LO TRIBUTARIO(nº 362)

Conocer el IRNR (2): rentas obtenidas mediante establecimiento

El artículo 15 LIRNR establece que los contribuyentes que obtengan rentas mediante establecimiento permanente en España tributan por la totalidad de la renta imputable al establecimiento cualquiera que sea el lugar de su obtención; los contribuyentes que obtengan renta sin establecimiento permanente tributan separadamente por cada devengo total o parcial de las rentas sometidas a gravamen sin compensación entre ellas.

Son rentas imputables a un establecimiento permanente (art. 16 LIRNR) los rendimientos de su actividad económica, los rendimientos de capital derivados de elementos afectos al establecimiento y las ganancias o pérdidas patrimoniales derivadas de dichos elementos considerando como tales los vinculados funcionalmente al desarrollo de la actividad y, en caso de desafectación, se consideran afectos los elementos transmitidos dentro de los tres períodos impositivos siguientes a la desafectación. Reglas especiales se regulan para las participaciones en fondos propios de una entidad (sólo se consideran elementos afectos al establecimiento si éste es una sucursal registrada en el Registro Mercantil con los requisitos reglamentarios) y para la reexportación de bienes previamente importados por el mismo contribuyente.

Es posible que un contribuyente tenga diversos centros de actividad en España. Se consideran (art. 17 LIRNR) establecimientos distintos con tributación separada si sus actividades son claramente diferenciadas y se lleva separadamente la gestión. No cabe compensar las rentas entre estos establecimientos.

La base imponible del establecimiento permanente (art. 18 LIRNR) se determina siguiendo las reglas del IS con normas especiales respecto de: los pagos que efectúa a la casa matriz por cánones, intereses, comisiones por asistencia técnica o cesión de bienes o derechos; la participación razonable en gastos de dirección y generales de administración (el art. 15.2 LIRNR permite solicitar a la Administración la valoración según lo establecido en el art. 16.7 LIS); no son imputables cantidades por el coste de capitales propios de la entidad afectos al establecimiento. Se establecen reglas especiales para cuando las operaciones realizadas no cierren un ciclo mercantil, para obras de construcción, instalación o montaje en España. Se permite la compensación de bases negativas y se regula una imputación de renta (art. 18.5 LIRNR) por diferencia entre valores de mercado y contable en los elementos que se señalan.

La deuda tributaria (art. 19 LIRNR) resulta de aplicar un tipo fijo (35%, en general; 40% si la actividad es de investigación y explotación de hidrocarburos). Se exige una imposición adicional (19%) sobre la cuantía de las rentas del establecimiento transferidas al extranjero, salvo en los casos que se señalan. De la cuota del impuesto son deducibles bonificaciones y deducciones como en el IS y retenciones e ingresos a cuenta, así como los pagos fraccionados realizados (art. 23 LIRNR) con derecho a devolución por el exceso de pagos a cuenta anticipados (art. 19.6 LIRNR)

Esta tributación se completa con la regulación del período impositivo y devengo (art. 20 LIRNR), de la obligación de declarar (art. 21 LIRNR) y de las obligaciones registrales y formales (art. 22 LIRNR)

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Se ha publicado una resolución por la que se anula una sanción que se impuso sin notificar ni la iniciación del expediente sancionador, ni la puesta de manifiesto para hacer alegaciones. Podría haber diferentes justificaciones para esta forma de proceder: evitar que, por el tiempo que tarda en ser resuelto un expediente, se alargara el disgusto al sancionado; hacer realidad el derecho del administrado a un procedimiento sin dilaciones; no perder el tiempo porque la culpa estaba insita en la infracción.

El cristiano tiene motivos para hacer con buen ánimo el camino del cielo: somos hijos de Dios (“Mirad que amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios ¡y lo somos!”, 1 Jn 3,1), Dios es nuestro Padre que sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos (“Bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis”, Mt.6,32), todo lo que Dios nos da o permite es para nuestro bien (“Sabemos que todas las cosas cooperan al bien para de los que aman a Dios”, Rm 8,28). Dios nos ama con amor de Dios (“Como el Padre me amó, así os he amado yo”, Jn 15,9), como sólo Dios, que es el Amor, puede amar.

