LO TRIBUTARIO (nº 856)
Seguridad jurídica: representante, asesor,
consejero, consultor, informador
“Tembló el misterio” cuando se leyó el artículo 25.3
del RD 939/1986 que aprobaba el reglamento de Inspección. Empezaba diciendo que
los sujetos pasivos y los demás obligados tributarios podrán intervenir en las
actuaciones inspectoras asistido por un asesor, quien podrá aconsejar en todo
momento a su cliente; pero añadía: “cuyas manifestaciones, en presencia del
obligado tributario, se considerarán formuladas por éste si no se opone a ellas
de inmediato”. El asesorado, porque carecía de formación, tenía que reaccionar
con inmediatez y acierto para corregir a su asesor quizá imprudente. A
continuación, decía el reglamento: los asesores podrán actuar asimismo como
representantes de sus clientes si éstos les otorgan el correspondiente poder.
Hubo cambios en los contratos y en los seguros de responsabilidad; y en
conceptos: el asesor expone su parecer profesional sin vincular la voluntad de
su cliente o actuando en su representación ante la Administración; el consejero
facilita el cumplimiento en la tributación motivando calificaciones u
ofreciendo alternativas legales; el consultor presta servicios a asesores
mediante dictámenes. El que está obligado a tributar, tiene derecho a ser
informado (art. 34.1. a), n), ñ) LGT) y le informan todos sin vinculación ni
responsabilidad: la Administración le informa (arts. 85 a 90 LGT); le informan
entidades de todo tipo (art. 92 LGT); le informa la Inspección (arts. 141 f) y
147.2 LGT). Pero la obligación tributaria es suya. El representante puede ser
responsable.
La representación es un instituto jurídico tan antiguo
como el Derecho y generalizado en todos los ámbitos de relación jurídica, salvo
que la ley imponga una actuación personal. En la aplicación de los tributos se
regula la representación legal para quienes carecen de capacidad de obrar, las
personas jurídicas y las entidades sin personalidad jurídica que deben cumplir
obligaciones tributarias (arts. 34 y 45 LGT). La ley (art. 47 LGT) regula la
representación obligatoria de las personas y entidades no residentes. La
representación voluntaria también se regula por ley (art. 46 LGT): se presume
concedida para los actos de trámite; se exige acreditar la representación por
un medio válido en Derecho que deje constancia fidedigna, como la escritura
pública, o mediante declaración de comparecencia personal ante el órgano
competente, para interponer recursos o reclamaciones, desistir de ellos,
renunciar a derechos, asumir o reconocer obligaciones, solicitar devoluciones
de ingresos indebidos o reembolsos y en los restantes supuestos en los que sea
necesaria la firma del interesado en los procedimientos tributarios. El
representante puede ser un asesor fiscal y con él se entenderán las sucesivas
actuaciones administrativas, salvo que se haga manifestación expresa en contrario;
si no es representantes, sus manifestaciones son las de un testigo.
La seriedad y gravedad del instituto de la
representación exige el mayor rigor en las formas y documentación de su
otorgamiento, pero ha decaído de tal modo que basta un “papelillo” (art. 46.2
LGT), sin constancia fehaciente de la firma, no sólo para actuar en la liquidación
de obligaciones tributarias, sino también para interponer reclamaciones (art.
234.2 LGT) cuando la representación hubiera sido así admitida en el procedimiento
en que se dictó el acto impugnado. Lejos quedan los trabajos que señalaban que
la regularización tributaria es una transacción o una renuncia de derechos y
que la firma de las actas en conformidad exige un poder solemne. La seguridad
jurídica padece.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Se indulta a condenados por delitos graves y se
reducen por ley las penas establecidas; se imputan conductas ilícitas a jueces
sin consecuencias; difícil condenar el delito fiscal.
Adviento. Los cristianos preparan la llegada de la
Navidad, con alegría y deseando poder recibir al Niño Jesús dignamente. Y, cada
día de la semana elige un canto de bienvenida: “El Señor viene con esplendor a
visitar a su pueblo con la paz y a comunicarle la vida eterna” (Antífona del
Viernes de la 1ª semana). “Ven, Señor, tú que te sientas sobre querubines, que
brille tu rostro y nos salve (almo 79,4.2). “Tú, Señor, estás cerca y todos tus
mandamientos son estables; hace tiempo que comprendí tus preceptos, porque tú
existes desde siempre” (salmo 118, 151-152). “El Señor llegará sin retrasarse,
él iluminará lo que esconden las tinieblas y se manifestará a todos los
pueblos” (Ha 2,3 y 1 Co 4,5).
