LO TRIBUTARIO (nº 449)
La aplicación de los tributos (y 16): el procedimiento administrativo
Si en gramática una oración es el conjunto de palabras que, así, tienen un sentido completo, en Derecho Administrativo, el procedimiento es un conjunto de actos ordenados en su producción y contenido que concluyen con uno con el que se alcanza la resolución o, de otro modo, determina la terminación de actuaciones.
La Ley 39/2015 LPAC, regula la instrucción y la finalización. Establece cómo deben ser los actos de instrucción (en la forma más conveniente para los interesados que sea compatible en la medida que sea posible con sus obligaciones laborales o profesionales -art. 75.3-; adoptando las medidas necesarias para lograr el pleno respeto a los principios de contradicción y de igualdad entre los interesados: art. 75.4). En cualquier momento anterior al trámite de audiencia se puede aducir alegaciones y aportar documentos u otros elementos de prueba (art. 76). Y se regulan las pruebas admisibles, las rechazables y su valoración según la Ley 1/2000 LEC (art. 77), así como la práctica de la prueba (art. 78) y la petición, solicitud y emisión de informes (arts. 79 a 81)
Al considerar el procedimiento administrativo y, por tanto y en especial, en los procedimientos de aplicación de los tributos, se debe tener en cuenta que en la aplicación de los tributos la Administración que actúa no es “una parte” del procedimiento respecto de los administrados que serían la “otra parte”. La Administración no combate contra el administrado, está obligada a aplicar el ordenamiento jurídico y está reglada en sus competencias, actuaciones y facultades: no hay triunfo de la Administración sobre el administrado cuando resuelve. Ni siquiera en las reclamaciones económico-administrativas hay dos partes y un tribunal que resuelve, sino que en ese procedimiento la Administración revisa sus propios actos a la vista de lo que fundamenta y alega el administrado reclamante. Los administrados en el procedimiento son “interesados” (arts. 82).
Establece la ley (art. 82) que, “instruidos los procedimientos e inmediatamente antes de redactar la propuesta de resolución se pondrán de manifiesto a los “interesados”, o a sus representantes, para, en un plazo no inferior a 10 días ni superior a 15, alegar y presentar documentos y justificantes. Este trámite de audiencia pretende que el interesado conozca la totalidad del expediente, todo lo actuado, porque sólo sobre ese contenido se podrá decidir en la resolución. Por este motivo en la audiencia se puede completar o pedir que se complete el expediente, pero no es tiempo aún de alegar.
Ponen fin al procedimiento (art. 84) la resolución, el desistimiento, la renuncia al derecho en que se funde la solicitud si no está prohibido (arts. 93 y 94), y la caducidad (art. 95); también la imposibilidad material de continuar el procedimiento por causa sobrevenida. La resolución (art. 88) en el procedimiento administrativo decide todas las cuestiones planteadas por los interesados (congruencia) y aquellas otras derivadas del mismo (extensión); si se trata de cuestiones conexas no planteadas por los interesados, el órgano competente se puede pronunciar sobre ellas poniéndolo de manifiesto a los interesados para que aleguen y aporten los medios que estimen convenientes. La resolución en todo caso será motivada. Se debe resolver de forma expresa en todo caso (art. 21); no resolver en plazo determina caducidad (art. 25) o permite recurrir (art. 24).
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Ajicar, copero del rey Asarhadón, intercedió por Tobit que pudo regresar a su casa y le devolvieron a su esposa Ana y a su hijo Tobías. Una desgracia le tuvo ciego durante cuatro años, Ana se tuvo que poner a trabajar a sueldo, de costurera. Mientras en Nínive, Tobit pedía la muerte a Dios, ese mismo día, Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, escuchó injurias de una criada de su padre y también pidió la muerte a Dios. Esas oraciones fueron escuchadas y Dios envió a Rafael para curar a Tobit y para que Sara se pudiera casar con Tobias y así verse liberada del perverso demonio Asmodeo.
