LO TRIBUTARIO (nº 450)

Funciones, Actividades y Actuaciones tributarias

La aplicación de los tributos tiene una regulación especial en la LGT y en su desarrollo reglamentario que se contiene en varios decretos. Como se trata de una regulación especial de una materia administrativa, hay que considerar como Derecho administrativo común, aplicable “supletoriamente” (en lo no regulado), el que se contiene en la Ley 39/2015, LPAC (D.Ad. 1º: actuaciones y procedimientos de aplicación de los tributos en materia tributaria y aduanera, así como su revisión en vía administrativa); y, “en todo caso”, en la Ley 40/2015, RJSP, (art. 1: en cuanto regula las bases del régimen jurídico, los principios, la organización y el funcionamiento de las Administraciones Públicas). Así ocurre, por ejemplo: por una parte, con la regulación de la validez, nulidad y anulabilidad de los actos administrativos o con los requisitos de motivación y de congruencia de las resoluciones administrativas; y, por otra parte, con los principios generales que rigen la actuación de las Administraciones Públicas.

En la LGT todo el Título III (arts. 83 a 179 LGT) se dedica a “la aplicación de los tributos” y habría que añadir el contenido del Título V (arts. 213 a 249 LGT) que regula la revisión en vía administrativa, si se tiene en cuenta que el artículo 83 referido al ámbito de la aplicación de los tributos, establece: “las funciones de aplicación de los tributos se ejercerán de forma separada a la de resolución de las reclamaciones económico-administrativas que se interpongan contra los actos dictados por la Administración”. Se debe entender que se trata de una diferencia formal en el ejercicio de funciones distintas, pero en desarrollo de la misma potestad: la determinación y exigencia de las obligaciones tributarias según lo dispuesto en la ley. En la revisión y en los recursos y reclamaciones no se procura otra cosa distinta de lo que se procura en las funciones de gestión, inspección y recaudación. En revisiones, recursos y reclamaciones es la propia Administración la que revisa sus propios actos de gestión, inspección o recaudación y la que determina lo procedente dando fin a la vía administrativa.

Por otra parte, además de esa necesaria consideración a la separación de las “funciones” señaladas, se debe avisar de que la LGT también se refiere a funciones específicas de los procedimientos de gestión (art. 117 LGT), de inspección (art. 141 LGT) y de recaudación (art. 160 LGT). Y también es obligado avisar de que la LGT se refiere a “funciones” en ámbitos más concretos. Así, el artículo 115 LGT regula las “potestades y funciones de comprobación e investigación”.

También es conveniente señalar la diferencia entre actividades y actuaciones. El artículo 83 LGT establece que la aplicación de los tributos comprende las “actividades” administrativas dirigidas a la información y asistencia a los administrados y a la gestión, inspección y recaudación, así como las actuaciones de los administrados en el ejercicio de sus derechos o en cumplimiento de sus obligaciones tributarias. Y lo mismo se dice respecto de las actividades y actuaciones en el marco de la asistencia mutua. Pero, como antes ocurría con las funciones, tampoco es precisa la LGT en lo que podría llevar a diferenciar “actividades” de la Administración y “actuaciones” de los administrados, puesto que a actuaciones “de la Administración” se refiere a actuaciones en los procedimientos de gestión (art. 117 LGT) y de inspección (arts. 141 y 148 LGT).

DE LO HUMANO A LO DIVINO

En el hemisferio norte, verano se asocia a calor y a variaciones en el trabajo, desde la jornada continua a la cesación de actividad lectiva, en la práctica, durante tres meses. Septiembre se identifica con el fin de las vacaciones, aunque no todos pueden disfrutarlas ni siempre ni para todos significan días de descanso y diversión. Es tiempo de volver a las tareas ordinarias de cada día. Y de retomarlas allí donde se dejaron.

Se resolvió, al fin, el asunto del deportista acusado de delitos contra la Hacienda. Como en todos los demás casos por igual infracción, se llegó a un acuerdo, se aceptó el delito y la culpa, se pagó lo procedente y no hubo prisión. Lo que ha llamado la atención de algunos es que, según la noticia, la Administración ha devuelto una importante cantidad porque el acusado, aconsejado a la vista de las circunstancias fiscales, procesales o sociales concurrentes, había regularizado su situación tributaria incluyendo rentas por las que no debía tributar. Y, claro, la reflexión se refería: tanto a la Administración que admitió ese ingreso excesivo, porque no se comprobó entonces o porque no ha sido necesario comprobar ahora; como a tan prudente consejero.

