LO TRIBUTARIO (nº 472)

Procedimientos tributarios (5): documentación (y 3)

La degradación en el tratamiento de los administrados y el aumento de cargas formales sobre ellos, contra los principios que la propia ley (art. 3.2 LGT) proclama, se pone de manifiesto cuando se considera no sólo la normalización que se ha impuesto en todos los escritos que debe presentar el administrado, sino también y sobre todo al comprobar la generalizada exigencia de presentaciones por vía electrónica o telemática. Se podría considerar que se ha producido una violación de la dignidad de la persona en los términos regulados en el artículo 10.1 de la Constitución. La inconsistencia de jurídica de esas exigencias se puede deducir también del contraste de los preceptos que exigen modelos y formas de presentación en los escritos de los administrados con el respeto a su libertad de expresión que se evidenciaba en el artículo 102 LGT/1963 y que en gran parte subsiste en el artículo 119.1 LGT/2003: se considera declaración tributaria “todo documento presentado ante la Administración…”. Por otra parte, como es natural y desde antes que la LGT/1963, también están normalizados los documentos que se utilizan en las actuaciones y procedimientos de aplicación de los tributos. Y no sólo se producen según modelos de impresos normalizados, sino que también están regulados por ley su contenido y consideración.

- Diligencias. Así, el artículo 99.7 LGT dice, por una parte, que las diligencias son los documentos públicos que se extienden para hacer constar hechos, así como las manifestaciones del interesado o de la persona con la que se entiendan las actuaciones; y, por otra parte, que no pueden contener propuestas de liquidación. El artículo 107 LGT establece que las diligencias formalizadas en el curso de actuaciones y procedimientos tributarios tienen la naturaleza de documento público y hacen prueba de los hechos que motiven su formalización, salvo que se acredite lo contrario. Y se añade que los hechos contenidos en las diligencias aceptados por el interesado, así como sus manifestaciones se presumen ciertos y sólo podrán rectificarse mediante prueba de que incurrieron en error de hecho.

Debe quedar claro que las diligencias sólo pueden contener referencias a las actuaciones realizadas y a los hechos, sin incluir apreciaciones jurídicas o de otra naturaleza del empleado público que las escribe. El interesado tiene derecho a manifestar lo que considere conveniente en defensa de su derecho. No incluir sus manifestaciones o dificultar su presentación en un registro oficial sería contrario a Derecho, se debería denunciar, comunicando lo que se quería decir y lo ocurrido. Por otra parte, se debe señalar que las actas hacen prueba del porqué de la actuación en que se producen, pero como manifestaciones individuales no hacen prueba de hechos no aceptados o negados por el interesado. También conviene señalar que mientras los datos declarados por el administrado se consideran ciertos sólo para él (art. 108.4 LGT), los que constan en acta como hechos aceptados se consideran ciertos, salvo prueba de error de hecho.

- Actas. Las actas son documentos públicos formalizados por la Inspección y está regulado por ley su contenido (art. 133 LGT) y sus clases: con acuerdo, de conformidad, de disconformidad (arts. 154 a 157 LGT). En las actas se contiene la propuesta de resolución del procedimiento (art. 153 LGT). Su valor probatorio se regula en términos similares a las diligencias (art. 144 LGT).

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se ha convalidado el decreto ley que, según su preámbulo, como excepción a la regla general aplicable, cambiaba el sujeto pasivo de IAJD en los préstamos hipotecarios.

Adviento. El cristiano vive las semanas de Adviento, como viven las familias la espera de un nacimiento que ya está cerca. Para muchos cristianos la oración del “Angelus” es la que parece ajustada a este tiempo. Y la rezan despacio y con sentimiento: “El ángel del Señor anunció a María y concibió del Espíritu Santo”. ¡María ha concebido! ¡Dios ha venido y se ha hecho como nosotros! “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Pensar en el “Fiat” de María es sentirse dentro de una realidad de amor imposible de describir. Si la maternidad, toda maternidad, es maravilla de amor, aceptar, asumir y vivir como madre del Niño Dios es la mayor alegría que se puede imaginar. “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Dios, que es amor, hace lo que ni el mayor amor humano podría pensar. El Creador se hace criatura. El Infinito, el Eterno, se hace limitado en el tiempo, en el espacio, en todas las medidas. El Niño es un niño. Lo podemos coger, besar, acunar. Eso es, entre ilusión y sueño, en medio de la realidad del trajín de cada día, la vida del cristiano que espera la Navidad.

Sin que sea necesaria una explicación, precisamente ese ir y venir de las tareas diarias llevando en el corazón al Niño Dios que va a llegar, hace que el cristiano encuentre como lectura adecuada para el Adviento este pasaje del Evangelio: “Reunidos los apóstoles con Jesús explicaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y les dice: - Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían y ni siquiera tenían tiempo para comer. Y se marcharon en la barca a un lugar apartado ellos solos. Pero los vieron marchar, y muchos los reconocieron. Y desde todas las ciudades, salieron de prisa hacia allí por tierra y llegaron antes que ellos. Al desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión porque estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6,30-34)

Y otro pasaje. Buscando a Jesús, encontrando a Jesús: “Al día siguiente, la multitud que estaba al otro lado del mar vio que no había allí más que una sola barca, y que Jesús no había subido a ella con sus discípulos, sino que éstos se habían marchado solos. De Tiberíades otras barcas llegaron cerca del lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias al Señor. Cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún buscando a Jesús. Y al encontrarlo en la otra orilla del mar, le preguntaron: - Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?” (Jn 6,22-25)

Buscar a Dios es tarea fácil porque sabemos que está con nosotros de continuo. Encontrar a Jesús, escuchar su palabra, atender a su mirada, a sus gestos, anima a cambiar, a imitarle. Seguir a Jesús, tiene una condición: “Y les decía a todos: - Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí, ése la salvará” (Lc 9,23-24). Y también: “No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará: echarán en vuestro regazo una buena medida, apretada, colmada, rebosante: porque con la misma medida con que midáis se os medirá” (Lc 6,37-38). Adviento: camino a Belén

LA HOJA SEMANAL
(del 3 al 8 de diciembre)

Lunes (3)

San Francisco Javier S.I. presbítero (1ª de Adviento; 4º novena a la Inmaculada)
Palabras: “Voy yo a curarlo (Mt 8,7)
Reflexión: Respondió el centurión: No soy quien para que entres bajo mi techo
Propósito, durante el día: Presencia de Dios. Eucaristía. Comuniones espirituales

Martes (4)

San Juan Damasceno, presbítero y doctor (1ª Adviento; 5º novena a la Inmaculada)
Palabras: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra” (Lc 10,21)
Reflexión: Porque has revelado estas cosas a la gente sencilla
Propósito, durante el día: Metido en Dios, lleno de Dios

Miércoles (5)

San Sabas, abad (1ª de Adviento; 6º novena a la Inmaculada)
Palabras: “Me da lástima de la gente…” (Mt 15,32)
Reflexión: … Llevan tres días conmigo y no tienen qué comer”
Propósito, durante el día: Dios mío, confío en Ti; no te fíes de mí

Jueves (6)

San Nicolás, obispo (1ª de Adviento; 7º novena a la Inmaculada)
Palabras: “No todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos (Mt 7,21)
Reflexión: … sino el que cumple la voluntad de mi Padre”
Propósito, durante el día: Lo que quieras, como quieras, porque Tú lo quieres

Viernes (7)

San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia (1ª de Adviento; 8º novena Inmaculada)
Palabras: “Ten compasión de nosotros, Hijos de David” (Mt 9,27)
Reflexión: Jesús tocó los ojos a los dos ciegos y se les abrieron
Propósito, durante el día: Dios mío, que vea; Madre mía, que sea

Sábado (8)

La Inmaculada Concepción de la Virgen
Palabras: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis” (Mt 10,8)
Reflexión: Proclamad que el reino está cerca; curad, resucitad, limpiad
Propósito, durante el día: Madre mía, hazme útil para todos; llévame al cielo

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 2, domingo (1º de Adviento; ciclo C) nos animan a preparar la llegada del Hijo de Dios: “Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa que hice” (Jr 33); “Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos” (1 Tes 3); “Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se les viene encima” (Lc 21). Es bueno meditar el contraste de las dos venidas: del Niño Redentor y de Cristo, Juez y Salvador.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Jesús hoy nos pide que dejemos que Él se convierta en nuestro rey. Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, e indica —este rey— el camino al hombre perdido, da luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Él dará un sentido nuevo a nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores y nuestros pecados, solamente con la condición de que nosotros no sigamos las lógicas del mundo y de sus “reyes”.

Que la Virgen María nos ayude a acoger a Jesús como rey de nuestra vida y a difundir su reino, dando testimonio a la verdad que es el amor.” (Angelus, 25 de noviembre de 2018)

- “He aquí para lo que sirve buscar a Cristo en el Decálogo: para fecundar nuestro corazón para que esté cargado de amor y se abra a la obra de Dios. Cuando el hombre sigue el deseo de vivir según Cristo, entonces está abriendo la puerta a la salvación, la que no puede hacer otra cosa que llegar, porque Dios Padre es generoso y como dice el Catecismo, “tiene sed de que el hombre tenga sed de Él” (n. 2560).
Si hay deseos malos que contaminan al hombre (cf. Mateo 15, 18-20), el Espíritu depone en nuestro corazón sus santos deseos, que son el germen de la vida nueva (cf. 1 Juan 3, 9). La vida nueva, de hecho, no es el esfuerzo titánico para ser coherentes con una norma, sino que la vida nueva es el Espíritu mismo de Dios que empieza a guiarnos hasta sus frutos, en una sinergia feliz entre nuestra alegría de ser amados y su alegría de amarnos. Se encuentran dos alegrías: la alegría de Dios de amarnos y nuestra alegría de ser amados.

He aquí lo que es el Decálogo para nosotros cristianos: contemplar a Cristo para abrirnos a recibir su corazón, para recibir sus deseos, para recibir su Santo Espíritu.” (Audiencia general, día 28 de noviembre de 2018)

Noticia del blog. El día 28 de noviembre de 2018, a los 84 años, falleció el sacerdote que animó al nacimiento de este blog y que lo diseñó y dio color en su presentación que sigue inalterada. Su presencia y ejemplo permanece. Rezamos y nos encomendamos.

(2.12.18)

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