LO TRIBUTARIO (nº 778)

La otra Ley 11/21: Suspensión del pago de deudas tributarias (art. 161.2 LGT)

En la distribución tradicional del itinerario de la obligación tributaria se distingue entre: 1) liquidación (art. 101 LGT: determinación de la obligación tributaria por la Administración; art. 120 LGT: autoliquidación si lo hace el administrado); 2) gestión (arts. 117 a 140 LGT: declaraciones, procedimientos de devolución, de liquidación, de verificación, de valoración, de comprobación limitada); 3) inspección (arts. 141 a 159 LGT: investigación de lo no declarado y comprobación de lo declarado); 4) recaudación (arts. 160 a 177 quaterdecies LGT: período voluntario, período ejecutivo; procedimiento de apremio, procedimientos con responsables solidarios y subsidiarios, procedimiento con sucesores); y 5) revisión (arts. 217 a 259 LGT: declaración de nulidad, declaración de lesividad, revocación, rectificación de errores, ingresos indebidos, recurso de reposición, reclamaciones económico-administrativas y recursos en esa vía). Las modificaciones que ha introducido la Ley 11/2021 se producen en varios de esos preceptos de la LGT y, entre ellas, están las que procuran evitar retrasos o dificultades en la recaudación de los tributos (cf. arts. 26.2, 31.2 y 32,2; 27.2; 175.1; 233 LGT).

El artículo 161 LGT regula la recaudación en período ejecutivo (según el art. 160.2.b) LGT, en las deudas liquidadas por la Administración se inicia el día siguiente al del vencimiento del plazo señalado en el art. 62 LGT; y en las deudas autoliquidadas sin ingresarlas, al día siguiente de la finalización del plazo que señale la normativa reguladora de cada tributo o, si hubiera concluido ese plazo, el día siguiente a la presentación de la autoliquidación). En el artículo 161.2 LGT se regulaba que la presentación de una solicitud de aplazamiento, fraccionamiento o compensación en período voluntario (el regulado en los artículos 62 y 160.2.a) LGT) impedirá el inicio del período ejecutivo, pero la Ley 11/2021 modifica esa regulación añadiendo dos párrafos. El primero establece que las solicitudes de aplazamiento, fraccionamiento o compensación y también “las de suspensión y las de pago en especie” (ampliación de supuestos) no impedirán el inicio del período ejecutivo cuando antes se hubiera denegado respecto de la misma deuda otra solicitud previa en período voluntario, habiéndose abierto otro plazo de ingreso sin que este ingreso se hubiera producido.

La Exposición de Motivos de la Ley 11/2021 dice que se pretende evitar “el uso inadecuado” de presentación de reiteradas solicitudes cuya tramitación suspende el inicio del período ejecutivo, cuando hubieran sido denegadas y no se hubiera realizado el ingreso. Pero “el uso inadecuado” era el uso ajustado a lo que dice la ley (por eso, la novedad legislativa empieza con el falaz “no obstante lo anterior”, porque es “obstando lo anterior”), de modo que la modificación es contraria: al espíritu de la Ley (mientras la Administración no decide sobre la solicitud, no puede iniciar el período ejecutivo), a la letra de la ley (TS s. 15-10-20) y al derecho de los administrados a una buena Administración (AN 27-4-21) que impide la providencia de apremio antes de que se conteste a la solicitud de aplazamiento o fraccionamiento que, por sí misma, es una muestra de la voluntad de pago por parte del administrado.

Se añade otro párrafo que establece que la declaración de concurso no suspenderá el plazo voluntario de pago de las deudas concursales, sin perjuicio de que las actuaciones del período ejecutivo se rijan por lo dispuesto en el RDLeg 1/2020, Ley Concursal.       

DE LO HUMANO A LO DIVINO

La inflación es el impuesto sobre el dinero. El valor del dinero se mide por lo que se puede adquirir y la inflación reduce el poder adquisitivo. Y, además, los impuestos.

El cristiano, que vive siguiendo los pasos de Jesús según se relata en los Evangelios, puede meditar recordando y considerando las preguntas que Jesús hizo en su día y que sigue haciendo a todos. El cristiano vive así la fe y con este encuentro cotidiano prepara el encuentro del último día precisamente al pasar del tiempo a la eternidad.

“Mas no queréis venir a mí para poseer la vida. No busco la gloria de los hombres. Por lo demás, os conozco. No tenéis en vosotros amor de Dios. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís. Si otro viene en nombre propio, lo recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros que aceptáis la gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene sólo de Dios? No penséis que yo os he de acusar ante el Padre. Moisés en quien vosotros esperáis, es vuestro acusador. Si creyeseis a Moisés me creeríais a mí, porque él escribió sobre mí. Pero si no creéis en sus escritos, ¿cómo creeréis en mis palabras?” (Jn 5,40-47). Cuántas palabras, cuantos mensajes de amor del Amor, Así, el Tiempo Ordinario se convierte en camino cierto para el cielo que es eternidad.