En la preparación el cristiano procura el aseo del
alma; y servir a todos: “amándoos de corazón unos a otros con el amor fraterno,
honrando cada uno a los otros más que a uno mismo, diligentes en el deber,
fervorosos en el espíritu, servidores del Señor, alegres en la esperanza,
pacientes en la tribulación, constantes en la oración; compartiendo las
necesidades, procurando practicar la hospitalidad. Bendecid a los que os
persiguen y no maldigáis. Alegraos con los que se alegran, llorad con los que
lloran. Tened los mismos sentimientos los unos hacia los otros, sin dejaros
llevar por apasionamientos soberbios, sino acomodándoos a las cosas humildes.
No os tengáis por sabios ante vosotros mismos. No devolváis a nadie mal por mal…
Si es posible, en lo que está de vuestra parte, vivid en paz con todos los
hombres… No os venguéis, queridísimos, sino dejad el castigo en manos de Dios…
No te dejes vencer por el mal, al contrario, vence el mal con el bien” (Rm
12,10-16, 17, 18, 19, 21). Un precioso texto para llevar en el corazón y para
repartir, de corazón a corazón, como felicitación navideña.
En la intimidad, en el momento propicio y continuando
durante el día, el cristiano vive la presencia de Dios también siguiendo a
Jesús en su camino entre nosotros y meditando sus preguntas: “En el camino la
gente le apretujaba. Una mujer, que hacía doce años que padecía flujo de sangre,
y que, después de haber gastado en médicos toda su hacienda, no había podido
ser curada por ninguno, se aproximó por detrás, tocó el fleco de su manto y al
punto cesó el flujo de sangre. Y dijo Jesús: ¿Quién me ha tocado? Como todos lo
negasen, dijo Pedro: Maestro, las turbas te apretujan y te oprimen. Pero Jesús
dijo: Alguien me ha tocado, porque he sentido que de mí ha salido virtud. La
mujer, viéndose descubierta, fue temblando a postrarse ante él, y declaró,
delante de todo el pueblo, la causa por la cual le había tocado y cómo había
quedado curada instantáneamente. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete
en paz” (Lc 8,42-48; cf. Mt 9, 20-22; Mc 5,23-34). “El “gaudium cum pace” -la
alegría y la paz- es fruto seguro y sabroso del abandono” (Camino 768)
La paz es un don de Dios: “La paz os dejo, mi paz os
doy” (Jn 14,27). La paz es un fruto del espíritu Santo: caridad, gozo, paz…
(cf. Ga 5,22) y una bienaventuranza: los que buscan la paz serán llamados hijos
de Dios (Mt 5,9). Saludo de ángeles: “Gloria a Dios en los cielos y paz en la
tierra a los hombres en los que Él se complace” (Mt 2,14). Encomienda del alma
contrita y perdonada: Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al
mundo… te conceda por el ministerio de la Iglesia el perdón y la paz.
LA HOJA SEMANAL
(del 28 al 30 de noviembre; del 1 al 3 de diciembre)
Lunes (28)
San Gregorio III, papa (1ª semana de Adviento)
Palabras: “Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo…” (Mt 8,8)
Reflexión: … Jesús quedó admirado… en Israel no he encontrado en nadie tanta fe”
Propósito, durante el día: Señor, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad
Martes (29)
Santa Iluminada, virgen (1ª Adviento)
Palabras: “… Has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos… (Lc 10,21)
Reflexión: … y las has revelado a la gente sencilla”
Propósito, durante el día: Señor, haznos sencillos, dóciles, generosos y leales
Miércoles (30)
San Andrés, apóstol
Palabras: “Vio a dos hermanos, a Simón al que llaman Pedro, y a Andrés… (Mt 4,18)
Reflexión: … que estaban echando el copo, pues eran pescadores” Venid y seguidme
Propósito, durante el día: Señor, ayúdanos en el abandono en Ti y a darnos a todos
Jueves (1)
San Eloy, obispo (1ª Adviento)
Palabras: “No todo el que dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos (Mt 7,24)
Reflexión: … sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo”
Propósito, durante el día: Padre, me pongo en tus manos haz de mí lo quieras
Viernes (2)
Santa Bibiana (1ª Adviento) (día de abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: “¿Creéis que puedo hacerlo? ... (Mt 9,28)
Reflexión: … Entonces les tocó los ojos, diciendo: - Que suceda conforme a vuestra fe”
Propósito, durante el día: Señor, ten compasión de nosotros
Sábado (3)
San Francisco Javier S.I, presbítero (1ª Adviento)
Palabras: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis …” (Mt 10,8)
Reflexión: … Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca”
Propósito, durante el día: Madre, aunque mi amor te olvidare, tu no te olvides de mi
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 27, domingo (1ª semana de
Adviento; ciclo A; Nª Sª de la Medalla Milagrosa) nos animan en el camino hacia
la Navidad: “Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob…
Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor” (Is 2); “La noche está
avanzada, el día se echa encima… Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad”
(Rm 13); “Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que
menos penséis viene el Hijo del hombre” (Mt 24). ¡Vamos todos a Belén!
