LO TRIBUTARIO (nº 604)

Derechos (37): ¿derechos del inspeccionado?

Establece el artículo 34.1. ñ) LGT que constituyen derechos de los “administrados tributarios”, entre otros, a ser informado al inicio de las actuaciones de comprobación o inspección sobre la naturaleza y alcance de las mismas, así como de sus derechos y obligaciones en el curso de tales actuaciones y a que las mismas se desarrollen en los plazos previstos en la ley”. Esta previsión se reitera: en el artículo 147.2 LGT que ordena que los inspeccionados “deben” ser informados al inicio de las actuaciones del procedimiento de inspección sobre la naturaleza y alcance de las mismas, así como de sus derechos y obligaciones en el curso de tales actuaciones”; y en el artículo 150.2 LGT que regula los plazos de conclusión del procedimiento de inspección y que dice que en la comunicación de inicio del procedimiento inspector se informará al “obligado tributario” del plazo que “le” resulte aplicable. Esta última es una curiosa construcción gramatical, porque el plazo obliga a la Administración, pero al “obligado tributario” se le informa del plazo que “le obliga”. En todo caso, parece que se trata de un derecho tanto en Inspección, como en Gestión, por la referencia a “comprobación e inspección” en vez de la habitual expresión: “actuaciones de comprobación e investigación” (ésta última legalmente prohibida a Gestión).

Sobre los plazos de duración de las actuaciones habría que decir mucho más. En un Taller de tributación la inquietud entre los asistentes se generaliza porque las experiencias pasadas por cada uno son para inquietarse. Pero si ese asunto se relaciona con los principios de legalidad y de seguridad jurídica (art. 9 CE) es suficiente repasar lo ocurrido cuando el RGIT/1986 estableció que corría la prescripción si las actuaciones se paralizaban más de seis meses (apareció el invento de las “diligencias argucia” y desde 1996 se dejó de recaudar 300.000 millones de pesetas por retrasos en la resolución de los expedientes de inspección); o cuando con la primera redacción del artículo 150 LGT/2003 se produjeron las sucesivas argucias en el cómputo de dilaciones imputables al inspeccionado que llevaron a múltiples sentencias que declaraban la prescripción; hasta el extremo que la reforma del precepto por la Ley 34/2015 alargó los plazos, eliminó la referencia a las dilaciones y regula diversas circunstancias que alargan el plazo legalmente establecido por causa de suspensión de actuaciones. En todo caso, el límite de duración es una apariencia más que un derecho de los administrados: El incumplimiento del plazo de duración del procedimiento no determinará la caducidad del procedimiento que continuará hasta su terminación sin interrumpir la prescripción (art. 150.6 LGT).

También parece conveniente recordar que el artículo 99.2 LGT regula que los administrados pueden (“tienen derecho a”) rehusar la presentación de los documentos que no resulten exigibles por las normas tributarias que, en general, son los que se deben conservar en relación con el cumplimiento de las obligaciones tributarias propias o de terceros” (art. 29 LGT). Desde luego, el administrado tiene derecho a ser asistido por un asesor cuando lo considere conveniente en defensa de sus derechos (art. 53.1.g) Ley 39/2015 LPAC) que podrá ser su representante (art. 46.1 LGT). También tiene derecho a hacer las manifestaciones que considere convenientes y a que consten en diligencia con el valor probatorio legalmente establecido (art. 107 LGT). Y mucho más.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Domingo de Pascua de Resurrección. ¡Ha resucitado! ¡Jesucristo ha resucitado! “Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por el Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida” (Oración colecta de la misa del día)

El cristiano se confirma en su fe recordando: “Porque os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y después a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía y algunos ya han muerto. Luego se apreció a Santiago, y después a todos los apóstoles…” (1 Co 15, 1-7). Y también: “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, inútil es nuestra predicación, inútil es también nuestra fe… si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe, todavía estáis en vuestros pecados. E incluso los que han muerto en Cristo perecieron. Y si tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo sólo para esta vida, somos los más miserables de todos los hombres” (1 Co 15, 13-14. 17-19)

La Iglesia ofrece en la Liturgia una encantadora secuencia: “Ofrezcan los cristianos / ofrendas de alabanza / a gloria de la Víctima / propicia de la Pascua. / Cordero sin pecado / que a las ovejas salva, / a Dios y a los culpables / unió con nueva alianza. / Lucharon vida y muerte / en singular batalla / y, muerto el que es la Vida, / triunfante se levanta. / ¿Qué has visto de camino, / María en la mañana? / A mi Señor glorioso, / la tumba abandonada/ los ángeles testigos, / sudarios y mortaja. / ¡Resucitó de veras / mi amor y m esperanza! / Venid a Galilea, / allí el Señor aguarda; / allí veréis los suyos / la gloria de la Pascua. / Primicia de los muertos / sabemos por tu gracia / que estás resucitado; / la muerte en ti no manda. / Rey vencedor, apiádate / de la miseria humana / y da a tus fieles parte / en tu victoria santa. Amén. Aleluya.”

Y todo fue sencillo en tan gloriosa historia. “El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien tanto quería Jesús y les dijo: - Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el oro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos” (Jn 20, 1-9). En la meditación de este pasaje hay muchos detalles para que cada cristiano pueda vivirlos con Jesús: el amor de María Magdalena que hace madrugar sin esperar a la luz del día; la prisa con la que corre para anunciar lo sucedido; la carrera también de Pedro y de Juan; el respeto de Juan a Pedro, esperándolo para entrar en el sepulcro; y cómo se les abren los ojos de la fe a los dos.