“Por lo demás, os conozco”. “Señor, Tú me sondeas y me conoces. Me conoces cuando me acuesto y me levanto. De lejos penetras mis pensamientos. Distingues mi camino y mi descanso. Todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi boca y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante. Me cubres con tu mano. Tanto saber me sobrepasa. Es sublime y no lo abarco… Sondéame y conoce mi corazón. Ponme a prueba y conoce mis pensamientos. Mira si mi camino se desvía. Guíame por el camino eterno” (salmo 139)

“No tenéis en vosotros amor de Dios”. “Pero tengo contra ti que has perdido la caridad que tenías al principio. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y practica las obras de antes” (Ap. 2,4-5). “Por tanto ten celo y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo (Ap 3,19-20). “Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo, Jesús, Señor nuestro” (Rm 8, 38-39)

“No buscáis la gloria que viene sólo de Dios”. “En fin, tanto si coméis, como si bebéis, o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios” (1 Co 10,31). “Si uno ejerce un ministerio, hágalo en virtud del poder que Dios le otorga, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por Jesucristo. Para él es la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pe 4.11)

“No penséis que yo os he de acusar ante el Padre”. “¿Quién acusará a los hijos de Dios? ¿Dios el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó y está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros?” (Rm 8,33-34). “Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo, el Justo. Él es víctima propiciatoria por nuestros pecados y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo” (1 Jn 2)

LA HOJA SEMANAL
(del 24 al 29 de enero) (año de la Familia)

Lunes (24)

San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (3ª TO)
Palabras: “El que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón” (Mc 3,29)
Reflexión: Todo se les podrá perdonar a los hombres: pecados, blasfemias; pero…
Propósito, durante el día: Ven dulce huésped del alma; entra hasta el fondo del alma

Martes (25)

Conversión de san Pablo (fin del Octavario por la Unión de las Iglesias)
Palabras: “El que crea y se bautice, se salvará” (Mc 16,16)
Reflexión: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda nación
Propósito, durante el día: Espíritu Santo: doma el espíritu indómito

Miércoles (26)

Santos Timoteo y san Tito, obispos (3ª TO)
Palabras: “La mies es mucha y los obreros pocos” (Lc 10,2)
Reflexión: Rogad al de la mies que mande obreros a su mies
Propósito, durante el día: Espíritu Santo: riega la tierra en sequía

Jueves (27)

Santa Ángela de Mérici, virgen y fundadora (3ª TO)
Palabras: “La medida que uséis, la usarán con vosotros” (Mc 4,24)
Reflexión: Al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene
Propósito, durante el día: Espíritu Santo: guía al que tuerce el sendero

Viernes (28)

San Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia (3ª TO) (día de penitencia)
Palabras: “La tierra va produciendo la cosecha ella sola” (Mc 4,28)
Reflexión: El reino de Dios es semejante a un hombre que echa semilla en la tierra
Propósito, durante el día: Espíritu Santo: sana el corazón enfermo, lava las manchas

Sábado (29)

San Valero de Zaragoza, obispo (3ª TO)
Palabras: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” (Mc 4,38)
Reflexión: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
Propósito, durante el día: Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa del Espíritu

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 23, domingo (3º TO, ciclo C) animan con el buen espíritu la misa del domingo: “Es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza” (Ne 8); “Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo… Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro” (1 Co 12); “Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados” (Lc 1). Jesús, María y José, que esté siempre con los tres.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Es bello pensar que el primer signo que Jesús cumple no es una curación extraordinaria o un prodigio en el templo de Jerusalén, sino un gesto que sale al encuentro de una necesidad simple y concreta de gente común, un gesto doméstico, un milagro -digámoslo así- “de puntillas”, discreto, silencioso. Él está dispuesto para ayudarnos, para levantarnos. Y entonces, si estamos atentos a estos “signos”, su amor nos conquista y nos hacemos discípulos suyos…

… Os sugiero un ejercicio que puede hacernos mucho bien. Probemos hoy a buscar entre nuestros recuerdos los “signos” que el Señor ha realizado en nuestra vida. Que cada uno diga: en mi vida, ¿qué signos ha realizado el Señor? ¿Qué indicios veo de su presencia? Son signos que ha llevado a cabo para mostrarnos que nos ama; pensemos en ese momento difícil en el que Dios me hizo experimentar su amor… Y preguntémonos: ¿con qué signos, discretos y premurosos, me ha hecho sentir su ternura? ¿Cuándo he sentido más cercano al Señor, cuándo he sentido su ternura, su compasión? Cada uno de nosotros ha vivido estos momentos en su historia. Vayamos a buscar esos signos, hagamos memoria. ¿Cómo he descubierto su cercanía? ¿Cómo me ha quedado en el corazón una gran alegría? Revivamos los momentos en los que hemos experimentado su presencia y la intercesión de María. Que ella, la Madre, que como en Caná está siempre atenta, nos ayude a atesorar los signos de Dios en nuestra vida.” (Angelus, día 16 de enero de 2022)

- “El Señor no nos quita todas las debilidades, sino que nos ayuda a caminar con las debilidades, tomándonos de la mano. Toma de la mano nuestras debilidades y se pone cerca de nosotros. Y esto es la ternura. La experiencia de la ternura consiste en ver el poder de Dios pasar precisamente a través de lo que nos hace más frágiles; siempre y cuando nos convirtamos de la mirada del Maligno que “nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo», mientras que el Espíritu Santo “la saca a la luz con ternura” (“Patris corde”, 2). “La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros” (ibíd.). Mirad cómo las enfermeras, los enfermeros tocan las heridas de los enfermos: con ternura, para no herirles más. Y así el Señor toca nuestras heridas, con la misma ternura. “Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación”, en la oración personal con Dios, “teniendo una experiencia de verdad y ternura. Paradójicamente, incluso el Maligno puede decirnos la verdad -él es mentiroso, pero se las arregla para decirnos la verdad con el fin de llevarnos a la mentira-, pero, si lo hace, es para condenarnos». En cambio, el Señor nos dice la verdad y nos tiende la mano para salvarnos. “Sabemos, sin embargo, que la Verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona” (cf. ibíd.). Dios perdona siempre: esto metéoslo en la cabeza y en el corazón. Dios perdona siempre. Somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón. Pero Él perdona siempre, también las cosas más malas.” (Audiencia general, día 19 de enero de 2022)

(23.01.22) 

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