LO TRIBUTARIO (nº 214)

Por qué la LGT (13): cuantificación de la obligación tributaria

En la explicación docente tradicional de la tributación, después de los elementos subjetivos, se resumía así el esquema de los objetivos: los “presupuestos de hecho” en los que se manifiesta el “objeto del tributo” (patrimonio, renta ganada o renta gastada) se pueden declarar “no sujetos” o “sujetos” al tributo; éstos se denominan “hecho imponible” que puede estar “exento” (sin tributación) o “gravado” (con tributación). Para cuantificar el gravamen se atiende a la “base imponible” de la que se restan las “reducciones” establecidas en la ley para obtener la “base liquidable”; a ésta se le aplica un “tipo impositivo”, o una escala de tipos (de ahí: tipo medio de gravamen, tipo marginal, tipo efectivo de gravamen), y así se obtiene la “cuota íntegra” de la que se restan las “deducciones” que establece la ley para llegar así a la “cuota líquida” que es el tributo que corresponde al hecho imponible gravado.

Como es posible que se hayan satisfecho antes cantidades a cuenta (retenciones, ingresos a cuenta, pagos fraccionados) de la deuda tributaria o que se haya tributado en el extranjero por ese mismo hecho imponible, en los términos que la ley establece se puede restar importes por esos conceptos llegando así a lo que se llama “cuota diferencial” que se debe ingresar si es positiva o que puede dar origen a una devolución si los pagos anticipados exceden de la cuota líquida. La ilusión financiera puede hacer que alguien se alegre de haber pagado por anticipado y en exceso y de que le devuelvan un año después sin intereses. Pero la Justicia y la buena fe exige ajustar los pagos anticipados a cuenta para reducir al máximo el número y cuantía de las devoluciones.

- La LGT regulan los “métodos” de cálculo de la base imponible (art. 50) y de la cuota íntegra (art. 56.2): “estimación directa” (art. 51) sobre hechos probados, “estimación objetiva” (arts. 50.3 y 52) a partir de índices, módulos o datos establecidos para cada tributo y “estimación indirecta” (arts. 50.4, 53 y 158) extraordinario que sólo se puede aplicar cuando la Administración no disponga de datos para la determinación completa de la base imponible por alguna de las causas que se relacionan. La estimación objetiva responde al principio “recaudación segura-poco coste”, es inequitativa al producir una renta fiscal no gravada y es una vía de evasión. La estimación indirecta permite no sólo la tributación sobre una base irreal, sino también, incluso, irracional, cuando acepta lo estimado no probado para sumar, pero niega lo presumible no probado para restar.

- En cuanto que la “base liquidable” (art. 54) resulta de aplicar “reducciones” a la “base liquidable”, es conveniente recordar, por una parte, que una reducción en un impuesto proporcional (de “tipo fijo”) lo hace progresivo; y, por otra parte, que en un impuesto con “escala de tipos por tramos”, una reducción afecta al tramo marginal en favor de la base mayor. La aplicación de una “escala de tipos por clases” puede provocar un “error de salto” (aumento de cuota mayor que el aumento de base) que debe corregir la ley (art. 56.3). Un tipo cero (art. 55) implica sujeción y gravamen aunque no resulte deuda a ingresar (pero pudiendo resultar a devolver) y no es lo mismo que una exención.

- La “cuota líquida” (art. 56.5) es el resultado de restar “deducciones” o aplicar bonificaciones, adiciones o coeficientes. Y la “cuota diferencial” (art. 56.6) es el resultado de minorar la cuota líquida en el importe de las deducciones, pagos fraccionados, retenciones, ingresos a cuenta y cuotas según se regule en la ley.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Parece que reaccionó en los tribunales el político del que se filtró la regularización tributaria que soportó. Y ha aparecido la excusa: abogados y asesores manejan los datos. Para esto parece que no ha habido parecida reacción ni siquiera en tono menor.

Pascua de Resurrección. “Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y sus hermanos” (Hech 1,14). “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 13, 34). “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). Qué útil brújula en el mar de la vida.

- Los peligros: “Escuchad pues vosotros la parábola del sembrador. A todo el que oye la palabra del Reino y no entiende, viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. Los sembrado sobre terreno pedregoso es el que oye la palabra y al momento la recibe con alegría, pero no tiene en sí raíz, sino que es inconstante y, al venir una tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropieza y cae. Lo sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y queda estéril. Y lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta.” (Mt 13, 18-23; v. Mc 4,15-20, Lc 8, 11-15). Algún cristiano mete en el bolsillo papelitos para vivir la presencia de Dios.

- Nuestras reticencias: “Y se le acercó un escriba: -Maestro, te seguiré donde vayas- le dijo. Jesús le contestó: -Las zorras tienen su guarida y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza. Otro de sus discípulos le dijo: -Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. -Sígueme y deja a los muertos enterrar a sus muertos –le respondió Jesús.” (Mt 8, 19-22; Lc 9, 57-62 añade y acaba: “Y otro dijo: -Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios”). Se trata de ordenarlo todo según la voluntad de Dios.

