LO TRIBUTARIO (nº 453)
Actuaciones en las obligaciones tributarias formales (2)
Aunque es conveniente insistir en que en todos los “procedimientos” administrativos hay “actuaciones”, la consideración de la normativa reguladora de unos y otras obliga a señalar que también puede haber “actuaciones” que no lleguen a conformar un “procedimiento”. Tanto los “procedimientos” como las “actuaciones” se deben localizar en el ámbito de la “función” para la que unos u otras se desarrollan y que debiera servir para justificarlas, evitando la desviación de poder que anula los actos. Si se tratara de actos y procedimientos todo sería más sencillo, pero la LGT/2003 decidió separar (art. 83 LGT), primero, actividades de la Administración y actuaciones de los administrados para, después, regular que hay “actuaciones” de la Administración, en obligaciones formales y en la gestión e inspección de los tributos. Por otra parte, señalando que la aplicación de los tributos comprende las “actividades” de información, asistencia, gestión, inspección y recaudación (art. 83.1), establece que la aplicación de los tributos se desarrolla a través de los procedimientos de gestión, inspección, recaudación y otros.
El RD 1065/2007 desarrolla la LGT, primero, relacionando las actuaciones (arts. 2 a58) y, luego, regulando su contenido. 1) Respecto de las actuaciones de comprobación censal se regula: la gestión de las declaraciones censales (art. 16); las actuaciones de comprobación (art. 144) y el procedimiento de rectificación censal (art. 145); sin necesidad de procedimiento, se regula la rectificación de oficio (art. 146). 2) En cuanto al NIF se regula la revocación (art. 147). 3) Se regula el procedimiento para la comprobación del domicilio fiscal (arts. 146 a 152): competencia, iniciación y tramitación, efectos y especialidades cuando se inicia a solicitud de una comunidad autónoma. 4) También se regula las “actuaciones” de control de presentación de declaraciones, autoliquidaciones y comunicaciones de datos (art. 153), señalando las causas que determinan los requerimientos, aunque el precepto termina regulando cuándo termina el “procedimiento” de control de presentaciones.
Como no podía ser de otro modo, en la incertidumbre que caracteriza nuestra normativa tributaria, también hay un artículo (art. 154) que, aunque se incluye en la subsección titulada “actuaciones” de control de “otras obligaciones formales”, empieza diciendo: “El procedimiento para la comprobación de obligaciones tributarias formales distintas de las reguladas en las subsecciones anteriores”: actuaciones, procedimiento… Parece un esquema y una regulación manifiestamente mejorable, al menos, en los conceptos.
No debe quedar sin referencia propia la regulación de la “cuenta corriente tributaria” (arts. 138 a 143): quienes pueden acogerse, deudas y créditos objeto de anotación en el sistema; procedimiento para la inclusión en el sistema; y efectos sobre los créditos y débitos, determinación del saldo de la cuenta y exigibilidad y finalización del sistema. El sistema consiste en que los créditos y débitos que deban ser objeto de anotación no serán exigibles individualmente durante la vigencia de la cuenta corriente tributaria, sino únicamente por el saldo resultante de las misma tras la liquidación. La totalidad de los créditos y débitos que se deben anotar se computarán para la liquidación de la cuenta con efectos desde el día del vencimiento del plazo de autoliquidación e ingreso de la deuda tributaria o del acuerdo de devolución derivada de la normativa del tributo.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Mientras unos acuerdan la condena, pagan y se van, una autoridad se alegra de que, aunque se ha reducido el número de delitos denunciados, desde los 1014 de 2011 a 226 en 2017, ha aumentado el número de sentencias favorables, o sea condenatorias, desde el 57% al 75%. Si es porque se delinque menos, es bueno que haya menos casos denunciados; en cambio, sigue siendo preocupante que haya denuncias infundadas; aunque sólo fuera una: es un atentado grave contra la Justicia; y sin resarcimiento.
