LO TRIBUTARIO (nº
862)
La seguridad jurídica: obligaciones de la
Administración (1)
Cuando en 2003 (art. 35 LGT) se dio carta de
naturaleza a la denominación “obligado tributario” para referirse a cualquier
persona física o jurídica e incluso entidades sin personalidad (art. 35.4 LGT)
que tuviera relación tributaria con la Administración fiscal, aunque fuera para
disfrutar de una exención, devolución o bonificación sin ser sujetos pasivos
(art. 35.1.k) LGT), se pudo descubrir que se había producido un cambio esencial
en la relación jurídico tributaria. Se había pasado de ser un “contribuyente”
-el que contribuye-, a ser un “obligado”; del “todos contribuirán” de la
Constitución (art. 31.1 CE) se había pasado a la “sumisión fiscal” hasta el
título mortuorio: “A la muerte de los obligados tributarios” se refiere el
artículo 39.1 LGT que regula la transmisión a los sucesores de las obligaciones
tributarias pendientes del “obligado” fallecido. La muerte no extingue las
deudas del “obligado” que muere (art. 39 LGT) que se transmiten a herederos y
legatarios; sólo se extinguen las sanciones (art. 190.1) que no se transmiten a
los herederos o legatarios (art. 182.3 LGT), pero que pueden transmitirse a los
responsables (art. 39.1 LGT). Incluso está previsto por la ley la tributación
de la “herencia yacente” que se convierte en “obligado” mientras esté yacente y
que actuará mediante representante. No falta fundamento razonable para mantener
que la obligación tributaria debe ser una obligación personalísima y que afecta
a la legalidad, la justicia y la seguridad jurídica (art. 9 CE) los traslados
de cargas y responsabilidades a terceros.
Pudo llamar la atención que la LGT incluyera preceptos
reguladores de las obligaciones y deberes de la Administración. Seguía así la
estela de la Ley 1/1998, de Derechos y Garantías de los Contribuyentes, que
regulaba los derechos correspondientes a tales obligaciones (arts. 10 a 12
LDGC) y también, respecto de la Administración, regulaba como obligaciones y
deberes los que la LGT regula como derechos de los “obligados” (art. 34 LGT).
La LGT reitera lo que interesa y disimula lo que no. Así, el artículo 30.1 LGT
relaciona tres obligaciones que son los mismos que se regulan en los artículos
31, 32 y 33 que se corresponden con los derechos de los obligados (art. 34
LGT). Pero hay que denunciar que las obligaciones reguladas no son más que
exigencias de justicia: devolver los ingresos excesivos o los indebidos o el
coste de las garantías cuando los obligados ganan las impugnaciones y que
debieron prestar por exigencia del “solve et repete” (paga y recurre) que no
tiene más justificación que la que tendría “espera a recaudar hasta que sea
definitiva y firme la liquidación” si se exigiera a la Administración.
El artículo 30 LGT dice que la Administración está
sujeta “además” a los “deberes” establecidos en la LGT respecto de los
procedimientos tributarios y en el resto del ordenamiento jurídico. Esos
deberes hay que encontrarlos a la inversa de los derechos de los “obligados”
(art. 34 LGT) que fueron los que la LDGC regulaba como obligaciones de la
Administración: desde resolver expresamente y todas las cuestiones planteadas,
a no requerir la aportación de documentos requeridos y no exigidos o ya
aportados; a poner de manifiesto el expediente; a dar trámite de audiencia… Las
muchas ausencias de la LGT se deben completar con el artículo 3 Ley 40/2015
(cf. art. 103 CE) y con la Ley 39/2015 que, además (DAd 1ª.2), es
supletoriamente aplicable a los procedimientos tributarios. Ahí hay más
seguridad jurídica, si se puede hablar así.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Varios sectores declaran que están obteniendo
beneficios extraordinarios; no gravarlos con el impuesto “ad hoc” hace de éste
un “privilegio negativo” contra Derecho.
