LO TRIBUTARIO (nº 174)

LGT (10): el proceder de la Administración

En la exposición tradicional de los efectos económicos de los impuestos (percusión, traslación, incidencia, remoción ...) se decía que el efecto principal es que se paguen. Así lo recoge la LGT (art.19) al decir que esa es la obligación tributaria principal, pero para llegar a determinar y exigir esa obligación se deben producir otras actuaciones.

- Con la modificación de la LGT se introduce un artículo 95 bis que regula que se publicará el listado de deudores que hayan causado mayor perjuicio, las reglas para formar los listados y la posibilidad de impugnación contenciosa. Se completa así la publicidad fiscal que también afecta a la información que ordene la UE y al acceso a las sentencias firmes por fraude fiscal. El nuevo precepto contenta un morbo social que no debe ocultar que son deudas que la Administración no ha podido cobrar a pesar de sus poderes, de sus facultades y de sus medios. El porqué es mucho más importante.

- Se modifica el artículo 101.4.c) LGT añadiendo un caso más de liquidaciones provisionales: las que se practiquen con elementos vinculados a un posible delito fiscal, en cuanto que dependen de la decisión del juez. En esa victoria por razón de los conocimientos sobre lo judicial, sin que convenza la explicación legal, prevalece la competencia de la Administración para liquidar y recaudar. Y el perdedor una vez más es el contribuyente que ve aún más deteriorado su derecho a la seguridad jurídica.

- El artículo 104.2 LGT se modifica con el añadido para favorecer a la Administración. Para los obligados o acogidos a la notificación electrónica, se entiende cumplido el plazo máximo para notificar desde la puesta a disposición en la sede electrónica de la Agencia Tributaria. Si se compara con la exigencia secular a la Administración de diligencia debida para conseguir que la notificación llegara al afectado, se descubre una nueva avería en el sistema de garantías jurídicas de los contribuyentes.

- Se modifica el artículo 106 LGT que regula los medios de prueba en los procedimientos tributarios. En cuanto a las facturas (ap. 4), el nuevo texto mantiene que para justificar gastos y deducciones es la prueba prioritaria, pero añade que no es un medio privilegiado, de forma que si la Administración “cuestiona fundadamente su efectividad” corresponde al contribuyente la prueba de la realidad de las operaciones. Primero, la “efectividad” de la factura se corresponde con su pago, la efectividad de las operaciones se corresponde con sus efectos; segundo, si se cuestionara sin “fundamento” no habría nada que regular; tercero, “cuestionar”, preguntarse, dudar, en un Estado de Derecho no puede alterar la carga de la prueba. Si fuera así sería suficiente cuestionar en cualquier medio de prueba. Y se suprime el anterior apartado 5 porque el tratamiento de la prueba de partidas negativas a compensar se da por resuelto con los arts. 66 bis (prescripción del derecho a comprobar), 68.9 (obligaciones conexas) y 115 (comprobación de hechos de períodos prescritos y su calificación).Trío de ases ganador.

- El artículo 108.5 LGT regula la distribución lineal de la cuota anual en las liquidaciones cuando la Administración con la información de que dispone no puede atribuirla al período a que corresponde si el contribuyente requerido no justifica que corresponde a otro. Es contrario a la capacidad económica (art. 31 CE), a la obligación de probar y a la razón porque “lo que no se puede no se puede y, además, es imposible”.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Con las elecciones generales abundan las noticias tributarias. En el mismo día se podía leer que un programa político reducía todos los tipos de gravamen del IRPF, que otro los reducía sólo para los tramos más bajos de la escala y que un representante de un tercer programa manifestaba que ningún gobierno podría bajar el IRPF.

