LO TRIBUTARIO (nº 548)

Las fuentes del Derecho (8): ¿las leyes?

En la jerarquía de las normas jurídicas no hay ninguna norma por encima de la ley. Ciertamente, hay leyes que se declaran inconstitucionales y, por tanto: se anulan eliminando sus efectos, protegiendo las situaciones que hubieran alcanzado firmeza (como en el art. 14.7 TR LITP sobre efectos de diferencias entre el valor declarado y el comprobado); o perdiendo su vigencia desde la declaración de inconstitucionalidad (como en la Ley 44/1978, del IRPF, en cuanto a la tributación conjunta obligatoria que determinó la regulación de la opción por la Ley 20/1989; y no faltan las que se mantienen en vigor condicionadamente (como en la Ley 10/1985 de reforma de la LGT). También es verdad que hay leyes de contenido limitado, como las que aprueban los presupuestos (que no pueden crear tributos ni modificarlos si no lo autoriza otra ley, art. 134.7 CE) y fue una práctica viciosa la aprobación de las llamadas “Leyes de Acompañamiento” que se aprobaban para evitar esas limitaciones. Y, desde luego, está limitada por su finalidad la delegación legislativa (arts. 82 y 83 CE: leyes de bases y articuladas y textos refundidos) y están condicionados (art. 86 CE) los decretos leyes que sólo se pueden aprobar en caso de “extraordinaria y urgente necesidad”, lo que debiera permitir que se considerara como abuso y fraude a los principios del Estado de Derecho incumplir esa premisa.

Se trataba de esto en un Taller de Tributación cuando un participante señalaba lo inútil de dedicar esfuerzos a ese asunto porque el repaso de la producción de normas legales en los últimos tiempos pone de manifiesto que o no hay reacción social ni jurídica contra excesos, abusos, desviaciones o no se producen. Aun así, aprovechando la pausa del café y sin computarla como hora extraordinaria, se recordaron casos curiosos de anomalías legales. Uno se refirió a aquella regulación de la inversión del sujeto pasivo en el régimen especial de oro de inversión en la LIVA que se refirió a un precepto inexistente en la Ley 17/1985 y que los tribunales consideraron un error irrelevante (AN ss. 12.11.07, 21.11.07, entre otros muchos). Otro participante planteó el contraste entre la definición de ley como “ordenación racional” y la posible arbitrariedad, si se considera el fundamento para corregir la progresividad en el IRPF (v. art. 31 CE) en la tributación de rentas generadas en más de un año y percibidas de una vez: la Ley 44/1978 reguló la anualización (calcular la renta anual media, sumarla a la base liquidable regular, calcular la cuota, determinar el tipo medio de gravamen y aplicarlo al resto de la renta irregular), pero se abandonó el método por complicado (dividir, sumar, multiplicar) y se optó por aplicar un tipo fijo a la parte irregular de la base imponible. Lo arbitrario se produjo cuando la irregularidad en los “rendimientos” se refirió a generación de la renta en más de dos años, cuando es indiscutible que la progresividad se debe corregir respecto de más de un año (que es el período impositivo general).

Un participante en el Taller dejó pensativos a los demás señalando que se regula que el IVA se devenga (art. 75.2 LIVA) al tiempo de los cobros anticipados que se producen antes de la realización del hecho imponible; pero antes de la realización del hecho imponible no hay sujeción al impuesto porque no ha nacido la obligación tributaria (art. 20 LGT). No lo remedia el artículo 21.1 LGT (“el devengo es el momento en que se entiende realizado…”), porque la LIVA reconoce que es “antes” de la realización.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Dice la noticia que una empleada de la Agencia Tributaria participaba en solicitudes de devolución de impuestos falsas sin conocimiento de los titulares quedándose el importe.