El cristiano sabe que su religión, su vida religada a la fe que es un don de Dios, es la consecuencia de un encuentro con Jesús. Un encuentro en las circunstancias más diversas en el transcurso de la vida ordinaria; un encuentro con Dios, nada menos, que me busca y se hace el encontradizo y me llama. Una llamada, vocación a seguir toda esta vida con Él y para siempre; una llamada que espera amorosamente que respondamos: sí. Y si nos desviamos, si nos hemos perdido, si hemos abandonado a Dios en un rincón de nuestra alma, si hemos negado o renegado de Dios que es Amor, también sabe el cristiano, nosotros, yo, que Dios nos sigue llamado, nos espera y nos anima a volver a sus brazos. “Que busques a Cristo, que encuentres a Cristo, que ames a Cristo”. ¿He intentado, por lo menos, vivir la primera etapa? (cf. “Camino” nº 382)
Conviene volver una y otra vez, sin descanso y sin cansancio, a recordar que Dios está a nuestro lado, junto a ti, junto a mí, permanentemente: “Mira, estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20). Conviene descubrir a Dios en cada momento y recordar cómo llama: “Mientras caminaba junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés, su hermano que echaban la reda al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: - Seguidme y os haré pescadores de hombres. Ellos al momento dejaron las redes y le siguieron. Pasando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan su hermano, que estaban en la barca con su padre Zebedeo remendando sus redes, y los llamó. Ellos, al momento, dejaron la barca y a su padre y le siguieron” (Mt 4,18-22). Y también: “Al marchar Jesús de allí, vio a un hombre sentado al telonio que se llamaba Mateo, y le dijo: - Sígueme. Él se levantó y le siguió” (Mt 9,9). Esa es la llamada: “sígueme”, y así debe ser la respuesta: “al momento”, sin excusas ni rodeos.
Aquí, ahora, al escribir o al leer estas líneas, Dios está conmigo. Hay que aprovechar el instante: “Dios mío, gracias, perdón y ayúdame más”, como decía el Beato Álvaro del Portillo. Un instante, muchos instantes durante el día. Y al empezar cada tarea, en los parones para proseguir, decirle: “Jesús, vamos a hacer esto juntos”.
Estar con Jesús. Juan, el evangelista no olvidó la primera vez, ni la hora: “Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan (el Bautista) y dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo: - Ése es el Cordero de Dios. Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús. Se volvió Jesús y, viendo que le seguían, les preguntó: - ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: - Rabbi -que significa “Maestro”-, ¿dónde vives? Les respondió: - Venid y lo veréis. Fueron y vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era, más o menos, la hora décima” (Jn 1,35-40). Una tarde con Jesús. Jesús siempre con nosotros: “Le contestó Natanael: - ¿De qué me conoces? Respondió Jesús y le dijo: - Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi” (Jn 1,48)
LA HOJA SEMANAL
(del 17 al 22 de septiembre)
Lunes (17)
San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia (24ª TO)
Palabras: “No soy quien para que entre bajo mi techo” (Lc 7,6)
Reflexión: “Dilo de palabra y mi criado quedará sano”
Propósito, durante el día: Oración de intercesión, por todos los que lo necesiten
Martes (18)
San José de Cupertino, presbítero (24ª TO)
Palabras: “Al verla el Señor, le dio lástima” (Lc 7,13)
Reflexión: La viuda de Naín iba a enterrar a su hijo único. Jesús lo resucita
Propósito, durante el día: Oración de intercesión. Por las almas que necesitan ayuda
Miércoles (19)
San Jenaro, obispo y mártir (24ª TO)
Palabras: “¿A quién se parecen los hombres de esta generación? (Lc 7,31)
Reflexión: Oyen música y no bailan y lamentaciones y no lloran…
Propósito, durante el día: “¡Señor, que vea!”. Danos luz a los cristianos para verte
Jueves (20)
Santos Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros mártires en Corea (24ª TO)
Palabras: “Simón, tengo que decirte algo” (Lc 7,40)
Reflexión: Una pecadora unge a Jesús en casa del fariseo Simón. Jesús le amonesta
Propósito, durante el día: Dios mío, corrígeme, reorienta mi rumbo. Y solo lo hago mal
Viernes (21)
San Mateo, apóstol y evangelista (patrono de la Administración tributaria; 24ª TO)
Palabras: “Le dijo: - Sígueme. Él se levantó y lo siguió” (Mt 9,9)
Reflexión: En la mesa, en casa de Mateo, publicanos y pecadores se sentaron con Jesús
