LO TRIBUTARIO (nº 823)

La seguridad jurídica: retroacción y reiteración

Establece el artículo 119 Ley 39/2015, LPAC, al regular la resolución de los recursos administrativos, que, cuando existiendo vicio de forma no se estime procedente resolver sobre el fondo, se ordenará la retroacción del procedimiento al momento en que el vicio fue cometido, sin perjuicio de que eventualmente pueda acordarse la convalidación de actuaciones por el órgano competente para ello, según lo dispuesto en el artículo 52 de dicha ley. Esto significa, en primer lugar, que la Administración, sin necesidad de protesta del administrado, puede convalidar sus propios actos anulables, a los que se refiere el artículo 48 LPAC, subsanando los vicios de que adolezcan y si el vicio fuera incompetencia no causante de nulidad, la que se regula en el artículo 47 LPAC, la convalidación se puede realizar por el órgano competente cuando sea el superior jerárquico del que dictó el acto viciado. Y significa, en segundo lugar, que, si se considera el acto viciado en un recurso, la resolución puede acordar la retroacción del procedimiento al momento en que se cometió el vicio. También puede ocurrir así en una sentencia, cuando el órgano jurisdiccional considera que el principio de tutela judicial (art. 24 CE) se debe proteger devolviendo el asunto al tiempo en que se produjo la circunstancia que determinaría otros planteamientos y consideraciones, como ha ocurrido con la TJUE s. 27 de enero de 2022 sobre la regulación de la declaración de bienes y derechos en el extranjero, modelo 720, en la Ley 7/2012, y su arbitraria pretensión respecto de la prescripción como extinción de la deuda tributaria (art. 69 LGT) añadiendo la DAd 18ª LGT, que ha tenido que cambiar de redacción (Ley 5/22).

La retroacción también se regula a efectos tributarios en las resoluciones económico-administrativas: cuando la resolución aprecie defectos formales que hayan disminuido las posibilidades de defensa del reclamante se producirá la anulación del acto en la parte afectada y se ordenará la retroacción de las actuaciones al momento en que se produjo el defecto de forma (art. 239.3 LGT). La posibilidad de que la Administración pueda volver sobre los actos tributarios anulados, reiterando actuaciones, ha sido objeto de debate como consecuencia de la TS s. 22.12.20 (cf. TS ss. 3.05.11) en la que se dice no sólo que la Administración “no está obligada a acertar siempre”; también que el insistir en las actuaciones regularizadoras es un deber porque la Administración ha de ser eficaz y debe hacer realidad la tributación de todos según un sistema justo (art. 31 CE).

Los administrados que conocieron la efímera doctrina de los tribunales que se oponía a que la Administración, que había actuado contra Derecho viendo anulado su acto, pudiera volver a actuar (comprobar, liquidar) una y otra vez, con el único límite de no reiterar el mismo vicio o el mismo fundamento contra Derecho, pueden sentir angustia jurídica por la situación. Porque si la Administración no tiene que acertar siempre, sí está obligada siempre a actuar con sometimiento a la Ley y al Derecho (art. 103 CE) y el sistema tributario justo (art. 31 CE) deja de serlo si la Administración que tiene la potestad de aplicarlo (art. 5 LGT) ve reconocida la posibilidad a actuar contra Derecho, incluso reiteradamente. El administrado no tiene posibilidad de volver sobre sus actos para subsanar sus vicios o defectos cuando actúa la Administración, ve limitadas sus autoliquidaciones extemporáneas sustitutivas (arts. 120.3 y 122 LGT) e impedidos los cambios posteriores en sus opciones (art. 119.3 LGT). Así padece la seguridad jurídica.

DE LO HUMANO A LO DIVINO        

La Administración, aunque es responsable (art. 106 CE), no es multada por actuar contra Derecho porque la sanción la pagarían los administrados por vía presupuestaria.     

En el seguimiento del Señor, viviendo los pasajes evangélicos como un personaje más, el cristiano guarda en el corazón muchos detalles que, en otro momento, permiten fijar el recuerdo, saborearlo y hacerlo fuente que mana el amor de Dios. Las preguntas del Señor pueden servir de guía para ese fin. “Y les decía: ¿Por ventura se tiene la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelabro? Pues nada hay oculto sino para que se manifieste; nada está escondido sino para que se haga público. Quien tenga oídos para oír, oiga” (Mc 4,21-23). Es un pasaje que a muchos le lleva a recordar que nada está oculto para Dios que es nuestro “Padre y ve en lo escondido” (Mt 6,4.6.18) y que nos recompensará por nuestra oración, por nuestros sacrificios, por nuestra entrega a los demás.  

