LO TRIBUTARIO (nº 350)

Nociones de moral fiscal (6)

En la trascendencia moral de acciones y omisiones de los contribuyentes se aconseja distinguir entre deficiente cumplimiento -como cualquier otra infracción administrativa, incluidas las de tráfico- y fraude -incumplir y maquinar para que no se descubra.

2) LA OBLIGACIÓN DE TRIBUTAR. Son contrarias a la verdad las comunicaciones y su noticia que señalan los avances en la lucha contra el fraude comparando entre años los importes de deuda tributaria a ingresar (o de menor deuda tributaria a devolver) cuando lo cierto es que esas cantidades pueden tener origen en situaciones u operaciones no fraudulentas. Debe quedar claro que ni toda deuda tributaria por diferencias entre lo tributado y exigido es fraude, ni lo son todos los casos de sanción tributaria. La propia LGT (art. 184.3) dedica un apartado de un precepto a relacionar lo que se considera medios fraudulentos. Del mismo modo, en cuanto que es un concepto relevante, se regula (art. 184.2 LGT) qué se entiende por ocultación (no presentar declaración o presentarla con hechos u operaciones inexistentes o con importes falsos, u omitiendo total o parcialmente operaciones, ingresos, rentas, productos, bienes o datos que incidan en la deuda tributaria, con una tolerancia de diferencia hasta el 10%).

Esas referencias legales se deben relacionar con una breve historia de la tributación. Además de la explicación “económica (hay necesidades que se satisfacen individualmente, otras satisfacciones exigen actuaciones recíprocas y otras son necesidades comunes que se satisfacen con aportaciones colectivas), la “fiscal” llevaría a considerar que en el origen, antes de la solidaridad, los tributos se exigían a los extranjeros, a los vencidos; con muchas discriminaciones y hasta bien avanzada la Historia, los tributos se pagaban al soberano por los súbditos (excepto la nobleza y el clero); fue más adelante cuando se intuyó el principio de capacidad económica (que pague más quien más tenga, quien más gane, quien más gaste) y aparecieron los impuestos sobre el patrimonio, sobre las herencias y los cobrados a los comerciantes en ferias y mercados (la aduana en las puertas de la muralla; los pósitos en los arrabales, luego); y, con un saltín, se llega a la imposición sobre la renta personal (y los impuestos reales o de producto) exigiendo al contribuyente que declarara la verdad de los hechos. Afectaría a la moral no declararla o hacerlo de forma inexacta o incompleta.

Evidentemente el contribuyente conoce los hechos (sus bienes, sus actos, sus operaciones) y se exigía su declaración veraz. La LGT/1963 (art. 10) ya regulaba que por ley se podría establecer la obligación de autoliquidar a cargo del contribuyente. Liquidar quiere decir determinar la obligación tributaria (exenta, a ingresar, a devolver…); quiere decir conocer todas las normas aplicables al caso concreto, entender los términos en que la norma se expresa, a veces también conocer y comprender normas no tributarias (código civil, código de comercio, leyes reguladoras de sociedades, de concesiones administrativas…), ser capaz de manejar y aplicar conceptos tributarios (no sujeción, exención, bonificación reducción, deducción, rendimiento íntegro, neto, bruto, líquido, tipo de gravamen marginal, medio, efectivo…) y la técnica tributaria. Para conocer la trascendencia del asunto es suficiente que cada uno se pregunte si sabe hacer sus autoliquidaciones, si encarga a otros que se las hagan, si está tranquilo. (cont)

DE LO HUMANO A LO DIVINO

Habiendo dedicado el mes de agosto a repasar la historia de algunas mujeres de la Biblia y completando el repaso con la referencia a las mujeres del Evangelio, para un cristiano, hijo de María, parece obligado concluir ese contenido y empezar el curso que se inicia con un recuerdo a las mujeres en el misterio de la Redención.

