LO TRIBUTARIO (nº 570)
Las fuentes del derecho (20): ¿buena fe?
Establece el artículo 3 de la Ley 40/2015, LRSP, después de decir que las Administraciones Públicas sirven con objetividad los intereses generales y actúan con sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho, que deberán respetar en su actuación y relaciones los siguientes principios: … c) Buena fe, confianza legítima y lealtad institucional. La lealtad institucional parece que se debe predicar para actuaciones y relaciones entre instituciones y la confianza legítima es un objetivo a conseguir (que los administrados se fíen de su Administración). En cambio, la buena fe es un principio al que la Administración debe ajustar su intenciones y propósitos en sus actuaciones y su forma de conducirse en sus relaciones con los administrados. Se trata de un aspecto a considerar en cada acto, en cada relación, de la Administración.
Porque es el único principio de los que la ley relaciona que tiene correspondencia con otro que se puede dar o no en el proceder de los administrados y porque respecto de estos ha sido objeto de regulaciones y pronunciamientos, parece conveniente atender a lo que en este ámbito se ha dicho y comprobar si es aplicable a las actuaciones y relaciones de la Administración. Así, el Real Decreto 2631/1985, sobre procedimiento para sancionar, regulaba (art. 14) la buena y la mala fe como criterios de graduación de las sanciones (art. 11.1.a) y, a esos efectos, daba un criterio general (el cumplimiento de las obligaciones tributarias), establecía que “se presumirá siempre” la buena fe si se lleva la contabilidad y los libros o registros tributarias exigidos si además han cumplido correctamente sus obligaciones tributarias formales y relacionaba casos en los que, entre otros, se entendía que se había actuado con mala fe (incumplimientos contables, inexactitudes en declaraciones, no aportar lo requerido o aportar datos falsos). La Ley 1/1998, de Derecho y Garantías de los Contribuyentes (art. 33.1) establecía una presunción de buena fe de los administrados, salvo prueba en contrario. En los seis años vigencia de esta ley hasta su derogación por la LGT/2003, la Administración no aplicó esa presunción legal. Derogada la Ley 1/1998, y aún en la actualidad, paradójicamente, se hizo frecuente en los pronunciamientos de los Tribunales la aplicación de la presunción de buena fe. Y existe una definición: “es la creencia íntima de que se ha actuado conforme a derecho, o que se poseen los bienes o se ejercitan los derechos o se cumplen las obligaciones, sin intención engañosa, abusiva o fraudulenta (TS 29-10-97).
En un Taller de tributación se concluye que la Administración ni tiene ni puede actuar con buena fe porque su obligación y única forma de proceder es con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho (art. 3 Ley 40/2015, RJSP), de modo que no es mala fe (circunstancia calificadora de una conducta), sino violación de su deber, cuando incumple las normas que la obligan (actos declarados nulos o anulados por sentencia). Ni siquiera la desviación de poder (utilización de una potestad para un fin distinto al que la justifica), como abuso de derecho, sería mala fe, porque en sí misma (art. 48 Ley 39/2015, LPAC) determina la anulación por infracción del ordenamiento. Y, siendo así, donde se puede localizar la mala fe de la Administración es en las omisiones (dejar de resolver, mantener la provisionalidad, no aplicar el principio de regularización íntegra, no motivar con claridad, no explicar el fundamento normativo de los actos…). No faltaron opiniones eruditas sobre la mala fe en los excesos, abusos, de Derecho.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
La presión fiscal en España en 2018 fue del 34,4% por encima de la media de los 36 países de la OCDE. Según el IEE, en 2019 la presión fiscal en España, 40,1%, es también superior a la media de la UE, 34,5%; se aconseja bajar el IS y el ISyD.