Oraciones jaculatorias. El cristiano lee y medita los Evangelios como un personaje que está presente en los hechos que se relatan y no como un espectador que los recuerda con la relatividad que aporta la lejanía temporal. Deberíamos estremecernos al leer: “Pilato les dijo: - ¿Y entonces que voy a hacer con Jesús, llamado el Cristo? Todos contestaron: - ¡Que lo crucifiquen! Les preguntó: - ¿Y qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban más fuerte – ¡Que lo crucifiquen!” (Mt 27.22-23). Son gritos que se clavaron como dardos, como saetas, en el corazón amoroso de Cristo. Gritos que nos duelen en el alma.

Como dardos, como saetas, lleno de amor, rebosando amor de Dios, el cristiano siembra los minutos, las horas del día, de cada día, de jaculatorias (“iaculum” en latín significa jabalina, dardo). Y venciendo el mal con el bien (“No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien”, Rm 12,21), el cristiano saca de su corazón aquellos otros gritos que leyó en los Evangelios, que le emocionaron al leerlos y que repite frecuentemente porque nada le aparta de Dios: “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada? … Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rm 8,35. 38-39)

- Un ramillete de jaculatorias. “¡Señor, Hijo de David, apiádate de mi!”, gritaba la mujer cananea pidiendo por su hija poseída por el demonio. Ella insistiendo a Jesús, se acercó y se postró ante él diciendo: - “¡Señor, ayúdame!” (Mt 15,22 y 25). “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!”, gritaban dos ciegos sentados al lado del camino cuando oyeron que pasaba Jesús. Y como la multitud les reprendía para que se callaran, ellos gritaban más: - “¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!” (Mt 20, 30-31). También gritaba el ciego Bartimeo al oír que pasaba Jesús: - “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! Y, cuando Jesús le preguntó ¿Qué quieres que te haga?, respondió el ciego: - “Maestro, que vea” (Mc 10,47 y 51). Unos leprosos le salieron al encuentro, se detuvieron a distancia y gritaron: - “¡Jesús, maestro, ten piedad de nosotros” (Lc 17,13). Sin gritos, un leproso vino hacia Jesús y, de rodillas, le rogaba: - “Si quieres, puedes limpiarme” (Mc 1,40). Y, el publicano, quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh Dios, ten compasión de mí que soy un pecador” (Lc 18,13). Los apóstoles le dijeron a Jesús: -“Auméntanos la fe” (Lc 17,5) Inolvidables las palabras de Tomás cuando vio y tocó las llagas en el cuerpo de Jesús: - “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28).

Muchas jaculatorias para María. Más de un niño recordará cuando su madre le llevaba ante la imagen de la Virgen y le enseñaba a decirle: ¡Guapa! y a enviarle besos con su manita como si los tomara de sus labios. Su prima Isabel, exclamando en voz alta, dijo: - “Bendita tú entre las mujeres” (Lc 1,42). Y en el cielo no para de oírse: “Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía”. “¡Todo es para bien!” (Rm 8,28) es la adhesión amorosa a la voluntad de Dios. Y una mirada al Sagrario. O sólo levantar el alma.

LA HOJA SEMANAL
(del 22 al 28 de septiembre)

Lunes (23)

San Pío de Pietralcina, presbítero (25ª TO)
Palabras: “Nada hay oculto que no llegue a descubrirse” (Lc 8,17)
Reflexión: Al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo cree tener
Propósito, durante el día: Señor, ayúdame a ser sincero, veraz y leal

Martes (24)

Nª Sª de la Merced (25ª TO)
Palabras: “Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan … (Lc 8,21)
Reflexión: … la palabra de Dios y la ponen por obra”
Propósito, durante el día: Madre, ayúdame a ver, a entender, a hacer lo que Dios quiere

Miércoles (25)

San Fermín, obispo y mártir (25ª TO; Nª Sª de la Fuencisla)
Palabras: Los envió a proclamar el Reino de Dios y curar a los enfermos (Lc 9,2)
Reflexión: Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea
Propósito, durante el día: Señor, oriéntame, dirígeme, anímame, ayúdame

Jueves (26)

Santos Cosme y Damián, mártires (25ª TO)
Palabras: (el virrey Herodes) “Tenía ganas de ver a Jesús” (Lc 9,9)
Reflexión: Herodes, mandó degollar a Juan Bautista, interrogó a Jesús sin respuestas
Propósito, durante el día: Señor que te busque, que te encuentre, que te trate, que te ame

