LO TRIBUTARIO (nº 366)
Conocer el IRNR (y 4): peculiaridades
La dependencia normativa del IRNR respecto del IRPF no impide algunas peculiaridades en el tratamiento de la renta de los no residentes.
a) Las entidades en atribución. El artículo 7 LIRNR establece que las rentas correspondientes a entidades en atribución (art. 10 TR LIRPF/04), así como las retenciones e ingresos a cuenta que hayan soportado, se atribuyen a los socios, herederos, comuneros o partícipes. Se trata de las herencias yacentes, las comunidades de bienes y los patrimonios separados, que no tienen personalidad jurídica, y las sociedades civiles, que sí la tienen. Estas entidades no tributan por la renta, sino que se atribuye a sus miembros o partícipes que la integran como renta propia. Se recuerda que hay sociedades civiles que no atribuyen renta, sino que tributan por la suya porque son contribuyentes por el Impuesto sobre Sociedades (art. 7 LS/2014: sociedades agrarias de transformación, sociedades civiles con objeto mercantil).
A efectos del IRNR la tributación de las entidades en atribución y de sus miembros (art. 34 LIRNR) depende de que estén constituidas en España y realicen una actividad (art. 35 LIRNR) o no (art. 36 LIRNR), de que estén constituidas en el extranjero (art. 37 LIRNR) con presencia en territorio español (art. 38 LIRNR) o no (art. 39 LIRNR).
b) Otra peculiaridad del impuesto es la opción para contribuyentes residentes en otros Estados miembros de la Unión Europea (art. 46 LIRNR) en cuanto sea una persona física que acredite que tiene fijado su domicilio o residencia habitual en un Estado de la UE. Cumpliendo las condiciones establecidas en la ley, sin perder su condición de contribuyente por el IRNR, puede optar por tributar por el IRPF por la renta obtenida en España, a un tipo de gravamen especial.
La opción se aplica también a los contribuyentes residentes en un Estado miembro de del Espacio Económico Europeo con el exista efectivo intercambio de información tributaria según la Ley 36/2006. Y no se aplica a los contribuyentes residentes en países o territorios calificados como paraísos fiscales (RD 1080/1991)
c) Las entidades residentes en un país o territorio que tenga la consideración de paraíso fiscal que sean propietarias o posean en España por cualquier título bienes inmuebles o derechos reales de goce o disfrute sobre ellos están sujetas al “gravamen especial sobre bienes inmuebles de no residentes” (art. 40 LIRNR). El tipo de gravamen (art. 43 LIRNR) es el 3% que se aplica a la base imponible (art. 41 LIRNR) que es el valor catastral o, en su defecto, valor según IP (proporcionalmente si se participa con otros en la titularidad del inmueble o del derecho).
Están exentos (art. 42 LIRNR): los Estados e instituciones públicas extranjeras, los organismos internacionales, las sociedades con actividad económica y las que coticen en mercados oficiales de valores. El gravamen es gasto deducible a efectos del IRNR. Se impuesto se devenga el 31 de diciembre de cada año y se autoliquida en enero (art. 45 LIRNR). No ingresar determina la exigencia por apremio sobre el inmueble. En las transmisiones por entidades sujetas al gravamen el inmueble queda afecto a su pago. Se regula (arts. 47 y 48 LIRNR) también la sucesión en la deuda y la responsabilidad.
DE LO HUMANO A LO DIVINO
Mientras todos los delincuentes habidos y por haber viven expectantes sobre las consecuencias de otros actos ilícitos, se convierte en anécdota la noticia del deportista que, habiendo convenido declararse culpable de un delito contra la Hacienda y pagar una importante cantidad de euros, ha provocado la ruptura del pacto al proponer ingresar algunos millones menos. Lo ocurrido puede ser una consecuencia de la nueva función del diálogo en el nuevo Derecho.
El cristiano es consciente de que “sólo una cosa es necesaria” (Lc 10,42) y procura convenir en esa dirección y objetivo con el ofrecimiento de la vida corriente de cada día, con la realidad ordinaria de su trabajo cotidiano, de sus obligaciones y de su ser y estar en las relaciones que tiene con familiares, amigos, compañeros o con cualquier otra persona. Santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar con el trabajo puede crear un hilo conductor sólido y flexible que convierte la vida en oración.
Los fallos, los despistes, los olvidos, los asaltos perdidos en la lucha con el “yo”, no desaniman al cristiano. Hay mucho amor, inmenso Amor, eterno Amor, todo un Dios, esperando, animando y dispuesto a acoger, a abrazar, a perdonar. Dios tiene paciencia con nosotros “porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan” (2 P 3,9). Dios perdonó gratuitamente todos nuestros delitos, “al borrar el pliego de cargos que nos era adverso y que canceló clavándolo en la cruz” (Col 2,14).
En ese caminar sobre la tierra, con el paso adecuado, animoso en la fatiga, en el caer y levantarse, y también en el descanso, con la vista y el corazón puestos en el cielo es inquietud natural que lleva a preguntar: “Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?” (Mt 19,16; Mc 10,17; Lc 18,18). La respuesta de Jesús es sencilla: “Pues si quieres entrar en la Vida, guarda los mandamientos… No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Es bueno repasar esas palabras, para hacer un examen de conciencia sobre nuestro hacer y no hacer, sobre nuestro amor.
