LO TRIBUTARIO (nº 444)

La aplicación de los tributos (11): documentación tributaria

La normativa de las relaciones personales es tanto más numerosa y detallista cuando mayor es la desconfianza entre quien tiene las potestades y quienes poseen derechos y deben cumplir obligaciones. En la relación tributaria, hic et nunc, la desconfianza mutua es total. Y se refleja en detalles como la regulación “por ley” de documentos.

- Se considera declaración tributaria todo documento presentado ante la Administración en el que se reconozca o manifieste la realización de cualquier hecho relevante para la aplicación de los tributos (art. 119.1 LGT). Presentar una declaración no implica aceptación o reconocimiento de la procedencia de la obligación tributaria. Reglamentariamente se podrá determinar los supuestos en que sea admisible la declaración verbal o la realizada por cualquier otro acto de manifestación de conocimiento. La declaración tributaria se ha complicado con el tiempo: no es sólo la comunicación de hechos, sino también de su trascendencia tributaria, lo que entraña una calificación jurídica y económica. Algún pronunciamiento identifica declaración con confesión extrajudicial. Se trata de un documento sospechoso cuyos datos sólo se considerar ciertos “para el declarante” (art. 108.4 LGT). Es un documento que, salvo excepciones (art. 128 a 130 LGT), no inicia procedimiento alguno, pero del que sólo se extraen consecuencias desfavorables (no cabe cambiar las opciones, no declarar en plazo bienes en el extranjero determina tributar como renta por su valor…).

- La autoliquidación es una declaración en la que, además de comunicar a la Administración los datos necesarios para que liquide el tributo, el propio declarante califica operaciones y cuantifica la deuda tributaria que debe ingresar. El legislador olvida la declaración-liquidación (normal en el IVA) que determina periódicamente la deuda exigible (art. 21.2 LGT) a diferencia de la autoliquidación (en el IVA, en cada operación y en factura). Se permite (art. 122 LGT) la declaración complementaria (incluyendo más datos) y la sustitutiva (corrigiendo datos anteriores), pero sólo la autoliquidación complementaria (mayor ingreso o menor devolución), estableciendo un procedimiento de rectificación (art. 120.3 LGT) en vez de la autoliquidación sustitutiva.

- Las diligencias (art. 107 LGT) son documentos que formaliza la Administración para dejar constancia de lo acontecido en una actuación o en un procedimiento: tienen naturaleza de documento públicos y hacen prueba de los hechos que motiven su formalización, salvo que se acredite lo contrario. Deben contener también, en su caso, la aceptación del interesado y sus manifestaciones que se presumen ciertas, salvo error de hecho. De modo semejante, se regulan las actas de inspección que contienen una propuesta de regularización (art. 144 LGT)

- Las comunicaciones de la Administración pueden ser documentos de información (art. 87 LGT) o relacionados con un procedimiento o actuación, con indicado de su objeto, alcance, motivación, trámite, requerimiento o citación (arts. 98.1, 99.7 LGT). La comunicación del administrado se regula como una declaración para que se determine una cantidad a devolver (art. 121 LGT), pero se debe admitir como toda manifestación formal a la Administración en el tiempo y modo que el administrado estime conveniente.

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Las propinas son rendimientos del trabajo, dice la DGT. Hay que leer el Código civil.

El cristiano vive del amor de Dios que es amor. Aunque, a veces, se olvida, se despista, se escapa, siempre llega el momento en que quiere volver, siempre vuelve, casi siempre. En un momento u otro, el cristiano se sabe amado por Dios y confía en Él.

- “Vuestra soy, para Vos nací, / ¿qué mandáis hacer de mí? / Soberana Majestad, / eterna Sabiduría, / bondad buena al alma mía; / Dios, alteza, un ser, bondad, / la gran vileza mirad / que hoy os canta amor así. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criaste; / vuestra, pues me redimiste; / vuestra, pues me sufriste; / vuestra, pues me llamaste; / vuestra, porque me esperaste; / vuestra, pues no me perdí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor, / que haga tan vil criado? / ¿Cuál oficio le habéis dado / a este esclavo pecador? / Veisme aquí mi dulce Amor, / Amor dulce, veisme aquí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón, / yo le ponga en vuestra palma, / mi cuerpo, mi vida y alma, / mis entrañas y afición; / dulce Esposo y redención, / pues por vuestra me ofrecí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida, / dad salud o enfermedad, / honra o deshonra me dad, / dadme guerra o paz crecida, / flaqueza o fuerza cumplida, / que a todo digo que sí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza / dad consuelo o desconsuelo, / dadme alegría o tristeza, / dadme infierno, o dadme cielo, / vida dulce, sol sin velo, / pues del todo me rendí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración; / si no, dadme sequedad, / si abundancia y devoción, / y si no esterilidad. / Soberana Majestad, / solo hallo paz aquí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría, / o por amor, ignorancia; / dadme años de abundancia, o de hambre y carestía; / dad tiniebla o claro día, / revolvedme aquí o allí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando, / quiero por amor holgar. / Si me mandáis trabajar, / morir quiero trabajando. / Decid, ¿dónde, cómo, cuándo? / Decid, dulce Amor, decí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor, / desierto o tierra abundosa, / sea Job en el dolor, / o Juan que al pecho reposa; / sea viña fructuosa / o estéril, si cumple así. / ¿Qué mandáis hacer de mí?