Se acordó Tobit del dinero que había dejado en depósito en Gabael en Ragués de Media. Y pensó: “Yo he pedido la muerte. ¿Por qué no llamo a mi hijo Tobias y le informa de ese dinero antes de morir? Llamó a su hijo y empezó un precioso discurso de últimas voluntades (Tb 4, 3-21): “… Hijo, acuérdate del Señor todos tus días y no quieras pecar ni vulnerar sus preceptos Realiza obras buenas todos los días de tu vida y no vayas por caminos de iniquidad…”. Respondió Tobías que haría todo lo mandado por su padre y salió a buscar a un hombre que le acompañara a Media y que conociera el camino. Encontró al ángel Rafael, que se presentó ante él, pero Tobías no sabía que fuera un ángel de Dios. Partieron hacia Media; en el río Tigris, como le dijo el ángel, Tobías agarró un gran pez que iba a devorar su pie, quitó y tiró los intestinos y guardó la hiel, el corazón y el hígado. Cuando llegaron a Media y estaban cerca de Ecbatana, Rafael dijo a Tobías: Conviene que esta noche nos hospedemos en casa de Ragüel. Tiene una hija llamada Sara y tú eres el pariente más cercano. Yo hablaré con el padre para que la recibas como esposa. Cuando regresemos de Ragüel celebraremos la boda. Tobías recordó que el demonio Asmodeo había matado a siete esposos cuando iban a acercarse a la muchacha. Rafael le recomendó que esa noche pusiera parte del hígado y del corazón del pez en las brasas del incienso: al inhalar ese aroma, el demonio huirá y no volverá. Y añadió: “No tengas miedo porque está destinada para ti desde la eternidad”.
En la noche esponsales, cuando terminaron de comer y de beber, decidieron ir a dormir. Acompañaron al muchacho y lo introdujeron en el aposento. Vencido el demonio, los esposos oraron para “suplicar al Señor que haga descender sobre nosotros misericordia y salvación” (Tb 8, 4-8). No murió el muchacho y dieron de nuevo gracias a Dios (Tb 8, 15-17). Transcurridos los catorce días de la boda, los que Ragüel había jurado dedicar a su hija, Tobías le pidió marchar a su casa. Salieron para Nínive y allí los esperaba Tobit. El perro seguía con ellos detrás de Rafael y de Tobías. Puso Rafael la hiel del pez en los ojos de Tobit y volvió a ver. Tobit se acercó a Sara y la bendijo: ¡Bienvenida seas, hija! ¡Bendito sea tu Dios que te ha traído hasta nosotros, hija! ¡Bendito sea tu padre, y bendito mi hijo Tobías, y también bendita tú, hija! Bienvenida a ésta tu casa con bendición y con gozo. ¡Entra hija! (Tb 11,17). Aquel día festejaron todos los judíos que vivían en Nínive; también vinieron los parientes y durante siete días celebraron con alegría las bodas.
Cuando murió su madre, Tobías la enterró junto a su padre y después se marchó con su esposa a Media. Se estableció en Ecbatana en casa de su suegro Ragüel. Cuidó de la ancianidad de sus suegros de forma digna y les dio sepultura en Ecbatana en Media. Murió estimado por todos.