Algún cristiano puede completar esa referencia con el entrañable pasaje de la madre que quiere lo mejor para sus hijos: “Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus dos hijos, y se postró ante él para hacerle una petición. Él le preguntó: -¿Qué quieres? Ella le dijo: -Di que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a derecha y otro a tu izquierda. Jesús respondió: - No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que he de beber? -Podemos -le dijeron… (Mt 20,20-22). “Los diez se indignaron”, dice el evangelio, pero eso no impide el examen de cada uno para ser consciente de si encomienda a Dios a sus hijos, como debe procurar lo mejor para ellos en esta vida.
No faltan los que se ven con méritos: “-Ya ves que nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido”, dijo Pedro y “Jesús les respondió: - Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa o mujer, o hermanos, o padres, o hijos por causa del Reino de Dios, que no reciba mucho más en este mundo y, en el siglo venidero, la vida eterna” (Lc 18,28-30). Son un regalo de esperanza las palabras de Jesús a los apóstoles en una disputa sobre quién sería el mayor: “-Vosotros sois los que habéis permanecido junto a mí en mis tribulaciones. Por eso yo os preparo un Reino, como mi Padre me lo preparó a mí” (Lc 22-28-29).
LA HOJA SEMANAL
(del 6 al 11 de noviembre)
Lunes (6)
San Pedro Poveda, mártir (31ª TO)
Palabras: “Cuando des un banquete, invita a los pobres” (Lc 14,13)
Reflexión: Te pagarán cuando resuciten los justos
Propósito, durante el día: Disponible. Servir, ayudar.
Martes (7)
San Florencio, obispo (31ª TO)
Palabras: “Insísteles hasta que se entren y se llene la casa” (Lc 14,23)
Reflexión: Las excusas de los invitados al banquete. Las tres llamadas
Propósito, durante el día: Disponible. En lo que hay que hacer; sin retraso ni prisas
Miércoles (8)
Los Cuatro Santos Coronados, mártires (31ª TO)
Palabras: “Quien no lleve su cruz detrás de mí… (Lc 14,27)
Reflexión: … no puede ser discípulo mío”
Propósito, durante el día: Gracias por las contrariedades, las deslealtades, las ofensas
Jueves (9)
Dedicación de la Basílica de Letrán (Nª Sª de la Almudena)
Palabras: “Cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos … (Jn 2,22)
Reflexión: … se acordaron de que lo había dicho…”
Propósito, durante el día: Unidad de vida. Presencia de Dios, tratar con Dios.
Viernes (10)
San León magno, papa y doctor de la Iglesia (31ª TO)
Palabras: “Los hijos del mundo son más astutos … (Lc 16,8)
Reflexión: … que los hijos de la luz”
Propósito, durante el día: Fidelidad a la voluntad de Dios. La cosa necesaria.
Sábado (11)
San Martín de Tours, obispo (31ª TO)
Palabras: “Dios os conoce por dentro” (Lc 16,15)
Reflexión: La arrogancia con los hombres, Dios la detesta
Propósito, durante el día: Dulce Madre, no te alejes, no apartes tus ojos de mí
(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)
Las lecturas del día 5, domingo (31ª TO, ciclo A) nos llevan ante Dios, Creador, Padre y Redentor, como decimos en el acto de contrición: “Yo soy el Gran Rey” (Mlq 1); “La palabra de Dios permanece operante en vosotros los creyentes” (1 Tes 2); “Uno solo es vuestro Padre, el del cielo” (Mt 23,11). No debemos olvidarlo, debemos repetirlo: Soy hijo de Dios. Dios es mi Padre. En la misa descubrimos que las oraciones las dirigimos a Dios Padre, sentimos la presencia del Espíritu Santo y estamos junto a Dios Hijo.
PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
- “La solemnidad de Todos los Santos es «nuestra» fiesta: no porque nosotros seamos buenos, sino porque la santidad de Dios ha tocado nuestra vida. Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios. Podemos compararlas con las vidrieras de las iglesias, que dejan entrar la luz en diversas tonalidades de color. Los santos son nuestros hermanos y hermanas que han recibido la luz de Dios en su corazón y la han transmitido al mundo, cada uno según su propia “tonalidad”.
Pero todos han sido transparentes, han luchado por quitar las manchas y las oscuridades del pecado, para hacer pasar la luz afectuosa de Dios. Este es el objetivo de la vida: hacer pasar la luz de Dios y también el objetivo de nuestra vida.
De hecho, hoy en el Evangelio Jesús se dirige a los suyos, a todos nosotros, diciéndonos “bienaventurados” (Mateo 5, 3). Es la palabra con la cual inicia su predicación, que es “Evangelio”, Buena Noticia porque es el camino de la felicidad. Quien está con Jesús es bienaventurado, es feliz. La felicidad no está en tener algo o en convertirse en alguien, no, la felicidad verdadera es estar con el Señor y vivir por amor. ¿Vosotros creéis esto? Debemos ir adelante, para creer en esto. Entonces, los ingredientes para una vida feliz se llaman bienaventuranzas: son bienaventurados los sencillos, los humildes que hacen lugar a Dios, que saben llorar por los demás y por los propios errores, permanecen mansos, luchan por la justicia, son misericordiosos con todos, custodian la pureza del corazón, obran siempre por la paz y permanecen en la alegría, no odian e, incluso cuando sufren, responden al mal con el bien. Estas son las bienaventuranzas.
No exigen gestos asombrosos, no son para superhombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día, para nosotros. Así son los santos: respiran, como todos, el aire contaminado del mal que existe en el mundo, pero en el camino no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús, aquel indicado en las bienaventuranzas, que son como un mapa de la vida cristiana.” (Angelus, día 1 de noviembre de 2017)
(5.11.17)
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