LO TRIBUTARIO (nº 686)

“Fiducia” “Fiducia cum amico” “Fiducia cum creditore”

Las palabras fiducia, fidelidad, fianza, confianza, tienen como raíz la palabra “fe”. Si en la epístola a los Hebreros se lee (Heb 11,1) que “la fe es la seguridad de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve”, se encuentra allí el fundamento etimológico de lo que se quiere decir con las palabras: “fiducia” (seguridad en la fe, como: “Adeamus cum fiducia ad thronum gratiae…”, Heb 4,16), “fiducia cum amico” (seguridad en el amigo), “fiducia cum creditore” (seguridad entre acreedor y deudor), “fidelidad” (seguridad, en el futuro, para siempre), fianza (garantía de que se cumplirá), “confianza” (seguridad compartida). También tienen esa misma raíz: fideicomiso o fideicomisario (encargo basado en la confianza) o fidedigno (fehaciente); o como confidencia y confidente, que están basados en la seguridad en la conducta de otro (fe compartida), hasta el extremo que la palabra latina “confidentia” se puede traducir como “confianza” o “esperanza” (así en la oración “Memorare”: Ego tali animatus confidentia…). Incluso hay entidades caracterizadas en su operativa por esa referencia, como las Juntas de Compensación.

La fiducia se caracteriza por mantener una apariencia externa que tiene como fundamento interno una cierta garantía de confidencialidad). En el Derecho Romano la fiducia era un contrato de buena fe por el que una persona, fiduciante, se obliga a transmitir a otra (fiduciaria) la propiedad de una cosa, a través de la “in iure cesio” o de la “mancipatio”. Adquirido el dominio, el fiduciario debe restituir la cosa cuando se cumple el plazo o la condición. Muchas razones lícitas, como evitar la publicidad de actos preparatorios de una operación amplia, compleja, desarrollada durante un tiempo, y algunas intenciones dudosas, como rodear prohibiciones normativas o contractuales, pueden llevar a concertar un pacto de fiducia. La tributación, salvo simulación absoluta o fraude, atiende a la realidad externa en las prestaciones y contraprestaciones del contrato, al constituirse (entrega) y al concluir (restitución). El pacto de indemnidad fiscal obliga a emplear una fórmula matemática para que pueda realizarse (el que adquirió con obligación de revender, puede obtener aquí una ganancia por la que debe tributar y la compensación sería una nueva renta tributable y así sucesivamente).

La “fiducia cum creditore” tiene como finalidad garantizar el cobro del crédito. Mientras existe la deuda, el acreedor mantiene la propiedad de la cosa sin disponer de ella, y al extinguirse debe restituir la propiedad. Existe una cierta semejanza con la prenda o la hipoteca, pero en la fiducia hay transmisión de la propiedad de la cosa (garantía). La “fiducia cum amico” en el Derecho Romano tuvo mucho que ver con evitar destrucciones o confiscaciones. Esta modalidad de fiducia guarda semejanza con contratos como el depósito o el comodato. No faltan pronunciamientos tributarios: En la fiducia cum creditore por la que se transmiten bienes en garantía de un préstamo por quien aparece como vendedor en favor del comprador avalista se presume transmisión, salvo prueba en contrario (TSJ Castilla-La Mancha 6-10-03). Es venta al contado la concertada a plazo con una intermediaria financiera que vende al adquirente final al contado, porque el TS en s. 8.3.88 respecto de la fiducia cum amico abandonó la teoría del doble efecto establecida en s. 25.4.44 (TEAC 7-6-02). “Confianza, pero mejor, con fianza”, se decía.     

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Dice la ley (art. 3.2 LGT): La aplicación de los tributos se basará en el principio de limitación de costes indirectos derivados del cumplimiento de obligaciones formales.

Cuaresma. El cristiano sabe que en su camino hacia el cielo no está solo. Lo confirma si mira el panorama con los ojos de Dios, desde la misericordia de su amor con quienes no creen en Dios, con quienes conocen a Dios de modo distinto, con quienes creen en Dios, pero lo olvidaron, lo han abandonado o incluso pretenden ofenderlo; también con quienes lo amamos, pero llenos de debilidades, cayendo y levantándonos por el camino. El camino al cielo es una romería al cielo; una romería universal, que trasciende el tiempo presente y alcanza la inmortalidad al incluir a las almas que caminaron, las que están por llegar y las que ya gozan de la presencia de Dios para siempre.

El cristiano no puede olvidar las muchedumbres de los pasajes evangélicos. Un especial recuerdo el de aquel encuentro de muchedumbres en Naím: “Después marchó a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Al acercarse a la puerta de la ciudad, resultó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda. Y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad. El Señor la vio y se compadeció de ella. Y le dijo: - No llores. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: - Muchacho a ti te digo, levántate. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre. Y se llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros”, y “Dios ha visitado a su pueblo”. Esta opinión sobre él se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas” (Lc 7,11-17). Será fácil concluir que aquellas dos grandes muchedumbres, se juntaron en una inmensa y se dirigieron cantando a la ciudad, cantando, alegres, porque ya no había luto, porque iban con el Hijo de Dios. Así debe ser la romería universal hacia el cielo.

