LO TRIBUTARIO (nº 852)

Seguridad jurídica: reglas de la prueba

Hubo un tiempo en que en la discrepancia con la Administración las cuestiones “de hecho” se resolvían “en conciencia” por los Jurados Tributarios, que se suprimieron por Ley 34/1980, en cuya composición había miembros no funcionarios designados por corporaciones empresariales y profesionales. Las cuestiones “de Derecho” se resolvían por los Tribunales Económico Administrativos Provinciales, en única o primera instancia, formados por el Delegado de Hacienda, el titular del órgano que dictó el acto impugnado y el Abogado del Estado, y el Tribunal Económico Administrativo Central.

Esta consideración puede servir como introducción a dos reglas propias de la prueba. La primera es que “sobre el Derecho no hay prueba”, porque la prueba se debe referir a los hechos y porque las normas a aplicar se interpretan, aunque son materias fronterizas las cuestiones referidas a la vigencia de la norma o las circunstancias que configuran la realidad social sobre la que se aplican (cf. art. 3 Cc: criterio de interpretación) o el señalamiento y delimitación del contexto (ibidem). Y, como otra forma de presentación de esa regla se puede señalar esta otra: “el tribunal conoce el Derecho” (iura novit Curia) y no hay que probar las normas aplicables al caso, sino invocarlas.

Sin duda, la regla de oro de la prueba es la referida a la carga de la prueba: “el que haga valer su derecho debe probar los hechos constitutivos del mismo” (cf. art. 105 LGT) que en su versión latina (“onus probandi incumbit qui affirmat non qui negat”) no sólo señala que la carga de la prueba corresponde al que pretende hacer valer su derecho, sino que también da paso a otra regla probatoria: “prohibición de la prueba negativa”. La conocida como “probatio diabólica” la prueba de lo que no es, de lo que no se ha producido, es tan cercana a lo imposible que hay que entender que no se ajusta a Derecho la su exigencia o la norma que la impusiera. Y, como es natural a lo tributario, se ha traído a este aspecto de la prueba una regla, que es como “el portillo para asaltar la ciudad amurallada”: se trata de la excepción a la carga de la prueba y se refiere a la “facilidad de la prueba”. Se considera que quien tiene que conservar la justificación de que se produjeron determinados hechos es quien debe aportar la prueba aunque sea otra parte del procedimiento la que pide su aportación. Que la Administración, que tiene la mayor base de datos y que tiene la potestad de exigir cualquier información con advertencia de sanción (arts. 93, 199 y 203 LGT) y entrar en domicilios y establecimientos empresariales o profesionales (arts. 113 y151 LGT), pueda, como es frecuente, trasladar la carga de la prueba e los administrados es contrario a la razón.

La prueba por presunción (deducción), y por indicios, varios y en igual sentido, (inducción) se regula con carácter general (art. 108 LGT) y una precisa definición (es indispensable que entre el hecho demostrado y aquél que se trate de deducir haya un enlace preciso según las reglas del criterio humano. Pero junto a ella están las presunciones legales respecto de titulares registrales, diligencias, actas y declaraciones de terceros (arts. 107, 108, 144 LGT), que admiten prueba en contrario; las ficciones legales (art. 1227 Cc) que se desvirtúan impugnando el presupuesto que las determina. Y en el colmo de la inseguridad está la “prueba de la prueba” que es la que se exige para las facturas (art. 106.4 LGT) que son un medio probatorio prioritario, pero no privilegiado, siendo obligado probar la “realidad de las operaciones”. Para llorar.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Fondos europeos, plusmarca de recaudación, nuevos impuestos, inflación con efectos fiscales, y no saben en qué gastar ni en cómo gastar; ni justificar los gastos realizados. 

El cristiano sabe que es hijo de Dios: “Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios ¡y los somos!” (1 Jn 3,1). Casi sería eso bastante para ordenar toda la vida en la correspondencia de amor de Dios y con Dios y en la esperanza confiada en que Dios nos ama, se ocupa por nosotros, nos llama, nos espera y nos perdona: “… nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad para alabanza y gloria de su gracia con la cual nos hizo gratos en el Amado; en quien, mediante su sangre tenemos la redención, el perdón de los pecados, según las riquezas de su gracia … Por él también vosotros, una vez oída la palabra de la verdad -el Evangelio de nuestra salvación-, al haber creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, que es prenda de nuestra herencia, para redención de los que ha hecho suyos, para alabanza de su gloria” (Ef 1,3-7.13-14).

- Tiempos de fe. “Los apóstoles le dijeron al Señor: - Auméntanos la fe. Respondió el Señor: -Si tuvierais fe como un grano de mostaza diríais a esta morera: arráncate y plántate en el mar, y os obedecería” (Lc 17,5-6). Como un lamento, en la versión de otro evangelista, a la pregunta de los discípulos -¿por qué nosotros no hemos podido?- en la curación del muchacho lunático, se oye: “Por vuestra poca fe -les dijo- Porque os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: “Trasládate de aquí allá”, y se trasladaría, y nada os sería imposible” (Mt 17,19-21). Y el cristiano que vive la escena como un personaje más se enamora más de Dios y procura recordar las preguntas del Señor y repasar lo allí ocurrido, para avanzar en la fe.     