El cristiano vive en Cristo porque ha tenido un encuentro con Jesús, porque ha respondido a su llamada, porque se fue pero ha vuelto, como tantas veces antes en su vida. La vida del cristiano es caer y levantarse, es despistarse y volver de nuevo al buen camino. La vida del cristiano, como la de todo enamorado, es una lucha de amor: lucha entre el amar que “es darse por entero, para siempre y sin condiciones” y el amor al “yo”, que se deja seducir por los ídolos del propio capricho, de la ambición, del poder, de la soberbia sobre, contra y a pesar de los demás (cf. 1 Jn 2,16). La vida del cristiano es saber que “El Amor… ¡bien vale un amor!” (“Camino” nº 171). Y todos sabemos que Dios, ¡nada menos que Dios!, está a nuestro lado siempre y no nos abandona.

Septiembre es una nueva ocasión para “encontrarnos”, otra vez, con Jesús: como el paralítico de la piscina Betzata en Jerusalén: “El que había sido curado no sabía quién era, pues Jesús se había apartado de la muchedumbre allí congregada. Después de esto le encontró Jesús en el Templo y le dijo: - Mira, estás curado; no peques más…” (Jn 5, 13-14); como el ciego de nacimiento: “Oyó Jesús que le habían echado fuera, y cuando se encontró con él le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del Hombre? – Y ¿quién es, Señor, para que crea en él? - respondió. Jesús le dijo: - Si lo has visto: el que está hablando contigo ése es. Y él exclamó: - Creo, Señor. Y se postró ante él” (Jn 9, 35-38). Es tiempo de encuentro con Jesús, “Hic et nunc” (Aquí y ahora): en la reanudación de las tareas después de las vacaciones, en la salud recobrada o en la enfermedad; en el éxito y en el fracaso, en la traición y en el abandono de los amigos; en el sufrir del corazón que producen otros y en el consuelo de los que nos quieren bien; en el desánimo y en las ganas de comernos el mundo. Encuentro con Jesús, al empezar la semana, al empezar el día, en cada tarea, muchas veces al día: “… Que busques a Cristo. Que encuentres a Cristo. Que ames a Cristo…” (cf. “Camino” nº 382)

María, nuestra Madre, también buscó y encontró al niño Jesús, que se había quedado en Jerusalén “sin que lo advirtiesen sus padres” (ni se perdió ni lo perdieron). Encontraron a Jesús que “bajó con ellos, vino a Nazaret y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,51). “A Jesús siempre se va y se “vuelve” por María” (san Josemaría Escrivá, “Camino” nº 495)

LA HOJA SEMANAL
(del 3 al 8 de septiembre)

Lunes (3)

San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia (22ª TO)
Palabras: “Pero Jesús se abría paso entre ellos y se alejaba” (Lc 4,30)
Reflexión: Todos en la sinagoga lo empujaron hasta un barranco…
Propósito, durante el día: Buscar a Cristo, encontrar a Cristo, tratar a Cristo

Martes (4)

San Moisés, del Antiguo Testamento (22ª TO)
Palabras: “Se quedaban asombrados de su doctrina… (Lc 4,32)
Reflexión: … porque hablaba con autoridad”
Propósito, durante el día: “Dios mío: no te fíes de mí. Yo me fío de Ti”

Miércoles (5)

Santa Teresa de Calcula, virgen y fundadora (22ª TO)
Palabras: “Al hacerse de día, salió a un lugar solitario” (Lc 4,42)
Reflexión: En la tarde anterior había curado a muchos enfermos y posesos
Propósito, durante el día: “Dios mío, lo que quieras, cuando y hasta que quieras”

Jueves (6)

San Eleuterio, abad (22ª TO)
Palabras: “Dijo a Simón: - Rema mar adentro y echa las redes…” (Lc 5,4)
Reflexión: Hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red
Propósito, durante el día: “Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí”

Viernes (7)

Santa Regina, mártir (22ª TO)
Palabras: “A vino nuevo, odres nuevos” (Lc 5,38)
Reflexión: Jesús a los fariseos: cuando se lleven al novio, sus amigos ayunarán
Propósito, durante el día: En cada tarea: Jesús vamos a hacer esto Tú y yo