Cuarta semana de Adviento. Sólo faltan siete días para
celebrar el nacimiento de Jesús, Dios hecho hombre por amor. En los monasterios
los monjes cantaban las Antífonas Mayores desde el día 17 de diciembre: Oh
Sapientia; Oh Adionai; Oh Radis Jese; Oh Clavis David; Oh Orien; Oh Rex
Gentium; Oh Enmanuel. Al otro lado de los muros, en se oía el eco de los
cánticos monacales y el pueblo fiel los acompañaba con sus “oes”. Tanto, que el
día 18 en que se celebra a la Virgen María en la advocación: “Expectación del
parto” y también de “Nuestra Señora de la Esperanza”, los cánticos del pueblo
fiel llevaron a añadir la advocación de “María de la O”. ¡La Madre de Dios es
mi Madre!, repetía san Estanislao de Kostka y es continuo el eco en la voz de
los cristianos repitiéndolo. En la sabatina marista se dice: “¡María es mi
Madre! Hay en ella preocupación por mí, ruegos y peticiones a Dios por mí,
deseos buenos de que yo sea bueno, persevere y me salve”. Y, como si fuera un
villancico de todo el año, cantamos “La Salve” y le pedimos a nuestra Madre:
Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
En la vida del cristiano es un camino seguro seguir
los pasos de Jesús y también esto se lo pedimos a la Madre: “Mater pulchrae
dilectionis, filios tuos adiuba!”, Madre del Amor Hermoso, ayuda a tus hijos. Y
también: “Cor Mariae Dulcissimum, iter para tutum!”: Dulcísimo Corazón de María
prepáranos un camino seguro. En este camino, de la mano de nuestra Madre, sobre
la tierra y mirando al cielo, se mantiene el ánimo repasando las preguntas del
Señor. “Habiendo entrado un sábado a comer en casa de un jefe de los fariseos,
ellos le observaban. Estaba delante de él un hombre hidrópico. Jesús preguntó a
los doctores de la ley y a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado o no? Ellos
callaron y, cogiéndole, lo curó y lo despidió. Y les dijo: ¿Quién de vosotros,
si su hijo o su buey cae en un pozo, no lo saca enseguida en el día de sábado?
Y no pudieron replicar a esto” (Lc 14,14,1-6). No es un inadecuado punto de
partida de meditación detenerse en las primaras palabras y situar a Jesús en el
tiempo actual: era un sábado y Jesús había quedado a comer con hombres versados
en Dios: doctores y fariseos, en la casa de un jefe de éstos. Ellos le
observaban… como ahora algunos intelectuales.
De fondo se pueden oírlas voces de los niños sentados
en la plaza que jugaban a representar lo que expresaban gestos y cantos y que
gritan a otros: “- Hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos cantado
lamentaciones y no habéis llorado”. Y Jesús le diría “a la gente”: “- Vino Juan
que ni comía ni bebía y dicen: Tiene un demonio. Viene el Hijo del hombre, que
come y bebe y dicen: Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y
pecadores. Pero los hechos dan razón la sabiduría de Dios” (cf. Mt 11, 17-19).
Y, no se sabe cómo, “estaba delante de él un hombre hidrópico”. Jesús lo curó y
preguntó a los doctores de la ley y a los fariseos…
Metido en el pasaje, allí está el cristiano que sigue
los pasos de Jesús y que se sienta a comer donde Él y que recompone el cuadro
trayendo otras palabras: “Cuando des un banquete invita a los pobres, a los
lisiados, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso…” (Lc 14,13); y
también: “Cuando alguien te invite a un banquete de bodas no te sientes en el
lugar principal” (Lc 14.8). “Y no pudieron replicar”. El buey, el hijo…
LA HOJA SEMANAL
(del 19 al 24 de diciembre)
Lunes (19)
Feria de Adviento (san Anastasio I, papa)
Palabras: “Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta” (Lc 1,25)
Reflexión: Isabel, mujer de Zacarías, concibió al niño Juan en edad avanzada
Propósito, durante el día: ¿De dónde a mí que me visite la Madre de mi Señor?