Viernes (27)

San Vicente de Paúl, presbítero (25ª TO)
Palabras: ¿Quién dice la gente que soy yo? (Lc 9,18)
Reflexión: Pedro: el Mesías de Dios; Jesús: el Hijo del hombre tiene que padecer mucho
Propósito, durante el día: Señor, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad

Sábado (28)

San Wenceslao, duque de Bohemia, mártir (25ª TO)
Palabras: “Al hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres” (Lc 9,44)
Reflexión: Pero ellos no entendían y les daba miedo preguntar
Propósito, durante el día: Repetir y meditar: ¡la Madre de Dios es mi madre!

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 22, domingo (25º TO, ciclo C) nos orientan en el camino que es la vida de cada día: “Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables” (Am 8); “Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones” (Tm 2); “No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16). El cristiano tiene a Jesús como modelo de vida en las tareas ordinarias de cada día, en el estado en que convive y trabaja. Y así, con la ayuda de Dios, debemos ser santos.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “También nosotros cometemos errores cuando creemos que tenemos razón, cuando pensamos que los malos son los otros. No nos creamos buenos, porque solos, sin la ayuda de Dios que es bueno, no sabemos cómo vencer al mal. Hoy no lo olvidéis, tomad el Evangelio y leed las tres parábolas de Lucas, capítulo 15. Os hará bien, será saludable para vosotros.

¿Cómo podemos derrotar el mal? Aceptando el perdón de Dios y el perdón de nuestros hermanos. Pasa cada vez que nos confesamos: allí recibimos el amor del Padre que vence nuestro pecado: desaparece, Dios se olvida de él. Dios, cuando perdona, pierde la memoria, olvida nuestros pecados, olvida. ¡Dios es tan bueno con nosotros! No como nosotros, que después de decir “no pasa nada”, a la primera oportunidad recordamos con intereses el mal que nos han hecho. No, Dios borra el mal, nos renueva en nosotros y así renace en nosotros la alegría, no la tristeza, no la oscuridad en el corazón, no la sospecha, sino la alegría.

Hermanos y hermanas, ánimo, con Dios, ningún pecado tiene la última palabra. La Virgen, que desata los nudos de la vida, nos libera de la pretensión de creernos justos y nos hace sentir la necesidad de ir al Señor, que siempre nos espera para abrazarnos, para perdonarnos.” (Angelus, día 15 de septiembre de 2019)

- “La fuerza es “Dios con nosotros”. Gamaliel demuestra citando a algunos personajes que se habían hecho pasar por el Mesías, que todo proyecto humano primero puede despertar consenso y naufragar después. Por eso Gamaliel concluye que, si los discípulos de Jesús de Nazaret han creído a un impostor, están destinados a desvanecerse; pero si siguen a alguien que viene de Dios, es mejor renunciar a combatirles; y advierte: “¡No sea que os encontréis luchando contra Dios!” (Hch 5, 39). Nos enseña a hacer este discernimiento.

Son palabras serenas y clarividentes que nos permiten ver el evento cristiano desde una nueva perspectiva y nos ofrecen criterios que “saben a Evangelio”, porque nos invitan a reconocer el árbol por sus frutos (cf. Mt 7,16). Llegan al corazón y logran el efecto deseado: los demás miembros del Sanedrín siguen su consejo y renuncian a las intenciones de la muerte, es decir de matar a los Apóstoles.

Pidamos al Espíritu Santo que actúe en nosotros para que, tanto personal como comunitariamente, podamos adquirir el “hábito” del discernimiento. Pidámosle que nos haga ver siempre la unidad de la historia de la salvación a través de los signos del paso de Dios en nuestro tiempo y en los rostros de los que nos rodean, para que aprendemos que el tiempo y los rostros humanos son mensajeros del Dios vivo. Gracias.” (Audiencia general, día 18 de septiembre de 2019)

(22.09.19)

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