- CALVARIO, DESDE LEJOS. “Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, las que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María -la madre de Santiago y de José- y la madre de los hijos de Zebedeo” (Mt 26, 55-56); “Todos los conocidos de Jesús y las mujeres que le habían seguido desde Galilea estaban observando de lejos estas cosas” (Lc 23, 49). Todos menos Juan lo habían abandonado. Las mujeres no. Estaban allí. ¿Y tú? ¿Y yo?

- JUNTO A LA CRUZ. “Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena” (Jn 19,25). Las tres Marías. Cerca de Jesús crucificado. Junto a la cruz. Es el momento de nuestro examen; de propósitos.

- SEPULTURA. Mientras José de Arimatea daba sepultura al cuerpo de Jesús: “Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro” (Mt 26, 61), “María Magdalena y María la de José, observaban dónde lo colocaban (Mc 15, 47). “Las mujeres que habían venido con él desde Galilea le siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue colocado su cuerpo. Regresaron y prepararon aromas y ungüentos. El sábado descansaron según el precepto” (Lc 23, 55-56). Al atardecer nos examinarán en el amor.

- RESURRECCIÓN. “Pasado el sábado, al alborear el día siguiente marcharon María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro” (Mt 28, 1); se les apareció un ángel. “Ellas partieron al instante del sepulcro con temor y gran alegría y corrieron a dar la noticia a los discípulos. “De pronto Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y le adoraron” (Mt 28, 9). “Pasado el sábado, María Magdalena y María la de Santiago y Salomé, compraron aromas …, muy de mañana, al día siguiente al sábado, llegaron al sepulcro cuando ya estaba saliendo el sol” (Mc 16, 1-2), y se les apareció un ángel. “Después de resucitar al amanecer del primer día de la semana se apareció en primer lugar a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios” (Mc 16, 9), les dijo a los discípulos que había visto a Jesús, pero no lo creyeron. “Al día siguiente al sábado, todavía muy de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado; y se encontraron con que la piedra había sido removida del sepulcro” (Lc 24, 1-2); se les aparecieron dos varones y anunciaron todo a los once y a los demás. “Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago; también las otras que estaban con ellas” (Lc 24, 10). “El día siguiente al sábado, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio quitada la piedra del sepulcro” (Jn 20, 1). Echó a correr y se lo dijo a Pedro y a Juan. María estaba junto al sepulcro y vio a dos ángeles que le hablaron. “Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús” (Jn 20, 14). Ser cristiano es haber encontrado a Jesús. Ël nos sale al encuentro, se hace el encontradizo. “Que busques a Cristo, que encuentres a Cristo, que trates a Cristo, que ames a Cristo” (san Josemaría)

En septiembre celebramos el cumpleaños de la Madre (día 8), su onomástica (día 12) y su colaboración en nuestra redención (día 15). Con ella y con Jesús: Nunc coepi!

LA HOJA SEMANAL
(del 11 al 16 de septiembre)

Lunes (11)

Santa Teodora de Alejandría, mártir (23ª TO; Nª Sª de la Cueva Santa)
Palabras: “Extiende el brazo” (Lc 6,10)
Reflexión: Jesús los mira, el hombre extiende el brazo, ellos se enfurecen
Propósito, durante el día: Con Jesús, atentos a su voluntad, conformados en Él

Martes (12)

Santo Nombre de María (23ª TO; Nª Sª Estibaliz, Fuensanta, Viñas, del Lluc)
Palabras: “Salía de Él una fuerza que curaba a todos” (Lc 6,19)
Reflexión: Venían a que los curara y quedaban curados
Propósito, durante el día: Con Jesús, pidiéndole consejo, ánimo, ayuda

Miércoles (13)

San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia (23ª TO)
Palabras: “Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres” (Lc 6,22)
Reflexión: Y os excluyan y os insulten y proscriban vuestro nombre
Propósito, durante el día: Con Jesús, ante la ingratitud, la traición, el abandono

Jueves (14)

