LO TRIBUTARIO (nº 375)
La imposición indirecta (5): la implantación del IVA
Si el IGTE se presentó en el Memorandum para la reforma de1964 como un impuesto de transición para no dar “un salto en el vacío” antes de aplicar el IVA, señalado como el ideal a conseguir, al empezar los años setenta, también por la resonancia del Informe Neumark sobre la armonización de la imposición indirecta en la incipiente Comunidad Europea, era evidente la inquietud para conocer el IVA en su regulación y en su aplicación. Fueron varios los funcionarios que, con tal finalidad, salieron, becados por la OCDE, a informarse en las Administraciones fiscales de Francia, Bélgica e Italia.
Y se estudiaron los orígenes, las experiencias y el fundamento del impuesto: desde el impuesto sobre las ventas en establecimientos minoristas en el estado de Michigan (EEUU), treinta años antes, al Impuesto sobre el Valor Agregado en Argentina. Se aprendió´, así, que sólo en la construcción doctrina el IVA era un impuesto sobre “el valor añadido” en cada fase de producción y distribución de bienes y servicios. Con diversas formulaciones, la clave estaba, precisamente, en determinar el “valor añadido” entrando a debatir el cómputo de la incidencia de las amortizaciones. Cuanto más perfecto parecía el cálculo, se hacía más complicada la aplicación generalizada del impuesto tanto a grandes empresas como a los pequeños artesanos y a los profesionales.
Se abandonó la perfección y se llegó a la utilidad. Lo que hubiera sido una tributación calculada en cada operación sobre el beneficio bruto o neto, sobre el mayor valor añadido de bienes y servicios, pasó a ser una sencilla repercusión (traslación hacia adelante), como en los impuestos “en cascada” (como el IGTE), pero asegurando la neutralidad del impuesto (que debe recaer sobre la renta gastada -impuesto indirecto- por el consumidor final) mediante el mecanismo de la deducción por los empresarios y profesionales de las cuotas soportadas en las adquisiciones de bienes y servicios empleados en la actividad que determinaba sus operaciones sujetas al impuesto.
El ejemplo elemental con el que se iniciaba la campaña de divulgación preparatoria de la implantación del IVA, siendo irreales (un solo y el mismo objeto de las operaciones sucesivas) mostraban que era un impuesto neutral para empresarios y profesionales y que sólo recaía sobre el consumidor final que, por serlo, no tenía derecho a deducir la cuota soportada por repercusión. Así, si un empresario compra un bien por 10 y el vendedor le repercute 1 (10% de 10), cuando revende en 20 al consumidor final repercutiendo 2 (10% de 20), sólo tiene que ingresar a la Hacienda 1 (2-1), sin soportar carga fiscal alguna. Esta neutralidad no sólo tiene la virtud de no distorsionar la competencia interna (cualquiera que sea el número de fases por las que pasa el bien), sino también de asegurar la neutralidad internacional (contra la desgravación incentivada a exportadores, como en el IGTE) porque al exportador se le devuelve exactamente y sólo las cuotas de IVA que soportó al tiempo de sus adquisiciones.
Después ha venido la realidad y el teórico “IVA neutral”, el principio esencial del impuesto armonizado en la UE, se ve frecuentemente sustituido por el “IVA beligerante”. Influye: los límites y exclusiones en el derecho a la deducción del impuesto soportado, dificultades formales en la factura como prueba, la generalizada “inversión del sujeto pasivo” en la lucha contra el fraude; y la gestión del impuesto.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Mientras unos declaran que acatan la ley y que no escaparán para así eludir la prisión provisional, otros se declaran culpables de delito contra la Hacienda a cambio de la reducción de la pena y evitan la pérdida de libertad y otros se resisten a regularizar su situación tributaria considerando improcedente la pretensión del Fisco a la vista de lo que mantiene un responsable en la imposición internacional. Al mismo tiempo, unos proponen perdonar la deuda autonómica y otros asegurar una renta mínima para todos. La autoridad asegura que, a la vista de las informaciones del extranjero, se está actuando eficazmente en la lucha contra el fraude, mientras que desde la política algunos piden que se creen las agencias tributarias autonómicas para el cobro de todos los impuestos y que se generalice el régimen foral de pagar por cupo.
El cristiano vive el Adviento con la alegría serena de quien está de continuo con la Virgen Inmaculada que es madre de Dios y madre nuestra. Vivir con María es vivir en Nazaret, sin inventos de la imaginación, con la única licencia de sentirse cada uno como un vecino más en aquel pueblo.
Un vecino con la condición personal propia de la edad, de la situación familiar, de la dedicación al trabajo, de la salud o la enfermedad que tenemos cada uno. Un vecino que saluda al pasar, que visita la casa, que se alegra con la alegría de la noticia. Un vecino que ha heredado con el transcurso de los siglos la oración que repite: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que JAMÁS se oyó decir, que NINGUNO de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, reclamando vuestra asistencia, haya sido desamparado…”
Un vecino que es amigo de José, el artesano, desposado con María. Un hombre santo, prudente, amigo de verdad porque está demostrado que no falla nunca cuando algo se le pide. Por eso pedimos a Dios: “que, así como san José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo Unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón limpio y buenas obras…”. Con san José se vive la espera del nacimiento, el parto y la infancia de Jesús, aprendiendo en el Evangelio las virtudes de nuestro padre porque es el esposo de nuestra Madre y porque Jesús, que es Hermano nuestro, le trató como padre suyo. Modelo en obedecer a Dios: “Al despertarse José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y recibió a su esposa” (Mt, 1,24). Modelo en proteger a la Madre y al Hijo: “Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y huyó a Egipto” (Mt 2,14) hasta que el ángel del Señor le dijo que podía volver. Y, modelo de prudencia: “Se levantó, tomó al niño y a su madre y vino a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, temió ir allá, y avisado en sueños marchó a la región de Galilea” (Mt 2,21).
