LO TRIBUTARIO (nº 836)

Seguridad jurídica. La prueba de los hechos

La obligación tributaria es la consecuencia fiscal de la confluencia de elementos subjetivos, objetivos y circunstanciales previstos en la ley. La condición de sujeto activo, acreedor fiscal, se refiere a una Administración (art. 5 LGT) que debe actuar con sometimiento pleno a la Constitución a la Ley y al Derecho (art. 103 CE y art. 3 Ley 40/2015, LRJSP) y con respeto a los principios de buena fe y confianza legítima entre otros. En el ejercicio de su potestad para la aplicación de los tributos la Administración debe actuar mediante órganos con competencia territorial, orgánica y funcional, respetando los principios (art. 3.2 LGT) de proporcionalidad -evitando excesos-, eficacia -procurando la regularización íntegra- y limitación de costes indirectos derivados del cumplimiento de obligaciones formales y asegurando el respeto de los derechos y garantías del administrado (arts. 34 LGT), como son la motivación de los actos y la congruencia de las resoluciones. No se debe olvidar que hay causas de nulidad (art. 47 Ley 39/2015, LPAC) y que cualquier otra infracción del ordenamiento jurídico determina la anulabilidad (art. 48 Ley 39/2015, LPAC).

Los administrados tributarios que, en general, han visto sustituido la noble condición de “contribuyentes” (los que contribuyen a financiar el gasto público: art. 33 CE) por la de “obligados” (como si no tuvieran derechos) han sufrido la agravación de su situación en la relación tributaria: no sólo deben declara integra y exactamente los hechos, sino que también deben ser expertos en la calificación jurídica de los hechos y en la técnica de la liquidación tributaria. Pero lo que, en coherencia, debería tener una ponderación (los hechos declarados deberían gozar de la presunción de veracidad, salvo prueba en contrario, la autoliquidación debería ser sólo una propuesta a comprobar por la Administración), se regula bajo la sospecha de inexactitud o falsedad (art. 108.4 LGT) a diferencia de la presunción de veracidad de lo que declaran otros informantes.

La Administración dispone de un personal altamente cualificado, rigurosamente seleccionado y continuamente actualizado en sus bases de datos y de criterios jurisprudenciales. Lógicamente, los administrados tributarios que pueden disponer de recursos económicos, también procuran tener el consejo y el respaldo doctrinal de profesionales de la consultoría y del asesoramiento fiscal. Pero también en esto el administrado es “mal tratado” cuando se le exige que pruebe que su interpretación es razonable mientras que el artículo 179.2 LGT elimina la responsabilidad cuando se pone la diligencia necesaria para cumplir lo que se entiende si se siguen los criterios de la Administración. Como si sólo la Administración tuviera criterios razonables. A tal presunción sería obligado oponer graves consecuencias personales cuando se produjeran anulaciones de actos que fueran declarados contra Derecho.

Lo mismo ocurre cuando se rebaja la apreciación o se rechazan los informes y dictámenes de profesionales porque han sido emitido a instancia de parte, como si los criterios de los empleados de la Administración no lo fueran. Sin necesidad de considerar incentivos y estímulos recaudatorios, a la objetividad y al interés general que debe presidir la actuación de tales empleados, es obligado oponer “al mismo nivel” los conocimientos académicos acreditados de los profesionales y el interés subjetivo, y atemorizado, de los administrados por cumplir bien lo que la ley tributaria establece.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Unos proponen ayudar al consumo de 30 productos alimenticios con acuerdos de límite de precio a cargo de las empresas; y éstas replican que se reduzca el tipo del IVA. 

El cristiano sigue los pasos de Jesús situándose en el Evangelio como un personaje más. Escucha las preguntas del Maestro y procura meditar sobre su contenido. “Uno de entre la muchedumbre le dijo: Maestro, di a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él le contestó: Hombre ¿quién me ha hecho a mi vuestro juez o repartidor? Y les dijo Cuidad y guardaos de toda avaricia; porque la vida de los ricos no se funda en sus riquezas” (Lc 12,13-15)

- Respecto de las herencias, es inevitable recordar y meditar algunos pasajes evangélicos que tienen mucho que ver con la avaricia. Así, en la parábola de los viñadores homicidas: “Por último les envió a su hijo pensando: “A mi hijo lo respetarán” Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Este es el heredero. Vamos lo mataremos y nos quedaremos con su heredad” Y lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron” (Mt 21,37-39). O, también, en la parábola del padre misericordioso: “Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos le dijo a su padre: “Padre dame la parte de la herencia que me corresponde”. Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven lo recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastarlo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad” (Lc 15,11-14).

