LO TRIBUTARIO (nº 690)

La buena Administración (2): la regularización íntegra

El artículo 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (7.12.2000), establece: “1. Toda persona tiene derecho a que las instituciones, órganos y organismos de la Unión traten sus asuntos imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable.”

En la consideración de esta proclamación de derechos parece obligado señalar que el derecho a una buena Administración no se refiere a una normativa justa en cuanto se trate de leyes porque ése sería el derecho a un buen legislador y, aprobada una ley, la Administración, buena o mala, lo que debe hacer es aplicarla. Tampoco se referiría el derecho a una buena Administración a los reglamentos de desarrollo de leyes aprobadas si se considera que éstas, habitualmente, contienen habilitaciones que permiten a la Administración regular condiciones, requisitos, especificaciones que reducen, cuando no modifican, el contenido de la ley desarrollada, con la consiguiente violación del principio de legalidad (art. 9 CE y art. 8 LGT). En cambio, el derecho a una buena Administración incluye, desde luego, las normas administrativas (órdenes ministeriales, resoluciones, instrucciones, circulares, planes de actuación) y las contestaciones escritas a consultas de los contribuyentes (art. 89 LGT), así como la información de valores (art. 90 LGT) y los acuerdos de valoración (art. 91 LGT) pues determinan la tributación individual.    

Sin duda, una buena Administración se pone de manifiesto en sus actuaciones. Y, en cuanto que la Administración tiene la potestad de gestión de los tributos, su actuación debe ser, antes que nada, acorde a la ley: la Administración en sus actuaciones está plenamente sometida a la Constitución, a las leyes y al Derecho (art. 3 Ley 40/2015, LRJSP y art. 103 CE). Y estas consideraciones permiten exigir de una buena Administración que, cuando regulariza la situación tributaria de un administrado, por un determinado concepto tributario y por un período impositivo señalado, de concluir sus actuaciones con una regularización íntegra. Debe ser así porque una regularización que afecte sólo a algunos aspectos de la obligación que corresponde a un concepto y periodo, por definición, es ajena a la ley, ya que ésta regula un impuesto justo (art. 31 CE) que sólo se puede concretar en la obligación tributaria que resulte de investigar, comprobar y calificar todos los hechos y circunstancias y de liquidar considerando íntegramente todos los elementos cuantificadores de la obligación tributaria.

La LGT (art. 101) regula la liquidación provisional, pero también regula las circunstancias que obligan a que la liquidación sea definitiva. Y una buena Administración debe procurar cumplir esa premisa y aplicar la ley en su integridad realizando, además, el principio constitucional de seguridad jurídica (art. 9 CE). Los tribunales deben procurar que sea asi. Por ejemplo, recientemente: Si en un procedimiento de inspección la Administración regulariza a quien dedujo cuotas de IVA indebidamente repercutido, se debió analizar los requisitos para la devolución de cuotas soportadas, según el art. 129 RD 1065/2007 que permite la rectificación de autoliquidaciones o pedir la devolución. Retroacción (TS 2-10-20). En comprobación, verificación o inspección, TS s. 17.09.20, se debe regularizar todos los tributos relacionados con los mismos presupuestos fácticos porque lo exige, TS ss. 17.04.17 y 5.12.27, el principio de buena Administración (TS 17-12-20). Estamos empezando.      

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Dice el jefe fiscal que para luchar contra la evasión se va a contratar tres mil empleados más, hasta 28.000. Para los mismos contribuyentes de antes y con menor renta. Terrible.

Algunos cristianos viven la Cuaresma con sincero sentimiento de conversión, de examen interior, de dolor de amor, de arrepentimiento y de propósitos firmes de seguir a Jesús, con Jesús, hasta estar con Él para siempre. Los pequeños detalles de la meditación se convierten palabras clave del quehacer cotidiano. Desde la búsqueda amorosa de María Magdalena, con los tres “lo”: “Si te lo has llevado, dime donde lo has puesto y yo lo recogeré” (Jn 20,15); al testimonio del ciego de nacimiento (Jn 9,15) respecto de Jesús que lo curó de la ceguera y le dijo que se lavara en la piscina de Siloé, que hace de tres palabras un lema: “Abii, lavi, vidi” (fui, me lavé y veo); o al inolvidable pasaje de los primeros discípulos: “Fueron y vieron y se quedaron” (Jn 1,29). Era más o menos la hora décima y se quedaron con él aquel día. ¡Se quedaron con Jesús! Qué fácil pasar de ahí a: “Que busques a Cristo, que encuentres a Cristo, que ames a Cristo” (v. “Camino” 382). “Andando, saltando y alabando a Dios” (Hech 3,8).