No se concibe la Pascua sin celebrarla con el amor a la Madre de Dios y Madre nuestra.

LA HOJA SEMANAL
(del 13 al 18 de abril)

Lunes (13)

Lunes de la Octava de Pascua (en Pascua, “Regina coeli” en vez del “Angelus”)
Palabras: “Jesús les salió al encuentro y les dijo: - Alegraos” (Mt 28, 9)
Reflexión: Iban impresionadas y llenas de alegría a anunciarlo a los discípulos
Propósito, durante el día: Que te busque, Dios mío, que te encuentre y no te deje

Martes (14)

Martes de la Octava de Pascua
Palabras: “Mujer ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?” (Jn 20,15)
Reflexión: Jesús le dice: - María. Ella se vuelve y le dice: - Maestro
Propósito, durante el día: Jesús, llámame por mi nombre, ayúdame a reconocerte

Miércoles (15)

Miércoles de la Octava de Pascua
Palabras: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes …” (Lc 24,18)
Reflexión: … lo que ha pasado allí estos días?” Preguntaban a Jesús aparecido
Propósito, durante el día: Caminar con Jesús, hablar con Jesús, escuchar a Jesús

Jueves (16)

Jueves de la Octava de Pascua
Palabras: “Entonces les abrió el entendimiento para comprender … (Lc 24,45)
Reflexión: … las Escrituras” … “Vosotros sois testigos de esto”
Propósito, durante el día: Jesús, hazme testigo fiel, ayúdame a ayudar en la fe de otros

Viernes (17)

Viernes de la Octava de Pascua
Palabras: “Es el Señor” (Jn 21,7)
Reflexión: El discípulo amado ve con los ojos del amor
Propósito, durante el día: Jesús, Jesús, sé para mí siempre Jesús

Sábado (18)

Sábado de la Octava de Pascua
Palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio … (Mc 16,15)
Reflexión: … a toda la creación”
Propósito, durante el día: Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 12, domingo (de Pascua de Resurrección) rebosan la alegría de la resurrección del Señor: “Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver” (Hech 10); “Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba” (Col 3); “Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él tenía que resucitar de entre los muertos” (Jn 20). Debemos ver y obrar con alma pascual, sabiendo que Dios nos ama; y pidiendo a la Madre que nos ayude en todo.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “El Señor nos sirvió hasta el punto de experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: “la traición y el abandono”.

“La traición”. Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: “Sea crucificado” (Mt 27,22). Fue traicionado por la institución religiosa que lo condenó injustamente y por la institución política que se lavó las manos. Pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida. Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada. Nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido. Esto sucede porque nacimos para amar y ser amados, y lo más doloroso es la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado. No podemos ni siquiera imaginar cuán doloroso haya sido para Dios, que “es” amor.

Examinémonos interiormente. Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas. Cuántos propósitos desvanecidos. El Señor conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos, sabe que somos muy débiles e inconstantes, que caemos muchas veces, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas. ¿Y qué hizo para venir a nuestro encuentro, para servirnos? Lo que había dicho por medio del profeta: “Curaré su deslealtad, los amaré generosamente” (Os 14,5). Nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús. Me abres tus brazos, me sirves con tu amor, continúas sosteniéndome... Por eso, ¡sigo adelante!”.

“El abandono”. En el Evangelio de hoy, Jesús en la cruz dice una frase, sólo una: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46). Es una frase dura. Jesús sufrió el abandono de los suyos, que habían huido. Pero le quedaba el Padre. Ahora, en el abismo de la soledad, por primera vez lo llama con el nombre genérico de “Dios”. Y le grita “con voz potente” el “¿por qué?”, el porqué más lacerante: “¿Por qué, también Tú, me has abandonado?”. En realidad, son las palabras de un salmo (cf. 22,2) que nos dicen que Jesús llevó a la oración incluso la desolación extrema, pero el hecho es que en verdad la experimentó. Comprobó el abandono más grande, que los Evangelios testimonian recogiendo sus palabras originales.” (Homilía en la misa del Domingo de Ramos, XXXV Jornada Mundial de la Juventud, 5 de abril de 2020)

- “Hoy os llevo en mi corazón y os llevo al altar. Sacerdotes calumniados. Muchas veces sucede hoy, que no pueden salir a la calle porque les dicen cosas feas, con motivo del drama que hemos vivido con el descubrimiento de las malas acciones de sacerdotes. Algunos me dijeron que no podían salir de la casa con el “clergyman” porque los insultaban; y ellos seguían. Sacerdotes pecadores, que junto con los obispos y el Papa pecador no se olvidan de pedir perdón y aprenden a perdonar, porque saben que necesitan pedir perdón y perdonar. Todos somos pecadores. Sacerdotes que sufren crisis, que no saben qué hacer, se encuentran en la oscuridad...” (Homilía, Jueves Santo, en la Cena del Señor, día 9 de abril de 2020)
(12.04.20)

Noticia fiscal. Se ha publicado la Orden HAC/329/2020, de 6 de abril (BOE del 9) por la que para 2019 se reducen los índices de rendimiento neto en la EOS del IRPF parala actividad agrícola y ganadera por diversas circunstancias extraordinarias.

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