LO TRIBUTARIO (nº 178)

LGT (12): la inspección

Pocos serán los tributaristas que puedan recordar lo que era la inspección hace medio siglo. Existían varios cuerpos de inspectores según la preparación académica de sus miembros y las funciones encomendadas. Así, los inspectores técnicos fiscales del Estado eran todos licenciados en Derecho e inspeccionaban el IGTE, el ITP y las tasas. Por decreto ley de septiembre de 1977 se fusionaron todos los cuerpos de inspectores en uno (inspectores financieros y tributarios) y se establecieron categorías (directivos, 250, especializados, 250, y tributarios, los demás) entre los fusionados en las que debían integrarse por concurso de méritos. Una asociación de inspectores, mediante su presidente aunque había resultado “directivo”, impugnó la norma y se anularon las categorías. Luego, se creó la escuela y el cuerpo de inspectores de finanzas del Estado. Y, luego, vino hoy. En sus actuaciones, los inspectores formalizaban diligencias y actas que eran propuestas de resolución, pero la liquidación correspondía al Administrador de tributos que era el órgano competente para la gestión tributaria. En la batalla del artículo 140 LGT, los inspectores lograron la competencia para liquidar en sus actuaciones. Y llegados al Olimpo, empezaron a derramar gracias: a los subinspectores, a la oficina de gestión. Y en 1990 se creo la Agencia Tributaria. Y, luego, vendrá mañana.

- En el artículo 150 LGT se ha modificado la regulación de la duración máxima de las actuaciones porque los frecuentes incumplimientos hacía que se produjeran muchas anulaciones. Antes se señalaba un plazo (12 meses), ampliable (a 24 meses) por acuerdo motivado, en el que no se contaban las interrupciones injustificadas de la Administración ni las dilaciones no imputables a ella. Ahora se establece (ap. 1) dos plazos (18 y 27 meses, por cifra de negocios, grupo de sociedades o vinculación), sin computar interrupciones ni dilaciones (ap. 2), que se amplían: por suspensión de actuaciones (ap. 3) pudiendo desagregar éstas según la parte afectada o no por la causa de suspensión; por días pedidos antes del trámite de audiencia por el inspeccionado (ap. 4) sin que puedan exceder de 60 días naturales; por aportación tardía de documentación requerida (extensión por 3 meses si se aporta una vez transcurridos 9 meses; por 6 meses si se aporta tras el acta y se ordena actuaciones complementarias) o después de apreciada la estimación indirecta (ap. 5), extensión de 6 meses. Y se regula el cómputo del plazo en caso de retroacción (ap. 7). Los se mantienen los mismos efectos para el incumplimiento (ap. 6) por la Administración y en perjuicio de nuestra Hacienda.

- Se modifica el artículo 158 que regula la estimación indirecta en los datos a utilizar (ap. 3): los de estimación objetiva, salvo que se acredite importe superior; los del propio contribuyente, incluso por muestreo; los del sector en el año identificando los estudios; los muestreos en empresas, actividades o productos análogos o similares. La estimación (ap. 4) en la imposición directa se puede referir a sólo a ingresos y rentas, sólo a gastos y compras o al rendimiento de la actividad; y en la imposición indirecta se puede referir a la base y la cuota repercutida, la cuota soportada por repercusión soportada acreditada o a ambos importes. Ningún gasto o cuota así estimado puede ser deducido en otro ejercicio. Se permite (ap. 5) la distribución lineal de la cuta estimada en los impuestos de período inferior al año, salvo que el inspeccionado justifique otro reparto.

- En el conflicto en la aplicación de la norma (art. 159 LGT) y respecto a la duración de actuaciones se hace remisión a la suspensión regulada en el artículo 150.3 LGT.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

La noticia fiscal de la semana, más allá de las propuestas electorales, ha sido la condena por delito contra la Hacienda de una magnífica y famosa cantante de ópera por no haber tributado en España al considerar que su residencia estaba en Andorra. No irá a prisión porque ya pagó la deuda tributaria y sólo queda por pagar intereses y sanción.