La Cuaresma se vive como camino para la Pascua de resurrección, pero pasando por la Pasión y Muerte de Jesús. Y se hace inevitable meditar en la “vida perdurable” que rezamos con palabras del Credo. “Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días” (salmo 23,6). “Pero yo estaré siempre contigo: me agarraste con la mano derecha. Me guías según tu designio y después me acogerás en tu gloria” (salmo 73,23-24). Has perdonado la culpa de tu pueblo, has cubierto todos sus pecados. Has depuesto toda tu ira, has revocado el ardor de tu cólera. Conviértenos Dios de nuestra salvación, calma tu enojo con nosotros. ¿Estarás siempre airado? ¿Vas a prolongar tu ira por todas las generaciones? ¿No volverás a darnos la vida para que se alegre en Ti tu pueblo? Señor, muéstranos tu misericordia y danos tu salvación (salmo 85, 3-8)

Misericordia es el clamor del alma. Y por la mente pasan todos los milagros de Jesús que perdonó los pecados incluso a quien no lo había pedido. Al paralítico que le llevaron sus amigos descolgando la camilla desde el techo: “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: - Hombre tus pecados te son perdonados” (Lc 5,20). A la mujer que querían lapidar: “- Tampoco yo te condeno; vete y a partir de ahora no peques más” (Jn 8,11). Nada nos separará del amor de Dios (Rm 8,38-39).

Esperanza en el amor de Dios por nosotros. “Descargad sobre Él todas vuestras preocupaciones, porque Él cuida de vosotros” (1 Pe 7) Porque: “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los hijos de Dios? ¿Dios el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que murió, más aún, que resucitó y que está sentado a la derecha de Dios y que está intercediendo por nosotros? (Rm 8,31-34). Porque Dios quiere que todos se salven (1 Tm 2,4).

Todos en el cielo y para siempre. “Esta es la morada de Dios con los hombres. Habitará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios, habitando realmente en medio de ellos, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos; y no habrá ya muerte, ni llanto ni lamento ni dolor porque todo lo anterior ya pasó” (Ap 21,3-4). Ya no habrá nada maldito (Ap 22,3)

LA HOJA SEMANAL

(del 8 al 13 de marzo) (año de san José: 8/12/20 a 8/12/21)

Lunes (8)

San Juan de Dios, fundador (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco…” (Lc 4,29)
Reflexión: Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba
Propósito, durante el día: Aleja, Señor de mí, lo que aparta de Ti

Martes (9)

Santa Francisca de Roma, religiosa (3ª de Cuaresma)
Palabras: “Cuántas veces tengo que perdonar?” (Mt 18,21)
Reflexión: Hay que perdonar de corazón
Propósito, durante el día: Enséñame, Señor, a pedir perdón y a perdonar

Miércoles (10)

Santos Cayo y Alejandro, mártires (3ª de Cuaresma)
Palabras: “El que se salte uno de los preceptos menos importantes…” (Mt 5,19)
Reflexión: … será el menos importante en el reino de los cielos”
Propósito, durante el día: Dios mío, que ame y cumpla tus preceptos y los de la Iglesia

Jueves (11)

San Pionio, presbítero (3ª de Cuaresma; empieza la novena a san José)
Palabras: “El que no está conmigo, está contra mí; … (Lc 11,23)
Reflexión: … el que no recoge conmigo desparrama”
Propósito, durante el día: Señor, que vea como Tú ves, que haga como Tú quieres

Viernes (12)

