LO TRIBUTARIO (nº
658)
“In aliunde”
En relación con la actividad de la Administración hay
referencias sencillas y concretas que no se deben olvidar: la arbitrario no es
razonable y está proscrito; lo discrecional depende de la propia voluntad y está
permitido, pero se debe motivar (art. 35 LPAC); la congruencia de las
resoluciones exige considerar y decidir sobre todas las cuestiones planteadas
(art. 88 LPAC); salvo otras causas de terminación reguladas en la ley, la
resolución expresa es obligada (art. 84 LPAC); los efectos del silencio por no
resolver de forma expresa en plazo no excusan del deber de producir una
resolución expresa.
La fundamentación jurídica de los actos de la
Administración exige no sólo la indicación de las disposiciones y preceptos que
se aplican, sino también la razón por la que se aplican atendiendo a su
contenido y tiempo de vigencia. La motivación es el requisito esencial de los
actos de la Administración y consiste en la argumentación razonada y
comprensible por la que procede y es ajustado a Derecho el contenido del acto. Si
todo acto administrativo debe estar fundamentado en Derecho y motivado
razonablemente (arts. 34 y 35 LPAC), las resoluciones, que son actos de
terminación de los procedimientos, reclamaciones y recursos administrativos,
además, deben ser congruentes. Aunque congruencia se suele emplear como “relación
lógica” entre lo que se decide y lo que se argumenta, en Derecho ese
significado responde más al concepto de “coherencia”, siendo la congruencia de
las resoluciones la conformidad entre las pretensiones y el fallo, entendida
esa conformidad como el deber de considerar y decidir sobre todas y cada una de
las cuestiones o motivos planteados por los interesados.
En definitiva, lo que debe quedar garantizado por los
principios de seguridad jurídica y de no indefensión (arts. 9 y 24 CE) es que
el administrado alcance el convencimiento de que la Administración ha actuado
según Derecho, razonablemente y atendiendo en todo a las pretensiones del
administrado que habrá expuesto y justificado mediante alegaciones y pruebas en
defensa de sus intereses. La motivación de los actos administrativos que debe
garantizar esa seguridad jurídica adquiere mayor importancia cuando se trata de
actos producidos en ámbitos o referidos a materias o asuntos de alta
complejidad, como ocurre con la aplicación de los tributos. Es referencia
obligada: “Debe protegerse el derecho de los ciudadanos, haciéndoles saber de
forma clara, sencilla, precisa e inteligible, sin necesidad de conocimientos
específicos, los hechos y elementos adicionales que motivan la liquidación cuyo
pago se exige" (TS 28-6-93)
La motivación “aliunde” o “in aliunde” (“de otro
lugar”) en una resolución administrativa se produce cuando la argumentación de
la resolución se hace por referencia a informes o contenidos documentados
producidos en otros expedientes o con otra finalidad. En cuanto no se trata de
argumentación producida por el órgano que debe resolver, la motivación
“aliunde” debe exigir que el administrado haya tenido o tenga acceso a esa
“motivación ajena” que en la resolución se asume como propia. La motivación “aliunde”
es diferente, pero próxima, al “principio de unidad de doctrina” que debe
obligar a resolver igual situaciones iguales. En un Taller de tributación es
frecuente el debate sobre excesos de “aliunde”. Lo sería la resolución que se
produjera sin otra motivación que decir que se asume el criterio de la
Administración que consta en el expediente. En tanto tiempo, en tantos lugares,
todo es posible.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
La Ley de Presupuestos no es una ley cualquiera. El
artículo 134 CE se dedica a ella. No puede crear tributos y podrá modificarlos
si se lo permite una ley sustantiva. A finales del siglo pasado las leyes de
acompañamiento dieron un rodeo a la Constitución.