- La pregunta del Señor. “Mientras navegaban, se durmió. Y bajó sobre el lago tal torbellino de viento que empezaron a inundarse y a peligrar. Se acercaron para despertarlo y dijeron: “Maestro, Maestro, que perecemos”. Él se levantó, increpó al viento y a las olas del mar, que cesaron, y sobrevino la calma. Entonces les dijo: “¿Dónde está vuestra fe? Ellos, admirados y temerosos, decían entre sí: Pues ¿quién es éste? Porque manda a los vientos y al mar y le obedecen” (Lc 8,23-25). En la versión de Mateo: “¿Por qué os asustáis hombres de poca fe? (Mt 8,26). En la versión de Marcos se dice: “Pero él dormía sobre un cabezal en la popa” (Mc 4,38). Y en otro pasaje en el mar de Galilea, cuando Jesús apareció caminando sobre las aguas, ante la osada confianza de Pedro, primero, y de su temor, después: “Jesús alargó la mano, lo sujetó y dijo: - Hombre de poca fe ¿por qué has dudado? (Mt 14,31). Y, al leerlo, todos vemos con el deseo la mano que alarga Jesús hacia nosotros, porque sin Él podemos hundirnos. 

- El elogio de la fe. “Al oírlo Jesús se admiró y les dijo a los que le seguían: -En verdad os digo que en nadie de Israel he encontrado una fe tan grande…Y le dijo Jesús al centurión: - Vete y que se haga conforme has creído. Y en aquel momento quedó sano el criado” (Mt 8,10.13). Y la fe que trasciende: “Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: - Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados” (Mt 9,1-2). La hemorroisa se decía a sí misma: “Con solo tocar su manto me curaré” y dice el Evangelio: Jesús se volvió y mirándola le dijo: - Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado” (Mt 9,22). Y el corazón late con más fuerza cuando Jesús nos mira: ¡Hijos de Dios, herederos del cielo! La Madre nos sonríe.     

LA HOJA SEMANAL
(del 14 al 19 de noviembre)

Lunes (14)

San José Pignattelli S.I., presbítero (33ª TO) (fiesta personal en el blog)
Palabras: “¿Qué quieres que haga por ti? Él le dijo: -Señor que vea otra vez” (Lc 18,41)
Reflexión: “Jesús le contestó: - Recobra la vista, tu fe te ha curado”
Propósito, durante el día: Señor, auméntanos la fe, la esperanza y la caridad

Martes (15)

San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia (33ª TO)
Palabras: “El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar …” (Lc 19,10)
Reflexión: … lo que estaba perdido” Hoy ha sido la salvación de esta casa (a Zaqueo)
Propósito, durante el día: Ven, Señor, vive con nosotros y nosotros contigo

Miércoles (16)

Santa Margarita de Escocia (33ª TO)
Palabras: “Al que tiene se le dará. Pero al que no tiene… (Lc 19,26)
Reflexión: … se le quitará hasta lo que tiene”
Propósito, durante el día: Tú me diste todo; a Ti Señor lo torno. Hágase tu voluntad

Jueves (17)

Santa Isabel de Hungría (33ª TO)
Palabras: “No dejarán piedra sobre piedra…” (Lc 19,44)
Reflexión: … Porque no reconociste el momento de mi venida”
Propósito, durante el día: Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía

Viernes (18)

Dedicación de las basílicas de los apóstoles san Pedro y san Pablo (día de abstinencia)
Palabras: “¡Ánimo soy yo, no tengáis miedo! … (Mt 14,27)
Reflexión: … lo agarró y le dijo: - ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”
Propósito, durante el día: Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía

Sábado (19)

San Exsuperio, mártir (33ª TO)
Palabras: “No es Dios de muertos, sino de vivos; … (Lc 20,38)
Reflexión: … porque para él todos están vivos”
Propósito, durante el día: Madre, ruega por nosotros, ahora y en la hora de la muerte

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 13, domingo (33º TO, ciclo C, año par), nos animan en la esperanza en la cotidianidad de nuestras vidas: “Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas” (Mlq 3); “No vivimos entre vosotros sin trabajar… Cuando vivimos os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma” (2 Tes 3); “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21). En la vida ordinaria, siempre con Jesús, María y José.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El viaje a Baréin no hay que verlo como un episodio aislado, forma parte de un recorrido inaugurado por san Juan Pablo II cuando viajó a Marruecos. Así, la primera visita de un Papa a Baréin ha representado un nuevo paso en el camino entre creyentes cristianos y musulmanes: no para confundirnos o aguar la fe, no: el diálogo no desvirtúa; sino para construir alianzas fraternas en el nombre del padre Abraham, que fue peregrino en la tierra bajo la mirada misericordiosa del único Dios del Cielo, Dios de la paz. Por esto el lema del viaje era: “Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. ¿Y por qué digo que el diálogo no desvirtúa? Porque para dialogar es necesario tener identidad propia, se debe partir de la propia identidad. Si tú no tienes identidad, tú no puedes dialogar, porque no entiendes ni siquiera tú qué eres. Para que un diálogo sea bueno, se debe partir siempre de la propia identidad, ser conscientes de la propia identidad, y así se puede dialogar.” (Audiencia general, 9 de noviembre de 2022)

(13.11.22)

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