, con sentido de responsabilidad y recorriendo juntos los caminos, muchas veces tortuosos y difíciles de la historia, en la espera vigilante y laboriosa de su cumplimiento. Pidamos al Señor esta gracia, de tomar de la mano esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por eso que nos ha dado, este tesoro. Y tratar de comunicarlo a los otros.” (Audiencia general, 8 de marzo de 2023)

(12.03.23) 

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