El cristiano sabe que vivir es caminar hacia el cielo,
que no está solo en el camino porque Dios, los santos y los ángeles están con
él y que cuando cruce la cinta de la meta se encontrará en los brazos del Padre
que sale cada día para ver si vuelve y que, al verlo venir, aún lejos, corrió
para estrecharlo en su pecho. Jesús nos lo ha dicho: “En la casa de mi Padre
hay muchas moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un
lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y
os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros …
Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí…” (Jn 14, 2-3 y 11). Y también:
“Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y
haremos morada en él” (Jn 14,23). Y más: “Padre quiero que donde yo estoy
también estén conmigo los que tu me has confiado, para que vean mi gloria, la
que ma has dado porque me amaste antes de la creación del mundo” (Jn 17,24)
Para el cristiano, la muerte lleva el cielo. Y del
cielo se dice que “no ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre
las cosas que preparó Dios para los que le aman” (1 Co 2,9). Y también: “Esta
es la morada de Dios con los hombres: habitará con ellos y ellos serán su
pueblo y Dios habitando realmente en medio de ellos será su Dios. Y enjugará
toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor,
porque todo lo anterior pasó” (Ap 21, 3-4). Y es que: “Somos ciudadanos del
cielo, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual
transformará nuestro cuerpo vil en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud
del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas” (Flp 3, 20-21).
“Y les propuso una parábola diciendo: - Las tierras de
cierto hombre rico dieron mucho fruto. Y se puso a pensar para sus adentros:
“¿Qué puedo hacer ya que no tengo donde guardar mi cosecha? Y se dijo: “Esto
haré: voy a destruir mis graneros y construiré otros mayores y allí guardaré
todo mi trigo y mis bienes. Entonces le diré a mi alma: “Alma, ya tienes muchos
bienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, pásalo bien”. Pero
Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche te van a reclamar el alma; lo que
has preparado ¿para quién será?” Así ocurre con el que atesora para sí y no es
rico ante Dios” (Lc 12,16-21). Para meditar: hubo una gran cosecha, ¿cómo no dar
gracias a Dios?; las tierras dieron mucho fruto que durará para muchos años,
¿cómo no procurar su conservación? No se trata de no celebrarlo, sino de hacer
partícipes a los que lo necesitan. Incluidos los enemigos: “Si tu enemigo
tuviese hambre, dale de comer; si tuviese sed, dale de beber; la hacer esto
amontonarás ascuas de fuego sobre su cabeza. No te dejes de vencer el mal; al
contrario, vence al mal con el bien” (Rm 12,20-21). Esa es la forma de hacerse
rico ante Dios.
“Alegraos siempre en el
Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra comprensión sea patente a todos los
hombres. El Señor está cerca. No os preocupéis por nada; al contrario, en toda
oración y súplica presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias. Y
la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4,4-8)
LA HOJA SEMANAL
Lunes (9)
Dedicación de la Basílica de Letrán (32ª TO; Nª Sª Almudena, patrona de Madrid)
Palabras: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre” (Jn 2,16)
Reflexión: El celo de tu casa me devora
Propósito, durante el día: Sagrario. Creo que estás aquí, que me ves, que me oyes
Martes (10)
San León Magno, papa y doctor de la Iglesia (32ª TO)
Palabras: “Somos unos pobres siervos… (Lc 17,10)
Reflexión: … hemos hecho lo que teníamos que hacer”
Propósito, durante el día: Hacer lo que se debe, estar a lo que se hace
Miércoles (11)
San Martín de Tours, obispo (32ª TO)
Palabras: “No han quedado limpios los diez?; los otros nueve ¿Dónde están? (Lc 17,17)
Reflexión: … ¿No ha vuelto más que este extranjero a dar gloria a Dios?”
