LO TRIBUTARIO (nº 566)
Las fuentes del derecho (17): ¿capacidad económica?
Establece el artículo 31.1 de la Constitución que “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica”. Y sigue diciendo que lo harán mediante un sistema tributario justo, igual para todos progresivo y no confiscatorio. Así, la premisa tiene una referencia subjetiva e individual (según la capacidad económica de cada uno) y el procedimiento es objetivo y general (el sistema tributario debe ser justo, igualitario, progresivo y no confiscatorio). Por otra parte, la capacidad económica es una referencia identificable y cuantificable, aunque admite criterios distintos. Así, el principio de capacidad económica, como criterio esencial de la tributación: a) se puede referir a lo que se tiene (patrimonio), a lo que se gana (renta) o a lo que se gasta (como manifestación indirecta de la capacidad económica); b) se puede cuantificar mediante valoraciones y permite atender a la utilidad marginal decreciente de cada una de las unidades que cuantifican la capacidad); c) y permite excluir la aplicación del principio del beneficio como criterio en que fundamentar un tributo (atendiendo a la utilidad que supone la actividad de la Administración para el contribuyente), como ocurriría en las tasas o en las contribuciones especiales.
Precisamente es el principio de capacidad económica de cada uno el que hace “más justo” el impuesto sobre la renta ganada que el impuesto sobre el patrimonio que se tiene (porque un patrimonio mayor puede ser menos rentable que otro menor) y que el impuesto sobre la renta gastada (porque el gasto es sólo una manifestación indirecta de la renta o del patrimonio). Y, del mismo modo, es el principio de capacidad económica el que llevó a considerar fiscalmente más adecuado el impuesto progresivo que el proporcional o el de capitación (por cabeza) igual para todos, porque cada unidad de renta que se gana tiene una menor utilidad (porque es menos precisa la necesidad a satisfacer a que se puede destinar) que la anterior unidad de renta ganada.
El sistema tributario que incluye impuestos sobre la renta ganada, sobre el patrimonio y sobre la renta o patrimonio gastados procura un elevado nivel de eficacia fiscal en la consideración y exigencia sobre la capacidad económica. Nivel que se eleva aún más con medidas particulares (como en el ISyD al aumentar el impuesto a pagar según el patrimonio preexistente del heredero; o como se hizo en el IRPF cuando se estableció un recargo sobre la cuota); aunque, como todos los excesos, puede llevar a la injusticia (“summum ius, suma iniuria”). Por otra parte, el criterio de capacidad económica se debilita con las exenciones, los incentivos fiscales, los regímenes especiales, los métodos objetivos de renta… Todo lleva a diferencias en la carga fiscal individual que puede ir de menos del 1%, como tributación efectiva para algunos contribuyentes con elevada capacidad, a más del 50% para otros o a un 20% como tributación media.
En un “Taller de tributación” no suele faltar el participante puntilloso que señala imprecisiones a corregir. Y que recuerda que, aunque el principio de capacidad económica es de apreciación individual, exige un cálculo global (la carga fiscal acumulada por todos los impuestos pagados o soportados) para cada contribuyente, lo que puede hacer inútil tanta reflexión, tanta ley. Y el coro de siempre completa el estado de ánimo al recordar que una cosa es la norma y otra su aplicación. Risas y llantos.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Ante el aumento de jubilaciones (en diez años, de 189 a 628), la Agencia procurará, en los procesos de selección, modernizar las pruebas y adaptarlas a los nuevos perfiles profesionales e, incluso, a la modernización del fraude. ¿Adiós al Derecho?
Cristo Rey del Universo. El cristiano celebra la proclamación como lo hace el corredor cuando llega a la meta, sudoroso, casi sin fuerzas, pero con una sonrisa y el corazón, latiendo a gran velocidad, se siente extremadamente feliz. Cristianismo es amor; pero no se puede olvidar que la vida del cristiano es lucha: “militia est vita hominis super terram”. Y también hay que recordar que esta vida es una sucesión de llegadas y salidas, como ocurre en las pruebas de triatlon, cuando al acabar de nadar, se empieza a correr para, luego, coger la bicicleta. El alma vive lo que medita y une en el corazón las dos referencias: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5) y, también: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Flp 4,13).
