LO TRIBUTARIO (nº 527)
Procedimientos tributarios (24): infracciones y sanciones (y 3): procedimiento
Los artículos 207 a 212 de la LGT y los artículos 20 a 33 del RD 2063/2004 regulan el procedimiento sancionador con preceptos legales y desarrollos reglamentarios. Son las normas especiales que, en su defecto, se completan con las que regulan el régimen sancionador en materia administrativa (art. 90 Ley 39/2015, LPAC) sin olvidar que la potestad sancionadora en materia tributaria se ejercerá de acuerdo con los principios reguladores de la misma en materia administrativa con las especialidades establecidas en la LGT. Y teniendo en cuenta, en todo caso, los principios del Derecho Penal.
El artículo 208 LGT establece la separación en la tramitación del procedimiento de aplicación de los tributos que origina una sanción y el procedimiento sancionador, aunque permite la renuncia a esta separación. No puede ser de otro modo si se considera que el procedimiento de aplicación de los tributos tiene como objeto determinar la obligación tributaria -obligación legal, por actos lícitos- que es un concepto objetivo, mientras que el procedimiento sancionador considera conductas, incumplimientos culposos y resuelve para procurar un escarmiento, un resarcimiento y desanimar a quien tuviera la tentación de incumplir.
En el procedimiento sancionador el afectado tiene derecho a: 1) ser notificado de la infracción que se le imputa, de la sanción que se le puede imponer, de la identidad del instructor, de la autoridad que puede imponer la sanción y de la norma que le atribuye esa competencia; 2) formular alegaciones y utilizar los medios de defensa jurídicamente admitidos; 3) todos los derechos de los administrados tributarios (art. 34 LGT). No se prohíbe la autoinculpación (ni siquiera se advierte que sólo hay obligación de decir o aportar lo que por ley hay que tener y aportar), ni se exige la identificación de las pruebas y la forma en que se obtuvieron, tampoco se garantiza la defensa jurídica ni se exige el apoderamiento solemne si se actúa por representación.
El procedimiento se inicia de oficio no después de tres meses desde que concluyó el procedimiento de verificación, liquidación, comprobación o investigación (o desde que se impuso la multa, cuando se trate de imponer una sanción no pecuniaria). Durante el procedimiento sancionador se pueden adoptar medidas cautelares (motivadas, temporales, proporcionadas). La resolución debe ser motivada y señalar los criterios de graduación. Este aspecto es el que más litigios provocaba porque son contrarias a Derecho las expresiones genéricas (la culpa exige especificación) y no cabe sancionar solo por el resultado (no todo lo tributariamente regularizado es una infracción sancionable) ni por exclusión (no cabe sancionar porque no se aprecian causas de exoneración). El Derecho ha decaído últimamente cuando se viene admitiendo la “culpa ínsita” o empleando como argumento “los estándares” de motivación de la culpa que es expresión propia de procesos industriales.
El procedimiento sancionador debe terminar en el plazo de seis meses y concluye mediante resolución o caducidad. Cuando al tiempo de iniciarse el expediente sancionador se encontrasen en poder de la Administración todos los elementos que pudieran formular la propuesta de sanción, ésta se incorpora a la comunicación de iniciación y comunica la puesta de manifiesto del expediente el plazo para alegar.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
La Agencia Tributaria aprieta. Dice la noticia que los inspectores de presentaron en la celebración de una boda para obtener información fiscal. Parece un exceso ilegal.
Corpus Christi. Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. El cristiano recuerda bien las palabras del pasaje evangélico: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo… El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. Y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6, 51.54-56). También recuerda lo ocurrido: “Desde ese momento muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él” (Jn 6,66). Pero, el cristiano responde con las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6,68)
Y en el corazón de los cristianos, ante el Sagrario, todo es poesía: “Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que estas Palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre, concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo eterno. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria (“Adorote devote”)
Y desde el fondo del alma, de las almas de todos los cristianos que acompañan a Jesús, que lo ven junto a ellos, que aspiran a estar siempre con Él, nacen las voces de los que cantan: “Canta, oh lengua, del glorioso Cuerpo de Cristo el misterio. Y de la Sangre Preciosa que, en precio del mundo, vertió el Rey de las naciones, fruto del más noble seno” (“Pange lingua”). Y sigue (“Tantum ergo”): “Veneremos, pues, postrados, tan augusto sacramento; y el oscuro rito antiguo ceda a la luz de este nuevo; supliendo la fe sencilla al débil sentido nuestro. Al Padre y al Hijo, gloria y vítores sin cuento; salud, honor y poder, bendición y gozo eterno. Y al que procede de ambos demos igual alabanza. Amén”
Creer; saber que Dios se ha hecho como nosotros y que permanece continuamente a nuestro lado: “Señor, creo que estás aquí, que me ves, que me oyes”, le decimos. “Señor, no permitas que me aparte de Ti”, le pedimos. Y tener seguro el amor de su Madre, que es madre nuestra: “¡Madre mía! Las madres de la tierra miran con mayor predilección al hijo más débil, al más enfermo, al más corto, al pobre lisiado… - ¡Señora!, yo sé que tú eres más Madre que todas las madres juntas… – Y como soy tu hijo… Y como yo soy débil, y enfermo… y lisiado… y feo…” (“Forja” 234).