El cristiano vive el Adviento como un camino de conversión del alma a Dios, de encuentro con Jesús que invita e insiste en su invitación al banquete del cielo para estar con Dios para siempre (Lc 14, 15-24); con Jesús que pasa a nuestro lado y nos llama, como ocurrió con el ciego Bartimeo, porque quiere que veamos la luz del Amor y seamos felices siguiéndole (Lc 18, 35-43); con Jesús al que queremos conocer, como Zaqueo, y al que recibimos con alegría cuando viene a hospedarse en nuestra alma (Lc 19, 1-10). Y, ya próxima la Navidad, el cristiano que ha buscado a Cristo, que lo ha tratado y que se ha enamorado del Amor, procura dar un paso más para conformar el alma al Divino Espíritu. Y el Evangelio ofrece un pasaje adecuado tanto para quienes aún tienen miedo al que dirán otros de su amor al Amor, como para quienes luchan contra las preocupaciones y distracciones que apartan al alma de “la sola cosa necesaria” (Lc 10,42) y buscan la soledad y el silencio para dejarse inundar del Amor y para rebosar amor a todos. Y, así, se tiene este diálogo con Jesús (Jn 3, 1-9):

- “Había entre los fariseos un hombre que se llamaba Nicodemo, judío influyente. Éste vino a él de noche y le dijo: -Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios, como Maestro, pues nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él”

Ahí estamos, de noche, a escondidas, aunque seamos, o quizá porque lo somos, un buen cristiano, al menos en las prácticas o en apariencia. Pero queremos ser como Nicodemo que, en vez de desaparecer en tiempo de riesgo y dolor, va con José de Arimatea y da sepultura a Jesús (Jn 19, 38-42). Estamos hablando con Dios, como podemos hacerlo en cualquier momento del día o de la noche, como estamos cerca del mismo Jesús cuando le hacemos confidencias junto al Sagrario.

- “Contestó Jesús, y le dijo: -En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?”

Y ahí seguimos como siempre, reconduciendo la voluntad de Dios a nuestro parecer, a lo que yo haría, a lo que se ajusta a nuestra lógica. Es tiempo de cambiar, de escuchar con atención, de identificarnos con la voluntad de Dios: Lo que quieras, como quieras, cuando quieras, hasta que quieras, porque Tú lo quieres (oración del papa Clemente XI)

- “Jesús contestó: -En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios...”. Y así sigue el diálogo que acaba con estas palabras de Jesús: “Pues todo el que obra el mal odia la luz y no viene a luz, para que sus obras no le acusen. Pero el que obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porque han sido hechas según Dios”. Nuestra alma, la de todos, sabe bien de ese disimular y de ocultarse, y también de la alegría de manifestar que Dios nos ama y que lo amamos. La Navidad es la luz que nos orienta. Dios está con nosotros. Es el Niño que se deja “abrazar, besar, vestir y custodiar” (oración a San José) y que se ríe con nuestros cantos y caricias: “No me hagas pucheritos, Niño querido”

LA HOJA SEMANAL
(del 21 al 26 de diciembre)

Lunes (21)

San Pedro Canisio S.I., presbítero y doctor de la Iglesia (Feria de Adviento)
Palabras: “Bendita tú entre las mujeres” (Lc 1,42)
Reflexión: Dichosa tú que has creído
Propósito, durante el día: Preparar el belén. Amabilidad, comprensión y colaboración

Martes (22)

San Demetrio, mártir (Feria de Adviento)
Palabras: “Ha mirado la humildad de su esclava” (Lc 1,48)
Reflexión: Se quedó con Isabel unos tres meses
Propósito, durante el día: Preparar el belén: Facilitar la convivencia, perdonar, callar

Miércoles (23)

San Juan de Kety, presbítero (Feria de Adviento)
Palabras: “A Isabel se le cumplió el tiempo del parto” (Lc 1,57)
Reflexión: La mano del Señor estaba con el niño Juan
Propósito, durante el día: Preparar el belén: No discutir, no murmurar. Sonreír, callar.