Con san José nos acostumbramos a vivir con Jesús niño; en la vida oculta de Nazaret que es como un Adviento de su vida púbica: “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como le había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno. Y, cumplidos los días de su purificación, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor” (Lc 2, 21-22). En ese plural, “lo llevaron” se ve, junto a María, el brazo fuerte y cariñoso de Jesús llevando al Niño. Y con José, cuando creemos que lo hemos perdido, buscamos a Jesús y lo encontramos en el Templo (Lc 2,46). “Jesús, María y José, siempre con los tres”.
LA HOJA SEMANAL
(del 11 al 17 de diciembre)
Lunes (11)
San Dámaso, papa (2ª Adviento)
Palabras: “Ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa” (Lc 5,24)
Reflexión: Viendo la fe de sus amigos que lo había descolgado desde el tejado
Propósito, durante el día: Oración y desagravio: por mí, por todo el que lo necesite
Martes (12)
Nuestra Señora de Guadalupe (2ª Adviento)
Palabras: “Bendita tú entre las mujeres” (Lc 1,42)
Reflexión: Ruega por nosotros ahora. Y en la hora de nuestra muerte
Propósito, durante el día: Repetir la oración a nuestra Madre: “Acordaos”
Miércoles (13)
Santa Lucía, virgen y mártir (2ª Adviento)
Palabras: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados” (Mt 11,28)
Reflexión: Yo os aliviaré; y encontraréis vuestro descanso
Propósito, durante el día: Confianza: lo que quieras, como quieras, porque Tú lo quieres
Jueves (14)
San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (2ª Adviento)
Palabras: “El que tenga oídos que escuche” (Mt 11,15)
Reflexión: El más grande y el más pequeño en el reino de los cielos
Propósito, durante el día: Escuchar a Dios: recogerme; perrito a los pies de Dios
Viernes (15)
San Valeriano, obispo (2ª Adviento)
Palabras: “Los hechos dan razón a la sabiduría de Dios” (Mt 11,19)
Reflexión: No adivinar a Dios por apariencia; no crear nuestro Dios por interés
Propósito, durante el día: Dios es mi Padre y me ama. Todo es para bien
Sábado (16)
Santa Albina, virgen (2ª Adviento)
Palabras: “Los discípulos preguntaron a Jesús” (Mt 17,10)
Reflexión: Buscar a Cristo, encontrar a Cristo, tratar a Cristo, amar a Cristo
Propósito, durante el día: De tu mano, Madre, siempre aquí y hasta llegar al cielo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 10, domingo (2º Adviento, ciclo B; Nª Sª Loreto) nos animan a vivir la preparación en el Adviento confiando en Dios: “Mirad viene con él su salario, y su recompensa lo precede” (Is 40); “Confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva” (2 Pe 3); “Preparad el camino del Señor” (Mc 1). El Niño Jesús está para nacer. La Madre lo siente en su seno. Cada uno debemos notarlo en el alma: viene contento, quiere que lo abracemos, que le cantemos. ¡Siempre con Él!
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se deja llevar por la distracción o la superficialidad, sino que vive de modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás. Con esta actitud nos damos cuenta de las lágrimas y las necesidades del prójimo, y podemos percibir también sus capacidades y sus cualidades humanas y espirituales. La persona mira después al mundo, tratando de contrarrestar la indiferencia y la crueldad que hay en él y alegrándose de los tesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados. Se trata de tener una mirada de comprensión para reconocer tanto las miserias y las pobrezas de los individuos y de la sociedad, como para reconocer la riqueza escondida en las pequeñas cosas de cada día, precisamente allí donde el Señor nos ha colocado.
La persona vigilante es la que acoge la invitación a velar, es decir, a no dejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la desilusión; y al mismo tiempo rechaza la llamada de tantas vanidades de las que está el mundo lleno y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo y serenidad personal y familiar. Es la experiencia dolorosa del pueblo de Israel, narrada por el profeta Isaías: Dios parecía haber dejado vagar a su pueblo, fuera de sus caminos (cf. 63, 17), pero esto era el resultado de la infidelidad del mismo pueblo (cf. 64, 4b). También nosotros nos encontramos a menudo en esta situación de infidelidad a la llamada del Señor: Él nos muestra el camino bueno, el camino de la fe, el camino del amor, pero nosotros buscamos la felicidad en otra parte.
Estar atentos y vigilantes son las premisas para no seguir “vagando fuera de los caminos del Señor”, perdidos en nuestros pecados y nuestras infidelidades; estar atentos y alerta, son las condiciones para permitir a Dios irrumpir en nuestras vidas, para restituirle significado y valor con su presencia llena de bondad y de ternura. Que María Santísima, modelo de espera de Dios e icono de vigilancia, nos guíe hacia su Hijo Jesús, reavivando nuestro amor por él.” (Angelus, día 3 de diciembre de 2017)
(10.12.17)
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