El cristiano vive el Adviento que prepara el alma para recibir de forma especial al Niño Jesús en la Navidad. Aprovecha el tiempo para revisar cómo está su relación con Dios: si piensa en Él que es Amor; si le habla para ofrecer el día, la tarea que empieza, para comentarle lo que sale bien y lo que no; si le encomienda sus asuntos, sus deseos, sus inquietudes y preocupaciones; si lo trata con frecuencia en la intimidad eucarística, en los momentos de oración, en la lectura espiritual, con jaculatorias, con comuniones espirituales. O si tiene a Dios arrinconado en el fondo del alma, debajo de mil asuntos temporales más o menos importantes; o si es algo olvidado que sólo se recuerda en la zozobra, en los peligros, en el miedo a la muerte, a la enfermedad, al fracaso; o si ha hecho un Dios a la propia medida, como le conviene; o si lo señala como enemigo a negar, a combatir, a arrancar del corazón de todos los que creen en Él.

El cristiano aprovecha los textos evangélicos para vivir más cerca de Cristo, como si estuviera con Él hace dos mil años, como si fuera destinatario directo de sus palabras. Así se recuerda, con la parábola de la invitación al banquete, que Dios quiere que todos se salven y que a todos nos invita para estar con Él en el cielo para siempre.

- “Cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un ciego, Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado al lado del camino pidiendo limosna. Y al oír que era Jesús Nazareno, comenzó a decir a gritos: -Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”. Quizá en nuestra vida espiritual estamos como el ciego, sin ver lo que hay que ver, con necesidad del verdadero amor y de amar, sobreviviendo o malviviendo. Toda ocasión es buena para llamar la atención del alma ciega: viene un gentío, viene con Jesús. Es el momento de llamarle a gritos. Es el momento de la audacia espiritual.

- “Y muchos le reprendían para que se callara. Pero él gritaba mucho más: -¡Hijo de David, ten piedad de mi!”. Muchos intentarán que el alma que no ve a Dios, pero que lo intuye cerca y grita pidiendo luz y amor, se calle, que siga ciega. Desde amonestaciones a burlas, incluso de los cercanos. Pero no se puede dejar que Dios pase a nuestro lado sin hablarse, sin pedirle. Hay que gritar más que los que quieren que nos callemos.

- “Se paró Jesús y dijo: -Llamadlo. Llamaron al ciego diciéndole: -¡Ánimo!, levántate, te llama. Él arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús”. ¿Cuál será el sentimiento del alma cuando Dios se para y quiere tenerla a su lado?. Cómo serán lo latidos de sea corazón amado por el que es el Amor. Qué felicidad en el alma. Aleja, Señor, de mí lo que me separe de ti.

- “Jesús le preguntó: -¿Qué quieres que te haga?. –Rabboni, que vea –le respondió el ciego. Entonces Jesús le dijo: -Anda tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista. Y le seguía por el camino.” (Mc 10,46-52). Hay que parar en esa frase final: Y le seguía por el camino. Es el momento de comprometerse seriamente con Dios: contigo Dios mío, siempre, para siempre. Y de pedir ayuda a nuestra Madre. Todo a Jesús por María. Todo a María para Jesús.

LA HOJA SEMANAL
(del 7 al 12 de diciembre)

Lunes (7)

San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia (2ª Adviento; novena a la Inmaculada)
Palabras: “Ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa” (Lc 5,24)
Reflexión: El apostolado de los amigos: lo llevaron, levantaron las tejas, lo descolgaron
Propósito, durante el día: Encomendar a Dios a los amigos, sus preocupaciones

Martes (8)

Inmaculada Concepción de Santa María Virgen (2ª Adviento; acaba la novena)
Palabras: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38)
Reflexión: La llena de gracia, la Madre de Dios, sagrario del Niño Dios
Propósito, durante el día: Madre, mientras mi vida alentare todo mi amor para ti

Miércoles (9)

Santa Leocadia, virgen (2ª Adviento)
Palabras: “Venid a mi todos que estás cansados y agobiados” (Mt 11,28)
Reflexión: Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón
Propósito, durante el día: Descansar en el Corazón de Jesús, acompasarme con su latir

Jueves (10)

Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir (2ª Adviento; Nª Sª de Loreto)
Palabras: “El que tenga oídos que escuche” (Mt 11,15)
Reflexión: Se hace violencia contra el reino de Dios
Propósito, durante el día: Todo mi haber y todo mi poseer. Todo es tuyo. Dispón de mi

Viernes (11)

San Dámaso I, papa (2ª Adviento)
Palabras: “Los hechos dan la razón a la sabiduría de Dios” (Mt 11,19)
Reflexión: Canciones de niños, sinceridad de niños, confianza de niños
Propósito, durante el día: Dios mío, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.