Martes (20)
Feria de Adviento (santo Domingo de Silos, abad)
Palabras: “A una virgen desposada con un hombre llamado José …” (Lc 1,27)
Reflexión: … la virgen se llamaba María” Hágase en mí según tu palabra”
Propósito, durante el día: Llena de gracia. El Señor está contigo
Miércoles (21)
Feria de Adviento (san Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia)
Palabras: “Isabel se llenó del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: … (Lc 1,41)
Reflexión: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Propósito, durante el día: Dichosa, tú que has creído
Jueves (22)
Feria de Adviento (santa Francisca Javiera Cabrini, virgen y fundadora)
Palabras: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, … (Lc 1,47)
Reflexión: …porque ha mirado la humildad de su esclava”
Propósito, durante el día: Me felicitarán todas las generaciones. ¡Felicidades, Madre!
Viernes (23)
Feria de Adviento (San Juan de Kety, presbítero)
Palabras: “Pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre” (Lc 1,63)
Reflexión: Se preguntaban: ¿Qué va a ser este niño? Porque el Señor estaba con él
Propósito, durante el día: Alma de Cristo, santifícame
Sábado (24) (Esta
noche es Nochebuena: ¡Felicidades!)
Feria de Adviento (Santos Antepasados de Jesús)
Palabras: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, ….
Reflexión: … porque ha visitado y redimido a su pueblo” (Lc 1,68)
Propósito, durante el día: ¡La Madre de Dios es mi Madre! ¡Es nuestra Madre!
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 18, domingo (4ª de Adviento,
ciclo A, Nª Sª de la Esperanza, de la Expectación del Parto, de la O) nos hacen
vivir el nacimiento de Dios hecho Niño entre nosotros: “Mirad, la virgen está
encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa Dios
con nosotros” (Is 7); “Constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con
pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo” (Rm 1); “José, hijo
de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer”(Mt 1)
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Queridos hermanos y hermanas, nunca se sabe todo sobre Dios,
¡nunca! Quizá tenemos en la cabeza un Dios poderoso que hace lo que quiere, en
vez del Dios de humilde mansedumbre, el Dios de la misericordia y del amor, que
interviene siempre respetando nuestra libertad y nuestras elecciones. Quizá nos
surge también a nosotros decirle: “¿Eres realmente Tú, tan humilde, el Dios que
viene a salvarnos?”. Y puede sucedernos algo parecido también con los hermanos:
tenemos nuestras ideas, nuestros prejuicios y ponemos a los demás -especialmente
a quien sentimos diferente de nosotros- etiquetas rígidas. El Adviento,
entonces, es “un tiempo de inversión de perspectivas”, donde dejarnos
asombrar por la grandeza de la misericordia de Dios. El asombro: Dios siempre
asombra… Dios siempre es Aquel que suscita en ti el asombro. Un tiempo -el
Adviento- en el que, preparando el belén para el Niño Jesús, aprendemos de
nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo en el que salir de ciertos esquemas, de
ciertos prejuicios hacia Dios y los hermanos. El Adviento es un tiempo en el
que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos
de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos
y los cojos.” (Angelus, 11 de diciembre de 2022)
-
“Por tanto, hoy me ha parecido oportuno destacar esta actitud, que todos
necesitamos para que el proceso de discernimiento llegue a buen término y
permanezca ahí. En efecto, Jesús en su predicación insiste mucho en el hecho de
que el buen discípulo está vigilante, no se duerme, no se deja llevar por la
excesiva seguridad cuando las cosas van bien, sino que permanece atento y
preparado para hacer el propio deber. Por ejemplo, en el Evangelio de Lucas,
Jesús dice: “Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como
hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto
llegue y llame, al instante abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir
encuentre despiertos” (Lc 12,35-37). Vigilar para custodiar nuestro corazón y
entender qué sucede dentro. Se trata de la disposición del alma de los
cristianos que esperan la venida final del Señor; pero se puede entender
también como la actitud ordinaria que hay que tener en la conducta de vida, de
forma que nuestras buenas decisiones, realizadas a veces después de un arduo
discernimiento, puedan proseguir de forma perseverante y coherente y dar
fruto.” (Audiencia general, 14 de diciembre de 2022)
(18.12.22)
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