LA HOJA SEMANAL
(del 27 de agosto al 1 de septiembre)
Lunes (27)
Santa Mónica (21ª TO)
Palabras: “Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren” (Mt 23,13)
Reflexión: Cerráis a los hombres el reino de los cielos
Propósito, durante el día: Dar testimonio del amor de Dios
Martes (28)
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia (21ª TO)
Palabras: “Ay de vosotros que… descuidáis lo más grave de la ley: … (Mt 23,23)
Reflexión: … el derecho, la compasión y la sinceridad”
Propósito, durante el día: Amabilidad, comprensión, disculpa con los otros
Miércoles (29)
Martirio de san Juan Bautista (21ª TO)
Palabras: “En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza…” (Mc 6,27)
Reflexión: Herodes respetaba a Juan sabiendo que era honrado y santo
Propósito, durante el día: Dejar los respetos humanos. El Amor merece mi amor
Jueves (30)
Santa Margarita Ward, mártir (21ª TO)
Palabras: “Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor (Mt 24,42)
Reflexión: Dicho el siervo que, al llegar el señor, lo encuentra portándose bien
Propósito, durante el día: Agradecer a Dios la vida; preparar con Dios mi muerte
Viernes (31)
Santos José de Arimatea y Nicodemo (21ª TO)
Palabras: “Las que estaban preparadas, entraron con él al banquete” (Mt 25,10)
Reflexión: Y se cerró la puerta
Propósito, durante el día: El cielo me espera. A Jesús por María
Sábado (1)
San Sixto de Reims, obispo (21ª TO; Nª Sª de los Ángeles del Puig)
Palabras: “Eres un empleado fiel y cumplidor; …” (Mt 25,21)
Reflexión: … como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante”
Propósito, durante el día: De tu mano, Madre, en todo momento y para siempre
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 26, domingo (21º TO, ciclo B) nos mantienen en la fidelidad a Dios: “También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!” (Jos 24); “Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano” (Ef 5); “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios” (Jn 6). Vivir continuamente en la presencia de Dios, nos hace asimilar la piedad como virtud: ser amables y comprensivos con todos; hacer de la vida oración.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “Cuando comulgamos recibimos la vida misma de Dios. Para tener esta vida es necesario nutrirse con el Evangelio y el amor de los hermanos. Ante la invitación de Jesús a alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre, podremos notar la necesidad de discutir y de resistir, como hicieron los que escuchaban a que se refiere el Evangelio de hoy. Esto sucede cuando nos esforzamos en configurar nuestra existencia como la de Jesús, en actuar según sus criterios y no según los criterios del mundo. Alimentándonos con este alimento podemos entrar en plena sintonía con Cristo, con sus sentimientos, con sus comportamientos. Esto es muy importante: ir a Misa y comulgar, porque recibir la comunión es recibir a este Cristo vivo, que nos transforma por dentro y nos prepara para el cielo” (Angelus, día 19 de agosto de 2018)
- “Se puede vivir una relación falsa con Dios. Jesús lo decía de aquellos doctores de la ley; hacían cosas, pero no hacían lo que Dios quería. Hablaban de Dios, pero no hacían la voluntad de Dios. Y el consejo que da Jesús es: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”. Se puede vivir una relación falsa con Dios, como aquella gente. Y esta Palabra del Decálogo es precisamente la invitación a una relación con Dios que no sea falsa, sin hipocresía, a una relación en la que nos fiamos de Él con todo lo que somos. En el fondo, hasta el día en que no arriesguemos nuestra existencia con el Señor, tocando con la mano que en Él se encuentra la vida, sólo hacemos teoría” (Audiencia general, día 22 de agosto de 2018) (trad. propia)
- 159. No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones (cada uno tiene la suya: la pereza, la lujuria, la envidia, los celos, y demás). Es también una lucha constante contra el diablo, que es el príncipe del mal. Jesús mismo festeja nuestras victorias. Se alegraba cuando sus discípulos lograban avanzar en el anuncio del Evangelio, superando la oposición del Maligno, y celebraba: “Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lc 10,18).
160. No aceptaremos la existencia del diablo si nos empeñamos en mirar la vida solo con criterios empíricos y sin sentido sobrenatural. Precisamente, la convicción de que este poder maligno está entre nosotros, es lo que nos permite entender por qué a veces el mal tiene tanta fuerza destructiva. Es verdad que los autores bíblicos tenían un bagaje conceptual limitado para expresar algunas realidades y que en tiempos de Jesús se podía confundir, por ejemplo, una epilepsia con la posesión del demonio. Sin embargo, eso no debe llevarnos a simplificar tanto la realidad diciendo que todos los casos narrados en los evangelios eran enfermedades psíquicas y que en definitiva el demonio no existe o no actúa. Su presencia está en la primera página de las Escrituras, que acaban con la victoria de Dios sobre el demonio. De hecho, cuando Jesús nos dejó el Padrenuestro quiso que termináramos pidiendo al Padre que nos libere del Malo. La expresión utilizada allí no se refiere al mal en abstracto y su traducción más precisa es “el Malo”. Indica un ser personal que nos acosa. Jesús nos enseñó a pedir cotidianamente esa liberación para que su poder no nos domine.” (Exh. Ap. “Gaudete et exsultate”)
(26.08.18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario