LO TRIBUTARIO (nº 180)
LGT (13): infracciones y sanciones
El retroceso en la consideración de los valores de la sociedad y de la persona encuentra una evidente manifestación en la práctica cotidiana de los expedientes sancionadores. En memorable definición, la sanción se considera como un reproche social con trascendencia moral (TEAC 6-2-90). Una regularización tributaria no es otra cosa que aplicar la ley rectificando lo procedente; pero atribuir una infracción es imputar a una persona una conducta ilícita e imponer una sanción es señalar al sancionado como insolidario, como socialmente reprobable. Si resultara que esa acusación fue contraria a Derecho, debería haber consecuencias para quienes propusieron o impusieron la sanción anulada, actuando el Ministerio Fiscal.
- Por la modificación del artículo 179.2 LGT se añade un párrafo para decir que en el artículo 206 bis (infracción en el conflicto en la aplicación de la norma tributaria, art. 15 LGT, actuando contra los criterios publicados) no se puede considerar, salvo prueba en contrario, que hay diligencia ni interpretación razonable. Si se piensa que la Administración altera la realidad de los hechos y su calificación jurídica con el solo fundamento de su apreciación de que algo no es usual o de que es artificioso y que se obliga a probar la propia inocencia, se trata de un precepto ajeno al Estado de Derecho.
- Se modifica el artículo 180 LGT impidiendo que un criterio de calificación se pueda considerar como infracción (ap. 1), pero permitiendo que en caso de varias infracciones se sancionen todas y en especial en los artículos 191/ 199-203 y 198/109-203 (ap. 2); y se señalan compatibles las sanciones con los intereses y recargos del período ejecutivo.
- Se modifica el artículo 181.1.d) LGT para acomodar su contenido a la nueva configuración del régimen de grupos de sociedades (Ley 27/2014): sujeto infractor la entidad representante.
- El artículo 199 LGT que tipifica las infracciones formales sin perjuicio económico incluye junto a las autoliquidaciones y declaraciones “otros documentos con trascendencia tributaria” (ap. 1); se corrige la sanción si se presentan de forma distinta a la electrónica debida en declaraciones (ap. 2) y en suministro de información (ap. 4); se señala la sanción en requerimientos (ap. 5) y en formalidades aduaneras (ap. 7)
- En el artículo 200 LGT se tipifica una nueva infracción por retraso en la llevanza y suministro a través de la sede electrónica de la AEAT (ap. 1,g) y la sanción (ap. 3)
- El artículo 206 bis LGT tipifica una infracción y señala la sanción cuando en el conflicto en la aplicación de norma tributaria no se ha seguido el criterio administrativo establecido y publicado. La infracción es incompatible con la tipificada en los artículos 191, 193, 194 y 195 LGT. La sanción se reduce (art. 188 LGT) si se acepta
- En el artículo 211.2 LGT se establece que si después de iniciado el procedimiento sancionador concurre en el procedimiento de inspección una causa de mayor duración por retrasos en atender requerimientos (art. 150.5 LGT), también se extiende el plazo para sancionar.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Lista de los mayores deudores tributarios. O se trata de un fracaso recaudatorio o se considera un éxito, en cuyo caso deberían paralizarse todos los apremios a deudores menores hasta que se agoten las posibilidades y se realicen esos cobros mayores.
“Sin Encarnación no habría Resurrección”, es un dicho popular que refleja con sencillez toda la emoción y los sentimientos que llenan el alma del cristiano en la Navidad. Esta Octava se vive aún más allá, hasta hacer que se hable de “Navidades”. No es el único tiempo del año para ser amables y generosos con todos, pero ahora se alerta el espíritu, lo anima y trasciende a nuestra conducta. En Navidad todo el mundo va a Belén.
- “Todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad. José como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.” No podemos quedarnos indiferentes, hay que ir a Belén con el corazón, con el gesto, con las obras.
- “Y cuando ellos se encontraban allí, les llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento”. Dios se hizo niño. Así es el amor: sencillo, entregado.
- “Había unos pastores por aquellos contornos, que dormían al raso y vigilaban por turno su rebaño durante la noche. De improviso un ángel del Señor se le presentó, y la gloria del Señor los rodeó de luz. Y se llenaron de un gran temor. El ángel les dijo: - No temáis. Mirad que vengo a anunciaron una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño, envuelto empáñales y reclinado en un pesebre. De pronto, apareció junto al ángel una muchedumbre de la milicia celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres en los que Él se complace.” ¿Qué tal si nos esforzamos, vamos al belén y vemos con el alma muchos ángeles? ¿Le decimos algo a nuestro ángel de la guarda?
- “Cuando los ángeles los dejaron , marchándose hacia el cielo, los pastores se decían unos a otros: -Vayamos a Belén para ver esto que ha ocurrido y que el Señor nos ha manifestado. Y fueron presurosos y encontraron a María y a José y al niño reclinado en el pesebre. Al verlo, reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño. Y todos los que lo oyeron se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho.” ¿Hacemos de pastores?. ¡Vamos! Podremos coger al Niño en brazos. Y besar a la Madre y abrazar a san José. Y todos notarán nuestra alegría y les diremos por qué.
- “María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón.” (Lc 2, 3-19). Jesús, María y José que esté siempre con los tres.
“¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!. Tened confianza en Él. Arriesgaos a seguirle. Eso exige evidentemente que salgáis de vosotros mismos, de vuestros razonamientos, de vuestra prudencia, de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia, de costumbres no cristianas que habéis quizá adquirido. Sí; esto pide renuncias, una conversión, que primeramente debéis atreveros a desear, pedirla en la oración y comenzar a practicar. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida.” (San Juan Pablo II, en Montmartre, el 1 de junio de 1980)
LA HOJA SEMANAL
(del 28 de diciembre de 2015 al 2 de enero de 2016)
Lunes (28)
Los Santos Inocentes (Octava de Navidad)
Palabras: “El ángel del Señor se apareció en sueños a José” (Mt 2,13)
Reflexión: José se levantó, cogió al Niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto
Propósito, durante el día: Trabajo, amabilidad, perdón; sin excusas, sin demora
Martes (29)
Santo Tomás Becket, obispo y mártir (Octava de Navidad)
Palabras: “Ahora, Señor...puedes dejar a tu siervo irse en paz” (Lc 2,29)
Reflexión: Simeón era un hombre justo y piadoso que aguardaba ver al Mesías
Propósito, durante el día: Vivir como caminante. Desprendimiento, alegría
Miércoles (30)
Beato Raúl, abad (Octava de Navidad)
Palabras: “El niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría” (Lc 2,40)
Reflexión: Ana, la anciana que no se apartaba del templo, hablaba a todos del niño
Propósito, durante el día: Hablar con el Niño, hablar a todos del Niño
Jueves (31)
San Silvestre I, papa (Octava de Navidad)
Palabras: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” (Jn 1, 11)
Reflexión: La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros
Propósito, durante el día: Vivir nuestra fe. Propósitos: Año nuevo, lucha nueva
Viernes (1)
Santa María, Madre de Dios (Solemnidad; Octava de Navidad)
Palabras: “María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2, 19)
Reflexión: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño
Propósito, durante el día: Siempre de la mano de nuestra Madre, la Madre de Dios.
Sábado (2)
San Basilio Magno y san Gregorio Nacianceno, obispos y doctores de la Iglesia (O.N)
Palabras: “Yo soy la voz que grita en el desierto” (Jn 1,21)
Reflexión: Allanad del camino del Señor
Propósito, durante el día: Madre querida, que yo vea, que ayude a ver a Jesús
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del domingo día 27 (fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José; ciclo C) nos llenan de espíritu familiar: “Sé constante en honrar a tu padre” (Si 3); “Padres no exasperéis a vuestro hijos” (Co 3); “Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lc 2). Los que han dedicado un año a encomendar las familias a nuestra Madre, coronan así el trono de la “Regina familiae” con las flores de sus oraciones. En el año de la Misericordia, se retoma ese “pedir por” y “darnos a” al que lo necesite, donde esté.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento “sobrio”, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de “piedad”, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.” (Homilía en la misa de Nochebuena en la Basílica Vaticana, el 24 de diciembre de 2015)
- “4. He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.
Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: “En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad … La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella”. En el mismo horizonte se colocaba también el beato Pablo VI quien, en la Conclusión del Concilio, se expresaba de esta manera: “Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad … La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio … Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno. Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para las personas, sólo invitación, respeto y amor. El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas … Otra cosa debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades”.
Con estos sentimientos de agradecimiento por cuanto la Iglesia ha recibido y de responsabilidad por la tarea que nos espera, atravesaremos la Puerta Santa, en la plena confianza de sabernos acompañados por la fuerza del Señor Resucitado que continua sosteniendo nuestra peregrinación. El Espíritu Santo que conduce los pasos de los creyentes para que cooperen en la obra de salvación realizada por Cristo, sea guía y apoyo del Pueblo de Dios para ayudarlo a contemplar el rostro de la misericordia.” (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)
(27.XII.15)
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