Propósito, durante el día: Gracias, Dios, por todos tus beneficios, incluso los ignorados
Jueves (12)
San Josafat, obispo y mártir (32ª TO)
Palabras: “El reino de Dios está centro de vosotros” (Lc 17,21)
Reflexión: Un día desearéis vivir con el Hijo del hombre y no podréis
Propósito, durante el día: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Viernes (13)
San Estanislao de Kostka, religioso (32ª TO; san Diego de Alcalá)
Palabras: “El que pretenda guardarse su vida, la perderá… (Lc 17,33)
Reflexión: … y el que la pierda, la recobrará”
Propósito, durante el día: Tuyo soy, dispón de mí según tu voluntad
Sábado (14)
San José Pignatelli S.I., presbítero (32ª TO; fiesta personal en el blog)
Palabras: “Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche? (Lc 18,7)
Reflexión: Os digo que les hará justicia sin tardar”
Propósito, durante el día: Todo a Jesús por María; todo a María para Jesús
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del dia 8, domingo (32º TO, ciclo A) nos
llaman a vivir en la esperanza del cielo y a estar preparados para el momento
del traslado: “Quien madruga por ella (la sabiduría) no se cansa: la encuentra
sentada a la puerta” (Sb 6); “No queremos que ignoréis la suerte de los
difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza” (1 Tes 4);
“Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora” (Mt 25). Dios nos
espera, nos llama y nos lleva a su lado, si nos dejamos. Y la Madre, con
nosotros.
PALABRAS DEL
PAPA FRANCISCO
-
“Queridos hermanos y hermanas, elegir la pureza, la mansedumbre y la
misericordia; elegir confiarse al Señor en la pobreza de espíritu y en la
aflicción; esforzarse por la justicia y la paz, todo esto significa ir a
contracorriente de la mentalidad de este mundo, de la cultura de la posesión,
de la diversión sin sentido, de la arrogancia hacia los más débiles. Los santos
y los beatos han seguido este camino evangélico. La solemnidad de hoy, que
celebra a Todos los Santos, nos recuerda la vocación personal y universal a la
santidad, y nos propone los modelos seguros de este camino, que cada uno recorre
de manera única, de manera irrepetible. Basta pensar en la inagotable variedad
de dones e historias concretas que se dan entre los santos y las santas: no son
iguales, cada uno tiene su personalidad y ha desarrollado su vida en la
santidad según su propia personalidad y cada uno de nosotros puede hacerlo, ir
por ese camino. Mansedumbre, mansedumbre por favor e iremos a la
santidad.
Esta inmensa familia de
fieles discípulos de Cristo tiene una madre, la Virgen María. Nosotros la
veneramos con el título de Reina de todos los Santos, pero es sobre todo la
Madre, que enseña a cada uno a acoger y seguir a su Hijo. Que nos ayude a
alimentar el deseo de santidad recorriendo el camino de las Bienaventuranzas.”
(Angelus, día 1 de noviembre de 2020)
- “Finalmente,
la oración de Jesús es el lugar donde se percibe que todo viene de Dios y Él
vuelve. A veces nosotros los seres humanos nos creemos dueños de todo, o al
contrario perdemos toda estima por nosotros mismos, vamos de un lado para otro.
La oración nos ayuda a encontrar la dimensión adecuada, en la relación con
Dios, nuestro Padre, y con toda la creación. Y la oración de Jesús finalmente
es abandonarse en las manos del Padre, como Jesús en el huerto de los olivos,
en esa angustia: “Padre si es posible…, pero que se haga tu voluntad”. El
abandono en las manos del Padre. Es bonito cuando nosotros estamos inquietos,
un poco preocupados y el Espíritu Santo nos transforma desde dentro y nos lleva
a este abandono en las manos del Padre: “Padre, que se haga tu voluntad”.
(Audiencia general, día 4 de noviembre de 2020)
-
“93. En un intento de precisar en qué consiste la experiencia de amar que Dios
hace posible con su gracia, santo Tomás de Aquino la explicaba como un
movimiento que centra la atención en el otro “considerándolo como uno consigo”. La atención afectiva que se presta al otro, provoca una
orientación a buscar su bien gratuitamente. Todo esto parte de un aprecio, de
una valoración, que en definitiva es lo que está detrás de la palabra
“caridad”: el ser amado es “caro” para mí, es decir, “es estimado como de alto
valor”. Y “del amor por el cual a uno le es grata la otra persona depende que
le dé algo gratis”.
94. El amor implica entonces algo más que una serie de
acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más
hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las
apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a
buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos
haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad
abierta a todos.” (Enc. “Fratelli tutti”)
(8.11.20)
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