LO TRIBUTARIO (nº 430)
La aplicación de los tributos (4): marco normativo
Aunque se pudiera pensar otra cosa, lo cierto es que la llamada “aplicación de los tributos” es sólo y realmente la aplicación de la ley. El establecimiento y la regulación de los tributos se hacen por ley; y en su gestión y recaudación no hay una pugna entre partes contrarias – la Administración para recaudar lo más posible y el administrado para evitar en lo posible todo o parte de la tributación-, sino que se trata de cumplir lo que la ley establece y regula. Desde luego, los administrados están obligados a tributar según un sistema tributario justo y según su capacidad económica (art. 31 CE) y la Administración, en todas sus actuaciones, está sometida a la ley y al Derecho (art. 103.1 CE y art. 3 Ley 40/2015 LRJSP). Corresponde a los tribunales de justicia el control y la revisión la adecuación a la ley y al Derecho de la regulación reglamentaria y de las relaciones tributarias entre Administración y administrados (art. 106 CE). En la tributación, los incumplimientos de los administrados determinan la exigencia de intereses, recargos y sanciones; los incumplimientos de la Administración determinan la nulidad o anulación de sus actos, el no devengo de intereses, la prescripción de sus derechos y, en su caso, aunque raramente, la responsabilidad patrimonial o penal (arts 32 a 37 Ley 40/2015, RJSP)
Esta referencia a la “ley”, en cuanto determina el marco normativo en el que se desarrollan los actos, las actuaciones y las relaciones tributarias, obliga a considerar también las normas con fuerza de ley (la legislación delegada, como son los textos refundidos, aprobados por decretos legislativos, art. 85 CE; y, en caso de extraordinaria y urgente necesidad, los decretos leyes, art. 86 CE). Y también es obligado recordar: 1) normas que regulan la reserva de ley (art. 8 LGT: materias que se deben regular por ley y no por normas de inferir rango); 2) o la llamada a la aplicación de otras normas ya sea como supletorias (art. 7.2 LGT: supletoriedad en lo tributario de las normas del Derecho Administrativo Común; art. 97.b) LGT: supletoriedad en los procedimientos tributarios de las disposiciones generales sobre procedimientos administrativos), ya sea como subsidiarias (una norma supletoria regula lo que no está regulado en otra; una norma subsidiaria regula aspectos de lo regulado en otra); 3) y, también, las habilitaciones que se contienen en las leyes autorizando desarrollos reglamentarios (p.ej. art. 123.2 LGT) con el grave riesgo de rodear así el principio de reserva de ley.
Las fuentes del ordenamiento tributario (art. 7 LGT) son: la Constitución; los tratados y convenios internacionales (art. 96 CE); las normas de la UE y organismos internacionales o supranacionales (art. 93 CE) con competencias tributarias; la LGT, la ley de cada tributo y las que regulen materia tributaria; las disposiciones reglamentarias en desarrollo de las normas anteriores. En el ámbito del Estado el desarrollo reglamentario se hace mediante decreto aprobado por el Gobierno; y en el ejercicio de sus competencias por el Ministro de Hacienda mediante Orden ministerial. Las resoluciones y las instrucciones y las circulares no son disposiciones generales, sino normas internas dictadas por los órganos superiores para coordinar la actuación de los órganos inferiores. El principio de jerarquía hace inválida la disposición de inferior rango que contradiga otra de rango superior; la jurisprudencia del TS, con doctrina reiterada, complementa el ordenamiento jurídico (art. 1 Cc)
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Dice la noticia que una treintena de profesores universitarios de determinada ideología presentaron un manifiesto en el que se critica el marco fiscal porque no se contribuye según la capacidad económica, porque hay discriminaciones por la tributación autonómica, por la proliferación de deberes y obligaciones con excesiva presión fiscal indirecta, porque la única función de la Administración es el control y castigo, porque no se entienden las leyes y la DGT se ha convertido en un oráculo que las interpreta.
Este tercer jueves, antes, “brillaba más que el sol”: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. La vida moderna ha trasladado en España dos de esas celebraciones a domingos, salvo el Corpus en algunas ciudades. Fiesta de luz e incienso y procesión con la Custodia bajo palio. “Cuerpo de Cristo”, Dios encarnado: niño, joven, hombre; estudiante, trabajador; caminante… Y su mirada; y sus palabras. “¿Qué cuál es el secreto de la perseverancia? El Amor. - Enamórate, y no “le” dejarás” (Camino 999)
El cristiano llena el día de detalles de amor a Jesús Sacramentado. Y, ante el Sagrario, reza con la mayor devoción el “Adorote devote”: “Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias, a Ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte. / Al juzgar de Ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios, nada es más verdadero que esta palabra de verdad. / En la Cruz se esconde sola la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad; creo y confieso ambas cosas y pido lo que pidió el ladrón arrepentido. / No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios; haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere, que te ame. / ¡Oh memorial de la muerte del Señor!, pan vivo que da la vida al hombre, concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura. / Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero. / Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío, que, al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén”.