La Exaltación de la Santa Cruz
Palabras: “Dios no mandó su hijo para condenar el mundo” (Jn 3,17)
Reflexión: Para que el mundo se salve por Él, para que los que creen tengan vida eterna
Propósito, durante el día: Ningún día sin cruz. Abrazar la cruz con alegría

Viernes (15)

Nuestra Señora de los Dolores (de las Angustias, de la Bien Aparecida, del Camino)
Palabras: “Mujer ahí tienes a tu hijo” (Jn 19,26)
Reflexión: … “Ahí tienes a tu madre”
Propósito, durante el día: Madre, Madre mía, Madre nuestra. Todo mi amor para ti

Sábado (16)

Santos Cornelio, papa. y Cipriano, obispo, mártires (23ª TO)
Palabras: “Porque lo que rebosa del corazón habla la boca” (Lc 6,45)
Reflexión: Cada árbol se conoce por su fruto
Propósito, durante el día: Madre, injértame en el amor a Dios: para que dé frutos buenos

(la reflexión y el propósito los fija cada uno, claro)

Las lecturas del día 10, domingo (23º TO; ciclo A; Nª Sª Maravillas) nos llaman a la colaboración en la santidad: “si tú pones en guardia al malvado y no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida” (Ez 33); “A nadie le debéis nada más que amor” (Rm 13); “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” (Mt 18). La oración por muchos, la corrección fraterna, la comunión con todos. La santidad no es cosa sólo de uno; todos ayudamos a todos.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO

- “Gastar los talentos propios, las energías y el propio tiempo solo para cuidarse, custodiarse y realizarse a sí mismos conduce en realidad a perderse, o sea, a una experiencia triste y estéril. En cambio, vivamos para el Señor y asentemos nuestra vida sobre su amor, como hizo Jesús: podremos saborear la alegría auténtica y nuestra vida no será estéril, será fecunda. En la celebración de la Eucaristía revivimos el misterio de la cruz; no solo recordamos, sino que cumplimos el memorial del Sacrificio redentor, en el que el Hijo de Dios se pierde completamente a Sí mismo para recibirse de nuevo en el Padre y así encontrarnos, que estábamos perdidos, junto con todas las criaturas.

Cada vez que participamos en la Santa Misa, el amor de Cristo crucificado y resucitado se nos comunica como alimento y bebida, porque podemos seguirlo a Él en el camino de cada día, en el servicio concreto de los hermanos. Que María Santísima, que siguió a Jesús hasta el calvario, nos acompañe también a nosotros y nos ayude a no tener miedo de la cruz, pero con Jesús crucificado, no una cruz sin Jesús, la cruz con Jesús, es decir la cruz de sufrir por el amor de Dios y de los hermanos, porque este sufrimiento, por la gracia de Cristo, es fecundo de resurrección.” (Angelus, 3 de septiembre de 2017)

- “La mención de las mujeres —ninguna de las aludidas en la genealogía tiene la jerarquía de las grandes mujeres del Antiguo Testamento— nos permite un acercamiento especial: son ellas, en la genealogía, las que anuncian que por las venas de Jesús corre sangre pagana, las que recuerdan historias de postergación y sometimiento. En comunidades donde todavía arrastramos estilos patriarcales y machistas es bueno anunciar que el Evangelio comienza subrayando mujeres que marcaron tendencia e hicieron historia.

Y en medio de eso, Jesús, María y José. María con su generoso sí permitió que Dios se hiciera cargo de esa historia. José, hombre justo, no dejó que el orgullo, las pasiones y los celos lo arrojaran fuera de esa luz. Por la forma en que está narrado, nosotros sabemos antes que José lo que le ha sucedido a María, y él toma decisiones mostrando su calidad humana antes de ser ayudado por el ángel y llegar a comprender todo lo que sucedía a su alrededor. La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la información, se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacer lo mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio.” (Viaje a Colombia. Homilía en la misa en Catama, Villavicencio, el día 8 de septiembre de 2017)

(10.09.17)

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