- Nuestras excusas. “Un hombre daba una gran cena e invitó a muchos. Y envió a su siervo a la hora de la cena para decir a los invitados: “Venid, que ya está todo preparado”. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: he comprado un campo y tengo necesidad de ir a verlo te ruego que me des por excusado. Y otro dijo: Compré cincuenta yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me des por excusado. Otro dijo acabo de casarme, y por eso no puedo ir.” (Lc 14, 16-20). El amo ordenó salir a las plazas y calles y, luego, a los caminos para llenar su casa con otros.

- La entrega sin condiciones. “Entonces, subiendo a una de las barcas que era de Simón, le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar le dijo a Simón: -Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. Simón le contestó: -Maestro hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes. Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen y les ayudasen. Vinieron y llenaron las dos barcas, de modo que casi se hundían.” (Lc 5, 3-7). Todo lo puedo con Dios (omnia possum in eo qui me confortat: Flp 4,13). Sin Dios, nada (sine me nihil potestis facere: Jn 15.5).

LA HOJA SEMANAL
(del 25 al 30 de abril)

Lunes (25)

San Marcos, evangelista (5ª Pascua)
Palabras: “El Señor cooperaba confirmando la palabra” (Mc 16,20)
Reflexión: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio. Jesús subió al cielo.
Propósito, durante el día: Evangelio del día: recordar, meditar, aplicar

Martes (26)

San Isidoro de Sevilla, obispo y doctor (5ª de Pascua, Nª Sª Buen Consejo)
Palabras: “Alumbre así vuestra luz a los hombres” (Mt 5,16)
Reflexión: Para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre
Propósito, durante el día: Vidas de santos: meditar, aplicar.

Miércoles (27)

San Pedro Canisio S.I. confesor (5ª Pascua; Nª Sª Montserrat)
Palabras: “Recibe gloria mi Padre con que deis fruto abundante” (Jn 15,8)
Reflexión: El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante
Propósito, durante el día: Una imagen, una medalla, una estampa. Rezar, pedir

Jueves (28)

San Pedro Chanel, presbítero y mártir (5ª Pascua)
Palabras: “Permaneced en mi amor” (Jn 15,9)
Reflexión: Para que mi alegría esté en vosotros y llegue a plenitud
Propósito, durante el día: Caridad. Amabilidad, sonrisa, ayuda.

Viernes (29)

Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia (5ª Pascua)
Palabras: “A vosotros os llamo amigos” (Jn 15,15)
Reflexión: Soy yo quien os he elegido y destinado a que deis fruto
Propósito, durante el día: Amigo de Dios; tratarlo, desagraviarlo, darle gracias

Sábado (30)

San Pío V, papa (5ª Pascua)
Palabras: “Sabed que (el mundo) me ha odiado a mí antes” (Jn 15,18)
Reflexión: También a vosotros os perseguirán
Propósito durante el día: Pedir a la Madre por los que nos desprecian, nos atacan

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 24, domingo (5º de Pascua, ciclo C; Nª Sª de la Cabeza) llevan a la novedad que es la vida en Cristo: “(les contaron) cómo (Dios) había abierto a los gentiles la puerta de la fe” (Hech 14); “vi un cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap 21); “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13). Amar más y mejor, a Dios y al prójimo, debe ser la novedad de cada día.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El fariseo no concibe que Jesús se deje “contaminar” por los pecadores. Él piensa que si fuera realmente un profeta debería reconocerlos y tenerlos lejos para no ser manchado, como si fueran leprosos. Esta actitud es típica de un cierto modo de entender la religión, y está motivada por el hecho que Dios y el pecado se oponen radicalmente. Pero la Palabra de Dios nos enseña a distinguir entre el pecado y el pecador: con el pecado no es necesario llegar a compromisos, mientras los pecadores —es decir, ¡todos nosotros!— somos como enfermos, que necesitan ser curados, y para curarlos es necesario que el médico se les acerque, los visite, los toque. ¡Y naturalmente el enfermo, para ser sanado, debe reconocer que necesita del médico!” (Audiencia general, el día 20 de abril de 2016)

- 21. “La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer. La experiencia del profeta Oseas viene en nuestra ayuda para mostrarnos la superación de la justicia en dirección hacia la misericordia. La época de este profeta se cuenta entre las más dramáticas de la historia del pueblo hebreo. El Reino está cercano de la destrucción; el pueblo no ha permanecido fiel a la alianza, se ha alejado de Dios y ha perdido la fe de los Padres. Según una lógica humana, es justo que Dios piense en rechazar el pueblo infiel: no ha observado el pacto establecido y por tanto merece la pena correspondiente, el exilio. Las palabras del profeta lo atestiguan: “Volverá al país de Egipto, y Asur será su rey, porque se han negado a convertirse” (Os 11,5). Y sin embargo, después de esta reacción que apela a la justicia, el profeta modifica radicalmente su lenguaje y revela el verdadero rostro de Dios: “Mi corazón se convulsiona dentro de mí, y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. No daré curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque soy Dios, no un hombre; el Santo en medio de ti y no es mi deseo aniquilar” (11,8-9). San Agustín, como comentando las palabras del profeta dice: “Es más fácil que Dios contenga la ira que la misericordia”. Es precisamente así. La ira de Dios dura un instante, mientras que su misericordia dura eternamente.

Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón. Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia. Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe Pablo para no caer en el mismo error que el Apóstol reprochaba a sus contemporáneos judíos: “Desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.

Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree” (Rm 10,3-4). Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia en razón de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva. (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)

(24.04.16)

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