En este tiempo de transición litúrgica, el cristiano formado en la Escritura, como el escriba instruido en el Reino de los cielos, “saca de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas” (Mt 13,52) y trae a la memoria uno de los pasajes literariamente más bellos de la Biblia: “Cuando un sereno silencio lo envolvía todo y la noche estaba a la mitad de su curso, tu omnipotente Palabra desde el cielo, desde los tronos reales, se lanzó sobre aquella tierra desolada…” (Sab 18,14-15) y, evitando la terrible secuencia, salta a otro recuerdo, amable, entrañable: “Yo mismo les traeré remedio y medicina, los curaré y les mostraré sobreabundancia de paz y seguridad… Los purificaré de todas las culpas con que pecaron contra Mí, les perdonaré de todas las iniquidades que obraron conmigo y con las que me fueron infieles. Y será para Mí motivo de honra, de alegría, de alabanza y de gloria ante todas las naciones de la tierra cuando oigan todo el bien que Yo les haga, y temblarán y se turbarán del bien y la paz tan grande que Yo les voy a conceder” (Jr 33, 6. 8 y 9)
El cristiano encuentra en el Evangelio todo el ánimo necesario para superar miedos, cansancios, inquietudes y preocupaciones que surgen cuando mira lo que viene, lo que ahora empieza: tantos días, cada uno con agobio, con su contrariedad (v. Mt 6,34). “Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y la multitud se agolpaba alrededor para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaba lavando las redes. Entonces, subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: - Guía mar a dentro, y echad vuestras redes para la pesca. Simón le contestó: - Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes. Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudasen. Vinieron, y llenaron las dos barcas, de modo que casi se hundían.” (Lc 5,1-7)
¡Ánimo! “¿Quieres de verdad ser santo? – Cumple el pequeño deber de cada momento, haz lo que debes y está a lo que haces” (Camino, 815). “De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, no lo olvides- dependen muchas cosas grandes” (Camino, 755)
LA HOJA SEMANAL
(del 25 al 30 de noviembre)
Lunes (25)
Santa Catalina (34ª TO)
Palabras: “Esa pobre viuda ha echado más que nadie” (Lc 21,3)
Reflexión: Unos ricos echaban donativos; una viuda pobre, dos reales
Propósito, durante el día: Toma, señor, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste
Martes (26)
San Juan Berchmans S.I., religioso (34ª TO)
Palabras: Habrá espantos y grandes signos en el cielo” (Lc 21,11)
Reflexión: Todo será destruido
Propósito, durante el día: Dentro de tus llagas escóndeme
Miércoles (27)
Beato Raimundo Llull, (34ª TO)
Palabras: “Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; …” (Lc 21,18)
Reflexión: … Con vuestra perseverancia, salvaréis vuestras almas”
Propósito, durante el día: No permitas que me aparte de Ti
Jueves (28)
Santa Teodora, abadesa (34ª TO)
Palabras: “Verán al Hijo del hombre, venir en una nube con gran poder” (Lc 21,27)
Reflexión: Se acerca vuestra liberación
Propósito, durante el día: En la hora de mi muerte llámame y mándame ir a Ti
Viernes (29)
Santa Iluminada, virgen (34ª TO; empieza la Novena de la Inmaculada)
Palabras: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Lc 21,33)
Reflexión: Sabed que está cerca el reino de Dios
Propósito, durante el día: Que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos
Sábado (30)
San Andrés, apóstol (novena de la Inmaculada)
Palabras: “Vio a dos hermanos. A Simón… y a Andrés” (Mt 4,18)
Reflexión: Jesús les dijo: Venid y seguidme. Dejaron las redes y lo siguieron
Propósito, durante el día: Madre mía, yo me entrego enteramente a ti