Adviento. Tercer domingo. Domingo “Gaudete”, en cuya Antífona de Entrada se dice: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca (Gaudete in Domine Semper: iterum dico, gaudete. Dominus enim prope est). Es como un oasis espiritual a mitad de camino del Adviento en un tiempo en el que la meditación intensa, la mortificación frecuente, el desprendimiento como norma habitual, pueden atraer la tentación de lo contrario a lo que debe ser limpiar, ordenar, airear, iluminar, preparar el alma para celebrar como merece el misterio de la Encarnación, la fiesta alegre de la Navidad. En la misa, las lecturas del ciclo A, en el libro de Isaías, llevan a ese mismo alegre paisaje: “El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría…Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.” (Is 35.1-6a.10)
El cristiano rebusca en sus recuerdos pasajes que le llenen de alegría y confianza: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos, / ya que él nos eligió antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor; / nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza y gloria de su gracia, nos hizo gratos en el Amado / en quien, mediante su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que derramó sobre nosotros sobreabundantemente con toda sabiduría y prudencia…” (Ef 1,3-8)
Y, pensando en el Niño Dios que va a nacer de la Virgen María, como si fuera un villancico, el cristiano trae de la memoria palabras referidas a la Sabiduría: “Cuando asentaba los cielos allí estaba yo, cuando fijaba un límite a la superficie del océano, cuando sujetaba las nubes en lo alto, cuando consolidaba las fuentes del océano, cuando ponía su límite al mar para que las aguas no lo traspasaran, cuando fiaba los cimientos de la tierra, yo estaba como artífice junto a Él, lo deleitaba día a día, jugando ante Él en todo momento, jugando con el orbe de la tierra, y me deleitaba con los hijos de Adán” (Prv 8, 27-31). Con recuerdos evangélicos: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba al principio junto a Dios. Todo se hizo por él, y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.” (Jn 1,1-3)
Alegría en el Adviento. Palabras de Jesús: “Ahora voy a Ti y digo estas cosas en el mundo, para que tengan alegría completa en sí mismos” (Jn 17,13). “Os volveré a ver y se os alegrará el corazón y nadie os quitará vuestra alegría (Jn 16,22). “Pedid y recibiréis para que vuestra alegría sea completa” (Jn 16,24). Encuentros con Jesús, ocasión de alegría: “Al ver al señor, los discípulos se alegraron” (Jn 20,20). Adviento, tiempo mariano: “Monstra te esse matrem, sumat per te precem qui pro nobis natus tulit esse tuus”: Muestra que eres Madre para que por ti acoja nuestra oración quien, nacido para nuestro bien, se hizo llevar en tu seno (del himno “Ave maris stella”, ss. VIII-IX)
LA HOJA SEMANAL
(del 16 al 21 de diciembre)
Lunes (16)
Santa Adelaida, emperatriz (3ª Adviento)
Palabras: “Os voy a hacer yo también una pregunta” (Mt 21,24)
Reflexión: Jesús confunde a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo
Propósito, durante el día: Señor, que aprenda a no juzgar, a no criticar
Martes (17)
Feria de Adviento (san Modesto de Jerusalén)
Palabras: “Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán” (Mt 1,1)
Reflexión: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús
Propósito, durante el día: Vivir piadosamente la semana anterior al Nacimiento
Miércoles (18)
Feria de Adviento (Expectación de María, Madre de la Esperanza, María de la O)
Palabras: “Resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo” (Mt 1,18)
Reflexión: Cuando José despertó hizo lo que dijo el ángel y llevó a María a su casa
Propósito, durante el día: Meditar en las confidencias de María y José
Jueves (19)
Feria de Adviento (san Anastasio I, papa)
Palabras: Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan” (Lc 1,13)
Reflexión: Irá delante del Señor
Propósito, durante el día: Jesús, María y José, que esté siempre con los tres
Viernes (20)
Feria de Adviento (santo Domingo de Silos, abad)
Palabras: “Por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios” (Lc 1,35)
Reflexión: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra
Propósito, durante el día: Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía
Sábado (21)
Feria de Adviento (san Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia)
Palabras: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1,42)
Reflexión: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Propósito, durante el día: María, madre mía, ampárame y guíame a la patria celestial
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 15, domingo (3º de Adviento, ciclo A) llaman a la alegría del Adviento en la espera de la llegada del Niño Jesús: “Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará” (Is 35); “Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca” (St 5); “¡Dichoso el que no se escandalice de mí!” (Mt 11). Estos días inmediatos a la Navidad deben estar llenos de amor: de Dios y a Dios, rebosando amor a los demás. Y muy cerca de María.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “3. San Francisco realizó una gran obra de evangelización con la simplicidad de aquel signo. Su enseñanza ha penetrado en los corazones de los cristianos y permanece hasta nuestros días como un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe. Por otro lado, el mismo lugar donde se realizó el primer belén expresa y evoca estos sentimientos. Greccio se ha convertido en un refugio para el alma que se esconde en la roca para dejarse envolver en el silencio.
¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado.
La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén. Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin embargo, su representación en el belén nos ayuda a imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a sentirnos implicados en la historia de la salvación, contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales.
De modo particular, el pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados (cf. Mt 25,31-46).” (Carta Apostólica “Admirabile signum”, en Greccio, Santuario del Pesebre, 1 de diciembre de 2019)
- “Me gustaría destacar también la palabra con la que María se define a sí misma en su entrega a Dios: se profesa “esclava del Señor”. El “sí” de María a Dios asume desde el principio la actitud de servicio, de atención a las necesidades de los demás. Así lo atestigua concretamente el hecho de la visita a Isabel, que siguió inmediatamente a la Anunciación. La disponibilidad a Dios se encuentra en la voluntad de asumir las necesidades del prójimo. Todo esto sin clamor y sin ostentación, sin buscar un puesto de honor, sin publicidad, porque la caridad y las obras de misericordia no necesitan ser exhibidas como un trofeo. Las obras de misericordia se hacen en silencio, en secreto, sin jactarse de hacerlas. También en nuestras comunidades estamos llamados a seguir el ejemplo de María, practicando el estilo de discreción y ocultación.” (Angelus, día 8 de diciembre de 2019)
- “Pablo nos enseña la perseverancia en la prueba y la capacidad de leer todo con los ojos de la fe. Hoy pedimos al Señor, por intercesión del apóstol, que reviva nuestra fe y nos ayude a ser fieles hasta el final de nuestra vocación de cristianos, de discípulos de los discípulos del Señor, de misioneros.” (Audiencia general, 11 de diciembre de 2019)
(15.12.19)
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