Jueves (24)

Nochebuena
Palabras: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios” (Lc 1,78)
Reflexión: Para guiar nuestros pasos por el camino de la paz
Propósito, durante el día: Ante el belén. Animar, consolar. Un ratito especial de oración

Viernes (25)

Natividad del Señor
Palabras: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11)
Reflexión: Pero a los que le recibieron les da poder para ser hijos de Dios
Propósito, durante el día: En Belén: Jesús, María y José que esté siempre con los tres

Sábado (26)

San Esteban, protomártir
Palabras: “El Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros” (Mt 10,20)
Reflexión: El que persevere hasta el final se salvará
Propósito, durante el día: Madre de Dios y madre mía, Madre del Amor Hermoso

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo día 20 (4º Adviento, ciclo C) nos sitúan en nuestra poquedad que Dios hace útil para realizar su voluntad: “Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Juda” (Mq 5); “Aquí estoy para hacer tu voluntad” (Hb 10); “Dichosa tú que has creído” (Lc 1). En Navidad se medita el misterio de amor que es la Encarnación de Dios, hacerse hombre entre los hombres. Se reza: “Niño querido, eres Dios, viniste al mundo y sigues con nosotros. Haz que te quiera como Tú quieres que te quiera. No te fíes de mi, yo sí me fío de Ti. Ayúdame”. Y hay que pedir por las familias.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Hoy se necesita valentía para hablar de alegría, ¡se necesita sobre todo fe! El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro gravado por incógnitas y temores. Y sin embargo el cristiano es una persona alegre, y su alegría no es algo superficial y efímero, sino profunda y estable, porque es un don del Señor que llena la vida. Nuestra alegría deriva de la certeza que “el Señor está cerca” (Fil 4, 5). Está cerca con su ternura, su misericordia, su perdón y su amor. Que la Virgen María nos ayude a fortalecer nuestra fe, para que sepamos acoger al Dios de la alegría, al Dios de la misericordia, que siempre quiere habitar entre sus hijos. Y que nuestra Madre nos enseñe a compartir las lágrimas con quien llora, para poder compartir también la sonrisa.” (Angelus, en la plaza de San Pedro, el día 13 de diciembre de 2015)

- “Un signo importante del Jubileo es también la Confesión. Acercarse al Sacramento con el cual somos reconciliados con Dios equivale a tener experiencia directa de su misericordia. Es encontrar el Padre que perdona: Dios perdona todo. Dios nos comprende también en nuestras limitaciones, nos comprende también en nuestras contradicciones. No solo, Él con su amor nos dice que cuando reconocemos nuestros pecados nos es todavía más cercano y nos anima a mirar hacia adelante. Dice más: que cuando reconocemos nuestros pecados y pedimos perdón, hay fiesta en el cielo. Jesús hace fiesta: esta es su misericordia. No os desaniméis. Adelante, ¡adelante con esto!” (Audiencia general, el día 16 de diciembre de 2015)

- “3. Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un “Jubileo Extraordinario de la Misericordia” como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.

El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia. Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una “Puerta de la Misericordia”, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.

El domingo siguiente, III de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Para el mismo domingo establezco que en cada Iglesia particular, en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la Concatedral o en una iglesia de significado especial se abra por todo el Año Santo una idéntica “Puerta de la Misericordia”. A juicio del Ordinario, ella podrá ser abierta también en los Santuarios, meta de tantos peregrinos que en estos lugares santos con frecuencia son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de la conversión. Cada Iglesia particular, entonces, estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. El Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las Iglesias particulares como signo visible de la comunión de toda la Iglesia.” (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)

(20.XII.15)

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