Sábado (8)

La Natividad de la Virgen María (22ª TO: de lo Llanos, del Pino, de la Peña…)
Palabras: “Mirad, la Virgen concebirá y dará a luz un hijo… (Mt 1,23)
Reflexión: …y le pondrá por nombre Enmanuel que significa Dios-con-nosotros”
Propósito, durante el día: ¡Felicidades, Madre, en tu cumpleaños! Hoy seré mejor

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 2, domingo (22º TO, ciclo B), nos animan a considerar la cercanía de Dios: “¿Hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros…? (Dt 4); “Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad nos engendró para que seamos como primicia de sus criaturas” (St 1); “… lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre” (Mc 7). Dios está cerca, nos ama como nadie puede amar, porque Dios es Amor; debemos corresponder con amor, cada uno y en todo

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “María es Madre. María es nuestra Madre es también Madre de la Iglesia, y a ella le confiamos hoy el camino del Pueblo fiel de Dios en esta “Isla esmeralda”. Pidamos que las familias encuentren apoyo en sus esfuerzos por difundir el Reino de Cristo y por ocuparse de los últimos de nuestros hermanos y hermanas. Que en medio de los vientos y las tempestades que azotan nuestros tiempos, sean las familias baluartes de fe y de bondad que, según las mejores tradiciones de la nación, resisten a todo lo que pretende disminuir la dignidad del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios y llamados al sublime destino de la vida eterna.” (Angelus, día 26 de agosto de 2018, en la explanada del Santuario de Knok, en Irlanda, en el IX Encuentro Mundial de las Familias)

- “Naturalmente, siempre habrá personas que se opondrán a la Buena Noticia, que “murmurarán” contra sus “palabras duras”. Pero, como san Columbano y sus compañeros, que afrontaron aguas congeladas y mares tempestuosos para seguir a Jesús, no nos dejemos influenciar o desanimar jamás ante la mirada fría de la indiferencia o los vientos borrascosos de la hostilidad. Incluso, reconozcamos humildemente que, si somos honestos con nosotros mismos, también nosotros podemos encontrar duras las enseñanzas de Jesús. Qué difícil es perdonar siempre a quienes nos hieren. Qué desafiante es acoger siempre al emigrante y al extranjero. Qué doloroso es soportar la desilusión, el rechazo, la traición. Qué incómodo es proteger los derechos de los más frágiles, de los que aún no han nacido o de los más ancianos, que parece que obstaculizan nuestro sentido de libertad. Sin embargo, es justamente en esas circunstancias en las que el Señor nos pregunta: “¿También vosotros os queréis marchar?” (Jn 6,67). Con la fuerza del Espíritu que nos anima y con el Señor siempre a nuestro lado, podemos responder: “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (v. 69). Con el pueblo de Israel, podemos repetir: “También nosotros serviremos al Señor, ¡porque él es nuestro Dios!” (Jos 24,18)” (Homilía en la misa el día 26 de agosto de 2018, parque Phoenix, de Dublín, IX Encuentro Mundial de las Familias)

- “163. En este camino, el desarrollo de lo bueno, la maduración espiritual y el crecimiento del amor son el mejor contrapeso ante el mal. Nadie resiste si opta por quedarse en un punto muerto, si se conforma con poco, si deja de soñar con ofrecerle al Señor una entrega más bella. Menos aún si cae en un espíritu de derrota, porque “el que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. … El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal”.

164. El camino de la santidad es una fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, pero al mismo tiempo requiere que estemos “con las lámparas encendidas” (Lc 12,35) y permanezcamos atentos: “Guardaos de toda clase de mal” (1 Ts 5,22). “Estad en vela” (Mt 24,42; cf. Mc 13,35). “No nos entreguemos al sueño” (1 Ts 5,6). Porque quienes sienten que no cometen faltas graves contra la Ley de Dios, pueden descuidarse en una especie de atontamiento o adormecimiento. Como no encuentran algo grave que reprocharse, no advierten esa tibieza que poco a poco se va apoderando de su vida espiritual y terminan desgastándose y corrompiéndose.” (Exh. Ap. “Gaudete et exsultate”)

(2.09.18)

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