En el evangelio de Lucas se puede leer dos veces la parábola de la lámpara y en dos momentos distintos: después de la parábola del sembrador y en la subida a Jerusalén. Una: “Nadie que ha encendido una lámpara la cubre con una vasija o la pone debajo del lecho, sino que la coloca sobre un candelabro, para que todos los en entran vean la luz. No hay nada oculto que no llegue a ser descubierto, ni secreto que no se haya de conocer y salga a la luz” (Lc 8,16-18). Y otra: “Nadie que enciende una lámpara la pone oculta o debajo del celemín, sino sobre el candelabro, para que los que entran vean el resplandor. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Mientras tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, tu cuerpo está en tinieblas. Cuida, pues, que su luz no se convierta en oscuridad. Si tu cuerpo todo está iluminado y no tiene parte alguna oscura, estará todo iluminado, como cuando la lámpara te alumbra con el resplandor” (Lc 11, 33-36). Lo oculto es ajeno a la relación con Dios: “Señor, Tú me sondeas y me conoces, me conoces cuando me acuesto y me levanto, de lejos penetras mis pensamientos…” (salmo 138). “Entonces algunos escribas dijeron para sus adentros: - Éste blasfema. Conociendo Jesús sus pensamientos” (Mt 9, 3-4)

En el evangelio de Mateo también hay dos referencias. Una, después de las bienaventuranzas: “Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte; ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,15). Y otra, en las enseñanzas sobre la oración, la limosna y el ayuno: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo, tu cuerpo estará iluminado. Pero si tu ojo es malicioso, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Y si la luz que hay en ti es tinieblas, ¡qué grande será la oscuridad! (Mt 6,22-23). El ojo es la luz que ilumina la realidad en que vivimos, la realidad en que nos debemos santificar: “Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es más que su maestro. ¿Cómo es que ves la mota en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que hay en tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja que saque la mota que hay en tu ojo? … Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces verás bien para sacar la mota del ojo de tu hermano” (Lc 6,39-42). Y para meditar separadamente ese terrible final: ¡qué grande será la oscuridad!        

LA HOJA SEMANAL
(del 18 al 23 de julio)

Lunes (18)

San Federico de Utrecht, obispo (16ª TO)
Palabras: “Esta generación perversa y adúltera exige un signo, … (Mt 12,39)
Reflexión: …pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás”
Propósito, durante el día: Señor, auméntanos la fe

Martes (19)

Santa Áurea, mártir (16ª TO)
Palabras: “El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo… (Mt 12,50)
Reflexión: … ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”
Propósito, durante el día: Señor, hágase tu voluntad

Miércoles (20)

San Apolinar, obispo y mártir (16ª TO)
Palabras: “El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; … (Mt 13,8)
Reflexión: … otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga”
Propósito, durante el día: Señor, ¡que vea! ¡que sea! lo que tu quieres

Jueves (21)

San Lorenzo de Brindisi, presbítero y doctor de la Iglesia (16ª TO)
Palabras: “Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen” (Mt 13,16)
Reflexión: Muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron
Propósito, durante el día: No permitas, Señor, que me aparte de Ti

Viernes (22)

Santa María Magdalena, apóstol
Palabras: “Señor, si tú te los has llevado, dime dónde lo has puesto … (Jn 20,15)
Reflexión: … y yo lo recogeré. Jesús le dice: - ¡María!”
Propósito, durante el día: Señor, que te busque, que me encuentre contigo, que te ame

Sábado (23)

Santa Brígida, religiosa (16ª TO)
Palabras: “Un hombre que sembró buena semilla …” (Mt 13,24)
Reflexión: Mientras dormían, su enemigo sembró cizaña en medio del trigo y se marchó
Propósito, durante el día: Madre mía, no te alejes, ven conmigo, no me dejes solo

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 17, domingo (16º TO, ciclo C) nos permiten meditar sobre e encuentro con Dios: “En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré… Al verlos corrió a su encuentro” (Gn 18); “Nosotros anunciamos a ese Cristo, amonestamos a todos … para que lleguen a la madurez en su vida en Cristo” (Col 1); “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogida la parte mejor, y no se la quitarán” (Lc 10). ¡Con Dios!

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “De este modo, el “discípulo del Camino” -es decir, nosotros los cristianos- ve que su modo de pensar y de obrar cambia gradualmente, haciéndose cada vez más conforme al del Maestro. Caminando sobre las huellas de Cristo, se convierte en viandante y aprende -como el samaritano- a “ver” y a “tener compasión”. Ve y siente compasión. Ante todo, “ve”: abre los ojos a la realidad, no está egoístamente encerrado en el círculo de sus propios pensamientos. En cambio, el sacerdote y el levita ven al desgraciado, pero es como si no lo hubiesen visto, pasan de largo, miran a otro lado. El Evangelio nos educa a ver: guía a cada uno de nosotros a comprender rectamente la realidad, superando día tras día ideas preconcebidas y dogmatismos. Muchos creyentes se refugian en dogmatismos para defenderse de la realidad. Y, además, seguir a Jesús nos enseña a “tener compasión”: a fijarnos en los demás, sobre todo en quien sufre, en el más necesitado, y a intervenir como el samaritano: no pasar de largo sino detenerse.” (Angelus, día 10 de julio de 2022)

(17.07.22)

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