Dios quiere que todos se salven (“Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven”, 1 Tm 2,4); quiere que todos lleguemos al cielo, para estar con Él eternamente en la morada que nos tiene preparada desde el principio (“Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros”, Jn 14, 3). Pero, como dice san Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti” (sermón nº 169). Y, en la colaboración que Dios nos pide, es inevitable la lucha contra el propio “yo”, contra lo que queremos, contra lo que nos parece que debe ser, considerando preferente lo nuestro, lo que nos interesa. Hay un “yo” entrometido, crecido, terrible: “El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus adentros: Oh, Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo…” (Lc 18, 11-12). Y no faltan en el Evangelio pasajes en los que el “yo” provoca el desorden de las cosas:

- “… A otro le dijo: -Sígueme. Pero éste le contestó: -Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. -Deja a los muertos enterrar a sus muertos -le respondió Jesús-; tú vete a anunciar el Reino de Dios. Y otro dijo: -Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: - Nadie que pone su mano en el arado y mira atrás es apto para el Reino de Dios” (Lc 9, 59-62). Nada que ver con la llamada a otros, como Pedro y Andrés, Santiago y Juan (Mt 4,18-22), Felipe (Jn 1,43) o Mateo (Mt 9,9), que al “Sígueme” de Jesús respondieron dejándolo todo y siguiéndole.

- “Pero ellos no querían ir”, “Ellos, sin hacer caso, se marcharon: quien a su campo, quien a su negocio…” (Mt 22, 3 y 5) fueron, en la parábola, las excusas de los invitados a las bodas para no participar en el plan de Dios para salvarnos, contra lo que debe ser indiscutible preferencia: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos… Tan elevados como son los cielos sobre la tierra, así son mis caminos sobre vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos” (Is 55, 8 y 9). “Sólo una cosa es necesaria” fue la indicación de Jesús a Marta, cuando pedía ayuda en sus muchas ocupaciones (Lc 10, 42).

LA HOJA SEMANAL
(del 23 al 28 de octubre)

Lunes (23)

San Juan de Capistrano, presbítero (29ª TO)
Palabras: “Guardaos de toda clase de codicia” (Lc 12,15)
Reflexión: Lo que has acumulado, ¿de quién será?
Propósito, durante el día: Ayúdame, Dios mío, a no tener nada como propio

Martes (24)

San Antonio María Claret, obispo y fundador (29ª TO)
Palabras: “Y si los encuentra así, dichosos ellos” (Lc 12,38)
Reflexión: Siervos en vela para cuando venga el señor inesperadamente
Propósito, durante el día: Preparar el examen en el amor para el atardecer

Miércoles (25)

San Frutos de Segovia, ermitaño (29ª TO)
Palabras: Al que se le dio mucho, mucho se le exigirá (Lc 12,48)
Reflexión: El administrador solícito; el criado que no se porta bien
Propósito, durante el día: Anticipar el cielo, pedir ayuda en los fallos de amor

Jueves (26)

San Marciano, mártir (29ª TO)
Palabras: “He venido a prender fuego en el mundo” (Lc 12,49)
Reflexión: Fuego en los corazones. Fuego de fe, esperanza y caridad
Propósito, durante el día: Trabajo, ilusiones, acompasados al Corazón de Jesús

Viernes (27)

San Néstor, confesor (29ª TO)
Palabras: ¿Cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?” (Lc 12,56)
Reflexión: ¿Cómo no sabéis juzgar lo que se debe hacer?
Propósito, durante el día: Cada tarea, cada instante, para gloria de Dios

Sábado (28)

San Simón y san Judas, apóstoles (29ª TO)
Palabras: “Pasó la noche orando” (Lc 6,12)
Reflexión: Cuando se hizo de día escogió a doce de ellos
Propósito, durante el día: Madre mía, enséñame, ayúdame a ser apóstol

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 22, domingo (29º TO, ciclo A; Domund; san Juan Pablo II) nos recuerdan que Dios es nuestro Señor: “Fuera de mí, no hay dios” (Is 45); “Dios os ha elegido” (1 Tes 1); “Pagad al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios” (Mt 22). Frente a los ídolos a los que dedicamos tiempo, afanes, sin reparar en sacrificios ni costes, es preciso que paremos a pensar que Dios que es Padre, que sólo quiere lo mejor para nosotros, que necesita de nuestro amor para hacernos llegar al cielo.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Yo os invito ahora a cerrar los ojos y a pensar en ese momento: de nuestra muerte. Cada uno de nosotros que piense en la propia muerte y se imagine ese momento que tendrá lugar, cuando Jesús nos tomará de la mano y nos dirá: “Ven. Ven conmigo, levántate”. Allí terminará la esperanza y será la realidad, la realidad de la vida. Pensad bien: Jesús mismo vendrá donde cada uno de nosotros y nos tomará de la mano, con su ternura, su mansedumbre, su amor. Y cada uno repita en su corazón las palabras de Jesús: “Levántate, ven. Levántate, ven. Levántate, resucita”.

Esta es nuestra esperanza delante de la muerte. Para quien cree, es una puerta que se abre de par en par; para quien duda es un rayo de luz que se filtra por una puerta que no se ha cerrado del todo” (Audiencia general, día 18 de octubre de 2017)

(22.10.17)

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