Así, en esa compañía, el caminar es oración. Y oración compartida, de intercesión. Porque queremos convencer a Dios, queremos que nos perdone. Como Abrahán pidió por Sodoma: “¿Vas a destruir al justo con el malvado? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿la vas a destruir?; ¿no la perdonarás en atención a los cincuenta justos que haya dentro de ella? Lejos de ti hacer tal cosa; matar al justo con el malvado, y equiparar al justo y el malvado; lejos de ti ¿Es que el juez de toda la tierra no va a hacer justicia? El Señor respondió: - Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, la perdonaré en atención a ellos” (Gn 18,23-26). Y así, con 45, 40, 30, 20, 10, “No la destruiré en atención a los diez”. O como Moisés en el Sinaí: “¿Por qué Señor ha de inflamarse tu cólera contra tu pueblo, al que has sacado del país de Egipto con gran poder y mano fuerte? ¿Por qué dar pie a que digan los egipcios: Por malicia los ha sacado para matarlos entre las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra…” (Ex 32,11-12) “Volvió, pues Moisés, hasta el Señor y dijo: - ¡Ay! Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose un dios de oro. Ahora bien, si les perdonaras su pecado… Si no, bórrame a mí del libro que tú has escrito” (Ex 32,30-32)

Oración de intercesión de Jesucristo: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). Pidiendo a Dios todos por todos, como en el “Yo pecador” en la misa, colaboramos en el plan de salvación de Dios. Que nos quiere con Él. Y Él es fiel.   

LA HOJA SEMANAL

(del 22 al 27 de febrero) (año de san José)

Lunes (22)

La cátedra del apóstol san Pedro (Cuaresma)
Palabras: “Te daré las llaves de los cielos” (Mt 16,19)
Reflexión: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Eso te lo ha revelado mi Padre
Propósito, durante el día: Rezar por el papa

Martes (23)

San Policarpo, obispo y mártir (1ª de Cuaresma)
Palabras: “Si no perdonáis a los demás… (Mt 6,15)
Reflexión: … tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas
Propósito, durante el día: Rezar, a menudo, despacio el Padrenuestro

Miércoles (24)

San Modesto de Tréveris, obispo (1ª de Cuaresma)
Palabras: “La gente se apiñaba alrededor de Jesús” (Lc 11,29)
Reflexión: Generación perversa que pide un signo. Se le dará el de Jonás
Propósito, durante el día: Acompañar a Jesús en su oración en solitario

Jueves (25)

San Néstor, obispo (1ª de Cuaresma)
Palabras: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” (Mt 7,7)
Reflexión: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten
Propósito, durante el día: Comprender, callar, sonreír

Viernes (26)

San Víctor, ermitaño (1ª Cuaresma) (abstinencia de carne y caldo de carne)
Palabras: “Y entonces vuelve a presentar tu ofrenda” (Mt 5,24)
Reflexión: Si al presentar tu ofrenda te acuerdas de que tu hermano tiene queja contra ti
Propósito, durante el día: Ayudar, perdonar, pedir perdón

Sábado (27)

San Gabriel de la Dolorosa, monje (1ª Cuaresma)
Palabras: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen (Mt 5,44)
Reflexión: Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto
Propósito, durante el día: Madre ayúdame a vivir la Cuaresma como debe ser vivida

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 21, domingo (1º Cuaresma, ciclo B, impar; 4º de san José; san Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia) nos traen un mensaje de esperanza: “Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes” (Gn 9); “Con ese Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes” (1 Pe 3); “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1). Dios nos ama, como somos y nos ayuda a mejorar

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Para respetar las reglas de la buena reputación y las costumbres sociales, a menudo silenciamos el dolor o usamos máscaras para disimularlo. Con el fin de conciliar los cálculos de nuestro egoísmo o las leyes internas de nuestros temores, no nos implicamos demasiado en los sufrimientos de los demás. Por el contrario, pidamos al Señor la gracia de vivir estas dos “transgresiones” del Evangelio de hoy. La del leproso, para que tengamos la valentía de salir de nuestro aislamiento y, en lugar de quedarnos allí a quejarnos o a llorar por nuestros fracasos, las quejas, en lugar de esto vayamos a Jesús tal como somos. Señor, yo soy así. Sentiremos ese abrazo, ese abrazo de Jesús tan hermoso. Y luego la transgresión de Jesús, que es un amor que nos hace ir más allá de las convenciones, que nos hace superar los prejuicios y el miedo a mezclarnos con la vida del otro. Aprendamos a ser “transgresores” como estos dos, como el leproso y como Jesús. Que en este camino nos acompañe la Virgen María, a la que ahora invocamos en la oración del Ángelus.” (Angelus, 14 de febrero de 2021)

- “Hoy bajamos la cabeza para recibir las cenizas. Cuando acabe la cuaresma nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos. La cuaresma es un abajamiento humilde en nuestro interior y hacia los demás. Es entender que la salvación no es una escalada hacia la gloria, sino un abajamiento por amor. Es hacerse pequeños. En este camino, para no perder la dirección, pongámonos ante la cruz de Jesús: es la cátedra silenciosa de Dios. Miremos cada día sus llagas, las llagas que Él ha llevado al Cielo y muestra al Padre todos los días en su oración de intercesión. Miremos cada día sus llagas. En esos agujeros reconocemos nuestro vacío, nuestras faltas, las heridas del pecado, los golpes que nos han hecho daño. Sin embargo, precisamente allí vemos que Dios no nos señala con el dedo, sino que abre los brazos de par en par. Sus llagas están abiertas por nosotros y en esas heridas hemos sido sanados (cf. 1 P 2,24; Is 53,5). Besémoslas y entenderemos que justamente ahí, en los vacíos más dolorosos de la vida, Dios nos espera con su misericordia infinita. Porque allí, donde somos más vulnerables, donde más nos avergonzamos, Él viene a nuestro encuentro. Y ahora que ha venido a nuestro encuentro, nos invita a regresar a Él, para volver a encontrar la alegría de ser amados.” (Homilía, Miércoles de Ceniza 17 de febrero de 2021)

- “En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura. Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15).” (Mensaje para la Cuaresma,11.11.20)

(21.02.21) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario