LO TRIBUTARIO (nº 369)
Los impuestos indirectos (2): evolución
Los impuestos sobre la renta gastada, como manifestación indirecta de la capacidad económica, tanto en su aplicación en las aduanas (incluidas la entrada de caravanas por las puertas de las ciudades), como en su exigencia en las ventas producidas en ferias y mercados, estaban relacionadas con lo que era objeto de comercio (desde telas y ropa confeccionada a utensilios de loza o metal, desde verduras a cecina). La consecuencia natural fue la evolución hacía diversos impuestos. En su origen identificados por el producto o mercancía, como el impuesto sobre la sal, eran muchos hace cien años, como los impuesto sobre las cerillas de madera, sobre el papel de fumar, entre otros.
- Los intentos sistematización llevaron a distinguir entre impuestos generales sobre el consumo e impuestos especiales; y también entre impuestos sobre consumos generales e impuestos sobre consumos específicos y, en especial, los considerados como de consumo suntuario; e, igualmente, entre los impuestos sobre entregas y servicios en el ámbito empresarial y los impuestos sobre la renta gastada en adquisiciones de bienes o derechos convenidas entre particulares.
Antes de la reforma de 1978 nuestro sistema tributario estatal incluía: el Impuesto General sobre el Tráfico de Empresas (IGTE) que se exigía por las entregas y servicios, incluidas las importaciones, realizadas por empresarios; el Impuesto sobre el Lujo que se exigía en ventas de determinados productos (con curiosidades como las redecillas de pelos natural o la distinta tributación de los electrodomésticos según fueran o no de la línea blanca o sobre unos vinos y no sobre otros); los Impuestos Especiales (sobre el alcohol, sobre las bebidas alcohólicas, sobre la cerveza, sobre el tabaco y sus labores, sobre los hidrocarburos…); y, con antecedentes en los antiguos impuestos de Derechos Reales y del Timbre del Estado, un impuesto sobre las Transmisiones Patrimoniales (ITP) onerosas entre particulares, que incluía otras dos modalidades: sobre operaciones societarias (OS) y sobre actos jurídicos documentados (AJD).
Con la reforma de 1978 y, desde la integración en la CE en 1986, la imposición indirecta está integrada por: el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), exigido en operaciones realizadas por empresarios y profesionales y en importaciones; y el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, exigido, en general, en operaciones realizadas fuera del tráfico empresarial; y los Impuestos Especiales.
- Los intentos doctrinales de perfeccionamiento llevaron a imaginar modelos extremos. Por un lado, el impuesto único sobre la energía producida que, exigido desde a hidroeléctricas o térmicas hasta molinos de viento, se trasladaba en las posteriores transmisiones hasta que recayera sobre los consumidores finales de productos acabados con utilización de energía; y que hubo que desechar porque el gravamen en origen tendría que ser elevadísimo y por las evidentes dificultades de control en las sucesivas fases de transformación y comercialización. Y, por otro lado, el impuesto exigido sobre el consumo final, en todas y cada una de las adquisiciones de todos los consumidores; que era evidentemente incontrolable, desde luego, en un mercado interior y, más, en un mercado global. Transformado en impuesto “directo” sobre el gasto personal, de cada individuo, se aplicó temporalmente en el territorio de un Estado insular.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
En tiempos de cuantiosas fianzas exigidas como medidas cautelares y aunque el modelo sea dejar que pase el tiempo, a la vista de la relativamente fácil obtención de recursos provenientes de terceros para hacerlas efectivas, los tributaristas “de raza” se preguntan sobre el tratamiento tributario procedente según se trate de un préstamo (presunción de intereses para el prestamista; si no se exigen, renta para el prestatario) o de una transmisión (ganancia patrimonial sujeta al IRPF o donación sujeta al ISyD). Y también están los viajes y las estancias y los honorarios. Es un escaparate social que ofrece posibilidades fiscales que, de ser lícitas, deberían ser de aplicación general.
El cristiano encuentra textos que sirven como modelo de vida y de guía en el camino hacia el cielo. Al final del año litúrgico, esos textos iluminan la meta, animan el espíritu, sobreponen en los desalientos, en los descaminos, en los tropiezos y en las caídas. Y nos ayudan a levantarnos y a seguir alegres y cantando la etapa de cada día.
- “Como queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo de igual manera con ellos… amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada por ello; y será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y con los malos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará; echarán en vuestro regazo una buena medida, apretada, colmada, rebosante: porque con la misma medida con que midáis se os medirá” (Lc 6,31 y 35 a 38). Es un texto de oro, para saborear palabra por palabra.
- “Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; Enel espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecir a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios ante vosotros mismos… No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.” (Rm 12,9-16 y 21)
- Hay que arrinconar el “yo”: “Si alguno quiere venir detrás de mí que se niegue a sí mismo” (Lc 9, 23) y tomar la cruz cada día. Hay que tener confianza en Dios que es nuestro Padre, sabiendo que ve en lo oculto y que nos escucha (v. Mt 6, 6). “Bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que lo pidáis” (Mt 6, 8 y 32). “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os añadirán. Por tanto, no os preocupéis por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su contrariedad” (Mt 6, 33-34).
- Y hay que vivir en, del y por el amor del Amor: “Más esta fuerza tiene el amor, si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos. Y verdaderamente es así que, aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo contentamos a Dios, se nos hacen dulces” (santa Teresa de Jesús, “Fundaciones”, 5,7).