LA HOJA SEMANAL
(del 24 al 29 de junio)
Lunes (24)
La Natividad de san Juan Bautista
Palabras: “El niño iba creciendo y su carácter se afianzaba; … (Lc 1,80)
Reflexión: … vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel”
Propósito, durante el día: Señor, ayúdame a ser como Tú quieres que sea
Martes (25)
San Máximo de Turín, obispo (12ª TO; mes del Sagrado Corazón)
Palabras: “Entrad por la puerta estrecha” (Mt 7,13)
Reflexión: Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición
Propósito, durante el día: Ayúdame, Señor, a arrinconar a mi “yo”
Miércoles (26)
San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero (12ª TO; mes del Sagrado Corazón)
Palabras: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,20)
Reflexión: Los árboles sanos dan frutos buenos; los dañados dan frutos malos
Propósito, durante el día: Señor, ayúdame a ser útil, a dar paz y alegría
Jueves (27)
San Cirilo de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia (12ª TO; Sagrado Corazón)
Palabras: “No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino…” (Mt 7,21)
Reflexión: … sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo”
Propósito, durante el día: Señor, dame amor, para que derrame a todos de tu amor
Viernes (28)
San Ireneo, obispo y mártir (12ª TO; mes del Sagrado Corazón de Jesús)
Palabras: “Un leproso se arrodilló y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mt 8,2)
Reflexión: Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: - Quiero, queda limpio”
Propósito, durante el día: Señor, si quieres…Yo quiero que quieras. Quiero querer
Jueves (29)
San Pedro y san Pablo, apóstoles
Palabras: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18)
Reflexión: Te daré las llaves del reino de los cielos
Propósito, durante el día: Madre de misericordia, vida, dulzura, esperanza nuestra
(la reflexión y el propósito los fija cada uno)
Las lecturas del día 23, domingo (“Corpus Christi”, ciclo C) nos llaman continuamente la atención sobre el pan para que revivamos las palabras del Jesús, que es el pan vivo que ha bajado del cielo (Jn 6,51): “Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y bendijo a Abrán” (Gn 14); “Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y pronunciando la acción de gracias” (1 Co 11); “Él, tomando los cinco panes y los dos peces” (Lc 9). En la Eucaristía, la paz, el consuelo, el amor.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “262. El Sínodo resaltó que “la familia sigue siendo el principal punto de referencia para los jóvenes. Los hijos aprecian el amor y el cuidado de los padres, dan importancia a los vínculos familiares y esperan lograr a su vez formar una familia. Sin duda el aumento de separaciones, divorcios, segundas uniones y familias monoparentales puede causar en los jóvenes grandes sufrimientos y crisis de identidad. A veces deben hacerse cargo de responsabilidades desproporcionadas para su edad, que les obligan a ser adultos antes de tiempo. Los abuelos con frecuencia son una ayuda decisiva en el afecto y la educación religiosa: con su sabiduría son un eslabón decisivo en la relación entre generaciones”.
263. Es verdad que estas dificultades que sufren en su familia de origen llevan a muchos jóvenes a preguntarse si vale la pena formar una nueva familia, ser fieles, ser generosos. Quiero decirles que sí, que vale la pena apostar por la familia y que en ella encontrarán los mejores estímulos para madurar y las más bellas alegrías para compartir. No dejen que les roben el amor en serio. No dejen que los engañen esos que les proponen una vida de desenfreno individualista que finalmente lleva al aislamiento y a la peor soledad.” (Exh. Ap. Christus vivit)
- “A partir de entonces, desde aquel momento, el Espíritu de Dios mueve los corazones para recibir la salvación que pasa por una persona, Jesucristo, aquel a quien los hombres clavaron en el madero de la cruz y a quien Dios resucitó de entre los muertos “librándole de los dolores del Hades” (Hechos 2, 24). Es Él quien derramó ese Espíritu que orquesta la polifonía de alabanza y que todos pueden escuchar. Como decía Benedicto XVI, “Pentecostés es esto: Jesús, y mediante él Dios mismo, viene a nosotros y nos atrae dentro de sí” (Homilía, 3 de junio de 2006). El Espíritu actúa la atracción divina: Dios nos seduce con su Amor y así nos involucra para mover la historia e iniciar procesos a través de los cuales se filtra la vida nueva. En efecto, solo el Espíritu de Dios tiene el poder de humanizar y fraternizar todo contexto, a partir de aquellos que lo reciben.
Pidámosle al Señor que nos permita experimentar un nuevo Pentecostés, que ensanche nuestros corazones y armonice nuestros sentimientos con los de Cristo, de modo que anunciemos sin vergüenza alguna su palabra transformadora y seamos testigos del poder del amor que devuelve la vida a todo lo que encuentra.” (Audiencia general, día 19 de junio de 2019)
(23.06.19)
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