LO TRIBUTARIO (nº525)
Procedimientos tributarios (23): infracciones y sanciones (2): tipificación y elementos
No por ser generalmente conocido, parece inoportuno recordar que tener que pagar un tributo no es una sanción y que no toda deficiencia en el pago de los tributos es una infracción sancionable. La infracción es la manifestación por acción u omisión de una conducta antijurídica y culposa. La infracción debe estar tipificada en una ley, tiene un elemento objetivo (la acción u omisión y, a veces, las circunstancias) y un elemento subjetivo (la intención de incumplir); como en la Ética, se exige: materia, consentimiento y voluntad. Rigiendo en el Estado de Derecho la presunción de inocencia (art. 24 CE), para ser sancionable una conducta tipificada como infracción debe estar probada la intención de incumplir y la voluntad de hacerlo, ya sea por culpa (se conoce y se quiere: por eso hay doctrina que considera que si no hay ocultación no hay culpa), por dolo (se procura ocultar el incumplimiento) o por negligencia (no poniendo el cuidado que se exige a quien quiere cumplir (así, hay doctrina que considera que no hay negligencia cuando se cumplen las obligaciones formales exigidas).
En el ámbito tributario pueden ser infractores (art. 181 LGT) no sólo las personas físicas y las jurídicas obligadas a cumplir exigencias tributarias (incluidas las retenciones y las obligaciones formales), sino también las entidades sin personalidad (art. 35.4 LGT). Si concurren varios infractores en la comisión de una infracción todos quedan solidariamente obligados al pago de la sanción. Se puede ser infractor por la condición de sujeto pasivo, de sustituto del contribuyente, de representante de personas sin capacidad de obrar o de un grupo en régimen de consolidación fiscal, o por transparencia fiscal o por asistencia mutua. Y, también (art. 182 LGT), los responsables tributarios solidarios o subsidiarios cuando la responsabilidad se extiende a las sanciones y los sucesores de sociedades disueltas (art. 40 LGT), pero no se extiende a herederos y legatarios porque con la muerte se extingue la responsabilidad.
Las infracciones tributarias pueden ser leves, graves o muy graves (art. 183 LGT). A estos efectos, en cuanto determinan agravantes, la ley regula cuando existe ocultación (una incidencia superior al 10% en la incidencia respecto de la deuda tributaria), qué se considera medios fraudulentos y cuando se aprecia que existe anomalía sustancial contable (art. 184 LGT). Las sanciones son pecuniarias y en las infracciones más graves también se imponen sanciones no pecuniarias (arts. 185 y 186 LGT). Las sanciones se gradúan según la repetición de infracciones, el perjuicio económico para la Hacienda, el incumplimiento sustancial en la obligación de facturación o de documentación y el acuerdo, en su caso, del sancionado (art. 187 LGT). También se regula la reducción de la sanción si hay acuerdo (50%) o se presta la conformidad (30%) o por ingreso total (25%) en los términos y con las condiciones establecidas en la ley (art. 188 LGT). Se regula también la extinción de responsabilidad por infracciones en caso de prescripción (art. 189 LGT) y la extinción de las sanciones por pago, por prescripción, por compensación, por condonación y por el fallecimiento de todos los obligados (art. 190 LGT). Los artículos 187 a 206 bis LGT regulan las infracciones y las sanciones por: no ingresar en plazo, por devoluciones o bonificaciones indebidas, determinar o acreditar partidas positivas o negativas improcedentes, no declarar o hacerlo mal… Y otras.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
El TSJ Madrid absuelve a los condenados por el “sandwich financiero holandés”: no hubo fraude y la sentencia no debió basarse sólo en la tesis del perito de la Hacienda.
¡La Santísima Trinidad! El cristiano vive desde la Resurrección una continua alegría en el alma al seguir las sucesivas solemnidades que se celebran: a los cuarenta días, la Ascensión; a los cincuenta, la Pentecostés; al domingo siguiente, la Santísima Trinidad; y al siguiente, el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Parece que ha sido un divino sueño en el que se ha anticipado a esta vida las maravillas que nos esperan en la otra. Un sueño con fundamento en la realidad en que creemos y que hemos estado celebrando. Desde la Cruz a la Luz.
Esta celebración es un tiempo favorable para meditar, reflexionar y, desde luego, pensar lo que tantas veces rezamos sin consciencia de lo que estamos diciendo. En esa tarea de amor a Dios, repasamos lo que hacemos al signarnos, al hacer con el dedo pulgar de la mano, una señal de la cruz en la frente, otra en la boca y otra en el pecho, diciendo: “Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro”. Y como concluimos esa signación, y decimos en tantas ocasiones, al santiguarnos, al hacer una señal de la cruz con la mano, desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho, diciendo: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. Seguro que este repaso hará que amemos más, que amemos mejor, cuando nos acogemos a Dios, cuando descansamos llenos de Él y sumidos en Él, cuando le pedimos ayuda.
Es tiempo, también, de estar atentos en cada ocasión, en especial en las bendiciones y en muchas oraciones, en las que se repite la referencia: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. En la confesión la fórmula de la absolución dice: “Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Y en el Prefacio del día se dice: “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza…”.