San José puesto en cadenas, / o de Egipto Adelantado, / o David sufriendo penas, / o ya David encumbrado; / sea Jonás anegado, o libertado de allí. ¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando, / haga fruto o no le haga, / muéstreme la Ley mi llaga, / goce de Evangelio blando; / esté penando o gozando, / solo Vos en mí viví. / ¿Qué mandáis hacer de mí? Vuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí?” (Teresa de Jesús)

LA HOJA SEMANAL
(del 23 al 28 de julio)

Lunes (23)

Santa Brígida, religiosa (16ª TO)
Palabras: “No se le dará más signo que el del profeta Jonás” (Mt 12,39)
Reflexión: Esta generación pide un signo. Los escribas y fariseos lo pedían
Propósito, durante el día: Ver a Dios en todo; ver a todos con los ojos de Dios

Martes (24)

San Balduino, abad (16ª TO)
Palabras: “El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo ése es… (Mt 12,50)
Reflexión: … mi hermano, y mi hermana, y mi madre”
Propósito, durante el día: Hágase, cúmplase, tu justísima y amabilísima voluntad

Miércoles (25)

Santiago, apóstol, patrono de España
Palabras: “¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?” (Mt 20,22)
Reflexión: “Lo somos”, contestaron los hermanos, Santiago y Juan
Propósito, durante el día: Oración por España, por la Iglesia española, por los españoles

Jueves (26)

San Joaquín y santa Ana, padre y madre de la Virgen María
Palabras: ¡Dichosos vuestros ojos porque ven! (Mt 13,16)
Reflexión: Muchos quisieron ver lo que vosotros veis
Propósito, durante el día: Pedir que me enseñen a ser como le gustaría a María

Viernes (27)

San Pantaleón, mártir (16ª TO)
Palabras: “Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra… (Mt 13,23)
Reflexión: … y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno
Propósito, durante el día: Dios mío, que sea como Tú quieres que sea

Sábado (28)

Santos Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, diáconos (16ª TO)
Palabras: “Su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó” (Mt 13,25)
Reflexión: Dejadlos crecer juntos y cuando llegue la siega arrancaré primero la cizaña
Propósito, durante el día: Madre mía, mientras mi vida alentare, todo mi amor para ti

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 22, domingo (16º TO; ciclo B; Santa María Magdalena, apóstol) nos hablan de paz y de amor de Dios: “Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá” (Jr 23); “ Así, unos y otros, podremos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu” (Ef 2); “Él les dijo: -Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco” (Mc 6). El cielo es estar junto a Dios; en el camino hacia el cielo Dios está a nuestro lado. Y su Madre, nuestra Madre, también.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Este episodio evangélico se refiere también a nosotros, y no solo a los sacerdotes, sino a todos los bautizados, llamados a testimoniar, en los distintos ambientes de vida, el Evangelio de Cristo. Y también para nosotros esta misión es auténtica solo a partir de su centro inmutable que es Jesús. No es una iniciativa de los fieles ni de los grupos y tampoco de las grades asociaciones, sino que es la misión de la Iglesia inseparablemente unida a su Señor. Ningún cristiano anuncia el Evangelio «por sí», sino solo enviado por la Iglesia que ha recibido el mandado de Cristo mismo. Es precisamente el bautismo lo que nos hace misioneros. Un bautizado que no siente la necesidad de anunciar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano.” (Angelus, día 15 de julio de 2016)

- “Alegría y sentido del humor

122. Lo dicho hasta ahora no implica un espíritu apocado, tristón, agriado, melancólico, o un bajo perfil sin energía. El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado. Ser cristianos es “gozo en el Espíritu Santo” (Rm 14,17), porque “al amor de caridad le sigue necesariamente el gozo, pues todo amante se goza en la unión con el amado … De ahí que la consecuencia de la caridad sea el gozo”. Hemos recibido la hermosura de su Palabra y la abrazamos “en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo” (1Ts 1,6). Si dejamos que el Señor nos saque de nuestro caparazón y nos cambie la vida, entonces podremos hacer realidad lo que pedía san Pablo: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos” (Flp 4,4).

125. Hay momentos duros, tiempos de cruz, pero nada puede destruir la alegría sobrenatural, que “se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo”. Es una seguridad interior, una serenidad esperanzada que brinda una satisfacción espiritual incomprensible para los parámetros mundanos.

128. No estoy hablando de la alegría consumista e individualista tan presente en algunas experiencias culturales de hoy. Porque el consumismo solo empacha el corazón; puede brindar placeres ocasionales y pasajeros, pero no gozo. Me refiero más bien a esa alegría que se vive en comunión, que se comparte y se reparte, porque “hay más dicha en dar que en recibir” (Hch 20,35) y “Dios ama al que da con alegría” (2 Co 9,7). El amor fraterno multiplica nuestra capacidad de gozo, ya que nos vuelve capaces de gozar con el bien de los otros: “Alegraos con los que están alegres” (Rm 12,15). “Nos alegramos siendo débiles, con tal de que vosotros seáis fuertes” (2 Co 13,9). En cambio, si “nos concentramos en nuestras propias necesidades, nos condenamos a vivir con poca alegría.” (Exh. Ap. “Gaudete et exsultate”)

(22.07.18)

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