San Luis Orione, presbítero y fundador (3ª de Cuaresma; abstinencia de carne)
Palabras: “No estás lejos del reino de Dios” (Mc 12,34)
Reflexión: Amar a Dios sobre todo y al prójimo como a uno mismo
Propósito, durante el día: Señor, dame tu amor para dar amor

Sábado (13)

Santa Cristina, mártir (3ª de Cuaresma; aniversario de la elección del Papa)
Palabras: “Oh, Dios ten compasión de mí, que soy un pecador” (Lc 18,13)
Reflexión: El farseo había dicho: Te doy gracias porque no soy como los demás
Propósito, durante el día: Madre, que recuerde que a Dios se va y “se vuelve” por ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 7, domingo (3º de Cuaresma, ciclo B, año impar) nos llaman a confiar en Dios porque nos ama: “No tendrás otros dioses frente a mí” (Ex 20); “Nosotros predicamos a Cristo crucificado escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, pero para los llamados… un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (1 Co1,24); “No necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre” (Jn 2,25). Fiarnos de Dios, abandonarnos en Dios.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “A veces pasamos por momentos de oscuridad en nuestra vida personal, familiar o social, y tememos que no haya salida. Nos sentimos asustados ante grandes enigmas como la enfermedad, el dolor inocente o el misterio de la muerte. En el mismo camino de la fe, a menudo tropezamos cuando nos encontramos con el escándalo de la cruz y las exigencias del Evangelio, que nos pide que gastemos nuestra vida en el servicio y la perdamos en el amor, en lugar de conservarla para nosotros y defenderla. Necesitamos, entonces, otra mirada, una luz que ilumine en profundidad el misterio de la vida y nos ayude a ir más allá de nuestros esquemas y más allá de los criterios de este mundo. También nosotros estamos llamados a subir al monte, a contemplar la belleza del Resucitado que enciende destellos de luz en cada fragmento de nuestra vida y nos ayuda a interpretar la historia a partir de la victoria pascual.

Pero tengamos cuidado: ese sentimiento de Pedro de que “es bueno estarnos aquí” no debe convertirse en “pereza espiritual”. No podemos quedarnos en el monte y disfrutar solos de la dicha de este encuentro. Jesús mismo nos devuelve al valle, entre nuestros hermanos y a nuestra vida cotidiana. Debemos guardarnos de la pereza espiritual: estamos bien, con nuestras oraciones y liturgias, y esto nos basta. ¡No! Subir al monte no es olvidar la realidad; rezar nunca es escapar de las dificultades de la vida; la luz de la fe no es para una bella emoción espiritual. No, este no es el mensaje de Jesús. Estamos llamados a vivir el encuentro con Cristo para que, iluminados por su luz, podamos llevarla y hacerla brillar en todas partes. Encender pequeñas luces en el corazón de las personas; ser pequeñas lámparas del Evangelio que lleven un poco de amor y esperanza: ésta es la misión del cristiano. Recemos a María Santísima para que nos ayude a acoger con asombro la luz de Cristo, a guardarla y a compartirla.” (Angelus, día 28 de febrero de 2021)

- “Un Dios que ama al hombre, nosotros nunca hubiéramos tenido la valentía de creerlo, si no hubiéramos conocido a Jesús. El conocimiento de Jesús nos ha hecho entender esto, nos ha revelado esto. Es el escándalo que encontramos grabado en la parábola del padre misericordioso, o en la del pastor que va en busca de la oveja perdida (cfr Lc 15). Historias de este tipo no hubiéramos podido concebirlas, ni siquiera comprenderlas, si no hubiéramos encontrado a Jesús. ¿Qué Dios está dispuesto a morir por los hombres? ¿Qué Dios ama siempre y pacientemente, sin pretender ser amado a cambio? ¿Qué Dios acepta la tremenda falta de reconocimiento de un hijo que pide un adelanto de la herencia y se va de casa malgastando todo? (cf. Lc 15,12-13).” (Audiencia general, día 3 de marzo de 2021)

- “Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre. Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual. (Mensaje para la Cuaresma 2021. Roma, San Juan de Letrán, 11 de noviembre de 2020, memoria de san Martín de Tours.)

(7.03.21) 

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