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
-
“Pero estemos atentos. Tenemos que distinguir bien la consolación que es de Dios,
de las “falsas consolaciones”. En la vida espiritual sucede algo similar a
lo que sucede en las producciones humanas: están los originales y están las
imitaciones. Si la consolación auténtica es como una gota en una esponja, es
suave e íntima, sus imitaciones son más ruidosas y llamativas, son puro
entusiasmo, son un fuego fatuo, sin consistencia, llevan a plegarse sobre uno
mismo, y a no cuidar de los otros. La falsa consolación al final nos deja
vacíos, lejos del centro de nuestra existencia… Por eso se debe
hacer “discernimiento”, también cuando uno se siente consolado. Porque la
falsa consolación puede convertirse en un peligro, si la buscamos como fin en
sí misma, de forma obsesiva, y olvidándonos del Señor. Como diría san Bernardo,
se buscan las consolaciones de Dios y no se busca al Dios de las consolaciones.
Nosotros debemos buscar al Señor y el Señor, con su presencia, nos consuela,
nos hace ir adelante.” (Audiencia general, 23 de noviembre de 2022)
- “Entre
los muchos espectadores, uno se involucra, me refiero al “buen ladrón”. Los
otros se ríen del Señor. Él le habla y lo llama por su nombre, “Jesús”. Muchos
descargan sobre Él su rabia; él confiesa a Cristo sus faltas. Muchos dicen
«sálvate a ti mismo»; él ruega: «Jesús, acuérdate de mí» (v. 42). Sólo pide eso
al Señor. Esta es una hermosa oración. Si cada uno de nosotros la recita todos
los días va por buen camino, el camino de la santidad: “Jesús, acuérdate de
mí”. Es así que un malhechor se convierte en el primer santo. Se acerca a Jesús
por un instante y el Señor lo tiene consigo para siempre. El Evangelio habla
del buen ladrón por nosotros, para invitarnos a vencer el mal dejando de ser
espectadores. Por favor, la indiferencia es peor que hacer el mal. ¿Por dónde
comenzar? Por la “confianza”, por llamar a Dios por su nombre, tal
como lo hizo el buen ladrón, que al final de la vida vuelve a encontrar la
confianza valiente que caracteriza a los niños, que se fían, piden, insisten. Y
con esa confianza admite sus fallas, llora, pero no compadeciéndose de sí
mismo, sino poniéndose delante del Señor. Y nosotros, ¿tenemos esta confianza,
le llevamos a Jesús todo lo que tenemos en nuestro interior, o nos disfrazamos
frente a Dios, quizás con un poco de sacralidad y de incienso? Por favor, no
vivan la espiritualidad del maquillaje, es aburrida. Ante Dios agua y jabón,
nada más, sin maquillajes, el alma tal cual es. Y de ahí viene la salvación.
Aquel que pone en práctica la confianza, como este buen ladrón, aprende
la “intercesión”, aprende a presentar ante Dios lo que ve, los
sufrimientos del mundo, las personas que encuentra. Aprende a decirle, como el
buen ladrón, “¡acuérdate, Señor!”. No estamos en el mundo únicamente para
salvarnos a nosotros mismos, no, sino para llevar a los hermanos y hermanas al
abrazo del Rey. Interceder, recordarle al Señor, abre las puertas del paraíso.
Pero nosotros, cuando rezamos, ¿intercedemos? “Acuérdate Señor, acuérdate de
mí, de mi familia, acuérdate de este problema, acuérdate, acuérdate”. Llamar la
atención del Señor.” (Homilía, misa de Jesucristo, Rey del Universo, en la
catedral de Asti, Italia, 20 de noviembre de 2022)
(27.11.22)
Noticia fiscal. El RD-L 19/2022, de 22 de noviembre (BOE del 23) aprueba un Código de Buenas Prácticas y en el art. 9 modifica el art. 45 I B) nº 23 TR LITPyAJD eximiendo las escrituras de novación de préstamos hipotecarios como consecuencia de la aplicación del citado decreto ley.
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