Y, en esta solemnidad. el cristiano saborea el “Credo” (símbolo de los Apóstoles) que rezamos habitualmente: “Creo en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén”
Y María, nuestra Madre: “Gloria a Dios, Uno y Trino, que quiso enaltecerte, oh Virgen nobilísima, con el tesoro magnífico de sus dones” (himno: “Maria, virgo regia”, s. XII)
LA HOJA SEMANAL
(del 17 al 22 de junio)
Lunes (17)
Santa Teresa de Portugal, monja (11ª TO; mes del Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “No hagáis frente al que os agravia” (Mt 5,38)
Reflexión: Si uno te abofetea en la mejilla derecha…
Propósito, durante el día: Ayúdame, Señor, a ahogar el mal en el bien
Martes (18)
Santo Marcos y Marceliano, mártires (11ª TO; mes del Sagrado Corazón)
Palabras: “Amad a vuestros enemigos” (Mt 5,44)
Reflexión: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto
Propósito, durante el día: Dame amor, Señor, para que derrame amor
Miércoles (19)
San Romualdo, abad (11ª TO; mes del Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “Y tu Padre que ve en lo escondido te recompensará” (Mt 6,18)
Reflexión: No hacer cosas buenas delante de los hombres para ser vistos
Propósito, durante el día: Señor, mira si mi camino se desvía y condúceme por el bueno
Jueves (20)
San Juan de Matera, abad (11ª TO; mes del Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “Cuando recéis, no uséis muchas palabras” (Mt 6,7)
Reflexión: Padre nuestro, hágase tu voluntad, no nos dejes caer en la tentación
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, sea alabada, la voluntad de Dios en todo
Viernes (21)
San Luis Gonzaga S.I. religioso (11ª TO; mes del Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón” (Mt 6,21)
Reflexión: No atesoréis en la tierra donde hay polilla, carcoma… Atesorad en el cielo
Propósito, durante el día: Dios mío, dame tu amor y tu gracia, que eso me basta
Sábado (22)
Santos Juan Fisher y Tomás Moro, mártires (11ª TO; Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “No os agobiéis por el mañana porque … traerá su propio agobio” (Mt 6,34)
Reflexión: A cada día le bastan sus disgustos
Propósito, durante el día: Madre del Amor Hermoso, ayúdanos a tus hijos
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 16, domingo (La Santísima Trinidad; ciclo C), nos muestran un álbum fotográfico del amor de Dios, Uno y Trino: “El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas” (Prv 8); “porque al amor ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5); “cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena” (Jn 16). Es tiempo de hacer frecuentes actos de fe, de esperanza y de caridad en la Trinidad.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “246. Los mismos jóvenes nos describieron cuáles son las características que ellos esperan encontrar en un acompañante, y lo expresaron con mucha claridad: “Las cualidades de dicho mentor incluyen: que sea un auténtico cristiano comprometido con la Iglesia y con el mundo; que busque constantemente la santidad; que comprenda sin juzgar; que sepa escuchar activamente las necesidades de los jóvenes y pueda responderles con gentileza; que sea muy bondadoso, y consciente de sí mismo; que reconozca sus límites y que conozca la alegría y el sufrimiento que todo camino espiritual conlleva. Una característica especialmente importante en un mentor, es el reconocimiento de su propia humanidad. Que son seres humanos que cometen errores: personas imperfectas, que se reconocen pecadores perdonados. Algunas veces, los mentores son puestos sobre un pedestal, y por ello cuando caen provocan un impacto devastador en la capacidad de los jóvenes para involucrarse en la Iglesia. Los mentores no deberían llevar a los jóvenes a ser seguidores pasivos, sino más bien a caminar a su lado, dejándoles ser los protagonistas de su propio camino. Deben respetar la libertad que el joven tiene en su proceso de discernimiento y ofrecerles herramientas para que lo hagan bien. Un mentor debe confiar sinceramente en la capacidad que tiene cada joven de poder participar en la vida de la Iglesia. Por ello, un mentor debe simplemente plantar la semilla de la fe en los jóvenes, sin querer ver inmediatamente los frutos del trabajo del Espíritu Santo. Este papel no debería ser exclusivo de los sacerdotes y de la vida consagrada, sino que los laicos deberían poder igualmente ejercerlo. Por último, todos estos mentores deberían beneficiarse de una buena formación permanente” (Exh. Ap. “Christus vivit”)
- “Hemos iniciado un recorrido de catequesis que seguirá el “viaje”: el viaje del Evangelio narrado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, porque este libro nos muestra ciertamente el viaje del Evangelio, cómo el Evangelio ha ido más allá, y más allá, y más allá. “Todo comienza a partir de la resurrección de Cristo”. Este, efectivamente, no es un evento entre otros, sino la fuente de una nueva vida. Los discípulos lo saben y, obedientes al mandato de Jesús, permanecen unidos, concordes y perseverantes en la oración. Se reúnen en torno a María, la Madre, y se preparan para recibir la potencia de Dios no de manera pasiva, sino consolidando la comunión entre ellos….
También nosotros debemos redescubrir la belleza de dar testimonio del Resucitado, saliendo de actitudes autorreferenciales, renunciar a retener los dones de Dios y sin ceder a la mediocridad. La reunificación del Colegio apostólico muestra cómo en el ADN de la comunidad cristiana hay unidad y libertad de uno mismo, que nos permite no tener miedo de la diversidad, no apegarnos a cosas y dones y convertirnos en “martyres”, es decir, testigos luminosos del Dios vivo y operativos en la historia.” (Audiencia general, día 12 de junio de 2019)
(16.06.19)
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