Con añejo sabor espiritual, remontándose al siglo VI cuando Venancio Fortunato compuso el primer “Pange, lingua gloriosi”, los cristianos cantamos ahora, en la Exposición y Bendición del Santísimo, la composición de santo Tomás de Aquino: “Canta, oh lengua, el misterio del Cuerpo glorioso y de la Sangre preciosa, que el Rey de las naciones, Hijo de una Madre noble, derramó como rescate del mundo… / Adoremos, pues, humildemente, tan augusto Sacramento, y las ceremonias de la antigua Alianza cedan su puesto al nuevo rito; supla ahora la fe, la incapacidad de los sentidos. / Alabemos con cantos de júbilo, gloria, honor, poder y bendición, al Padre y al Hijo; tributemos también el mismo homenaje al Espíritu que de ambos procede. Amén”
- “Señora, si vacilamos en la tentación, danos la mano. / Si alguna vez caemos, ayúdanos a levantarnos. / Si el demonio trata de apartarnos de Jesús, llévanos a Él. / Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. / ¡Oh, clementísima!, ¡oh, piadosa!, ¡oh, dulce siempre virgen María! / Madre divina, si nos salvamos será por ti; / si caemos en pecado y nos condenamos, será por haberte olvidado. / Mientras mi vida alentare, todo mi amor para ti. / Mas si mi amor te olvidare, Madre mía, tú no te olvides de mi (sabatina de un colegio marista)
LA HOJA SEMANAL
(del 4 al 9 de junio)
Lunes (4)
San Francisco Caracciolo, presbítero y fundador (9ª TO)
Palabras: “Un hombre plantó una viña…” (Mc 12,1)
Reflexión: Los arrendatarios no pagaron los frutos y mataron a su hijo
Propósito, durante el día: Gracias a Dios por la vida, por su cuidado. Corresponder
Martes (5)
San Bonifacio, obispo y mártir (9ª TO)
Palabras: “Lo que es del César pagádselo al César… (Mc 12,17)
Reflexión: … y lo que es de Dios, a Dios”. Virtudes humanas
Propósito, durante el día: Por Dios, amabilidad, escuchar, sonreír, puntualidad…
Miércoles (6)
San Marcelino Champagnat, presbítero y fundador HH. Maristas (9ª TO)
Palabras: Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán…” (Mc 12,25)
Reflexión: El cielo nuevo y la tierra nueva. Sin tiempo, sin medida
Propósito, durante el día: Vivir la vida como camino hacia el cielo
Jueves (7)
San Antonio María Gianelli, obispo (9ª TO)
Palabras: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc 12,34)
Reflexión: Los dos primeros mandamientos: amar a Dios y al prójimo
Propósito, durante el día: Disponibilidad: para Dios; para el que me necesite
Viernes (8)
El Sagrado Corazón de Jesús (ciclo B)
Palabras: “Con la lanza, le traspasó el costado… (Jn 19,34)
Reflexión: … y al punto salió sangre y agua”
Propósito, durante el día: Jaculatorias al Sagrado Corazón de Jesús
Sábado (9)
El Inmaculado Corazón de María
Palabras: “Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2,48)
Reflexión: El Niño se quedó en Jerusalén.
Propósito, durante el día: Madre, ayúdame: que busque a Jesús, que lo encuentre
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 3, domingo (Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesucristo; ciclo B) nos recuerdan la Nueva Alianza: “Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre toso estos mandamientos” (Ex 24); “es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza” (Heb 9); “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos” (Mc 14). Alianza, compromiso, nuestro, mío, de amor con el Amor. Y Él es fiel.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Por tanto, la fiesta de la Santísima Trinidad nos hace contemplar el misterio de Dios que incesantemente crea, redime y santifica, siempre con amor y por amor, y a cada criatura que lo acoge le da la posibilidad de reflejar un rayo de su belleza, bondad y verdad. Él desde siempre ha elegido caminar con la humanidad y formar un pueblo que sea bendición para todas las naciones y para cada persona, ninguna excluida. El cristiano no es una persona aislada, pertenece a un pueblo: este pueblo que forma Dios. No se puede ser cristiano sin tal pertenencia y comunión. Nosotros somos pueblo: el Pueblo de Dios. Que la Virgen María nos ayude a cumplir con alegría la misión de testimoniar al mundo, sediento de amor, que el sentido de la vida es precisamente el amor infinito, el amor concreto del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” (Angelus, día 27 de mayo de 2018)
- “Es un don inmerecido del Espíritu, para acoger con gratitud, haciendo espacio a su creatividad inagotable. Es un don para custodiar con premura, para secunda con docilidad, dejándose plasmar, como cera, por su ardiente caridad, “que refleje a Jesucristo en el mundo de hoy” (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 23)”. (Audiencia general, día 31 de mayo de 2018)
- “Felices los mansos, porque heredarán la tierra”
71. Es una expresión fuerte, en este mundo que desde el inicio es un lugar de enemistad, donde se riñe por doquier, donde por todos lados hay odio, donde constantemente clasificamos a los demás por sus ideas, por sus costumbres, y hasta por su forma de hablar o de vestir. En definitiva, es el reino del orgullo y de la vanidad, donde cada uno se cree con el derecho de alzarse por encima de los otros. Sin embargo, aunque parezca imposible, Jesús propone otro estilo: la mansedumbre. Es lo que él practicaba con sus propios discípulos y lo que contemplamos en su entrada a Jerusalén: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica” (Mt 21,5; cf. Za 9,9).
74. La mansedumbre es otra expresión de la pobreza interior, de quien deposita su confianza solo en Dios. De hecho, en la Biblia suele usarse la misma palabra “anawin” para referirse a los pobres y a los mansos. Alguien podría objetar: “Si yo soy tan manso, pensarán que soy un necio, que soy tonto o débil”. Tal vez sea así, pero dejemos que los demás piensen esto. Es mejor ser siempre mansos, y se cumplirán nuestros mayores anhelos: los mansos “poseerán la tierra”, es decir, verán cumplidas en sus vidas las promesas de Dios. Porque los mansos, más allá de lo que digan las circunstancias, esperan en el Señor, y los que esperan en el Señor poseerán la tierra y gozarán de inmensa paz (cf. Sal 37,9.11). Al mismo tiempo, el Señor confía en ellos: “En ese pondré mis ojos, en el humilde y el abatido, que se estremece ante mis palabras” (Is 66,2).
Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad. (“Exh. Ap. “Gaudete et exsultate”)
(3.06.18)
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