LO TRIBUTARIO (nº 694)

La buena administración (4): La duración de los procedimientos

El artículo 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (7.12.2000), establece: “1. Toda persona tiene derecho a que las instituciones, órganos y organismos de la Unión traten sus asuntos imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable.”

No dejan de sorprender las noticias que se refieren a lo que tardan los tribunales en resolver los asuntos. Las medidas provisionales se convierten en duraderas a largo plazo. Y lo que es muy grave en el ámbito penal, también es grave cuando se considera el tiempo de los procedimientos tributarios. Quienes siguen con asiduidad los pronunciamientos de los tribunales comprueban con estupor el tiempo que transcurre desde que se inició un procedimiento hasta que se produce una sentencia del Tribunal Supremo que es donde acaba la vía jurisdiccional. La Administración que tiene encomendada la gestión de los tributos estatales se caracteriza por su dificultad para cumplir los plazos que establecen las normas que le obligan. Quedó como hito histórico el Real Decreto 803/1993 que, en la etapa ilusoria del ordenamiento tributario (en la que se aprobó la Ley de Derechos y Garantías de los Contribuyentes y se creó el Consejo de Defensa del Contribuyente), pretendía establecer plazos máximos de duración de las actuaciones y procedimientos. Increíblemente incluía un Anexo de actuaciones y procedimientos sin plazo de terminación: entre ellos la inspección de los tributos. De aquella época feliz es el asunto del plazo de un mes para resolver en las actuaciones inspectoras que concluían con actas de disconformidad: el incumplimiento muy superior a seis meses en expedientes de los que resultaban cuantiosas deudas, determinó que se perdiera una recaudación miles de millones de pesetas. La parte buena del asunto fue la excelente doctrina del TS durante 1996 a 1998. Luego, decaída y ya olvidada.

Con claridad y sin rubor, la LGT/2003 estableció una serie de procedimientos de alcance parcial y con liquidaciones provisionales (devolución, verificación, declaración para liquidar, comprobación de valores, comprobación limitada e inspección en actuaciones de alcance parcial) que, en cuanto pueden ser sucesivos, permiten alargar la inseguridad sin término temporal. Por otra parte, convertida la actuación de inspección en procedimiento se advertía desde la primera redacción (art. 150 LGT) de que incumplir el plazo que se señalaba no determinaba la caducidad. Y cuando la desgraciada Ley 34/2015 ha aumentado el plazo para que la Administración tuviera más tiempo para actuar y resolver, se ha mantenido que el incumplimiento del plazo no determina la caducidad, como se ha mantenido (art. 101 LGT) que “la regla” son las liquidaciones “provisionales” y “la excepción” las “definitivas”.

En la aplicación de los tributos, los subterfugios para alargar los plazos establecidos pasaron de las “diligencias argucia”, descubiertas, definidas y desactivadas por el Tribunal Supremo, a las “dilaciones” imputables al administrado, como instrumento “dilatador” del tiempo de duración de las actuaciones, que también corrigió el TS estableciendo como requisito que sólo fueran dilaciones las que impidieran o dificultaran continuar. Ya han desaparecido esos rodeos, pero sigue sin resolverse el asunto que más incide en la seguridad jurídica: cuándo puede un contribuyente descansar el ánimo sin la inquietud de un nuevo intento de regularización tributaria.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Dice un antiguo morador de una residencia oficial que él declaraba el 10% de su sueldo como rendimiento de trabajo en especie. Y la noticia se sumió en el silencio. 

Cuaresma. Los cristianos de más edad viven estos días con el espíritu de la antigua Semana de Pasión en la que estaba el Viernes de Dolores, para recuerdo de nuestra Madre que ya sentía en su corazón, atravesándolo, la espada que le anunció el anciano Simeón (Lc 2,35). En las localidades pequeñas se sentía la proximidad de la Semana Santa, en la preparación de los pasos procesionales, en los ensayos de las bandas de música que los acompañaban, en el morado para cubrir imágenes en los altares. Aunque parece que muchas circunstancias podrían llevar a cambiar ese estado de ánimo, ni los cambios litúrgicos, ni la coincidencia con la celebración de la Anunciación del Señor, ni la pandemia, ni los confinamientos, ni las inquietudes, los trabajos, los cansancios, las rutinas de la vida ordinaria, pueden enfriar el amor de Dios, el amor a Dios y el dolor de amor que llena el alma porque se acerca el tiempo de la Pasión y Muerte del Señor.    

Nace del alma la oración: “Señor, escucha mi oración, llegue hasta Ti mi clamor. No me escondas tu rostro, el día de mi angustia, inclina tu oído hacia mí; el día que te invoco, date prisa en correrme. / Pues mis días se disipan como humo, mis huesos arden como brasas. Mi corazón está abatido, se ha secado como hierba; hasta me olvido de comer mi pan. Por la vehemencia de mis gemidos se han pegado mis huesos a la piel. Me parezco a un búho del desierto, soy como lechuza de las ruinas. Me encuentro insomne y gimiendo; estoy como pájaro solitario en el tejado…” (salmo 102, 2-8)