Sábado (12)

Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa (2ª Adviento; Nª Sª Guadalupe)
Palabras: “El Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos” (Mt 17,12)
Reflexión: Los discípulos preguntaron a Jesús. Caminar con Jesús, preguntarle.
Propósito, durante el día: Ya que soy todo tuyo, Madre, guárdame y defiéndeme

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del domingo, día 6 de diciembre (2º Adviento, ciclo C) nos sitúan en el camino del Adviento hacia la Navidad, hacia el Cielo: “Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria” (Ba 5); “Llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables” (Flp 1); “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos” (Lc 3). Como caminan los romeros, cantando, con alegría, con el corazón puesto en la llegada. La mirada limpia, el alma limpia. Tiempo de examen, de confesión, de sacrificios. Y de oración: por mí, por todos mis compañeros; por las familias, por el amor y la fidelidad de los esposos, por el amor y la entrega sin reservas a los hijos. Por los que van a nacer.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “La salvación que se espera de Dios tiene también el sabor del amor. En efecto, preparándonos a la Navidad, hacemos nuestro de nuevo el camino del pueblo de Dios para acoger al Hijo que ha venido a revelarnos que Dios no es sólo Justicia sino también y sobre todo Amor (cf. 1 Jn 4,8). Por todas partes, y sobre todo allí donde reina la violencia, el odio, la injusticia y la persecución, los cristianos estamos llamados a ser testigos de este Dios que es Amor. Al mismo tiempo que animo a los sacerdotes, consagrados y laicos de este país, que viven las virtudes cristianas, incluso heroicamente, reconozco que a veces la distancia que nos separa de ese ideal tan exigente del testimonio cristiano es grande. Por eso rezo haciendo mías las palabras de san Pablo: “Que el Señor los colme y los haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos” (1 Ts 3,12). En este sentido, lo que decían los paganos sobre los cristianos de la Iglesia primitiva ha de estar presente en nuestro horizonte como un faro: “Miren cómo se aman, se aman de verdad” (Tertuliano, “Apologetico”, 39, 7).” (Homilía en la misa en la catedral de Bangui, República Centroafricana, el día 29 de noviembre de 2015)

- “Cada uno en su corazón puede preguntarse sobre su relación personal con Jesús, y examinar lo que ya ha aceptado –o tal vez rechazado– para poder responder a su llamado a seguirlo más de cerca. El grito de los mensajeros resuena hoy más que nunca en nuestros oídos, sobre todo en tiempos difíciles; aquel grito que resuena por “toda la tierra […] y hasta los confines del orbe” (cf. Rm 10,18; Sal 18,5). Y resuena también hoy aquí, en esta tierra de Centroáfrica; resuena en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestras parroquias, allá donde quiera que vivamos, y nos invita a perseverar con entusiasmo en la misión, una misión que necesita de nuevos mensajeros, más numerosos todavía, más generosos, más alegres, más santos. Todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser este mensajero que nuestro hermano, de cualquier etnia, religión y cultura, espera a menudo sin saberlo. En efecto, ¿cómo podrá este hermano –se pregunta san Pablo– creer en Cristo si no oye ni se le anuncia la Palabra?.” (Homilía en la misa en el Estadio del Complejo Deportivo Barthélémy Boganda, en Bangui, Centroafrica, el día 30 de noviembre de 2015)

- “1. Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, “rico en misericordia” (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad” (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la “plenitud del tiempo” (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios.” (Bula “Misericordiae Vultus”, de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia)

(6.XII.15)

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