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 24, domingo (34º TO, ciclo C; Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo) nos llaman y nos meten en el reino de Dios: “En presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel” (2 Sam 5); Dios Padre “nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención” (Col 1); “Jesús le respondió: - Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23). Hijos de Dios, hermanos de Cristo, protegidos del Espíritu Santo. Y nuestra Madre, en el cielo, feliz.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Los discípulos de Cristo no pueden permanecer esclavos de los temores y de las angustias, sino que están llamados a vivir la historia, a detener la fuerza destructiva del mal, con la certeza de que la ternura providencial y tranquilizadora del Señor acompaña siempre su acción de bien. Esta es la señal elocuente de que el Reino de Dios viene a nosotros, es decir, que la realización del mundo se acerca como Dios quiere. Es Él, el Señor, quien dirige nuestras vidas y conoce el propósito último de las cosas y los acontecimientos.” (Angelus, plaza de san Pedro, el día 17 de noviembre de 2019)
- “El evangelio de hoy nos habla de diez jóvenes invitadas a mirar el futuro y formar parte de la fiesta del Señor. El problema fue que algunas de ellas no estaban preparadas para recibirlo; no porque se hayan quedado dormidas sino porque les faltó el aceite necesario, el combustible interior para mantener encendido el fuego del amor. Tenían un gran impulso y motivación, querían participar del llamado y la convocatoria del Maestro, pero con el tiempo se fueron apagando, se les fueron agotando las fuerzas y las ganas, y llegaron tarde. Una parábola de lo que nos puede suceder a todos los cristianos cuando, llenos de impulsos y de ganas, sentimos el llamado del Señor a tomar parte en su Reino y a compartir su alegría con los demás. Es frecuente que, frente a los problemas y obstáculos —que muchas veces son tantos, como cada uno de ustedes en su corazón lo sabe muy bien—; frente al sufrimiento de personas queridas, o a la impotencia de experimentar situaciones que parecen imposibles de ser cambiadas, entonces la incredulidad y la amargura pueden ganar espacio e infiltrarse silenciosamente en nuestros sueños, haciendo que se enfríe nuestro corazón, se pierda la alegría y que lleguemos tarde.” (Homilía en la misa en la catedral de la Asunción, en Bangkok, Tailandia, el día 22 de noviembre de 2019)
- “Nuestra fe es en el Dios de los Vivientes. Cristo está vivo y actúa en medio nuestro, conduciéndonos a todos hacia la plenitud de vida. Él está vivo y nos quiere vivos. Cristo es nuestra esperanza (cf. Exhort. ap. postsin. “Christus vivit”, 1). Lo imploramos cada día: venga a nosotros tu Reino, Señor. Y al hacerlo queremos también que nuestra vida y nuestras acciones se vuelvan una alabanza. Si nuestra misión como discípulos misioneros es la de ser testigos y heraldos de lo que vendrá, no podemos resignarnos ante el mal y los males, sino que nos impulsa a ser levadura de su Reino dondequiera que estemos: familia, trabajo, sociedad; nos impulsa a ser una pequeña abertura en la que el Espíritu siga soplando esperanza entre los pueblos. El Reino de los cielos es nuestra meta común, una meta que no puede ser sólo para el mañana, sino que la imploramos y la comenzamos a vivir hoy, al lado de la indiferencia que rodea y que silencia tantas veces a nuestros enfermos y discapacitados, a los ancianos y abandonados, a los refugiados y trabajadores extranjeros: todos ellos sacramento vivo de Cristo, nuestro Rey (cf. Mt 25,31-46); porque “si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse” (S. Juan Pablo II, Carta ap. “Novo millennio ineunte”, 49).” (Homilía en la misa en el Estadio de Béisbol de Nagasaki en Japón, el día 24 de noviembre de 2019)
(24.11.19)
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