Sin perder la esperanza. “Desde lo más profundo Te invoco, Señor. Señor escucha mi clamor; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. / Si llevas cuenta de las culpas, Señor, Señor mío, ¿quién podrá quedar en pie? Pero en Ti está el perdón y así mantenemos tu temor. / Espero en Ti, Señor. Mi alma espera en tu palabra; mi alma espera en el Señor más que los centinelas la aurora. / Los centinelas esperan la aurora, pero tú, Israel, espera en el Señor; pues en el señor está la misericordia, en Él, la redención abundante.” (salmo 130)

Dispuestos en la espera. “Vigilaos a vosotros mismos para que vuestros corazones no estén ofuscados por la crápula, la embriaguez y los afanes de esta vida, y aquel día no sobrevenga de improviso sobre vosotros, porque caerá como un lazo sobre todos aquellos que habitan en la faz de toda la tierra. Vigilad, orando en todo tiempo a fin de que podáis evitar todos estos males que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc 21,34-35)

Porque es una esperanza fundada en la palabra de Jesucristo. “No ruego sólo por éstos, sino por los que van a creer en mí por su palabra; que todos sean uno, como Tú, en mí y yo en Ti, que así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos unos… Padre quiero que donde yo estoy también estén conmigo los que Tú me has confiado, para que vean mi gloria, la que me has dado porque me amaste antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te conoció; pero yo te conocí, y estos han conocido que Tú me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17, 20-22.24-26)         

LA HOJA SEMANAL

(del 22 al 27 de marzo) (año de san José) (año de la familia)

Lunes (22)

Santa Catalina de Suecia, virgen (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más” (Jn 8,11)
Reflexión: “El que esté sin pecado que le tire la primera piedra”
Propósito, durante el día: No juzgar, no condenar, no murmurar, no criticar. Perdonar

Martes (23)

Santo Toribio de Mogrovejo, obispo (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Pues si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados” (Jn 8,24)
Reflexión: Yo soy el que soy. Mi nombre es “Yo soy” (cf. Ex 3,14)
Propósito, durante el día: Dios nuestro, eterno presente, bondad infinita, ten piedad

Miércoles (24)

San Óscar Arnulfo Romero, obispo, mártir (5ª de Cuaresma)
Palabras: “La verdad os hará libres” (Jn 8,32)
Reflexión: “Si os mantenéis en mi palabra… conoceréis la verdad”
Propósito, durante el día: Junto a Ti, metido en Ti, lleno de Ti

Jueves (25)

La Anunciación del Señor
Palabras: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38)
Reflexión: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús
Propósito, durante el día: Acompañar a María en los nueve meses hasta Navidad

Viernes (26)

San Pedro de Sebaste, obispo (5ª Cuaresma; Nª Sª al Pie de la Cruz) (abstinencia)
Palabras: “Todo lo que Juan dijo de éste es verdad” (Jn 10,41)
Reflexión: Y muchos creyeron en Él
Propósito, durante el día: Creo que eres Dios a mi lado, creo que eres Dios que me amas

Sábado (27)

San Ruperto, obispo (5ª de Cuaresma)
Palabras: “Conviene que uno muera por el pueblo y no perezca la nación” (Jn 11,50)
Reflexión: “Y aquel día decidieron darle muerte”
Propósito, durante el día: En el sábado de Pasión, unidos a nuestra Madre en su dolor

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 21, domingo (5º de Cuaresma, ciclo B, impar), nos animan porque Jesús murió por nosotros: “Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31); “Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna” (Heb 5); “Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí” (Jn 12). Semana de Pasión, Dios Padre, entrega al Hijo, para que podamos salvarnos. No hemos de fallar.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El juicio es siempre la consecuencia de la libre elección de cada uno: quien practica el mal busca las tinieblas, el mal siempre se esconde, se cubre. Quien hace la verdad, es decir, practica el bien, llega a la luz, ilumina los caminos de la vida. Quien camina en la luz, quien se acerca a la luz, no puede por menos que hacer buenas obras. La luz nos lleva a hacer buenas obras. Es lo que estamos llamados a hacer con mayor empeño durante la Cuaresma: acoger la luz en nuestra conciencia, para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad. No olvidéis que Dios perdona siempre, siempre, si nosotros con humildad pedimos el perdón. Basta con pedir perdón y Él perdona. Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y da vida.” (Angelus, 14 de marzo de 2021)

- “Es por tanto el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Y en cada uno de nosotros el Espíritu compone obras originales, porque no habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro. En el campo infinito de la santidad, el único Dios, Trinidad de Amor, hace florecer la variedad de los testigos: todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos. No lo olvidemos, el Espíritu está presente, está presente en nosotros. Escuchemos al Espíritu, llamemos al Espíritu —es el don, el regalo que Dios nos ha hecho— y digámosle: “Espíritu Santo, yo no sé cómo es tu rostro – no lo conocemos - pero sé que tú eres la fuerza, que tú eres la luz, que tú eres capaz de hacerme ir adelante y de enseñarme cómo rezar. Ven Espíritu Santo”. Una bonita oración esta: “Ven, Espíritu Santo”. (Audiencia general, 17 de marzo de 2021)     

(21.03.21)

Noticia fiscal. En el BOE del día 18 de marzo se ha publicado la Orden HAC/248/2021, de 16 de marzo, por la que se aprueban los modelos de declaración del IRPF y del IP. 

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