Todo es gracia. “Dios es todo y lo primero; Dios es lo que yo más quiero”
LA HOJA SEMANAL
(del 20 al 25 de noviembre)
Lunes (20)
San Benigno, obispo (33ª TO)
Palabras: “Señor, que vea” (Lc 18,41)
Reflexión: Le regañaban, pero él gritaba más fuerte
Propósito, durante el día: Dios mío, que no te olvide, que te vea en todo y en todos
Martes (21)
La Presentación de Nuestra Señora
Palabras: “¡Bendita tú entre las mujeres!” (Lc 1, 42)
Reflexión: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Propósito, durante el día: ¡A Jesús por María!
Miércoles (22)
Santa Cecilia, virgen y mártir (33ª TO)
Palabras: “Al que tiene se le dará” (Lc 19,26)
Reflexión: Al crecer en el amor a Dios y a los demás, el Amor da más amor
Propósito, durante el día: Dios mío, dame tu amor y tu gracia. Eso me basta
Jueves (23)
San Clemente I, papa y mártir (33ª TO)
Palabras: “Pero no reconociste el momento de mi venida” (Lc 19,44)
Reflexión: No sabemos el día ni la hora de la llamada
Propósito, durante el día: Constante en la oración, atento en lo que debo hacer
Viernes (24)
Santos Andrés Dung Lac y compañeros mártires de Vietnam (33ª TO)
Palabras: “Mi casa es casa de oración” (Lc 19,46)
Reflexión: El pueblo entero estaba pendiente de sus labios
Propósito, durante el día: Comuniones espirituales, visitas al sagrario, jaculatorias
Sábado (25)
Santa Catalina de Alejandría, mártir (33ª TO)
Palabras: “(en la vida futura) no se casarán…” (Lc 20,35)
Reflexión: Dios es un Dios de vivos; para Él todos están vivos
Propósito, durante el día: Madre, llévame al cielo con tu protección y consejo
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 19, domingo (33º TO; ciclo A), nos animan en la fidelidad cristiana en la vida ordinaria: “trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida” (Prov 31); “estemos vigilantes y atentos” (1 Tes 5); “como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante” (Mt 25). Para el amor, la lealtad, el estricto cumplimiento formal, es poco; la fidelidad es la entrega del corazón, que llena de amor lo esencial y los detalles. María y José aprendieron viendo al Niño crecer. Y están a nuestro lado queriéndonos.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “La condición para estar listos para el encuentro con el Señor no es solo la fe, sino una vida cristiana rica en amor y caridad hacia el prójimo. Si nos dejamos guiar por aquello que nos parece más cómodo, por la búsqueda de nuestros intereses, nuestra vida se vuelve estéril, incapaz de dar vida a los otros y no acumulamos ninguna reserva de aceite para la lámpara de nuestra fe; y ésta —la fe— se apagará en el momento de la venida del Señor o incluso antes. Si en cambio estamos vigilantes y buscamos hacer el bien, con gestos de amor, de compartir, de servicio al prójimo en dificultades, podemos estar tranquilos mientras esperamos la llegada del novio: el Señor podrá venir en cualquier momento, y tampoco el sueño de la muerte nos asusta, porque tenemos la reserva de aceite, acumulada con las obras buenas de cada día. La fe inspira a la caridad y la caridad custodia a la fe.” (Angelus, día 12 de noviembre de 2017)
- “Rezar, como todo verdadero diálogo, es también saber permanecer en silencio —en los diálogos hay momentos de silencio—, en silencio junto a Jesús. Y cuando nosotros vamos a misa, quizá llegamos cinco minutos antes y empezamos a hablar con este que está a nuestro lado. Pero no es el momento de hablar: es el momento del silencio para prepararnos al diálogo. Es el momento de recogerse en el corazón para prepararse al encuentro con Jesús. ¡El silencio es muy importante! Recordad lo que dije la semana pasada: no vamos a un espectáculo, vamos al encuentro con el Señor y el silencio nos prepara y nos acompaña. Permaneced en silencio junto a Jesús. Y del misterioso silencio de Dios brota su Palabra que resuena en nuestro corazón. Jesús mismo nos enseña cómo es realmente posible “estar” con el Padre y nos lo demuestra con su oración. Los Evangelios nos muestran a Jesús que se retira en lugares apartados a rezar; los discípulos, viendo esta íntima relación con el Padre, sienten el deseo de poder participar, y le preguntan: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11, 1). Hemos escuchado en la primera lectura, al principio de la audiencia. Jesús responde que la primera cosa necesaria para rezar es saber decir “Padre”. Estemos atentos: si yo no soy capaz de decir “Padre” a Dios, no soy capaz de rezar. Tenemos que aprender a decir “Padre”, es decir ponerse en la presencia con confianza filial. Pero para poder aprender, es necesario reconocer humildemente que necesitamos ser instruidos, y decir con sencillez: Señor, enséñame a rezar.
Este es el primer punto: ser humildes, reconocerse hijos, descansar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los cielos es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará por ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. (cf. Mateo 6, 25-32). Esta es la primera actitud: confianza y confidencia, como el niño hacia los padres; saber que Dios se acuerda de ti, cuida de ti, de ti, de mí, de todos.” (Audiencia general, día 15 de noviembre de 2017)
(19.11.17)
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