LO TRIBUTARIO (nº 627)
“Onus probandi”
La formulación habitual es: “onus probandi incumbit ei qui dicit” (la carga de lo que debe ser probado corresponde al que dice; no al que calla) o “onus probandi incumbit ei qui asserit” (la carga de la prueba corresponde al que afirma…; no al que niega), que en en el Digesto (libro XXII, título III, ley 2ª) se lee: “Ei incumbit probatio qui dicit non qui negat” (le corresponde la prueba al que afirma, no al que niega). Este final está en relación con el aforismo: “Negativa non sunt probanda” (lo negativo no debe ser probado; recuérdese que “negativa” es el plural del neutro: las cosas negativas; y “probanda” es el gerundio de la perifrástica pasiva -debe ser probado- terminado en “a” en concordancia con el plural neutro; en neutro singular sería “negativum probandum”). Se trata de una referencia secular y frecuente en la jurisprudencia y en la ley. Es lo que, con más palabras, dice el artículo 105.1 LGT: En los procedimientos de aplicación de los tributos quien haga valer su derecho deberá probar los hechos constitutivos del mismo”. La prueba de lo negativo, la prueba de “lo que no es” (“probatio diabolica”: probar que no estaba allí, probar lo que no se dijo, probar que un hecho no se produjo…), no se puede exigir.
Es conveniente recordar que sólo los hechos son objeto de prueba; los derechos se ejercitan, su contenido se puede interpretar razonadamente y según los legalmente establecido y su titularidad se debe acreditar por su origen y, en su caso, por el cumplimiento de los requisitos exigidos. Un ejemplo para explicar y comprender mejor esta consideración en el ámbito de lo tributario se puede encontrar en los gastos que se permite deducir con efectos fiscales: la realidad del gasto se debe probar para considerar su existencia y el cumplimiento de los requisitos se debe acreditar para que ese gasto real sea deducible a efectos tributarios.
Hace muchos siglos era el Fisco el que investigaba los hechos, confeccionaba los censos, los catastros y la relación de deudores tributarios. En la LGT/1963, los contribuyentes declaraban los hechos y la Administración investigaba los no declarados, comprobaba los declarados, los calificaba jurídicamente y practicaba la correspondiente liquidación. Y, desde hace medio siglo, se generaliza la obligación de autoliquidar a cargo de los contribuyentes. Desde la Ley 10/1985 la infracción sancionable que, antes, consistía en no declarar o hacerlo de forma incompleta o inexacta, con dicha ley pasó a ser no ingresar en plazo la deuda que corresponda. Y la presunción legal de veracidad de los datos contenidos en las declaraciones (art. 116 LGT), pasó a ser una presunción de certidumbre “para el declarante” (art. 108.4 LGT), lo que puede querer decir que él cree que lo declarado es lo cierto y que, por lo tanto, corresponde a la Administración, como antes, probar que los hechos reales son otros.
Las presunciones son la consecuencia razonable de una deducción lógica de unos hechos desconocidos a partir de un procedimiento intelectual serio (art. 108.1 LGT). Son un medio de prueba en sí mismas (o por la concurrencia de varios indicios en el mismo sentido) o una cualidad de determinados documentos como las diligencias (art. 107 LGT), por referencia a los hechos y a las manifestaciones, o las actas (art. 144 LGT). La Administración es la que debe probar que una interpretación del contribuyente no es razonable o que un valor declarado no es el valor real.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Hay que pensar por qué puede ser diferente el importe del Ingreso Mínimo Vital y el Mínimo Personal y familiar (arts. 56 a 58 LIRPF) para “necesidades básicas” (sic).
El cristiano sabe que existe por la voluntad de Dios, que Dios lo acompaña en todo instante de su vida y que Dios lo espera en el cielo. La fe, la esperanza y la caridad son dones de Dios (nº 1813 CIC); con Dios todo lo puede y sin Dos no puede nada. El cristiano recuerda las palabras de amor y de esperanza: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios” (1 Co 3,22-23). Y, con san Agustín, sabe que “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti” (sermón 169). Tiempo ordinario; tiempo de parábolas.
