LO TRIBUTARIO (nº 297)

Comprender el IRPF (6): las ganancias patrimoniales (y 2)

Se ha podido decir con razón que la regulación de las ganancias y pérdidas patrimoniales en la LIRPF es la propia de un impuesto dentro de otro impuesto. Así, en paralelo a lo que se regula para los rendimientos, en las ganancias se regula: supuestos de no sujeción (art. 33.2 y 3; y 5, para pérdidas), supuestos de exención (arts. 33.4; y 38 para la reinversión), renta presunta (art. 39), reglas de determinación de la base imponible (art. 34) y reglas especiales ya sea según que la ganancia o pérdida se haya puesto de manifiesto en transmisión a título oneroso o a título lucrativo (arts. 35 y 36), ya sea por la naturaleza del elemento patrimonial (art. 37), además de las reglas de valoración para rentas en especie (arts. 42 y 43).

Por otra parte, las ganancias patrimoniales, se integran entre las rentas del ahorro (art.46), incluso las ganancias especulativas que se pudieran obtener en una compra con venta inmediata posterior, lo que conlleva su integración y compensación a efectos de la base imponible del ahorro (arts. 15 y 49). Y las ganancias patrimoniales también tributan a tipos diferentes (art. 66, estatal, y 76, autonómica) a los de la escala general (art. 63 y 74). Se completa, así, lo que es un tratamiento especial que también se da en las normas comunes del impuesto como es la individualización (art. 11,5) o la imputación temporal en su regla general (art. 14.1.c)) o en las especiales (art. 14.2).

A diferencia de los rendimientos del trabajo, del capital mobiliario y de actividad, en las ganancias patrimoniales no se aplica una reducción por razón de su importe componente. Y tampoco se pueden calcular por estimación directa simplificada (art. 30.1) ni por estimación objetiva (art. 31), como es posible en los rendimientos de actividad empresarial o profesional. A pesar de lo que parecería un deseo de exactitud, no hay tal en valores alternativos (art. 35.2: por importe real de enajenación se tomará el efectivamente satisfecho siempre que no resulte inferior al de mercado en cuyo caso prevalece éste; o art. 37.1.b) y c): “el valor de transmisión no podrá ser inferior al mayor de los dos siguientes…; d) la cantidad mayor de las siguientes…); ni tampoco por referencia a valores administrativos (“valor real” a efectos del ISyD, en el art. 36)

En la regulación de las ganancias patrimoniales se puede encontrar tanto el exquisito respeto al Derecho (v. art. 33.2: hay especificación de derechos y no alteración patrimonial en la división de la cosa común o en la disolución de la sociedad de gananciales o de comunidades), como el mayor “contra Derecho” (art. 39.2: se consideran ganancias no justificadas y se integran en la base liquidable general del período más antiguo no prescrito, la tenencia, declaración o adquisición de bienes o derechos si no se declararon en plazo según la DA 18ª LGT; salvo cuando el contribuyente acredite que la titularidad se corresponde con rentas declaradas u obtenidas en períodos impositivos en los que no era contribuyente).

Es tan antijurídica esta previsión que la DA 1ª Ley 7/2012 establece que “la aplicación de lo dispuesto en el artículo 39.2 LIRPF… determinará la comisión de infracción tributaria, que tendrá la consideración de muy grave, y se sancionará con multa pecuniaria proporcional del 150% del importe de la base de la sanción”. Aunque, claro, esta literalidad nadie la entiende, ni se aplicará, según lo que textualmente dice.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Desde una Comunidad Autónoma se dice que se dispone de información tributaria suficiente para gestionar todos los impuestos del Estado, cedidos o no. Recordando la facilidad con la que los datos fiscales se publican, más que preocupante, es lamentable. También son noticia los cambios de criterio en la aplicación de los tributos: en el IVA, desde las monturas de gafas hasta los servicios gratuitos de asistencia jurídica.
El cristiano sabe que con el quehacer de cada día está ganando el cielo. Sabe que puede y debe llenar el día de Dios, de obras buenas, de lucha contra el malhumor, el desánimo, la rutina, contra el abatimiento o la propia reacción que provocan las injusticias, las incomprensiones y el trato desagradable soportados, recibidos. De todos se sale, por la gracia de Dios, con un “volver a empezar: “Nunc coepi!”, “¡Ahora empiezo!”.

Siguiendo los pasos de Cristo, atento a su voluntad, el cristiano camina como uno más entre la muchedumbre, sabe que Dios conoce a todos por su nombre “No temas, que te he redimido y te he llamado por tu nombre: tú eres mío” (Is 43,1); y que nos quiere como nadie puede querer: “¿Es que puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues aunque ellas se olvidaran, Yo no te olvidaré!” (Is 49,15). Ellas”, “las entrañas”, lo más íntimo de Dios y del hombre.

De “uno entre la muchedumbre” nos habla este pasaje: “Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar” (Mc 5,21). Uno de los jefes de la sinagoga, Jairo, postrado a los pies de Jesús, le suplica que cure a su hija que está en las últimas. “Se fue con él, y le seguía la muchedumbre que le apretujaba” (Mc 5,24). Una mujer que sufría de flujo de sangre durante doce años y que había sufrido mucho y gastado todo su dinero sin sacar provecho “cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y tocó su vestido… y en el mismo instante sintió que estaba curada”. Jesús vuelto hacia la muchedumbre, decía: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Y le decían sus discípulos: ves que la muchedumbre te oprime y dices ¿quién me ha tocado?” (Mc 5,27-32). Cada uno puede examinarse de la propia fe, de la confianza en su oración.