Propósito, durante el día: Dios nuestro, ampara al contribuyente que no actúa con dolo
Sábado (22)
Santos Mauricio y compañeros mártires (24ª TO)
Palabras: “Los de tierra buena son los que con corazón noble y generoso… (Lc 8,15)
Reflexión: … escuchan la palabra y la guardan y dan fruto perseverando”
Propósito, durante el día: Madre, enséñame a escuchar, ayúdame a callar
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 16, domingo (24º TO, ciclo B) nos muestran un esquema de vida cristiana: “Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará? (Is 50); “¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?” (St 2); “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mc 8). El plan es seguir a Jesús en todo lo que debemos hacer y lo que hemos de evitar, vivir en la continua presencia de Dios y confiar en su ayuda en la turbación. Y agarrarnos a Madre.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Este pasaje del Evangelio subraya la exigencia de una doble sanación. Sobre todo la sanación de la enfermedad y del sufrimiento físico, para restituir la salud del cuerpo; incluso esta finalidad no es completamente alcanzable en el horizonte terreno, a pesar de tantos esfuerzos de la ciencia y de la medicina. Pero hay una segunda sanación, quizá más difícil, y es la sanación del miedo. La sanación del miedo que nos empuja a marginar al enfermo, a marginar al que sufre, al discapacitado. Y hay muchos modos de marginar, también con una pseudo piedad o con la eliminación del problema; nos quedamos sordos y mudos delante de los dolores de las personas marcadas por la enfermedad, angustias y dificultades. Demasiadas veces el enfermo y el que sufre se convierten en un problema, mientras que deberían ser ocasión para manifestar la preocupación y la solidaridad de una sociedad en lo relacionado con los más débiles.” (Angelus, 5 de septiembre de 2018)
- “Pero sabemos bien que poder hacer aquello que se desea no basta para ser verdaderamente libres y ni siquiera felices. La verdadera libertad es mucho más. De hecho, hay una esclavitud que encadena más que una prisión, más que una crisis de pánico, más que una imposición de cualquier género: es la esclavitud del propio ego. Esa gente que todo el día se refleja para ver el ego. Y el propio ego tiene una estatura más alta que el propio cuerpo. Son esclavos del ego. El ego se puede convertir en un verdugo que tortura al hombre donde esté y le procura la más profunda opresión, la que se llama «pecado», que no banal violación de un código, sino un fracaso de la existencia y condición de esclavos (cf. Juan 8, 34). El pecado es, al final, decir y hacer ego. “Yo quiero hacer esto y no me importa si hay un límite, si hay un mandamiento, ni siquiera me importa si hay amor.” (Audiencia general, 12 de septiembre de 2018)
- 172 “Sin embargo, podría ocurrir que en la misma oración evitemos dejarnos confrontar por la libertad del Espíritu, que actúa como quiere. Hay que recordar que el discernimiento orante requiere partir de una disposición a escuchar: al Señor, a los demás, a la realidad misma que siempre nos desafía de maneras nuevas. Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente, a sus costumbres, a sus esquemas. Así está realmente disponible para acoger un llamado que rompe sus seguridades pero que lo lleva a una vida mejor, porque no basta que todo vaya bien, que todo esté tranquilo. Dios puede estar ofreciendo algo más, y en nuestra distracción cómoda no lo reconocemos.”
175 “Cuando escrutamos ante Dios los caminos de la vida, no hay espacios que queden excluidos. En todos los aspectos de la existencia podemos seguir creciendo y entregarle algo más a Dios, aun en aquellos donde experimentamos las dificultades más fuertes. Pero hace falta pedirle al Espíritu Santo que nos libere y que expulse ese miedo que nos lleva a vedarle su entrada en algunos aspectos de la propia vida. El que lo pide todo también lo da todo, y no quiere entrar en nosotros para mutilar o debilitar sino para plenificar. Esto nos hace ver que el discernimiento no es un autoanálisis ensimismado, una introspección egoísta, sino una verdadera salida de nosotros mismos hacia el misterio de Dios, que nos ayuda a vivir la misión a la cual nos ha llamado para el bien de los hermanos.” (Exh. Ap. “Gaudete et exsultate”)
(16.09.18)
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