“Es como un hombre que la marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó. El que había recibido cinco talentos fe inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos. Cuando se presentó el que había recibido los cinco talentos, entregó otros cinco diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; mira, he ganado otros cinco talentos”. Le respondió el amor: “Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor”. Se presentó también el que había recibido los dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me entregaste, mira he ganado otros dos talentos”. Le respondió el amo: “Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho; entra en la alegría de tu señor”. Cuando llegó por fin el que había recibido un talento, dijo: “Señor, sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, por eso tuve miedo, fui y escondí tu talento en tierra; aquí tienes lo tuyo”. Su amo le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que cosecho donde no he sembrado y que recojo donde no he esparcido; por eso mismo debías haber dado tu dinero a los banqueros, y así al venir yo, hubiera recibido lo mío con los intereses. Por lo tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene diez…” (Mt 25,14-28)
Dios nos da para que demos frutos (“ut eatis et fructum afferatis, et fructum vester manet”, Jn 15,16); nos da a todos, a cada uno según su capacidad; nos da de lo suyo (“les entregó sus bienes”) para que, sabiendo que es suyo (“escondí tu talento”), nos lo ha dejado para que lo utilicemos como propio (“debías haber dado tu talento a los banqueros”). Y la llegada del amo que es tiempo de hacer cuentas (“A la tarde nos examinarán del amor” san Juan de Cruz). Y la alegría de escuchar las palabras de Dios: “Muy bien, siervo bueno y fiel” (“Euge, serve bone et fidelis”). “Has sido fiel en lo poco” (“Super pauca fuisti fidelis”). “Entra en la alegría de tu señor” (“Intra in gaudium domini tui”). En el trabajo de cada día, en las tareas agobiantes, en la rutina, en las preocupaciones, en los disgustos, el cristiano sabe que es tiempo de emplear las cualidades que Dios le ha dado según su capacidad. Y el alma se reanima pensando en las palabras del Señor si hace lo que puede, “si hace lo que debe y está a lo que hace”. Y el amor y la fidelidad al encargo del Señor nos da energía para seguir en la tarea, porque no queremos ser un “siervo malo y perezoso”. “No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera”
LA HOJA SEMANAL
(del 6 al 11 de julio)
Lunes (6)
Santa María Goretti, virgen y mártir (14ª TO)
Palabras: “¡Ánimo hija! Tu fe te ha curado” (Mt 9,22)
Reflexión: Se le acercó por detrás y le tocó el borde de su manto
Propósito, durante el día: Señor, si quieres puedes curarme
Martes (7)
San Fermín, mártir (14ª TO)
Palabras: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos… (Mt 9,37)
Reflexión: … rogad, pues al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”
Propósito, durante el día: Te pedimos muchos sacerdotes santos
Miércoles (8)
Santos Aquila y Priscila, del Nuevo Testamento (14ª TO)
Palabras: “Jesús llamando a sus doce discípulos les dio autoridad …” (Mt 10,1)
Reflexión: … para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”
Propósito, durante el día: Que sea fiel a tu llamada, que siga tus consejos
Jueves (9)
Santa Paulina del Corazón de Jesús, virgen (14ª TO; Nª Sª de la Paz)
Palabras: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 10,8)
Reflexión: “Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca”
Propósito, durante el día: Unido a Ti, sumido en Ti, lleno de Ti
Viernes (10)
Santas Rufina y Segunda, mártires (14ª TO; viernes: día de penitencia)
Palabras: “Sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10,16)
Reflexión: “Mirad que os mando como ovejas entre lobos”
Propósito, durante el día: Lo que Tú quieras, como Tú quieras, porque Tú lo quieres
Sábado (11)
San Benito, abad, patrono de Europa (14ª TO)
Palabras: “El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre… (M19,29)
Reflexión: … mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna”
Propósito, durante el día: Madre, de tu mano siempre y hasta el cielo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 5, domingo (14º TO; ciclo A) son llamadas a la humildad: “Mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso, modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica” (Zc 9); “El Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo” (Rm 8); “Venid a mi todos los que estás cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso” (Mt 11). Con Jesús y con María.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Luego dice Jesús a sus discípulos: “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí” (v. 38). Se trata de seguirlo por el camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar atajos. No hay amor verdadero sin cruz, es decir, sin un precio a pagar en persona. Y lo dicen muchas madres, muchos padres que se sacrifican tanto por sus hijos y soportan verdaderos sacrificios, cruces, porque aman. Y si se lleva con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre está a nuestro lado para apoyarnos en la hora de la prueba más dura, para darnos fuerza y coraje. Tampoco es necesario inquietarse por preservar la vida, con una actitud temerosa y egoísta. Jesús amonesta: «El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí -es decir, por amor, por amor a Jesús, por amor al prójimo, por servir a los demás-, la encontrará» (v. 39). Es la paradoja del Evangelio. Pero también tenemos, gracias a Dios, muchos ejemplos. Lo vemos en estos días. ¡Cuánta gente, cuánta gente lleva cruces para ayudar a otros! Se sacrifica para ayudar a quienes lo necesitan en esta pandemia. Pero, siempre con Jesús, se puede hacer. La plenitud de la vida y la alegría se encuentra al entregarse por el Evangelio y por los hermanos, con apertura, aceptación y benevolencia.” (Angelus, día 28 de junio de 2020)
- “Porque hay una evolución en la vida de Pedro que puede iluminar el camino de nuestra vida. El Señor le concedió grandes gracias y lo liberó del mal: también lo hace con nosotros. De hecho, a menudo acudimos a Él sólo en momentos de necesidad, a pedir ayuda. Pero Dios ve más allá y nos invita a ir más lejos, a buscar no sólo sus dones, sino a buscarle a Él, que es el Señor de todos los dones; a confiarle no sólo los problemas, sino a poner en sus manos la vida. De esta manera, Él puede finalmente darnos la mayor gracia, la de “dar la vida”. Sí, dar la vida. Lo más importante en la vida es hacer de la vida un don. Y esto es válido para todos: para los padres con sus hijos y para los hijos con sus padres ancianos. Y aquí me vienen a la mente muchas personas mayores, que la familia deja solas, como —me permito decir—, como si fueran material de desecho. Y este es un drama de nuestro tiempo: la soledad de los ancianos. La vida de los hijos y nietos no se convierte en un don para los ancianos. Hacerse don para los casados y para los consagrados; es válido para todos, en casa y en el trabajo, y para todos los que nos rodean. Dios desea hacernos crecer en el don: sólo así podemos ser grandes. Crecemos si nos entregamos a los demás. Fijémonos en San Pedro: no se convirtió en un héroe porque fue liberado de la prisión, sino porque dio su vida aquí. Su don ha transformado un lugar de ejecución en el hermoso lugar de esperanza en el que nos encontramos.” (Angelus, día 29 de junio de 2020, san Pedro y san Pablo)
(5.07.20)
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