“Aunque se aparten los montes y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti” (Is 54,10). Jesús es modelo de amor y de compasión: “Al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella porque estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6,34). Y también: “Le traen a uno que era sordo y que a duras penas podía hablar y le ruegan que le imponga la mano. Y apartándolo de la muchedumbre, le metió los dedos en las orejas y le toco con saliva la lengua; y mirando al cielo, suspiró y le dijo: - Effetha, que significa: Ábrete. Y se le abrieron los oídos, quedó suelta la atadura de la lengua y empezó a hablar correctamente” (Mc 7, 32-35). Y otra vez: “En aquellos días, reunida de nuevo una gran muchedumbre, que no tenía qué comer, llamando a los discípulos les dijo: - Me da mucha pena la muchedumbre, porque ya lleva tres días conmigo y no tienen qué comer” (Mc 8, 1-2). Más motivos para preparar el día en que nos examinarán en el amor.

Diálogo de amor con Dios. Le decimos: - “Pero ahora, Señor, Tú eres nuestro Padre; nosotros, el barro, Tú nuestro alfarero, y todos nosotros la obra de tus manos” (Is 64,7). - “Como alguien a quien su madre consuela, así Yo os consolaré” (Is 66,13), nos dice.

LA HOJA SEMANAL
(del 6 al 11 de febrero)

Lunes (6)

San Pablo Miki, presbítero y compañeros mártires (5ª TO)
Palabras: “Le llevaban los enfermos en camillas” (Mc 6,55)
Reflexión: Cuando se enteraban dónde estaba Jesús acudían a Él
Propósito, durante el día: Procurar ir frecuentemente junto a Jesús

Martes (7)

Santa Juliana, viuda (5ª TO)
Palabras: “Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición” (Mc 7,9)
Reflexión: El Dios como cada uno quiere, el culto que gusta a cada uno
Propósito, durante el día: Asumir con amor la voluntad de Dios

Miércoles (8)

Santa Josefina Bakhita, virgen (5ª TO)
Palabras: “Lo que sale de dentro es lo que mancha al hombre” (Mc 7,21)
Reflexión: Los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios…
Propósito, durante el día: Mirar dentro de mí. Corregir la intención

Jueves (9)

San Conrado, monje (5ª TO)
Palabras: “Por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija” (Mc 7,29)
Reflexión: Humildad y confianza en la oración
Propósito, durante el día: Señor: gracias, perdón y ayúdame más

Viernes (10)

Santa Escolástica, virgen (5ª TO)
Palabras: “Todo lo ha hecho bien” (Mc 7,37)
Reflexión: Les mandaba que no lo dijeran, pero lo proclamaban con más insistencia
Propósito, durante el día: Dios en mis palabras; Dios en el trabajo

Sábado (11)

Nª Sª de Lourdes (5ª TO)
Palabras: “Me da lástima de esta gente” (Mc 8,2)
Reflexión: La gente comió hasta quedar satisfecha y sobró hasta llenar siete canastas
Propósito, durante el día: Madre, llévame de la mano; no permitas que me aparte de ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 5, domingo (5º TO; ciclo A; comienzan los domingos a san José) nos llaman a dar testimonio de Jesús con nuestra vida: “Parte tu pan con el hambriento… entonces romperá tu luz como la aurora (Is 58); “que vuestra fe no se apoye… sino en el poder de Dios” (1 Co 2); “Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras” (Mt 5). Es tiempo de pedir fuerzas a Jesús, María y José con la seguridad de que no nos fallarán. Tiempo de alegría porque Dios está aquí.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La felicidad de los pobres en espíritu tiene una doble dimensión: en lo relacionado con los bienes y en lo relacionado con Dios. Respecto a los bienes materiales esta pobreza de espíritu es sobriedad: no necesariamente renuncia, sino capacidad de gustar lo esencial, de compartir; capacidad de renovar cada día el estupor por la bondad de las cosas, sin sobrecargarse en la monotonía del consumo voraz. Más tengo, más quiero; más tengo, más quiero. Este es el consumo voraz y esto mata el alma. El hombre y la mujer que hace esto, que tiene esta actitud, “más tengo, más quiero”, no es feliz y no llegará a la felicidad. En lo relacionado con Dios es alabanza y reconocimiento que el mundo es bendición y que en su origen está el amor creador del Padre. Pero es también apertura a Él, docilidad a su señoría, es Él el Señor, es Él el grande. No soy yo el grande porque tengo muchas cosas. Es Él el que ha querido que el mundo perteneciera a los hombres, y lo ha querido así para que los hombres fueran felices.” (Angelus, 29 de enero de 2017)

- “La esperanza cristiana es la espera de algo que ya ha sido cumplido y que realmente se realizará para cada uno de nosotros. También nuestra resurrección y la de los seres queridos difuntos, por tanto, no es algo que podrá suceder o no, sino que es una realidad cierta, en cuanto está enraizada en el evento de la resurrección de Cristo. Esperar por tanto significa aprender a vivir en la espera. Cuando una mujer se da cuenta que está embaraza, cada día aprende a vivir en espera de ver la mirada de ese niño que vendrá. Así también nosotros tenemos que vivir y aprender de estas esperas humanas y vivir la espera de mirar al Señor, de encontrar al Señor. Esto no es fácil, pero se aprende: vivir en la espera. Esperar significa y requiere un corazón humilde, un corazón pobre. Solo un pobre sabe esperar. Quien está ya lleno de sí y de sus bienes, no sabe poner la propia confianza en nadie más que en sí mismo.” (Audiencia general, 1 de febrero de 2017)

(5.02.17)

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