- Respecto de la vida de los ricos, es inevitable traer de la memoria la parábola de la gran cosecha con la que continúa el pasaje en que se encuentra la pregunta del Señor que aquí se considera. “Las tierras de cierto hombre rico dieron mucho fruto. Y se puso a pensar para sus adentros: “¿Qué puedo hacer, ya que no tengo dónde guardar mi cosecha?” Y se dijo: “Esto haré: voy a destruir mis graneros y construiré otros mayores, y allí guardaré todo mi trigo y mis bienes. Entonces le diré a mi alma: “Alma ya tiene muchos bienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, pásalo bien”. Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche te van a reclamar el alma; lo que has preparado ¿para quién será?”. Así ocurre al que atesora para sí y no es rico ante Dios” (Lc 12,16-21)

- El cielo es la herencia que no se nos quitará. “No hay nadie que haya dejado casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o campos por mí y por el Evangelio, que no reciba en este mundo cien veces más en casa, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones, y en el siglo venidero, la vida eterna” (Mc 10,29-30)). “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De lo contrario ¡Os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar?  Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar de nuevo vendré y os llevaré junto a mí para que donde yo estoy estéis también vosotros” (Jn 14,1-3). “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha engendrado de nuevo -mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos- a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada y que no se marchita, reservada en los cielos para vosotros que, por el poder de Dios, estáis custodiados mediante la fe hasta alcanzarla salvación preparada ya para ser manifestada en el tiempo último” (1 Pe 1,3-5). A pesar de los pesares, ¡merece la pena!

LA HOJA SEMANAL
(del 19 al 24 de septiembre)

Lunes (19)

San Jenaro, obispo y mártir (25ª TO)
Palabras: “Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, … (Lc 8,17)
Reflexión: … nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público”
Propósito, durante el día: Ayúdame, Señor, a ser tu testigo fiel

Martes (20)

San Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros mártires en Corea (25ª TO)
Palabras: “Mi madre y mis hermanos son éstos: … (Lc 8,21)
Reflexión: … los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra”
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, sea alababa tu voluntad, Señor

Miércoles (21)

San Mateo, apóstol y evangelista
Palabras: “Vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo … (Mt 9,9)
Reflexión: … y le dijo: - Sígueme. Él se levantó y lo siguió”
Propósito, durante el día: Señor, que te siga, sin descanso, sin cansancio

Jueves (22)

San Mauricio y compañeros mártires (25ª TO)
Palabras: “¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas? … (Lc 9,9)
Reflexión: … Y (Herodes) tenía ganas de ver a Jesús”
Propósito, durante el día: Que te busque, que te encuentre, que te trate, que te ame

Viernes (23)

San Pío de Pietrelcina, presbítero (25ª TO) (abstinencia)
Palabras: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo? … (Lc 9,20)
Reflexión: … Pedro tomó la palabra y dijo: - El Mesías de Dios”
Propósito, durante el día: Señor, ayúdame a ser como Tú quieres que sea

Sábado (24)

Nuestra Señora de la Merced
Palabras: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1,42)
Reflexión: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Propósito, durante el día: Madre, no me dejes, no permitas que me aleje de ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 18, domingo (25 TO, ciclo C) nos dan lecciones para la vida: “Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, la mísero por un par de sandalias… Jura el Señor que no olvidará jamás vuestras acciones” (Am 8); “Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones” (1 Ti 2); “El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar” (Lc 16,12). Pidamos la ayuda de Dios.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Hermanos y hermanas, así es Dios: no se queda "tranquilo" si nos alejamos de Él, se aflige, se estremece en lo más íntimo y se pone a buscarnos, hasta que nos vuelve a tener en sus brazos. El Señor no calcula la pérdida y los riesgos, tiene un corazón de padre y madre, y sufre por la ausencia sus hijos amados. “Pero, ¿por qué sufre, si este hijo es un desgraciado, se fue” Sufre, sufre. Dios sufre por nuestra lejanía, y cuando nos perdemos, espera nuestro regreso. Recordemos: “Dios nos espera siempre” con los brazos abiertos, sea cual sea la situación de la vida en la que nos hayamos perdido. Como dice un salmo, Él no duerme, siempre vela por nosotros (cf. 121,4-5).” (Angelus, 11 de septiembre de 2022)

- “Hermanos y hermanas, este es el camino, el camino de nuestra salvación, de nuestro renacimiento y resurrección: mirar a Jesús crucificado. Desde esa altura podemos ver nuestra vida y la historia de nuestros pueblos de un modo nuevo. Porque desde la Cruz de Cristo aprendemos el amor, no el odio; aprendemos la compasión, no la indiferencia; aprendemos el perdón, no la venganza. Los brazos extendidos de Jesús son el tierno abrazo con el que Dios quiere acogernos. Y nos muestran la fraternidad que estamos llamados a vivir entre nosotros y con todos. Nos indican el camino, el camino cristiano; no el de la imposición y la coacción, del poder o de la relevancia, nunca el camino que empuña la cruz de Cristo contra los demás hermanos y hermanas por quienes Él ha dado la vida. El camino de Jesús, el camino de la salvación, es otro: es “el camino del amor humilde, gratuito y universal”, sin condiciones y sin “peros”. (Homilía en la misa de la Exaltación de la Santa cruz, en la Plaza de la Exposición en Nursultan, Kazajistan, 14 de septiembre de 2022)

(18.09.22)     

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